Menos palabras y más hechos.

Photo by SHVETS production on Pexels.com

¡Cada día creo menos en las palabras y más en los hechos!

Cada día me cuesta más confiar en los demás. Antes era un ingenuo, creía en todo el mundo. Y así me pasaron cosas que me sorprendieron. Ahora solo confío ciegamente en 3 personas. ¿Y por qué este cambio?

Vivimos en un mundo saturado de palabras. Las encontramos en todas partes: en los medios de comunicación, en las redes sociales, en las conversaciones cotidianas. Las palabras son poderosas; tienen el poder de informar, persuadir, inspirar y consolar. Sin embargo, a medida que avanzamos en este mundo lleno de discursos vacíos, de mascaras, de amistades fingidas e interesadas y promesas incumplidas, es natural que nos cuestionemos la veracidad detrás de las palabras y pongamos más énfasis en los hechos.

La confianza es un pilar fundamental en nuestras interacciones humanas. Sin confianza, seguramente hubiéramos sido devorados por los dinosaurios. Confiar en las palabras de los demás es una forma de establecer vínculos y construir relaciones que con el tiempo, pueden llegar a ser significativas. Osea no te creas que ya es amigo o amiga alguien que te llama crack, o el gran… cuando de por medio puede haber intereses económicos o de algún tipo. Sin embargo, el abuso de las palabras y la manipulación han erosionado la confianza que depositamos en ellas. Cada día desconfiamos más de todo el mundo, no creemos a nadie aun pasado el tiempo y nos haya ido demostrando todo lo que decía. Han sido las «lecciones emocionales» las que nos están haciendo desconfiar de todo el mundo. Y luego están los que dicen que confían en el ser humano ciegamente y les llamamos «Happy Flower» y pensamos que son unos ingenuos. Pero más que nunca, nos encontramos rodeados de líderes políticos que pronuncian discursos grandilocuentes, que tras una derrota estrepitosa en las elecciones no reconocen sus errores pero si que la culpa la tienen los demás. Y lo peor de todo, que carecen de acciones tangibles para respaldar sus palabras. Empresas que prometen un cambio positivo, con un storytelling que nunca visto, pero que continúan operando de manera irresponsable, mintiendo a sus clientes y también a ellos mismos. Incluso en nuestras relaciones personales, nos hemos vuelto más escépticos y cautelosos, intentando aprender a leer entre líneas y buscar evidencia real de compromiso y sinceridad. Y aún así siempre ganará la opción que nos están mintiendo que realmente nos están diciendo la verdad no solo con las palabras, sino también con sus hechos.

Es en este contexto que los hechos cobran mayor relevancia. Los hechos son tangibles, objetivos y difíciles de negar. La gente ya no es gilipollas. Lo será una vez, quizá dos pero cuando se den cuenta que la has intentado engañar por tercera vez, el juego se te habrá acabado. La gente quiere hechos, quiere ver que lo que dices es verdad. No quiere esperar, ya no hay paciencia, quiere hechos. Mientras que las palabras pueden ser manipuladas ( y más con la inteligencia artificial en determinados ámbitos), tergiversadas (donde dije Diego, dije Antonio) o utilizadas como herramientas de engaño, los hechos son la evidencia irrefutable de lo que realmente ha ocurrido. Los hechos no necesitan explicación ni justificación, simplemente son. Y ante eso, solo hay una opción: ACEPTACIÓN. Es a través de los hechos que se construye la confianza genuina, sin «trampa ni cartón», ya que nos demuestran que las palabras no son solo meras promesas vacías.

La gente ya está cansada, en todos los ámbitos de la vida de la mentira, quiere verdad y gente de verdad. Gracias a las caídas, han ido aprendiendo y a día de hoy, mucha de ella, se encuentra empoderada y si ve una persona que no hace lo que dice, muy rara vez, le da una segunda oportunidad. Siempre hay excepciones, desde luego, pero Shrek 3 no es mucho mejor que la 1.

La desilusión ante las palabras vacías nos ha llevado a ser más exigentes y críticos. Nos hemos vuelto más inclinados a juzgar a las personas y organizaciones por sus acciones y logros, en lugar de dejarnos llevar únicamente por sus palabras. Antes nos dejábamos llevar por el físico, ahora ya nos preguntamos: «¿Qué habrá detrás de esa carta bonita?». Queremos ver resultados tangibles, impactos positivos y coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Los hechos nos muestran quiénes son las personas y organizaciones en realidad, más allá de sus discursos y promesas. Pero para ello, tenemos que desarrollar nuestro pensamiento crítico. No hace falta que nos hayan mentido una , dos o cien veces….Hace falta solo tener el coraje de pensar por uno mismo sin dejarse llevar por modas, lo que digan los demás o las apariencias.

Sin embargo, esto no significa que debamos descartar completamente el poder de las palabras. Las palabras bien utilizadas pueden ser una herramienta poderosa para inspirar, motivar y generar cambios positivos. ¿Quién no ha cambiado su actitud con un GRACIAS de un amigo o un TE QUIERO de un familiar? Pero es importante que las palabras estén respaldadas por acciones significativas y coherentes. Las palabras se las lleva el viento, son las acciones las que las atan al suelo. La autenticidad y la congruencia entre las palabras y los hechos son fundamentales para aumentar o reconstruir la confianza y fomentar una sociedad más honesta y transparente. Sé que soy un idealista pero también me pregunto: ¿El ser humano quiere honestidad y transparencia? ¿Está entrenado para la verdad? ¿O prefiere le mienten aún sabiéndolo ya que sus intereses siguen intactos?

En última instancia, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de discernir entre las palabras vacías y los hechos genuinos. Debemos ser críticos y escépticos ante las promesas exageradas y las declaraciones grandilocuentes. Salir corriendo de esos cursos que te dicen que te harán de oro nada más que lo hayas terminado o de esas personas que te dicen que son tus amigas y cuando les llevas la contraria, te mandan a la mierda… Por no hablar de todos los políticos o jefes que nada más entrar en la empresa te aseguran que en menos de 3 años, ya serás tú el jefe… CORREEEE…..Busquemos evidencias tangibles, resultados verificables y consistencia en las acciones de las personas y organizaciones. No se trata de olvidarnos para siempre del corazón y volvernos fríos, sino un equilibrio, razón y corazón. Y sobre todo, no ser un ingenuo las 24 horas del día, que como bien decían nuestros padres, nadie nada «duros a cuatro pesetas». Valorar los hechos por encima de las palabras nos permite tomar decisiones más informadas y establecer relaciones más sólidas. Te podrás equivocar o no, no es un método infalible pero lo que si te asegura, es que si te las dan con «queso» ya vas prevenido de antemano.

En un mundo donde las palabras pueden ser efímeras o creadas por un Inteligencia Artificial, creemos más en los hechos y nos ahorraremos muchos disgustos.

¿Sirve de algo lamentarse por algo que querías hacer?

Photo by Lakshman Jung Khadka on Pexels.com

El arrepentimiento es una emoción humana común. Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido tristes por decisiones pasadas y hemos experimentado el peso de los arrepentimientos. Sin embargo, en mi camino personal, he descubierto que no arrepentirme nunca de nada ha sido una filosofía liberadora y transformadora. En lugar de aferrarme a los lamentos y a los «qué hubiera pasado si...», he aprendido a abrazar cada experiencia y encontrar el aprendizaje en todas ellas. Aquí comparto algunas lecciones valiosas que he aprendido gracias a esta mentalidad.

  1. Las decisiones son oportunidades de crecimiento: Al no arrepentirme de nada, he comprendido que cada elección, incluso las que parecían equivocadas en su momento, me ha brindado una oportunidad invaluable de crecimiento personal. Tomé la decisión de escribir y me ha enseñado muchas cosas. Tomé la decisión de descubrir lo que sentía y que me gustaba y me ha enseñado más, que seguir haciendo lo que estaba haciendo hasta la fecha. Cada experiencia, ya sea buena o mala, ha contribuido a forjar mi carácter y ha ampliado mi perspectiva sobre la vida. Reconocer esto me ha permitido aceptar mis decisiones pasadas y seguir adelante sin cargar con el peso del arrepentimiento.
  2. El pasado no define mi presente: No permitir que el arrepentimiento se apodere de mi vida me ha enseñado que el pasado no tiene el poder de definir quién soy en el presente. Si hubiera seguido creyendo que era un puesto de trabajo, todavía estaría en él, seguramente. Si hubiera seguido creyendo que ciertas personas me querían de verdad, todavía seguiría siendo manipulado por ellas. Aceptar mis elecciones pasadas y aprender de ellas me ha liberado de la carga emocional que conlleva el arrepentimiento. En lugar de vivir en el pasado, he aprendido a centrarme en el aquí y ahora, que es lo único que tenemos, aprovechando las oportunidades que se presentan en mi camino.
  3. La aceptación personal es esencial: No arrepentirme nunca de nada me ha llevado a un nivel más profundo de aceptación personal. He aprendido a abrazar mis errores y fracasos como parte integral de mi viaje. He descubierto quién soy, cuál es el motivo por el cual tomo una u otra decisión y porqué digo NO a lo que antes decía SI. Reconocer que soy humano y que cometer errores es natural me ha permitido perdonarme a mí mismo y cultivar una relación más saludable conmigo mismo. En lugar de lamentarme por las decisiones pasadas, me enfoco en aprender de ellas y avanzar con mayor sabiduría.
  4. La responsabilidad personal es clave: Al no arrepentirme de nada, también he asumido la responsabilidad total de mis acciones y decisiones. No se trata de hacer las cosas y luego si han salido mal, echarle la culpa al alcohol. En lugar de culpar a otros o a las circunstancias por mis errores, reconozco mi papel en cada situación y busco maneras de rectificar, si tengo que pedir perdón o aprender de ellas. Esto me ha empoderado enormemente, ya que me ha dado el control sobre mi propia vida y me ha permitido tomar decisiones más conscientes y responsables en el futuro.
  5. La valentía de vivir sin arrepentimientos: No arrepentirme nunca de nada requiere valentía. A menudo, la sociedad nos presiona para lamentarnos y cuestionar nuestras elecciones pasadas. Toda elección pasada me ha llevado dónde estoy ahora y no puedo volver atrás, por mucho que quisiera. Soy quien soy a día de hoy, gracias a esas decisiones. Pero no soy quién seré mañana, porqué seguiré tomando las decisiones, que yo sienta que tengo que tomar por corazón y no por exigencias. Sin embargo, he descubierto que vivir sin arrepentimientos es una forma de vida audaz y liberadora. Me ha permitido tomar riesgos calculados, explorar nuevas oportunidades y abrazar la incertidumbre con confianza. Al adoptar esta mentalidad, he experimentado una sensación de libertad y plenitud que nunca antes había experimentado.

En última instancia, no arrepentir me ha llevado a uno de los mejores regalos que me ha dado la vida, quitarme de miedos y sesgos que me oprimían y descubrir quién era yo realmente, que quería y que no, que odiaba y no soportaba. No arrepentirme de nada, me ha llevado a descubrirme. ¿Y no es eso lo que queremos todos, saber quiénes somos?

La coherencia es no romper el contrato que tienes firmado contigo mismo.

Photo by cottonbro studio on Pexels.com

La coherencia es no romper el contrato que tienes contigo mismo

La coherencia es una cualidad esencial en nuestras vidas. De la que tanto se habla y que poco se ve en ciertos momentos de la vida. Nos permite mantener la integridad personal, vivir acorde a nuestros valores y principios, y establecer relaciones sólidas y saludables con los demás. En pocas palabras, ser coherente implica no romper el contrato que tenemos con nosotros mismos cuando nos hemos comprometido ser nosotros mismos, pase lo que pase.

¿Qué significa esto? Imagina que tu vida es un contrato que estableces contigo mismo. En este contrato, te comprometes a actuar de acuerdo con tus creencias, metas y deseos más profundos. Es un compromiso personal que determina cómo quieres vivir y cómo quieres ser recordado.

Cuando rompemos el contrato que tenemos con nosotros mismos, perdemos la coherencia. Puede suceder de muchas formas: dejamos de seguir nuestros sueños, nos traicionamos a nosotros mismos, permitimos que otros influyan demasiado en nuestras decisiones o actuamos en contra de nuestros valores. Cada vez que nos desviamos del camino que trazamos, nuestra coherencia se ve afectada.

La falta de coherencia puede generar conflicto interno y emocional. Nos sentimos perdidos, desorientados y frustrados. Echamos la culpa a los demás, cuando hemos sido nosotros los culpables por romper el contrato que teníamos firmado con nosotros mismos. Nos alejamos de nuestro propósito de vida y nuestras acciones carecen de sentido. Romper el contrato que tenemos con nosotros mismos es como perder el rumbo en el mar: nos quedamos a la deriva, sin un destino claro.

La coherencia, por otro lado, nos brinda una sensación de paz y plenitud. Como digo yo, dormir como un angelito todas las noches. Nos permite vivir en armonía con nuestras convicciones y ser fieles a nosotros mismos. Nos ayuda a tomar decisiones coherentes con nuestros valores, incluso cuando las circunstancias sean difíciles. Además, fortalece nuestra confianza y autoestima, ya que nos muestra que somos personas íntegras y dignas de confianza.

Ser coherente no significa que nunca cometeremos errores o que no cambiaremos a lo largo del tiempo. Unos cuantos reconozco que he cometido yo. Todos somos seres humanos en constante evolución y aprendizaje. Así que perdónate, no te preocupes. La coherencia se trata de ser conscientes de nuestros cambios y crecimientos, y de asegurarnos de que nuestras acciones sigan alineadas con nuestra verdadera esencia.

Para cultivar la coherencia en nuestras vidas, es importante conocer nuestros valores y principios fundamentales. Recuerda, hablo de tus valores, no el de los demás. Reflexiona sobre lo que realmente te importa y define tus objetivos personales. Luego, toma decisiones y actúa de acuerdo con esas convicciones. No permitas que la presión social o las expectativas externas te desvíen de tu camino. La única moda que tienes que seguir, es la que dictan tus valores, no los valores de los demás.

Asimismo, es fundamental mantener una comunicación abierta y honesta contigo mismo. ¿No quieres que los demás sean honestos contigo? Pues empieza por ti mismo. Escucha tu voz interior y sé sincero contigo mismo acerca de tus necesidades y deseos. Aprende a establecer límites y a decir «no» cuando algo no está en línea con tu contrato personal. A medida que practiques la coherencia, te volverás más consciente de ti mismo y de tus acciones.

Recuerda que ser coherente no es un camino fácil. Y más en un mundo de modas, máscaras y presiones. Requiere valentía, autoconocimiento y perseverancia. Pero los beneficios son enormes. Vivir en coherencia te permitirá construir una vida auténtica y significativa, en la que te sientas realizado y en paz contigo mismo. Y SOBRE TODO ORGULLOSO DE NO ROMPER EL CONTRATO QUE HABÍAS FIRMADO CONTIGO MISMO.

Todos tenemos un trabajo: Crear.

Photo by Andrew Neel on Pexels.com

En la sociedad actual, se tiende a pensar que solo aquellos que tienen un trabajo remunerado están contribuyendo de manera significativa a la sociedad. ¿Los demás? Unos vagos.

Sin embargo, esto está muy lejos de ser cierto. Todos tenemos un trabajo importante y valioso que hacer, y ese trabajo es CREAR.

La creatividad es algo que TODOS tenemos en mayor o menor medida. Desde los niños que dibujan en sus libretas, hasta los adultos que cocinan nuevas recetas o escriben historias, todos tenemos la capacidad de crear algo único y valioso. ¡TODOS! La creación es una actividad que nos permite expresar nuestros sentimientos, lo que sentimos y no nos atrevemos a expresar con palabras, nuestras ideas y nuestras visiones del mundo, y eso es algo que no puede ser subestimado y ni mucho menos te tienes que sentir «avergonzado» por ello. Es la máxima expresión de quién eres y de ello siempre te tienes que sentir orgulloso.

Pero la creación no solo es importante para nosotros como individuos, también es importante para la sociedad en su conjunto. Los creadores son aquellos que llevan el mundo hacia adelante, que imaginan nuevas soluciones a los problemas, que crean obras de arte que nos hacen pensar y sentir, que crean de la nada una situación para sacar adelante a su amigo, que hacen una receta que no habían hecho nunca para sorprender a su pareja…La creatividad no se trata de arte o aparatos para cortar el metal, sino de muchas cosas más. Sin los creadores, estaríamos estancados en el pasado, incapaces de avanzar hacia un futuro mejor.

Además, la creación no tiene límites. No importa tu edad, tu género, tu origen social o tu nivel educativo, siempre puedes crear algo nuevo y valioso. Ahora mismo. No hay que esperar a que se enfade tu pareja para crear una sorpresa, crea la sorpresa ya y hoy no dormirás en el sofá. La creación es una actividad que nos iguala a todos, que nos permite conectarnos con nuestra humanidad compartida y descubrir nuevas formas de entender el mundo, de entender a los demás.

Crear puede ser una actividad solitaria o colaborativa, puede ser algo que hagamos por diversión o algo que nos dediquemos a tiempo completo. Pero lo importante es que todos tenemos algo que ofrecer, algo que podemos crear que hará una diferencia en el mundo.

Así que la próxima vez que te pregunten qué es lo que haces, no te sientas mal si no tienes un trabajo remunerado que puedas mencionar. Todos tenemos un trabajo importante que hacer, y ese trabajo es crear. Así que sigue adelante y crea algo nuevo, algo que solo tú puedes crear, algo que hará del mundo un lugar mejor.

Si satisface mis intereses, defiendo lo que haga falta…

Photo by Snack Toronto on Pexels.com

No me he caído de un guindo y ya casi nada me sorprende en esta vida.

Sin embargo, cada día más palmo más una realidad:

DIME QUÉ HAY QUE DEFENDER, SI DE POR MEDIO ESTÁN MIS INTERESES.

No hace falta que conozcamos el tema en cuestión, hasta quizá antes lo hayamos criticado. Pero no importa, si luego esa defensa va a suponer una «inyección» de algún tipo para mi cuenta, allá que vamos.

Y así, una y otra vez.

Podemos hablar de un tema que al mes siguiente, si tenemos que hablar del contrario, lo haremos porqué satisface nuestros intereses.

¿Qué estamos haciendo?

Hablamos de la coherencia, de golpes en el pecho diciendo que nosotros somos auténticos, que nos importa poco lo que digan los demás, que somos genuinos. Pero cuando se trata de nuestros intereses, principalmente económicos, nos olvidamos y decimos lo que haya que decir, porqué hay que llenar la «billetera profesional y económica».

¿Dónde quedan los valores?

¿Podremos confiar en esa persona a partir de ese momento? o ¿Creeremos que ante la mera oportunidad de satisfacer su ego, nos podrá «clavar el puñal por la espada»?

¿Todo vale en esta vida por seguir una moda «eventual» o por un puñados de Likes?

Muchos pensarán que todo vale, que todo tiene una explicación, que todo vale si queremos ser alguien en este mundo de Likes y compartir, hay que hacer lo que sea y más. Pero eso si, que no se nos tilde como «veletas» , que «no tenemos un juicio», ni cosas parecidas porqué nosotros no somos así.

Confiamos «ciegamente» en los «cantos de sirena» y en los «rayos laser» de tendencias, personas que nos pueden llevar al «estrellato». Los defendemos delante de quien sea, hacemos lo que haya que hacer, todo para demostrar a los demás y a la persona en cuestión, que creemos en ella, que somos de fiar. Pero desconfiamos de lo autentico, lo original y lo de verdad. Y todo ¿POR QUÉ? por una fama efímera.

Todos nos podemos confundir, todos pensar una cosa y luego ver que es otra ( eso nos pasa con amigos o con parejas que las idealizamos y luego nos llevamos el chasco grande) pero lo peor sería no reconocer que nos hemos confundido o aún sabiendo qué estábamos haciendo y las consecuencias, no reconocerlo.

Seamos responsables de nuestros actos. Si somos valientes para unas cosas, también para las consecuencias.

Somos lo que defendemos, porqué creemos que es la verdad, nuestra verdad.

Pero que esa defensa sea de verdad, en la que no «ganas nada» por hacerlo y solo porqué así lo sientes.

¿Te atreves?

¡Cada día hay más gente quemada!

Photo by Mizuno K on Pexels.com

Cada día estoy más convencido que hay un virus «silencioso» recorriendo nuestra sociedad.

¿Cómo se llama el virus?

ESTAMOS HASTA LOS HUEVOS DE TODO.

Elecciones generales, elecciones regionales, nuestra opinión sobre la felicidad de los demás como si tuviéramos potestad sobre ella, los partidos políticos se pelean entre ellos como si estuviéramos en el patio del recreo. ¿Y los problemas de los votantes? Unas subvenciones que llegará a pocas personas y listo. A esperar otros 4 años más…

Pero no solamente nos encontramos con la mediocridad que exponen los medios de comunicación. También tenemos la búsqueda de trabajo.

Si no nos echan para atrás por la edad, por el algoritmo que use una web de empleo sin ni siquiera la empresa haya tenido la oportunidad de ver si somos o no aptos para dicho puesto de trabajo. Por no hablar del jefe que tenemos que nos trata como peor que a un perro apaleado, diciéndonos de todo y recordándonos que hay gente esperando a entrar a trabajar si seguimos haciendo lo mismo de siempre…

Pero aún hay más, la gente está hasta el infinito y más allá de sus relaciones.

Más bien de las altas expectativas que tienen con su pareja. Ya parten que exigen como mínimo con una serie de requisitos que si no creen que los cumplen no dan ni una oportunidad. Pero eso si, la otra persona, se siente el rey o la reina del mundo, siente que es un gran regalo para la humanidad. Si a eso le añadimos relaciones de amistad que durante años han sido una mentira porqué se han dado cuenta quién era realmente la otra persona…

Acabamos el día diciendo.. ESTOY HASTA LOS HUEVOS DE TODO.

Limitaciones económicas, sustos bancarios internacionales, juicios sumarísimos basados en la moral, un algoritmo que determina si somos aptos o no para un puesto de trabajo, mentiras nos damos cuenta que hemos invertido años de nuestra vida en una relación que era fake.

Sin embargo los viajes para Semana Santa están llenos, las ocupaciones hosteleras casi rozando el lleno y el paro bajando (o eso dicen sin embargo cada día hay más gente intentado pedir ayudas al Estado), Vamos a las librerías y todos los libros de desarrollo personal en las primeras posiciones de ventas. ¿Y los congresos de la felicidad? Más llenos que un cotillón de Nochevieja.

Todo como «válvula de escape» a nuestra realidad. Sino ya verás las fotos de Instagram, todo felicidad y amor y luego te enterarás de lo mal que lo está pasando esa persona o lo oirás no para de quejarse de la situación que está viviendo.

¿Pero qué pasa en realidad? Que cuando apagamos la luz de la noche y la cama se encuentra vacia, tenemos miedo. Miedo porqué nos sentimos vacíos, porqué la noche nos está dando lo que no queríamos ver por el día, nuestra situación, nuestra soledad, nuestra frustración, nuestros anhelos borrados…

¿Qué está pasando?

Que no nos atrevemos a verbalizar que estamos quemados de todo y todos.

Que estamos cansados de la hipocresía de la sociedad que quiere la felicidad y solo quiere satisfacer su propio egoísmo.

Que ya no podemos más en la búsqueda de trabajo, que tenemos que mandar 50 Cv para que solamente uno nos llame y nos eche porqué se han dado cuenta de la edad que teníamos.

Que sino es la inteligencia artificial, es la automatización, pero los trabajos van a desaparecer…Pero no hay nadie que nos ofrezca una solución a dicha situación. Mucho miedo pero poca acción.

Que solo queremos ser felices con alguien ,reírnos , escuchar, hacer cosas y que no nos manipulen a través de intereses que desconocemos.

Que queremos avanzar pero no hay oportunidades para hacerlo.

Que nos dicen que hay que ser originales, auténticos y si te sales un poco del guion establecido, te señalan como el «raro» o el «loco» que jamás conseguirá lo que sueña.

La gente no solamente se está dando cuenta sino que creo que está verbalizando, que el mundo en el que estamos viviendo, no gusta o no merece la pena vivir en él. Es duro, pero ya son unas cuantas personas que durante este año me lo han llegado a decir.

¿Qué estamos creando con dicha situación?

Por un lado tendremos gente que estará cansada de su resiliencia. De levantarse y caerse, de volverse a caerse y levantarse y no ver resultados en su vida. Hasta que llegue un momento que tome una decisión drástica: Ya vale de ser uno mismo, sigamos siendo uno más, que parece que nos irá mejor. Personas «dormidas» que luego por la noche se seguirán preguntando: ¿Qué hubiera pasado si lo hubiera intentando un poco más?

Por no tener oportunidades, por no creer, por esperar un poco más…tendremos una persona más en el rebaño, que a escondidas hará lo que quiera o «matará» su curiosidad con alcohol o vete a saber la situación.

Sin embargo habrá gente que siga luchando a pesar de todo. Que entre y salga de la sociedad, en función de lo que le interese para sus sueños. Que dejará de ver las noticias o seguir los mismos medios que los demás, que querrá seguir yendo un paso más allá de lo que los demás le «recomiendan».

Son ellos los que nos harán avanzar, los «cabezones» , los que no paran a pesar del qué dirán, LOS QUE NOS DESPERTARÁN Y NOS HARÁN VER QUE OTRA REALIDAD ES POSIBLE.

¿Y qué propongo?

No hablo de crear un mundo ideal , bonito, fácil y sencillo.

Sino lo que hablo es que estamos perdiendo gente con su talento, ilusión y ganas por un lado. Y por otro lado, personas que se están «desenganchado» de la sociedad porqué no creen en ella , haciendo las cosas a su manera, que no quieren que les jodan, sino que les dejen hacer su vida tranquilamente.

¿Qué hacer?

Por mucho que diga, vas a hacer lo que quieras, pero:

HABLEMOS MÁS DE LO QUE NOS PASA...

ESCUCHEMOS A LOS QUE ESTÁN HACIENDO ALGO Y NO SE DEJAN LLEVAR POR «EL QUÉ DIRÁN».

Y ESCUCHA, QUE SEGURO QUE APRENDES ALGO QUE NO HACIENDO Y DICIENDO LO MISMO QUE LOS DEMÁS.

¿DÓNDE QUEDA ESA SOCIEDAD QUE QUERÍA IDILICA CUANDO ESTABAMOS EN EL CONFINAMIENTO? YA NADIE SE ACUERDA, AHORA TODOS POR NUESTRO EGOISMO Y LUEGO YA VEREMOS.

¿Y SI DEJARAMOS A LA GENTE SER ELLOS MISMOS? QUIZÁ HABRÍA MÁS FELICIDAD AUTENTICA, INNOVACIÓN, GANAS DE HACER LAS COSAS…

Si queremos avanzar, debemos transformar esta malestar que cada vez se está haciendo más presente en la gente.

¿Y tú también estás quemado?

Las preguntas de Steve Jobs.

Sunset over the southern part of the Atlantic Ocean by NASA Johnson is licensed under CC-BY-NC-ND 2.0

De pequeños hacíamos los test de las revistas para saber si éramos compatibles con la chica que nos gustaba, cómo nos iba ir la vida o si íbamos a ser igual que los protagonistas de nuestra serie de television de esos momentos.

En la «madurez» nos reimos de las fans que hacen cola de horas para entrar las primeras al concierto, de fans que siguen a sus ídolos allá dónde vayan… Pensamos que son adolescentes, que tienen las hormonas revolucionadas y los vemos con compasión.

¿Pero qué seguimos haciendo nosotros? Lo mismo que hacíamos de pequeños y que hacen esos jóvenes pero a nuestra manera.

¿Cómo?

Leyendo y comprando libros que nos dicen «Cómo ser como tal…Cómo hacían las entrevistas en Apple o como tener los mismos comienzos que tuvo Amazon para que tú tambien tengas éxito.

Y nosotros como buenos borregos, vamos corriendo a por ellos.

¿Por qué?

Porqué queremos ser como ellos y no queremos ser como nosotros somos.

Eso de ser como nosotros somos , como nosotros imaginamos y sentimos que somos, como que no…mejor ser como los demás, que al menos no nos señalarán por la calle marcándonos como el «raro» de turno.

Hace unos días encontré un artículo que decía que 3 preguntas se hacia Steve Jobs para ser feliz. (Sería feliz en algún momento, pero también era un desgraciado a la hora de liderar, pero eso no interesa, ¿no?). Así que vamos a responder esas preguntas, a ver que nivel de felicidad tengo en relación al amigo Steve:

.- ¿Estoy viviendo la vida que quiero y haciendo el trabajo que quiero hacer?

La mayoría de la gente dirá que NO.

No hay día que no encuentre a gente sin fuego en la mirada. Andamos en silencio a pesar de estar acompañados de nuestra pareja o amigos. No decimos lo que sentimos no vayan a pensar que estamos locos, podamos ofender a alguien… Y lo peor de todo, pensamos que cuando nos jubilemos ya tendremos tiempo para hacer en cómo hacer realidad esos sueños que tenemos.

La pandemia nos ha dado una bofetada en la cara pero también la muerte repentina de personas «jóvenes» que nos demuestran que la vida es el aqui y el ahora. No hay futuro, no hay mañana, no hay otra oportunidad…Si no estás viviendo la vida que quieres, ¿Por dónde empezamos?

Sé que en este momento estarán viniendo a tu mente excusas sin parar….y yo te digo. Y si mañana te dicen que la vas a palmar, ¿De qué sirven esas excusas?

Si estuviéramos viviendo la vida que queremos y haciendo el trabajo que queremos hacer…( que desde luego que no es fácil, te lo digo por propia experiencia y situaciones que ves en el día a día), no hablaríamos tanto de la felicidad, de depresiones, desmotivación o de la importancia de la frustración en esta sociedad…

.- Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿ querría hacer lo que estoy a punto de hacer hoy ?

Decir y hacer lo que no nos hemos atrevido a decir y hacer hasta la fecha. Pero mientras tanto, ¿Qué hemos estado haciendo? Dejarnos llevar por nuestro orgullo herido o ego y no hacer lo que nos moríamos por hacer o decir. Y por el camino ha quedado frustración, miedos, vergüenzas y lamentos por no haber hecho lo que sentíamos que teníamos que hacer.

Vivamos cada día más en función de nuestro corazón que no de nuestra razón.

.- ¿Estoy haciendo lo que me gusta?

No… porqué tengo miedo al qué dirán.

….porqué tengo miedo a no dominar la situación.

… porqué no se si sabré gestionar el posible éxito, así que mejor me quedo como estoy

Si no estamos haciendo lo que queremos, ¿POR QUÉ ESTAMOS HACIENDO LO QUE HACEMOS? ¿PARA QUIÉN LO ESTAMOS HACIENDO?

Si nosotros también jugamos a ser Steve Jobs o cómo tener las mismas ideas que Elon Musk, juguemos de verdad con todas las cartas encima de la mesa.

Todas las personas nos enseñan algo

Photo by Paweu0142 L. on Pexels.com

Hasta de las personas que me han dejado un mal recuerdo o una mala experiencia, he aprendido algo.

Que costumbre tenemos que olvidar de forma radical a todas aquellas personas que nos han hecho daño. No queremos saber nada de ellos, no queremos rememorarlas ni tampoco saber que les pasa.

Pensamos que reprochando la situación, el problema que surgió o las expectativas nos cumplidas, ya estará todo resuelto.

Y estamos muy confundidos.

Yo creo que las personas que nos han dejado un «mal sabor de boca» son las que más nos enseñan en al vida.

Si, también las que nos los deja bueno. Las que nos han hecho pasar buenos momentos, las que nos han hecho olvidarnos de los malos momentos y demostrarnos de lo que somos capaces, de nuestras emociones.

¡Guay!. ¿Pero es que solo aprendemos de los buenos momentos, de las buenas experiencias?

Lo siento, pero no es así, aunque sea lo que queramos.

Con el paso del tiempo he aprendido muchas más cosas de mi a través de los «malos sabores de boca» que de los buenos.

Primero que:

..- No existen «malos sabor de boca», sino más bien expectativas no alcanzadas, demasiada confianza de primeras a personas desconocidas o poca razón donde hubo demasiada pasión.

.- Que las personas van y vienen. Que algunas se quedarán mas tiempo que otras. Pero que todas ten enseñan cosas de ti que hasta la echa no querías darte cuenta o no sabías.

.- Que cuando aprendes lo que te ha enseñado esa persona, la ves como una experiencia vivida que incluyes en tu vida, no le echas los problemas surgidos solo a esa persona. Tú también has tenido parte de culpa en algún momento y te haces responsable de tu parte.

.- Todo «mal sabor de boca» si aprendes de lo vivido, la acabas recordando hasta con cariño, dando gracias por todo lo aprendido que te ha servido para avanzar en la vida.

.- Te enfrenta a nuevos retos en tu vida, que seguro hasta la fecha no te habias enfrentado. Nos da miedo, no sabemos si lo sabremos superar. Por eso echas la culpa a la otra persona, cuando en realidad tendrías que darle gracias, ya que te está haciendo más «fuerte» con el paso de los tiempos.

Todas personas que han pasado por nuestra vida y están en nuestra vida, lo han hecho o hacen para que aprendamos algo. Pero siempre aprendemos más, con el paso del tiempo de las que nos dejan «un mal sabor de boca» que las del bueno, pero tú decides.

Una conversación con la pereza.

Photo by Pixabay on Pexels.com

Querida Pereza:

Son años ya los que nos hemos ido encontrando.

Encuentros en los que alguna vez me has ganado la partida y he ido dilatando lo que tenía que hacer. Pero otras he sido yo quien he hecho oídos sordos a tus comentarios y he seguido adelante.

Tengo que reconocer, que en algunas ocasiones tenías razón, tenía que haberme quedado en el sofa y haberme olvidado de todo. Pero ¿sabes qué? Que aun no habiendo conseguido lo que yo esperaba, viví mucho más que si no hubiera hecho nada.

Querida pereza, siempre me has enseñado mucho más de lo que te podrías imaginar, aunque parezca en estos momentos, que sino estás siempre ocupado, produciendo ( a pesar de que no des resultados esperados o deseados), es que eres un vago.

Querida pereza, muchas veces me has salvado de muchos cosas que no me imaginaba. De decepciones con el paso del tiempo, de acontecimientos que no hubiera sabido como gestionar y de mentiras que no quería ver y que acabaron saliendo a la luz.

Y todo porqué tenia, no se porqué, de hacer lo que en ese momento tocaba hacer. Pero no tenía ganas , había algo que me decía que no lo hiciera.

Pero también tengo que decirte, que por MIEDO y no por otra cosa, he perdido muchas cosas en la vida.

Oportunidades que quería decir SI, experiencias que sé que hubieran sido únicas o quizá no hubiera pasado nada de eso. .Pero lo que si tengo que reconocer, que no hay que echarte la culpa, sino que era miedo lo que tenía.

Nos parapetamos en ti, cuando algo no queremos hacer. Pero además, no queremos decir que no queremos hacerlo.

Ponemos como excusas que no queremos decir esto, que no queremos hacer lo otro o no queremos aguantar de nuevo a esa persona que solamente nos quieres por interés. Y decimos que tenemos pereza, cuando en realidad no nos queremos enfrentar a la realidad. a lo que queremos hacer pero nos da miedo hacerlo.

Así que lo siento si usamos tu nombre en vano, tú no tienes la culpa.

Pero como también he dicho, de una manera u otra, nos has «avisado» cuando no era el momento o la situación para hacer algo o decir algo. Has entrado en nosotros, cuando teníamos ilusión, ganas de lanzarnos de cabeza a ese proyecto o persona que nos tenía locos. Pero de repente, nos entró la pereza, no queríamos dar un paso más allá. ¿Por qué? Porqué tu entrada quería avisarnos de una manera u otra, que no lo hiciéramos, que las consecuencias serían peor que las acciones. Terminando días después diciendo algo así: » Que bien que no di el paso adelante».

Quería escribirte esta carta y decirte que gracias.

Gracias por tu ayuda en algunos momentos, por salvarme el culo en otros y en definitiva por todo, porqué siempre de una manera u otra, nos estás ayudando.

Si, porqué nos estás diciendo en definitiva que tenemos miedo a hacer y ser nosotros mismos cuando estamos en un precipicio el cual tenemos que tomar una decisión. Y nos ayuda a darnos cuenta que tenemos miedo y que por eso, a veces optamos por no dar un paso adelante. Te ponemos como excusa, pero en definitiva tenemos miedo a ser, a mostrarnos como somos. Y todo ¿Por qué? Porqué preferimos la frustración y la rabia mientras seguimos siendo como los demás, que la paz y la felicidad por ser como somos en realidad.

GRACIAS.

¿Por qué cohibimos nuestros deseos?

Photo by Monstera on Pexels.com

¿Por qué en navidad y cuando soplamos las velas hablamos de deseos?

Hablamos de los deseos para el año entrante, hablamos de los deseos tras soplar las velas deseando que se cumplan…Pero eso si, no vayamos a decirlo, que sino dirán que somos demasiado ambiciosos o vete a saber qué.

Seamos sinceros, deseamos todos los días de la vida. Otra cosa es que no lo digamos, que nos lo callemos,…

Yo creo que todo empezó con nuestra formación católica y alguno de los mandamientos que repetíamos durante la clase de Religión.

No podíamos desear.

El deseo es gula.

La gula es ambición y ego.

El ego te lleva al infierno.

Durante la juventud deseamos el último modelo de zapatillas pero no lo decimos porqué no tenemos dinero, porqué nuestros padres anda escasos de capital o porqué las creencias que nos han inculcado, nos han dicho que desear lo que tiene el prójimo es de mal persona.

Unos no harán caso y harán lo posible por conseguir ese sueño. Otros por lo civil, lo intentarán.

Pero mientras tanto, ¿Qué ocurre?

Que cuando hablas de tus sueños o deseos, tienes miedo a que te miren raro, a que piensen que eres un ser egoísta o un pirado.

NUESTROS DESEOS SON LA EXPRESIÓN DE QUIENES SOMOS, DE LO QUE NOS GUSTARÍA INTENTAR O DE LO QUE QUEREMOS ALCANZAR.

Son la expresión de que estamos cansados de lo mismo y queremos probar cosas nuevas.

De que nos hemos callado mucho tiempo y queremos hacer por fin realidad nuestros sueños, superarnos y ver de que somos capaces.

NUESTROS DESEOS HABLAN POR NOSOTROS. EXPRESAN LO QUE NO NOS ATREVEMOS DECIR A LOS DEMÁS SIN PONERNOS ROJOS.

Pero solo hablamos de ellos en navidad cuando comienza el año o estamos soplando las velas de nuestro cumpleaños.

¿Y el resto del año?

NOS OCULTAMOS, NOS AVERGONZAMOS DE NOSOTROS MISMOS O LO HACEMOS A ESCONDIDAS NO VAYAN A SABER DE QUÉ PASTA ESTAMOS HECHOS.

Se nos llena la boca hablando de originalidad, de la importancia de la marca personal y el principio de todo que son nuestros deseos, nuestra autenticidad, no le hacemos caso.

Y por deseos no estoy hablando matar al jefe o decirle que se calle de una forma poco ética a la suegra. Por deseos hablo de ser mejores personas, de dar un giro de 180 grados a quiénes somos y lo que queremos en la vida. ¡Qué nos conocemos!.

Algunos deseos se harán realidad, otros no y otros no habrá manera por donde empezar a hacerlos realidad.

Pero todos ellos te enseñaran de lo que eres en realidad.

DESEA MÁS Y DALES UNA OPORTUNIDAD , PERO DURANTE TODO EL AÑO.