
Siempre me ha preocupado mucho lo que decían los demás.
Quería saber qué opinaban si hacia tal carrera, si salía el sábado por la noche o si me iba a un viaje o me quedaba en casa.
Reconozco que era una persona indecisa en algunos momentos, pero en realidad lo que me pasaba era que me importaba más la opinión de los demás que la mía propia.
Y hace unos días un amigo me recordaba esos tiempos, en los que siempre estaba preguntando a los demás qué debía hacer por mi salud, por mi felicidad, por mi éxito. Lo que estaba haciendo es creer que el mundo era el mejor crítico que uno puede tener para determinar su valía , su éxito, su felicidad.
A día de hoy, hablamos de desarrollo personal, de hacer oídos sordos a lo que digan los demás, a ser auténticos, a ser creativos y disruptivos… pero si nos fijamos seguimos viendo concursos en televisión que determinan si vales o no vales, si tu libro es bueno o no para alcanzar un premio o si tu cuerpo es ideal o no, para un trofeo.
Creemos que valemos, creemos que sabemos más que los demás,… pero aún así seguimos creyendo que el mundo es el mejor critico para nuestro éxito o nuestro fracaso.
Y no solamente estoy hablando de concursos, sino también de redes sociales. No podemos creer que valemos o no dependiendo de los likes, me gustas o de los comentarios que tengamos. Yo no soy un influencer ni me lo considero, pero llevo más de 10 años escribiendo siempre con la misma filosofía y con la misma idea, escribo para mí. Escribo lo que siento, escribo lo que veo o puedo creer que veo. Siempre lo he hecho así y siempre ( espero ) seguiré haciéndolo así. Y si hay una persona que le gusta lo que hago, se siente comprendida por alguno de mis escritos o libros, eso será aún mayor el éxito.
Pero siempre pienso que el mayor éxito que un ser humano puede y debe disfrutar, es el de ser uno mismo. (pd: sin hacer daño a los demás, recuerda)
Pero los demás no pueden determinar lo que debes hacer o no, cuando realmente sientes que tienes que hacer algo.
Si dejas de hacerlo te arrepentirás toda la vida. Si lo haces, el camino será duro, te lo aseguro, pero siempre con más recompensas personales y profesionales que si no lo hubieras hecho.
Queremos sentirnos queridos por ser nosotros mismos pero seguimos creyendo que si son los demás los que determinan la categoría de nuestras ideas, todo nos irá mucho mejor. Todos conocemos historias de personalidades famosas y no famosas, que si hubieran hecho caso a sus profesores de canto o de cualquier otra asignatura, ahora nos estaríamos perdiendo canciones como las de los Beatles o no estarías disfrutando de la carrera que siempre habías querido hacer y que tu profesora te decía que iba a ser imposible que consiguieras alcanzar.
El mundo es el peor de los jurados y es al que más caso le solemos hacer.
¿Por qué le hacemos caso?
.- Porqué creemos que por ser jurado ya tiene una reputación. Y por jurado estoy diciendo a una persona que tiene más formación que tú, más edad, o que te da más respeto
.- Porqué al creer que tiene más formación, más experiencia, sabrá distinguir lo que es bueno o no para nosotros, nuestra felicidad y futuro.
.- Porqué lo que buscamos es la seguridad de saber que estamos tomando la mejor decisión o la decisión que nos «recomienden» porqué no sufriremos caídas, miedos ni vergüenzas.
.- Porqué en definitiva no confiamos en nosotros mismos. Y creemos más en la confianza de los demás.
Un jurado no puede determinar tu futuro, tu confianza, tu talento o tu pasión.
Un jurado puedes escucharlo con sus recomendaciones, con sus experiencias, con sus miedos o sus éxitos, pero si les crees más que a ti mismo:
.- NO estarás aprendiendo por ti mismo, sino según las recomendaciones de los demás.
.- No estarás desarrollando tu creatividad, sino la mediocridad siendo como la gran mayoría.
.- No te estarás conociendo, sino que cerrarás tu «intuición» y creerás más en los demás que en ti mismo.
Creer más en la opinión del «jurado» que en la tuya misma, es ser uno más cuando podrías ser uno menos en la mediocridad.
Y lo peor de todo, darte cuenta por creer más en los demás que en ti, has estado perdiendo mucho tiempo en tu vida que luego no podrás recuperar.
El mundo es un crítico poco fiable. Confía en ti.
Pero tú decides.