Desde el corazón, no desde el interés.

Photo by Thirdman on Pexels.com

Si alguien me preguntase:

¿Podrías darme una clave para que una relación dure?

Una y otra vez, diría la misma respuesta:

EL INTERÉS.

Pero un interés de verdad.

No aquel interés de un «me gusta», de un «like» o de un «a ver si hablamos y de casualidad, me invitas a tu fiesta o evento».

Eso es postureo, es llamar la atención, es petardeo o es lo que llamo «SOLO ME ACUERDO DE TI CUANDO NECESITO ALGO y hasta la proxima vez».

Queremos que se interesen por nosotros, que estén atentos, sentirnos queridos por los demás. ¿Pero tú te interesas por los demás, DE VERDAD?

Cuando tenemos algún «encontronazo» con alguien, NO TENEMOS INTERÉS POR SOLUCIONARLO.

Cuando alguien nos dice algo que sabíamos pero no queríamos oír, NO QUEREMOS SOLUCIONAR LA SITUACIÓN.

Cuando decimos a alguien que tenemos ganas de ver a alguien pero pasan los meses y no hacemos un gesto para quedar, NO TENEMOS NINGÚN INTERÉS EN ESA PERSONA.

Pero eso si, que muestren interés en nosotros porqué sino pensaremos que estamos solos, que tenemos algún problema o vete a saber qué.

Cada día creo que no hablamos con el corazón, sino a través de la «mascara» del interés de ese momento.

Interés para satisfacer nuestra imagen personal o profesional… Interés para satisfacer algún deseo pasional…. Interés para que no nos vean como realmente somos…

Todo está movido por el interés, sin embargo, queremos verdad en nuestras relaciones, amor y felicidad.

Si no empezamos por nosotros mismos y mostramos interés de verdad por lo que queremos, ¿Qué acabaremos recogiendo?

Mentiras

Marchas.

Malas relaciones.

….Porqué si tú no muestras interés genuino por los demás ¿Por qué lo van a mostrar contigo? ¿Por qué te llamas como te llamas?

Luego nos llevamos sorpresas con relaciones que pensábamos que estarían ahí siempre por X motivos y de la noche a la mañana, nos preguntamos ¿por qué ya no están ahí? Porqué la gente no es imbécil y caerán una primera vez, ¿la segunda? ya no.

¿Y es malo no mostrar interés por todas las personas? Desde luego que NO.

No pasa nada por no interesarte por esa persona con tantos seguidores en las redes sociales si realmente sientes que no te interesa lo que ofrece.. No pasa nada por no interesarte por esa persona que te han presentado y que es tan «famosa» entre la gente si realmente no te dice nada..

No pasa nada por interesarte por la gente y las cosas que de verdad te interesan y desechas

Lo que es malo es «aprovecharte» de la persona, no siendo uno de verdad.

No hace falta hacerle la pelota a nadie, a lo mejor podrías conseguir otras cosas mucho mejores, esforzándote y siendo uno mismo.

Quizá dormirías mejor por las noches preocupado como responder a ese mensaje que te pide ayuda y no tienes «ganas» de hacerlo, cuando tú la has recibido de su parte siempre que la has necesitado

Queremos satisfacer nuestro ego, que se interesen por nosotros, ¿Y eso de interesarnos por los demás sin ningún interés de por medio, cómo lo llevamos?

¡MAL!.

Vemos las relaciones como transacciones pero en la que no deben ganar los dos, sino siempre uno, uno mismo.

Cuando mostramos un «interés» no real en las personas, se acaba notando y esa relación, la mayoría de las veces, muriendo.

¿Por qué no somos de verdad?

Si no mostramos interés por esa persona y así lo siento la otra persona, ¿Por qué nos molesta que se vaya? Seguramente no será porqué sea una relación que termine, sino porque se nos habrá acabado el «chollo».

Mostremos interés de verdad por lo que queremos en la vida. Centremos nuestras energías en lo que nos hace feliz, en lo que queremos , en lo que queremos disfrutar.

Y no juguemos con los demás.

Seguro que nos iría mejor a todos.

Siempre desde el corazón, nunca desde el interés.

¡Ser buena persona no es ser un imbécil!.

Photo by Engin Akyurt on Pexels.com

¿Por qué consideramos que la gente buena es gilipollas?

Siento ser tan duro pero es lo que pienso.

Mi experiencia personal y observando lo que me rodea, así lo reafirma.

La gente buena pensamos que es imbécil, que nos podemos aprovechar de ella, que siempre estará ahí para nosotros, que no va a decir una palabra más alta que otra, que no nos va a llevar la contraria.

Pensamos que la gente buena es buena/tonta y como es buena, no nos llevarán la contraria, siempre que necesitemos algo, van a estar ahí.

Siempre pienso que la realidad me ha enseñado mucho más que la escuela.

Al menos a mí y mi formación católica, me han enseñado que ser buena persona es darte a los demás, es escuchar más de lo que podría habar uno podría hablar y siempre estar ahí, no solo en los buenos momentos sino también en los malos.

Eso es ser un buen amigo, eso es ser una buena persona.

Es decir, ser un «osito» adorable, al que se puede abrazar cuando uno está mal, te escucha cuando por fin te has dignado a expresar lo que te pasa y te puedes reir con él a pesar de haberte pasado días sin ni siquiera haberle preguntado a tu «osito», ¿Y tú cómo estas?

Todos los días a través de medios comunicación o conversaciones con los demás, oímos algunas palabras parecidas a estas: «Es que es una buena persona».

¿Pero qué es ser una buena persona? ¿Una persona a la que le puedes echar todos tus diablos y esperar a que ella se los trague y aquí no ha pasado nada? ¿Aquella persona que quedáis de vez en cuando como algo formal pero no le cuentas las cosas importantes de tu vida? ¿Aquella que te sonríe cuando os veis en el rellano de tu casa y te pregunta por el tiempo?

Creo que tenemos un concepto muy equivocado de persona buena, ya no solo hacia los demás sino también como nosotros.

Pensamos que una persona buena, no pone limites. Y creo que es el mayor error que hay.

¿Por qué no ponemos límites?

Porqué pensamos que perderemos a esa amistad, porqué al final nos quedaremos solos, porqué eso no es de «buena persona» o porqué pueden pensar que somos unos mal educados.

Una persona buena es buena porqué se da a los demás dentro de sus limites. Repite conmigo: DENTRO DE TUS LIMITES. Por superar tus limites no seras más bueno ni tendrás el billete asegurado al cielo. Olvídate de todo eso.

Por superar tus límites, la gente, si es un poco lista, se dará cuenta que puede ir un poco más allá, aprovecharse de la situación porqué tú no has dicho nada, porqué te a ti no te ha sentado mal. Y si no vas ese poco más allá, te lo reprochará, «¿Por qué antes si y ahora no?».

Ser una buena persona no es ser gilipollas. Es darte a los demás desde tus limites. Porqué cuando permites que la gente los pase, el otro no tiene la culpa, la tienes tú. ¡POR HABERLO PERMITIDO!.

Poner límites es respetarte, porqué si no lo haces tú, te aseguro que nadie lo hará.

Porqué luego llega a la noche y te cabreas contigo mismo de cómo has dejado que te trataran así, de que te echasen sus diablos cuando tú no te lo mereces. Piensas que quizá todos tenemos un mal día. Lo dejas pasar, pero cuando se repite una y otra vez, el imbécil eres tú porque lo permites cuando no te lo mereces.

Si, no me mires así, nadie te va a respetar sino te respetas tú mismo. Si sabes que por ahí no pueden pasar, que no te puede gritar la gente, que te tienen que respetar como persona que eres y consientes que se pasen eso por ahí, tú eres el culpable, no la otra persona.

Cuando empezamos a respetarnos, empezamos también a respetar los limites de la otra persona. De darnos cuenta de cómo son, de sus límites, de sus valores, de lo que realmente le pasa.

No te van a querer más por dejar que otras personas te «usen» a su gusto superando tus limites, mandando a la mierda tus valores. No siento decírtelo de esta manera, todos queremos sentirnos queridos pero no es amor si alguien se está aprovechando de ti de alguna manera.

Si, vivimos en una sociedad en la que necesitamos como una droga, sentirnos queridos por los demás. Si además se añade que nos dicen que la soledad es mala, que te etiquetaran como un raro si estás solo, hacemos lo que sea por sentirnos queridos por otros.

Omitir nuestra realidad, poner buenas caras a personas que cuando se van de nuestra presencia, usar mascaras para aparentar algo ante los demás que no somos, no ser honestos con nosotros mismos y ni mucho menos con los demás,…son algunas de las técnicas que se usan a día de hoy para nos sentirnos solos y arropados por los demás. Y si además encontramos a alguien que «podemos dominar», que no nos exige, que no nos pregunta cosas que no queremos exponer o que no nos hace pensar o dudar,…pues ya estamos felices, nos sentimos cómodos. Nos sentimos en casa.

Cuando sabes tus limites ( y aunque siempre hay personas que te dan la sorpresa con el paso del tiempo ya que no los tenías en el radar de aprovechados), a esas personas como mucho les darás una oportunidad pero cuando tu instinto te confirme lo que sentías que eran, dirás BYE BYE a la mayor brevedad posible por mucho que sea una persona que crees que te gusta o te puede

Ser bueno no es ser subnormal ni querer ser Madre Teresa de Calcuta, ni mucho menos.

Ser bueno es darte a los demás, es querer hacer mejor la vida a la gente que te rodea, hacerles la vida más fácil dentro de tus posibilidades.

PERO NO LO OLVIDES, SIEMPRE DENTRO DE TUS LIMITES. SI permites que los superen, el imbécil serás tú, no a quien hayas permitido que los superes.

El arroz nunca se pasa si…

No hay semana que por H o por B siempre oiga la misma frase:

SE TE VA A PASAR EL ARROZ.

Se te va a pasar el arroz porque no tienes pareja

Se te va a pasar el arroz porque no tienes trabajo

Se te va a pasar el arroz porqué no le dices nada a esa chica que te gusta.

Se te va a pasar el arroz si no das un paso adelante.

Se te ha pasado el arroz para ir a eventos así.

Se te ha pasado el arroz para gustarte grupos como esos…

Aunque no soy experto en hacer arroces, ya de tanto oír la frase creo ya soy un autentico gurú de los arroces.

¿PERO QUE NOS HA DADO CON QUE SE NOS PASA EL ARROZ?

Durante mucho tiempo era una frase que pesaba mucho en mi.

Pensaba que si a cierta edad no tenía cierto estatus, no había conseguido ciertas metas…era un raro y otras veces un «paria».

Si seguimos esta filosofía, en vez de beneficiarnos, lo único que hará es perjudicarnos.

Porqué aunque nosotros sepamos quienes somos, lo que queremos, lo que nos hace felices…si en algún momento tenemos algún momento de debilidad, pensamos que no somos «aptos» para este sociedad porqué no hemos alcanzado los estándares que se suponían que teníamos que haber alcanzado por la edad que teníamos.

Muchas personas lo harán con cariño, como nuestras abuelas. Pero otras realmente lo hacen con fines «no muy positivos o cotillas».

Las personas mayores te querrán en pareja, te querrán que todo va bien o que has conseguido «esa seguridad profesional» que ellos tanto les consiguió alcanzar. Y es algo totalmente licito y de agradecer.

Pero ¿Qué le importa a los demás si tienes pareja, con quien te acuestas o de qué trabajas?

Vivimos en una sociedad llena de prejuicios. Una sociedad que piensa que si no has alcanzado ciertos hitos a ciertas edades, seguro que lo primero que pensarán será algo así:

¿Qué esconderá que no lo quiere decir?

Cada día pienso que nos tomamos la vida demasiado en serio.

Tenemos que hacer esto no vayan a pensar que.

Tenemos que callarnos lo otro, no vayan a pensar que.

Tenemos que aparentar no sé que, no vayan a dudar de nosotros.

Tenemos que…cuando en realidad ni tenemos ni queremos. Debemos hacer lo que nosotros sintamos.

Y no todo el mundo tiene esa confianza y fuerza de voluntad de confiar en si mismo a pesar de las circunstancias, de las presiones. Son personas que acaban haciendo cosas de las que luego se lamentan, de las que luego dicen algo así como «Pero si yo no quería, era por la presión de los demás...». Todo por no volver a oír la frase del arroz y sentirse «una más del grupo».

Hablamos de la felicidad con la boca llena pero todavía vivimos en una sociedad que se gestiona en base a prejuicios por mucho que hablemos de originalidad, autenticidad y felicidad. los mismos que hablan de felicidad, luego tienen prejuicios sobre los demás pero.. ése es otro tema.

¿Cuántas veces hemos hecho cosas de forma oculta por qué teníamos miedo / vergüenza a las consecuencias a pesar de hacer lo que sentíamos que queríamos hacer?

MUCHAS. Y todo porqué no queríamos oír lo del arroz.

El único arroz que se nos puede pasar es el que echamos a la paellera o cuando queremos hacer arroz con leche. Y aún así seguro que algún truco o receta habrá para que no se nos pase el arroz.

¿Y lo demás? Nunca se nos pasará el arroz.

Porqué no se nos pasa el arroz porque no tengas hijos ni pareja…puedes adoptar que seguro que muchos niños te lo agradecerán.

Porqué quizá no encuentres trabajo pero lo puedes crear.

Porqué quizá no tengas pareja pero te puedes apuntar a grupos para conocer gente.

Porqué siempre habrá una solución para un problema que los demás te intenten «meter en tu cabeza».

Si estás a gusto contigo mismo, confías en ti, eres coherente en lo que haces, haces la vida que quieres…TE ESTÁS COMIENDO TÚ EL ARROZ y NUNCA DEJÁRAS QUE SE TE PASE, porque siempre que tengas oportunidad, te lo comeras.

Las personas que son fuertes, que no les importa los prejuicios o el qué dirán, hacen eso, SE COMEN EL ARROZ que las personas que piensan que se te está pasando el arroz, les gustaría comerse.

«Tenemos que quedar un día sin falta…»

Photo by Tirachard Kumtanom on Pexels.com

¿Cuántas veces hemos oído y dicho alguna vez: «Tenemos que quedar sin falta y ponernos al día«?

Y lo peor de todo, de las veces que lo hemos dicho: ¿Cuántas de ellas se han hecho realidad?

Nos encanta decir una frase así cuando nos encontramos a una persona que hacia tiempo que no nos encontrábamos. Tras abrazarnos y con una desmesurada emoción decimos que nos alegramos de verla Para terminar con la frase «maniatada»: ¡Tenemos que quedar y recordar buenos tiempos!.

Qué bien hemos quedado.

Hemos hecho creer a la otra persona que tras tiempo sin mandarnos ningún mensaje( como si tuviéramos una agenda más llena que la de Barack Obama) y aunque tenemos tiempo a tomarnos algo en ese mismo instante pero es mejor decir: ¡Te llamaré y tranquilamente nos ponemos al día!.

En realidad, ¿Qué estamos diciendo?

.- Para que veas que tengo una agenda llena, te haré un hueco.

.- Ahora me voy porqué voy de un lado para otro y veas que estoy muy ocupado, que me va todo genial.

.- No te he querido llamar durante este tiempo, porqué no me daba la gana, no quería , me aburrías o todas ellas a la vez. Y ahora no esperes que lo haga, porqué las cosas no han cambiado.

En definitiva, estamos poniendo excusas para no decir a gritos una cosa:

NO ME APETECE QUEDAR CONTIGO. Y lo peor de todo, aparentar algo que realmente no sentimos ni deseamos.

Seamos sinceros, al igual que cambian de opinión los políticos de un día para otro, las relaciones cambian.

Unas veces se marchitan, otras veces se engrandecen con el paso del tiempo y otras vez se para y vuelven a retomarse con más «agua». Pues lo mismo pasa con las relaciones, a veces mueren porqué uno de los dos va avanzando y quiere otras cosas en la relación, otras no por no tener una conversación pendiente se ha ido dejando de lado la relación, por no hablar de las mentiras que descubres y por no montar el «pollo» mandas por ahí a la relación…

Pero lo peor de todo, es no decir la verdad, es no ser de verdad.

Recientemente veía como se publicaba un artículo en el que decía que lo que realmente hacía felices a los seres humanos eran la salud de sus relaciones de amistad/pareja.

Nada más publicarse el artículo veías a gente diciendo que había que cuidar más a las relaciones, que no había que descuidarlas…pero luego son personas que para quedar con ellas o te cojan la llamada, antes lo haría el Papa Francisco si lo llamásemos.

Si no vamos a quedar, ¿Para que lo decimos? ¿Para seguir manteniendo un papel ante la otra persona? ¿Para aparentar algo que éramos y que en realidad, ya no queremos ser? ¿Por qué tenemos miedo a ser de verdad?

También te digo, muchas veces quedar con esa persona, es recordar viejos momentos que tenías olvidado. Recuerdas situaciones que por los «debería» has olvidado o te han hecho olvidar. Recuerdas quien eras y lo que te hacía feliz…¿Quizá por eso tienes miedo a volver a quedar con esa persona?

Tenemos una agenda llena de «deberías impuestos», de rutinas y miedos, ¿Qué ocurriría si la llenásemos de verdad, coherencia y corazón?

Empecemos por ser de verdad, no jugaremos con nosotros y mucho menos, con los demás.

Una conversación con la pereza.

Photo by Pixabay on Pexels.com

Querida Pereza:

Son años ya los que nos hemos ido encontrando.

Encuentros en los que alguna vez me has ganado la partida y he ido dilatando lo que tenía que hacer. Pero otras he sido yo quien he hecho oídos sordos a tus comentarios y he seguido adelante.

Tengo que reconocer, que en algunas ocasiones tenías razón, tenía que haberme quedado en el sofa y haberme olvidado de todo. Pero ¿sabes qué? Que aun no habiendo conseguido lo que yo esperaba, viví mucho más que si no hubiera hecho nada.

Querida pereza, siempre me has enseñado mucho más de lo que te podrías imaginar, aunque parezca en estos momentos, que sino estás siempre ocupado, produciendo ( a pesar de que no des resultados esperados o deseados), es que eres un vago.

Querida pereza, muchas veces me has salvado de muchos cosas que no me imaginaba. De decepciones con el paso del tiempo, de acontecimientos que no hubiera sabido como gestionar y de mentiras que no quería ver y que acabaron saliendo a la luz.

Y todo porqué tenia, no se porqué, de hacer lo que en ese momento tocaba hacer. Pero no tenía ganas , había algo que me decía que no lo hiciera.

Pero también tengo que decirte, que por MIEDO y no por otra cosa, he perdido muchas cosas en la vida.

Oportunidades que quería decir SI, experiencias que sé que hubieran sido únicas o quizá no hubiera pasado nada de eso. .Pero lo que si tengo que reconocer, que no hay que echarte la culpa, sino que era miedo lo que tenía.

Nos parapetamos en ti, cuando algo no queremos hacer. Pero además, no queremos decir que no queremos hacerlo.

Ponemos como excusas que no queremos decir esto, que no queremos hacer lo otro o no queremos aguantar de nuevo a esa persona que solamente nos quieres por interés. Y decimos que tenemos pereza, cuando en realidad no nos queremos enfrentar a la realidad. a lo que queremos hacer pero nos da miedo hacerlo.

Así que lo siento si usamos tu nombre en vano, tú no tienes la culpa.

Pero como también he dicho, de una manera u otra, nos has «avisado» cuando no era el momento o la situación para hacer algo o decir algo. Has entrado en nosotros, cuando teníamos ilusión, ganas de lanzarnos de cabeza a ese proyecto o persona que nos tenía locos. Pero de repente, nos entró la pereza, no queríamos dar un paso más allá. ¿Por qué? Porqué tu entrada quería avisarnos de una manera u otra, que no lo hiciéramos, que las consecuencias serían peor que las acciones. Terminando días después diciendo algo así: » Que bien que no di el paso adelante».

Quería escribirte esta carta y decirte que gracias.

Gracias por tu ayuda en algunos momentos, por salvarme el culo en otros y en definitiva por todo, porqué siempre de una manera u otra, nos estás ayudando.

Si, porqué nos estás diciendo en definitiva que tenemos miedo a hacer y ser nosotros mismos cuando estamos en un precipicio el cual tenemos que tomar una decisión. Y nos ayuda a darnos cuenta que tenemos miedo y que por eso, a veces optamos por no dar un paso adelante. Te ponemos como excusa, pero en definitiva tenemos miedo a ser, a mostrarnos como somos. Y todo ¿Por qué? Porqué preferimos la frustración y la rabia mientras seguimos siendo como los demás, que la paz y la felicidad por ser como somos en realidad.

GRACIAS.

Creemos que todos son tontos menos nosotros…

Photo by Olya Kobruseva on Pexels.com

Seamos sinceros:

¿Cuántos de nosotros se cree más inteligente que la mayoría?

Seguramente que todos, buenos excepto alguno que tenga un Ego más grande que el Santiago Bernabéu, dirán que no, que no se consideran más inteligentes que los demás.

En este tipo de preguntas sale la falsa humildad. Esa humildad que utilizamos para que no nos detecten la verdad, que SI que nos creemos más listos que los demás.

Esa falsa humildad tapa cosas como:

.- Creemos que la gente se creerá las excusas que ponemos para no aceptar que nos hemos confundido o no aceptar que no nos apetecía hacer algo.

.- Se creerán las ofertas que les hagamos vendiendo las virtudes de la misma, pero no le dejaremos que haga preguntas y se dé cuenta que quizá es «gato por liebre».

.- Publicando en redes sociales todo lo que hacemos cuando en realidad de lo dicho al hecho, va mucho trecho y no tenemos ninguna propuesta encima de la mesa.

.-Que se creerán lo que les digamos porqué creemos que siempre se han creído todo lo que les hemos dicho. Es decir, hemos subestimado siempre a todas las personas con las que hemos tenido relación por nuestro ego.

.- Que la gente nos quiere por lo que mostramos y conseguimos. Cuando en realidad cree que somos lo que no somos en realidad porqué lo que realmente hemos hecho es comprar seguidores en redes sociales.

.- Que porqué estamos haciendo lo que está de «moda», somos más que los demás. Pero nos dicen que tenemos que ser humildes cuando en realidad lo único que queremos es darle en los «morros» a los demás.

Cada día que me encuentro más con la pregunta:

¿Se creerá que soy imbécil o qué?

Nos encontramos con esta pregunta cuando nos encontramos con personas que:

.- Se creen el papel que están haciendo

.- Se creen que los demás no se van a dar cuenta

.- Creen que así pueden dominar a los demás y llevarlos a dónde quieran.

.- Creen que los demás en el fondo, son unos pobres infelices que se creen todo lo que les dicen. Cuando en realidad, ellos están haciendo lo mismo creyendo que son algo que simplemente es un mero papel de «villano».

¿Qué les ocurre a este tipo de personas?

Se creen que han encontrado «la formula» para que los demás no vean quienes son de verdad y así poderlos manipular. En definitiva, se están mintiendo a ellos mismos.

La gente será «tonta» o se lo hará, pero te aseguro que podrá caer una vez, dos pero a la tercera se dará cuenta del pastel que tiene enfrente de si y sabrá que lo que dices que eres, haces o puedes llegar a conseguir, ES ABSOLUTAMENTE MENTIRA.

Seguimos creyendo que los demás son gilipollas cuando los primeros gilipollas somos nosotros.

Somos nosotros porqué nos estamos creyendo algo que realmente no somos y que a la definitiva, acabará con nosotros.

Desde luego que puedes seguir con el «papel», ya que si no vuelve a caer esa persona, otra seguro que no sabe de qué palo vas, tiene más posibilidad de caer. Pero una vez , los demás no se darán cuentan, podrán hacerse «los tontos» pero el paso del tiempo, les abrirá los ojos…y tu efecto «se terminará».

¿Por qué hacemos lo que hacemos?

Porqué por mucho que hablemos de originalidad, libertad y demás valores que en el fondo los dejamos apartados por el éxito rápido, la manipulación masiva, la felicidad efímera y el dominio de los demás.

Todo porqué NOS DA PEREZA SER NOSOTROS MISMOS, MOSTRARNOS COMO REALMENTE SOMOS…Seres vulnerables que tienen miedo, que les cuesta pedir ayuda y reconocer que se han confundido. Y si encontramos el «método» rápido para ser alguien sin esforzarnos, sin dudar, sin sudar…¿Por qué no aceptarlo?

Vivimos en una sociedad en la que si alguien no piensa como nosotros, sin escucharlo, sin parar a pensar si tiene razón o no, …ya lo despreciamos, ya pensamos que es tonto y que nosotros somos mucho mejor que ellos…Y todo por la defensa a ultranza de nuestras creencias, de nuestro equipo de futbol o de la moda a la que nos hemos «subido», ya que nos dan seguridad de que somos algo, que somos alguien y sobre todo más que los demás.

Lo único que provoca esto es que se habla mucho del bien común, de la necesidad de la creatividad, de la innovación…Y lo único que estamos haciendo es dividirnos y estancarnos como sociedad.

Dejemos de pensar que los demás son imbéciles y escudarnos en títulos de expertos, en número de seguidores en redes sociales o en cursos que has pagado un pastón y no te han dicho nada para «tomar» a los demás por imbéciles que no están a tu nivel.

A lo mejor el gilipollas eres tú porque creerte algo que ni en sueños llegarás a ser.

Lo siento, no sé manipular.

Photo by Alexey Demidov on Pexels.com

Lo siento, no se manipular.

No se mentir a los demás.

No sé decir una cosa y ser en realidad otra cosa.

No sé hacerlo.

No sé mentir a una persona para llevármela a mi terreno y satisfacer mis intereses.

Lo siento, no se manipular.

No sé decir que tengo una vida de éxito y que me sigue gente de todo el mundo cuando en realidad lo que hago, es comprar seguidores para mis redes sociales.

Lo siento, no se manipular y hacer creer algo que no soy .

Y sé que eso me ha llevado a perder muchas oportunidades, a no alcanzar esa meta que había luchado, o quizá pasar una noche con la persona que me tenía loco…

Sé que he perdido muchas oportunidades en la vida, de las que de algunas en algún momento me doy cabezazos contra la pared. Pero al instante pienso.

¿Qué hubiera pasado si hubiera manipulado para alcanzar una meta antes que los demás?

Seré muy naif pero te digo que no la hubiera disfrutado como he disfrutado otras muchas sin manipular.

Recientemente leía en una entrevista que decía que la Manipulación es la palanca del éxito en esta sociedad. Y estoy totalmente de acuerdo.

Son más de 10 años conversando con gente del desarrollo personal, de la creatividad, de la empresa o del mundo social.. Son más de 10 años y 43 de vida en las que desde el día que me dije que sería yo siempre en todo momento, siempre agradezco esa decisión.

Por el camino he visto caer «grandes monstruos» que solo manipulaban a la gente por ganar un cliente más a sus formaciones o que comprase su libro.. Por el camino he visto personas hacer lo que fuera y más para aparentar algo , que sabían que no eran, para que les llamaran a los mejores eventos… Por el camino he visto a gente mentir con tal de conseguir su objetivo antes que los demás.

Y si, estoy de acuerdo, la manipulación es la palanca del éxito en esta sociedad, en estos momentos. ¡No digo que sea en la totalidad, pero si en una gran mayoría!.

La gente nos da lo que queremos oír y ya nos empezamos a volver locos con eso. Pensamos que es la persona que queremos, la que necesitamos para nuestra felicidad o para nuestra empresa. Ya no pensamos, creemos saber que no nos pegaremos una leche contra el muro como con otra veces… Sabemos a ciencia cierta y pondríamos la mano en el fuego, creyendo que no nos quemaríamos, Y luego salimos ardiendo…

Desde luego que debemos dar a los demás lo que quieren oír, ¿Y lo que no quieren oír? ¿Eso se lo dejamos para el amigo «pullitas»?

Consideramos amigos, gurús y salvadores a toda persona que nos dice lo que queremos oir, desechando de nuestro lado a toda persona que nos dice lo que sabemos pero que no queremos oír, que no queremos hacer caso.

¿Qué ocurre? Por un lado nos están manipulando, para sentirse por encima de nosotros, para que hagamos lo que ellos quieren o satisfagamos sus deseos más íntimos.

Pero por otro lado nos estamos manipulando nosotros. Como lo lees, Porqué la realidad no solo es una parte de la realidad, la que quieres oír, la que mejor te viene, sino también la que no te gustará tanto oír.

Vivimos en una sociedad que si no conseguimos el llamado «éxito», somos unos parias.

El éxito puede ser tener una pareja, un trabajo fijo, una casa e irte todos los años a un lugar paradisiaco y ponerlo en Instagram para darle en los «morros» a tus hermanos y vecinos.

Por ese éxito, hacemos lo que haga falta y más.

Aparentar, mentir, reconducir conversaciones para que no nos delaten…. Lo que sea y más para no sentirnos desplazados del «rebaño» y ser considerados uno más. Y si podemos dar envidia a alguien, mejor.

Yo a este éxito lo llama «¿Quién la tiene más larga?» Y por no perder hacemos lo que sea.

Pero hazte una pregunta: ¿Realmente es el juego que quieres jugar?

Si la respuesta es sincera, perfecto. Ha sido un placer hablar contigo y hasta la próxima entrada.

Pero si realmente PARAS, TE PREGUNTAS si es lo que quieres jugar y la respuesta es NO, ¿Qué leñes estás haciendo?

Frustrarte, deprimirte, perder oportunidades siendo tú mismo, un infeliz, dormir inquieto todas las noches…. ¿Y eso te merece la pena, el mentir a los demás y mentirte a uno mismo? Tú mismo, pero a mí no.

Hablamos de la felicidad, de la salud mental y del futuro que nos vendrá si seguimos así… Pero que no nos quiten el concepto de éxito, el de darle en los morros a la competencia, dominar a esos amigos o que nuestros seguidores crean que mi vida es la «leche» porqué soy un gran experto.

Piensa un poco: ¿Por qué mucha gente se ha ido de tu lado? Y si te das cuenta ha sido porqué te has parado a pensar y has dicho: ¡¡Conmigo no juegas más!! Sentías que te estaban manipulando.

¿Qué has hecho?

¡PENSAR!.

Algo que en estos momentos se habla mucho pero poco se hace.

Llamamos «hermano» a cualquier persona que nos hace creer que nos puede llevar a un mundo de ensueño, tildamos de «gurú» a cualquier persona que con luces y humo nos dice que nos llevará al éxito de forma rápida e indolora, por no hablar de las personas que nos dicen lo que necesitamos oír y deseábamos que alguien nos dijera….. Y todo por no pensar.

Pensemos antes de darnos ante esa oportunidad que nos dará 100 con solo dar 1. Quizá es la oportunidad que buscabas, pero antes de lanzarte, piensa. Te podrás ahorrar muchos disgustos.

El poder engancha mucho y a la vez hablamos de paz, coherencia, felicidad y transparencia.

Y ¿si dejáramos la manipulación por el poder, quizá alcanzaríamos un poder máximo, el de nuestra coherencia?

¿Te imaginas?

Lo siento, no sé manipular. Siempre lo que he escrito y escribo es lo que siento, no me sale manipular porqué algo esté de moda, ¡QUÉ LE VAMOS A HACER SI NO ME HE HECHO CON LA ETIQUETA DE «GURÚ!.

¿Los secretos nos dan seguridad?

Photo by Andrea Piacquadio on Pexels.com

Desde pequeños hemos tenido una relación con los secretos.

Nos guardábamos para nosotros que habíamos sido nosotros quien había roto los platos y no el gato como habíamos expuesto.

¿Y quién no decía que no habíamos hecho los deberes y que la culpa la tenía el perro del vecino?

Nos decían que mentir era lo peor que podíamos hacer. Que mentir significaba perder la confianza de las personas que nos querían si descubrían que estábamos ocultando algo.

Unos hacían caso y decían todo, vomitaban la verdad porque como buen ser humano, queríamos siempre el reconocimiento de nuestros padres, de nuestros mayores. Otros seguían callados y mantenían su secreto, como lo que debía ser, en secreto.

Pero de mayores seguimos ocultando muchas otras cosas:

.- Una orientación sexual

.- Que hemos dejado nosotros el trabajo y que no nos han echado.

.- Que no aguantamos a la pareja de nuestra hermana o hermano pero pones buena cara porqué es de familia.

.- Que llegaste más tarde de la hora que prometiste llegar…

.- Que tienes un amante que disfrutas mucho más que con tu pareja…

Aún a día de hoy, sigo conociendo gente que se sorprende al darse cuenta de los secretos que mantenía la gente. Y que seguirá manteniendo.

Utilizamos los secretos como nuestros «peluches para dormir«. Con ellos nos sentimos seguros, estamos tranquilos, nos sentimos nosotros mismos.

Y que nadie los descubra, que nadie sepa que no somos felices y si haciendo otra cosa totalmente diferente a lo que los demás esperan de nosotros. Que no sepan que nuestra pasión es otra y no hacer lo mismo que los demás. Que no sepan que tenemos secretos porqué perderemos la confianza de ellos.

¿Y qué c**** te importa lo sepan los demás si luego no te respetas a ti mismo?

Nos pasamos la vida preguntándonos quienes somos, qué queremos en la vida, cómo pensamos… Leemos libros para descubrirnos, vamos a psicólogos a los que les contamos nuestros secretos pero no tenemos los huevos de gritar a los 4 vientos, que somos como somos, que somos felices haciendo lo que hacemos y que no aguantamos a nuestra cuñada.

No me cansaré de repetirlo, la moda es hablar de autenticidad, de originalidad, de querer a tu lado personas transparentes que te dicen lo que nadie se atreve a decir… pero luego somos los primeros que nos guardamos secretos, por qué no queremos que piensen que somos tal o cual… Pero eso sí, ante todo satisfacer nuestras exigencias.

Los secretos son nuestras islas dentro un océano llamado sociedad en el que sentimos que hay que vivir con las caretas que nos han impuesto. Por eso esos secretos son donde nos sentimos nosotros mismos, donde la coherencia hace acto de presencia y donde nuestra conciencia puede descansar un rato de estar mintiendo todo el día.

Muchas veces hablando con personas sale la conversación que no entienden que no sean felices. La conversación prosigue y sin querer ellos mismos empiezan a sacar a la luz secretos, que en el fondo lastran su felicidad.

El título del artículo preguntaba que si los secretos nos dan seguridad y te diré SI y NO.

Si porqué nos sentimos nosotros mismos en ellos.

Pero NO porqué son un lastre para nuestra autenticidad, coherencia y en definitiva, felicidad.

Podemos decir que somos la suma de nuestras acciones y no acciones, de lo que decimos y de lo que no, pero también somos la suma de los secretos que tenemos y que no expresamos.

Los secretos son un caparazón contra la vulnerabilidad. Esa sensación de sentirnos desnudos ante los demás porqué nos pasa tal o cual cosa.

Los secretos los tomamos como nuestro refugio ante la vergüenza que sería que supieran como somos, que queremos de verdad en la vida. en una sociedad que nos desterraría para luego reírse de nosotros mientras marchamos del rebaño.

¿Qué hacer con ellos?

Lo que quieras pero siempre acaban arrastrándote en tu día a día, en las relaciones con los demás y en definitiva, con tu felicidad.

Tú decides.

Pensar, Ver y Crear, ¿3 verbos malditos?.

Photo by Anna Shvets on Pexels.com

La creatividad es la mayor expresión del ser humano.

A través de ella expresa sus emociones, su visión, su forma de ver la vida.

A través de ella no pretende dejar una huella en la vida de los demás, eso es una consecuencia. Sino quiere convertirla en su forma de vivir, en su felicidad… Y si con ello ayuda a otras personas, ¿Qué más se puede pedir?

Pero para desarrollar nuestra creatividad, HAY QUE PENSAR. Y eso no nos gusta nada.

Hace unos días volví a tener un deja vu. En dicha conversación me decían porqué no acudía a determinadas conferencias, en las que a los asistentes les hacían bailar, reírse de forma forzada y darle a una pelota como si fuera un concierto de «Parchís» queriendo volver a ser niños….Que eran lo mejor del mundo. Y quizá para muchas personas les sirven, les ayudan.. pero tengo que reconocer todavía no conozco a una persona que después de 45 minutos de la conferencia, recuerden qué se ha dicho en la misma.

¡Ninguna!.

¿Qué estamos haciendo?

Utilizando «placebos» del tipo que tú quieras para no pensar. Como dicen, para vivir con el «piloto automático», en el que la rutina, saber lo que vendrá es más importante que realmente lo que nosotros pensemos o queramos hacer.

Y ¿Cuál es el motivo?

Que no queremos pensar.

Pensar qué nos gustaría de verdad hacer con nuestra vida…. Con lo que queremos estudiar, con lo que es mejor para nosotros según nuestros intereses… Descubrir nuestro intereses y ver.

Porqué tras pensar, empezamos a ver. Y eso tampoco nos gusta. No nos gusta ver qué quizá hemos «perdido» el tiempo en algo que realmente sabíamos que no iba a llevar a ningún lugar y no hacer lo que nosotros queríamos hacer.

Ver es abrir los ojos, es aceptar lo que hemos hecho y también lo que no hemos hecho. Es empezar a hacernos cargo de nuestras acciones y decisiones.

Si no queremos pensar, no queremos ver, ¿Cómo podemos crear algo?

¡IMPOSIBLE!.

Pero eso de ser autentico, único, inigualable,… mola mogollón. Pero a la hora de la verdad, pensar, ver y crear son 3 verbos malditos que pocos quieren experimentar.

Si no piensas, no te puedes dar cuenta de cómo está yendo tu vida, de tus intereses, de lo que realmente quieres y de cómo ves la vida.

Si no quieres mirar, solo verás aquello en lo que crees. Creyendo que el mundo solo está formado por tus creencias, por aquellas ideas que no te «hacen dudar».

Y con todo ello, nunca llegaremos a crear nada. Bueno podremos copiar, replicar, fotocopiar ideas que nos gustan, ideas que sentimos que nos harán «parecer» diferentes, pero nunca lo llegaremos a ser.

¿Por qué?

PORQUÉ NOS DA MIEDO PENSAR.

Porqué cuando pensamos nos damos cuenta de muchas cosas…

Que queremos otras cosas en la vida y no lo que estamos haciendo hasta la fecha.

Que podemos hacer lo que siempre hemos querido hacer y mientras tanto hemos estado «gastando» el tiempo que no invirtiéndolo en una vida, «cómoda» pero que no nos daba lo que realmente nosotros queríamos.

¿Pero por qué no pensamos?

PORQUÉ EL SER HUMANO ES MUY VAGO.

Damos el poder de nuestros pensamientos a los demás. Creemos que los demás pensarán mejor por nosotros que nosotros mismos. Y lo que estamos haciendo a la larga, es matando nuestra creatividad, nuestras ideas y nuestro pensamiento crítico.

Hablamos del coraje, aplaudimos a historias personales que han conseguido cosas «increíbles» que pensamos que nunca podremos alcanzar, pensar o idear…. ¿Y luego qué hacemos? Dudar de que nosotros podemos hacer algo igual y todo porqué nos da miedo pensar.

¿Pero es fácil pensar?

Desde luego que no.

Y más en un mundo donde las presiones para seguir lo establecido, dónde por mucho que digamos el miedo reina a sus anchas y dónde las modas triunfan sobre la autenticidad.

Dice una frase así de Epíteto «Somos aquello en lo que nos enfocamos». Si no pensamos nos enfocamos en lo que hacen los demás, en cómo piensan los demás, en cómo creen sentir los demás… ¿Y así crearemos algo diferente a los demás?

¡NO!

Si queremos nuestra felicidad, si queremos vivir de nuestra creatividad, si queremos dormir en paz… No tengas al MIRAR, AL CREAR, AL VER, como los verbos malditos que dicen que son.

Contra el «estreñimiento mental»…

Photo by Ketut Subiyanto on Pexels.com

Y yo que pensaba que tras la pandemia, el estreñimiento se iba a acabar.

La gente iría por la calle sonriendo, las calles serían como los años 20, de locura, alegría y diversión.

La gente ya no ocultaría lo que sentía, diria lo que pensaría sin importarle lo que puedan decir los demás, porque saben que la vida es una y hay que vivirla, se trata de sentir, no de mentir.

Pensé que después de la pandemia, por fin haría la gente lo que siempre habían querido hacer, porqué sabían en primera persona que un día puedes estar aquí pero mañana ya no. Que eso de posponer nuestra felicidad cuando nos jubilemos o cuando tengamos dinero no vale, que es ahora o nunca.

Pensé que después de la pandemia, el trabajo no deseado, el que odias los domingos por la tarde y con el que te acuerdas de todos los «familiares» de tu jefe, iba a dejar de ser un estreñimiento «personal y profesional», pero por lo visto sigue siendo igual.

Lo que había dejado de oír durante dos años, «el cagarte en el jefe, el sentirse incomprendido por tu pareja o el acudir a reuniones con amigos que no te apetecen…» cada día lo vuelvo a oír más.

Y no hace falta te lo diga yo sino me crees, solamente mira a la gente paseando por la calle. Callados, sin hablarse entre si, mirando al móvil y sin una sonrisa en sus labios.

Vivimos en un mundo estreñido. Que prefiere vivir en silencio el «dolor» de la infelicidad en su relacion sentimental, en el trabajo y en definitiva en su día a día, mostrar al «aire» su herida y dejar que sane.

Las cosas no han cambiado, las cosas siguen igual, haya pandemia, guerra o una varicela.

Seguimos prefiriendo ocultar nuestras miedos y frustraciones porqué si lo hacemos, pensamos que el panorama será peor que si apostáramos por nosotros mismos, si cogemos las riendas de nuestra vida.

¿Qué hemos aprendido? NADA.

¿Qué soluciones hemos puesto en marcha durante todo este tiempo? NINGUNA.

Pero eso si, hay que leer muchos libros de motivación, hay que ir a conferencias o hacerse fotos con los «gurús» de turno para que los demás vean en redes sociales, que somos unos seres conscientes.

SI lo fuéramos, no usaríamos «placebos» para creernos y hacer creer que somos unos seres de luz, empáticos y en paz con nosotros mismos.

Diríamos:

Durante este tiempo he ido «estreñido» con mi vida, porqué no he hecho esto, no he dicho lo otro y he estado mintiéndome.

Es un método fácil, rápido e indoloro. Porqué no duele, más bien te alivia, reconocer qué ha pasado, qué has estado viviendo.

Seguimos posponiendo nuestra felicidad, nuestros deseos y aún así leyendo libros de la felicidad pensando que así la atraeremos.

Cierra el libro, deja de bailar, de gritar y reconoce a viva voz lo que realmente te pasa Empezarás a notar que el » tapón » que te limitaba, empieza deshacerse.

Pero ahí no ha acabado todo: DEBES PONERTE MANOS A LA OBRA.

No importa si el paso es pequeño, enano o enorme para ti, lo importante que una vez hayas aceptado porqué estás asi, empieces a actuar para que el «nudo» no vuelva a ocurrir.

Este estreñimiento que vivimos es respetable, es aceptable. No todos sabemos gestionar nuestras emociones, no todos tenemos el coraje de ser nosotros mismos ni expresar lo que sentimos cuando lo estamos viviendo.

Es normal. Pero luego no nos quejemos, no pongamos excusas de cómo nos encontramos , cuando realmente todos sabemos cuál es la solución:

RECONOCERLO Y PONER MANOS A LA OBRA.

Cada día creo es mucho más fácil todo. Sin embargo somos nosotros mismos quienes nos da miedo ser nosotros mismos.

¿Qué pasaría si viviéramos en un mundo menos «estreñido»?

A lo mejor estoy hablando de una utopía y siempre haya gente que le interese más, ocultar sus emociones, lo que realmente que quiere y seguir en la situación en la que está. Pero como siempre digo, pero luego no te quejes un día que has sido consciente de lo que has hecho y te lamentas del tiempo perdido.

Porqué el tiempo no vuelve y la frustración siempre permanece.

Contra el «estreñimiento mental», coraje y acción.