¿Sirve de algo lamentarse por algo que querías hacer?

Photo by Lakshman Jung Khadka on Pexels.com

El arrepentimiento es una emoción humana común. Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido tristes por decisiones pasadas y hemos experimentado el peso de los arrepentimientos. Sin embargo, en mi camino personal, he descubierto que no arrepentirme nunca de nada ha sido una filosofía liberadora y transformadora. En lugar de aferrarme a los lamentos y a los «qué hubiera pasado si...», he aprendido a abrazar cada experiencia y encontrar el aprendizaje en todas ellas. Aquí comparto algunas lecciones valiosas que he aprendido gracias a esta mentalidad.

  1. Las decisiones son oportunidades de crecimiento: Al no arrepentirme de nada, he comprendido que cada elección, incluso las que parecían equivocadas en su momento, me ha brindado una oportunidad invaluable de crecimiento personal. Tomé la decisión de escribir y me ha enseñado muchas cosas. Tomé la decisión de descubrir lo que sentía y que me gustaba y me ha enseñado más, que seguir haciendo lo que estaba haciendo hasta la fecha. Cada experiencia, ya sea buena o mala, ha contribuido a forjar mi carácter y ha ampliado mi perspectiva sobre la vida. Reconocer esto me ha permitido aceptar mis decisiones pasadas y seguir adelante sin cargar con el peso del arrepentimiento.
  2. El pasado no define mi presente: No permitir que el arrepentimiento se apodere de mi vida me ha enseñado que el pasado no tiene el poder de definir quién soy en el presente. Si hubiera seguido creyendo que era un puesto de trabajo, todavía estaría en él, seguramente. Si hubiera seguido creyendo que ciertas personas me querían de verdad, todavía seguiría siendo manipulado por ellas. Aceptar mis elecciones pasadas y aprender de ellas me ha liberado de la carga emocional que conlleva el arrepentimiento. En lugar de vivir en el pasado, he aprendido a centrarme en el aquí y ahora, que es lo único que tenemos, aprovechando las oportunidades que se presentan en mi camino.
  3. La aceptación personal es esencial: No arrepentirme nunca de nada me ha llevado a un nivel más profundo de aceptación personal. He aprendido a abrazar mis errores y fracasos como parte integral de mi viaje. He descubierto quién soy, cuál es el motivo por el cual tomo una u otra decisión y porqué digo NO a lo que antes decía SI. Reconocer que soy humano y que cometer errores es natural me ha permitido perdonarme a mí mismo y cultivar una relación más saludable conmigo mismo. En lugar de lamentarme por las decisiones pasadas, me enfoco en aprender de ellas y avanzar con mayor sabiduría.
  4. La responsabilidad personal es clave: Al no arrepentirme de nada, también he asumido la responsabilidad total de mis acciones y decisiones. No se trata de hacer las cosas y luego si han salido mal, echarle la culpa al alcohol. En lugar de culpar a otros o a las circunstancias por mis errores, reconozco mi papel en cada situación y busco maneras de rectificar, si tengo que pedir perdón o aprender de ellas. Esto me ha empoderado enormemente, ya que me ha dado el control sobre mi propia vida y me ha permitido tomar decisiones más conscientes y responsables en el futuro.
  5. La valentía de vivir sin arrepentimientos: No arrepentirme nunca de nada requiere valentía. A menudo, la sociedad nos presiona para lamentarnos y cuestionar nuestras elecciones pasadas. Toda elección pasada me ha llevado dónde estoy ahora y no puedo volver atrás, por mucho que quisiera. Soy quien soy a día de hoy, gracias a esas decisiones. Pero no soy quién seré mañana, porqué seguiré tomando las decisiones, que yo sienta que tengo que tomar por corazón y no por exigencias. Sin embargo, he descubierto que vivir sin arrepentimientos es una forma de vida audaz y liberadora. Me ha permitido tomar riesgos calculados, explorar nuevas oportunidades y abrazar la incertidumbre con confianza. Al adoptar esta mentalidad, he experimentado una sensación de libertad y plenitud que nunca antes había experimentado.

En última instancia, no arrepentir me ha llevado a uno de los mejores regalos que me ha dado la vida, quitarme de miedos y sesgos que me oprimían y descubrir quién era yo realmente, que quería y que no, que odiaba y no soportaba. No arrepentirme de nada, me ha llevado a descubrirme. ¿Y no es eso lo que queremos todos, saber quiénes somos?

La coherencia es no romper el contrato que tienes firmado contigo mismo.

Photo by cottonbro studio on Pexels.com

La coherencia es no romper el contrato que tienes contigo mismo

La coherencia es una cualidad esencial en nuestras vidas. De la que tanto se habla y que poco se ve en ciertos momentos de la vida. Nos permite mantener la integridad personal, vivir acorde a nuestros valores y principios, y establecer relaciones sólidas y saludables con los demás. En pocas palabras, ser coherente implica no romper el contrato que tenemos con nosotros mismos cuando nos hemos comprometido ser nosotros mismos, pase lo que pase.

¿Qué significa esto? Imagina que tu vida es un contrato que estableces contigo mismo. En este contrato, te comprometes a actuar de acuerdo con tus creencias, metas y deseos más profundos. Es un compromiso personal que determina cómo quieres vivir y cómo quieres ser recordado.

Cuando rompemos el contrato que tenemos con nosotros mismos, perdemos la coherencia. Puede suceder de muchas formas: dejamos de seguir nuestros sueños, nos traicionamos a nosotros mismos, permitimos que otros influyan demasiado en nuestras decisiones o actuamos en contra de nuestros valores. Cada vez que nos desviamos del camino que trazamos, nuestra coherencia se ve afectada.

La falta de coherencia puede generar conflicto interno y emocional. Nos sentimos perdidos, desorientados y frustrados. Echamos la culpa a los demás, cuando hemos sido nosotros los culpables por romper el contrato que teníamos firmado con nosotros mismos. Nos alejamos de nuestro propósito de vida y nuestras acciones carecen de sentido. Romper el contrato que tenemos con nosotros mismos es como perder el rumbo en el mar: nos quedamos a la deriva, sin un destino claro.

La coherencia, por otro lado, nos brinda una sensación de paz y plenitud. Como digo yo, dormir como un angelito todas las noches. Nos permite vivir en armonía con nuestras convicciones y ser fieles a nosotros mismos. Nos ayuda a tomar decisiones coherentes con nuestros valores, incluso cuando las circunstancias sean difíciles. Además, fortalece nuestra confianza y autoestima, ya que nos muestra que somos personas íntegras y dignas de confianza.

Ser coherente no significa que nunca cometeremos errores o que no cambiaremos a lo largo del tiempo. Unos cuantos reconozco que he cometido yo. Todos somos seres humanos en constante evolución y aprendizaje. Así que perdónate, no te preocupes. La coherencia se trata de ser conscientes de nuestros cambios y crecimientos, y de asegurarnos de que nuestras acciones sigan alineadas con nuestra verdadera esencia.

Para cultivar la coherencia en nuestras vidas, es importante conocer nuestros valores y principios fundamentales. Recuerda, hablo de tus valores, no el de los demás. Reflexiona sobre lo que realmente te importa y define tus objetivos personales. Luego, toma decisiones y actúa de acuerdo con esas convicciones. No permitas que la presión social o las expectativas externas te desvíen de tu camino. La única moda que tienes que seguir, es la que dictan tus valores, no los valores de los demás.

Asimismo, es fundamental mantener una comunicación abierta y honesta contigo mismo. ¿No quieres que los demás sean honestos contigo? Pues empieza por ti mismo. Escucha tu voz interior y sé sincero contigo mismo acerca de tus necesidades y deseos. Aprende a establecer límites y a decir «no» cuando algo no está en línea con tu contrato personal. A medida que practiques la coherencia, te volverás más consciente de ti mismo y de tus acciones.

Recuerda que ser coherente no es un camino fácil. Y más en un mundo de modas, máscaras y presiones. Requiere valentía, autoconocimiento y perseverancia. Pero los beneficios son enormes. Vivir en coherencia te permitirá construir una vida auténtica y significativa, en la que te sientas realizado y en paz contigo mismo. Y SOBRE TODO ORGULLOSO DE NO ROMPER EL CONTRATO QUE HABÍAS FIRMADO CONTIGO MISMO.

¿Por qué de vez en cuando hay que desconfiar de uno mismo?

Photo by cottonbro studio on Pexels.com

Hace unos días, una persona me dio un consejo que ha hecho que escriba este artículo:

«David, de vez en cuando desconfía de ti mismo».

En nuestra cultura, a menudo se nos anima a tener confianza en nosotros mismos y en nuestras habilidades. Principalmente los gurús de turnos, nos invitan a que confiemos en nosotros como nadie ha confiado en nosotros, nos alientan a que nos gritemos y nos motivemos, que nos creamos que somos lo mejor de lo mejor, porqué así nos dicen que somos. Nos dicen que si queremos tener éxito en la vida, debemos creer en nosotros mismos y tener una actitud positiva. Que atraeremos lo que creemos que somos. Y si somos invencibles, solo atraeremos éxito y felicidad. Sin embargo, a pesar de estos mensajes populares, a veces es importante desconfiar de uno mismo.

En primer lugar, es importante recordar que todos somos humanos y, como tal, somos propensos a cometer errores. Si, por mucho que te diga el gurú de turno, que la gente de éxito no comete errores, te aseguro que esa persona que te lo está diciendo, comete tantos o más errores que tú hasta la fecha. Aunque podemos tener buenas intenciones y creer que estamos haciendo lo correcto, nuestras acciones pueden tener consecuencias no deseadas. La excesiva confianza en uno mismo, hace que no veamos muchas cosas que luego acaban cumpliéndose y nosotros lamentándonos por lo ocurrido. Al dudar de nosotros mismos y reflexionar sobre nuestras decisiones, podemos identificar posibles problemas antes de que se conviertan en errores costosos.

Además, a veces nuestra confianza en nosotros mismos puede ser excesiva y puede impedir nuestro crecimiento y desarrollo personal. Si siempre creemos que estamos en lo correcto, es menos probable que estemos abiertos a aprender de nuestros errores y a considerar nuevas perspectivas. La excesiva confianza en uno mismo y el peor de los egos lo separan una fina línea, así que estate atento. Al desconfiar de nosotros mismos de vez en cuando, podemos ser más humildes y estar más dispuestos a escuchar y aprender de los demás. La humildad no es la debilidad de los pobres, es la habilidad de los valientes.

Otro motivo por el que debemos desconfiar de nosotros mismos de vez en cuando es porque nuestras emociones pueden nublar nuestro juicio. ¿Cuántas veces nos hemos metido la leche pensando que esa chica estaba colada por nosotros o que ese puesto de trabajo era nuestro? Unas cuantas y todo porqué creíamos que así iba a pasar, teníamos la confianza ciega. Cuando nos encontramos en situaciones emocionalmente cargadas, es fácil dejarnos llevar por nuestros sentimientos y tomar decisiones impulsivas que pueden no ser las mejores a largo plazo. Respira, piensa y toma una decisión. Al tomarnos un momento para reflexionar y desconfiar de nuestras emociones en estas situaciones, podemos tomar decisiones más conscientes y racionales. Hay momentos en los que hay que ser más racionales que emocionales.

Por último, es importante recordar que el mundo está en constante cambio, y lo que funcionó en el pasado puede no ser efectivo en el presente o en el futuro. Si confiamos ciegamente en nuestras viejas formas de hacer las cosas, podemos perdernos nuevas oportunidades y soluciones que nos lleven más allá de lo esperado. Al estar dispuestos a desconfiar de nosotros mismos y a considerar nuevas formas de hacer las cosas, podemos adaptarnos mejor a los cambios y a seguir creciendo.

En conclusión, aunque la confianza en uno mismo es importante, también es importante desconfiar de uno mismo de vez en cuando. Al hacerlo:

.- podemos identificar posibles problemas antes de que se conviertan en errores costosos,

.- estar más abiertos a aprender de nuestros errores y de los demás,

.- tomar decisiones más conscientes y racionales en situaciones emocionales y estar dispuestos a considerar nuevas formas de hacer las cosas. En última instancia, al desconfiar de nosotros mismos de vez en cuando, podemos ser más resilientes y estar mejor preparados para enfrentar los desafíos que la vida nos presente.

Desconfía de vez en cuando de ti mismo, es un gran proceso creativo que hará caigan creencias absolutas y te muestre verdades que no querías ver.

¡Ser buena persona no es ser un imbécil!.

Photo by Engin Akyurt on Pexels.com

¿Por qué consideramos que la gente buena es gilipollas?

Siento ser tan duro pero es lo que pienso.

Mi experiencia personal y observando lo que me rodea, así lo reafirma.

La gente buena pensamos que es imbécil, que nos podemos aprovechar de ella, que siempre estará ahí para nosotros, que no va a decir una palabra más alta que otra, que no nos va a llevar la contraria.

Pensamos que la gente buena es buena/tonta y como es buena, no nos llevarán la contraria, siempre que necesitemos algo, van a estar ahí.

Siempre pienso que la realidad me ha enseñado mucho más que la escuela.

Al menos a mí y mi formación católica, me han enseñado que ser buena persona es darte a los demás, es escuchar más de lo que podría habar uno podría hablar y siempre estar ahí, no solo en los buenos momentos sino también en los malos.

Eso es ser un buen amigo, eso es ser una buena persona.

Es decir, ser un «osito» adorable, al que se puede abrazar cuando uno está mal, te escucha cuando por fin te has dignado a expresar lo que te pasa y te puedes reir con él a pesar de haberte pasado días sin ni siquiera haberle preguntado a tu «osito», ¿Y tú cómo estas?

Todos los días a través de medios comunicación o conversaciones con los demás, oímos algunas palabras parecidas a estas: «Es que es una buena persona».

¿Pero qué es ser una buena persona? ¿Una persona a la que le puedes echar todos tus diablos y esperar a que ella se los trague y aquí no ha pasado nada? ¿Aquella persona que quedáis de vez en cuando como algo formal pero no le cuentas las cosas importantes de tu vida? ¿Aquella que te sonríe cuando os veis en el rellano de tu casa y te pregunta por el tiempo?

Creo que tenemos un concepto muy equivocado de persona buena, ya no solo hacia los demás sino también como nosotros.

Pensamos que una persona buena, no pone limites. Y creo que es el mayor error que hay.

¿Por qué no ponemos límites?

Porqué pensamos que perderemos a esa amistad, porqué al final nos quedaremos solos, porqué eso no es de «buena persona» o porqué pueden pensar que somos unos mal educados.

Una persona buena es buena porqué se da a los demás dentro de sus limites. Repite conmigo: DENTRO DE TUS LIMITES. Por superar tus limites no seras más bueno ni tendrás el billete asegurado al cielo. Olvídate de todo eso.

Por superar tus límites, la gente, si es un poco lista, se dará cuenta que puede ir un poco más allá, aprovecharse de la situación porqué tú no has dicho nada, porqué te a ti no te ha sentado mal. Y si no vas ese poco más allá, te lo reprochará, «¿Por qué antes si y ahora no?».

Ser una buena persona no es ser gilipollas. Es darte a los demás desde tus limites. Porqué cuando permites que la gente los pase, el otro no tiene la culpa, la tienes tú. ¡POR HABERLO PERMITIDO!.

Poner límites es respetarte, porqué si no lo haces tú, te aseguro que nadie lo hará.

Porqué luego llega a la noche y te cabreas contigo mismo de cómo has dejado que te trataran así, de que te echasen sus diablos cuando tú no te lo mereces. Piensas que quizá todos tenemos un mal día. Lo dejas pasar, pero cuando se repite una y otra vez, el imbécil eres tú porque lo permites cuando no te lo mereces.

Si, no me mires así, nadie te va a respetar sino te respetas tú mismo. Si sabes que por ahí no pueden pasar, que no te puede gritar la gente, que te tienen que respetar como persona que eres y consientes que se pasen eso por ahí, tú eres el culpable, no la otra persona.

Cuando empezamos a respetarnos, empezamos también a respetar los limites de la otra persona. De darnos cuenta de cómo son, de sus límites, de sus valores, de lo que realmente le pasa.

No te van a querer más por dejar que otras personas te «usen» a su gusto superando tus limites, mandando a la mierda tus valores. No siento decírtelo de esta manera, todos queremos sentirnos queridos pero no es amor si alguien se está aprovechando de ti de alguna manera.

Si, vivimos en una sociedad en la que necesitamos como una droga, sentirnos queridos por los demás. Si además se añade que nos dicen que la soledad es mala, que te etiquetaran como un raro si estás solo, hacemos lo que sea por sentirnos queridos por otros.

Omitir nuestra realidad, poner buenas caras a personas que cuando se van de nuestra presencia, usar mascaras para aparentar algo ante los demás que no somos, no ser honestos con nosotros mismos y ni mucho menos con los demás,…son algunas de las técnicas que se usan a día de hoy para nos sentirnos solos y arropados por los demás. Y si además encontramos a alguien que «podemos dominar», que no nos exige, que no nos pregunta cosas que no queremos exponer o que no nos hace pensar o dudar,…pues ya estamos felices, nos sentimos cómodos. Nos sentimos en casa.

Cuando sabes tus limites ( y aunque siempre hay personas que te dan la sorpresa con el paso del tiempo ya que no los tenías en el radar de aprovechados), a esas personas como mucho les darás una oportunidad pero cuando tu instinto te confirme lo que sentías que eran, dirás BYE BYE a la mayor brevedad posible por mucho que sea una persona que crees que te gusta o te puede

Ser bueno no es ser subnormal ni querer ser Madre Teresa de Calcuta, ni mucho menos.

Ser bueno es darte a los demás, es querer hacer mejor la vida a la gente que te rodea, hacerles la vida más fácil dentro de tus posibilidades.

PERO NO LO OLVIDES, SIEMPRE DENTRO DE TUS LIMITES. SI permites que los superen, el imbécil serás tú, no a quien hayas permitido que los superes.

El mejor «ansiolítico» siempre es la Verdad.

Photo by JESHOOTS.com on Pexels.com

¿Cuándo nos daremos cuenta que la mejor pastilla siempre es la verdad?

Recientemente decían los medios de de comunicación, que España era el país a nivel mundial que más ansiolíticos tomaba sus habitantes.

Y partamos desde aquí , que hay mucha gente que por problemas de salud mental, los necesita. Desde aquí todo mi apoyo y respeto.

Pero, ¿Y los demás? ¿Todas aquellas personas que los usan como placebo ante sus insalvables problemas, como así los llaman ellos?

Problemas surgidos a través de la relación de pareja, relacion con amigos o con el trabajo.

Pero eso si, el día de San Valentín bien ponemos fotos del amor y al dia siguiente, «medicados con placebos» porque no queremos ver la realidad de lo que realmente nos pasa. Pero eso si, viva el amor, viva nuestra pareja pero ¿el amor por nosotros? bien, gracias.

No hay día que alguien de mi alrededor o conversaciones de alrededor, diga que se toma una «pastillita» para levantarse de la cama o seguir el día.

¿Qué estamos haciendo?

«Durmiendonos» para no querer afrontar lo que realmente nos pasa.

Desde luego que la vida no es tan fácil como resumirla en «no tomes ansiolíticos y ya está». Pero tampoco todo se va a solucionar a base de pastillas.

¿Qué las pastillas te pueden ayudar a seguir adelante, a un empujoncito? Desde luego. Pero siempre como una «vitamina», siempre sabiendo el porqué de todo.

Si a eso le añadimos, La «moda» del desarrollo personal así como muchas otras «modas» en el mundo empresarial a parte de querernos sacar el dinero, tienen otro fin, que parezcamos idiotas. Tenemos todo el pack completo para tener una sociedad dormida.

Y cada día creo más, seré un poco naif, que somos más inteligentes de lo que creemos y nos hacen creer.

Si de pequeños nos quejábamos de las normas de nuestros padres, a día de hoy con el desarrollo personal, hacemos lo contrario, las seguimos al pie de la letra. Seguimos los pasos del libro de moda, gritamos cuando vemos al gurú de turno, ponemos en nuestro Linkedin como título de nuestro trabajo cosas en ingles para parecer que somos alguien que realmente no somos y esperamos ansiosos que nos de la «lección del día» para alcanzar nuestra felicidad «eterna».

¿Pero es que realmente no sabemos lo que nos pasa? ¿Realmente no sabemos lo que queremos decir de verdad pero no nos atrevemos a expresar? ¿De verdad?

Se que al instante alguien estará pensando una frase que empieza: «Si , pero es que..»

Ponemos como excusas el trabajo, la familia, el qué dirán, el qué van a pensar… Y mientras tanto, seguimos «metiéndonos» pastillas para olvidar. Y luego pasa lo que pasa, que vienen los sustos u otras acciones que nunca nos hubiéramos imaginado poder hacer.

Nosotros los primeros en saber, sentir si estamos bien o no. ¿Por qué damos la potestad a otros de decidir lo que nos pasa y qué soluciones debemos tomar? ¿Por qué sabiendo lo que nos pasa, nos tomamos «pastillas» para olvidar? Pero luego eso si, somos desdichados, unos fracasados.

Lo que ocurre que tenemos miedo a expresar la verdad, a ser dueños de nuestra vida ( eso que tanto reclamábamos en estos momentos de originalidad, autenticidad y demás…) y preferimos seguir siendo uno más aunque estemos «reventados» por dentro

Cuando decimos LA VERDAD, lo primero que sentimos es un fuerte alivio y luego ganas, ilusión, optimismo por el futuro que tenemos por delante. Se despejan las dudas, los miedos se van a tomar por saco y la sonrisa vuelve a aparecer en nuestra vida. Lo vemos todos los días en medios de comunicación en personas que hablan de lo que sienten, del alivio que viven tras haberlo contado, de las conferencias que vemos con lagrimas en los ojos sobre situaciones así…y nosotros mientras tanto, sabiendo qué nos pasa pero ni por todo el «oro del mundo» lo diremos.

Vemos en medios de comunicación con asombro como una persona ha tenido el valor de decir su verdad, como ha pasado recientemente. Eso demuestra una cosa, ¿CUÁNTAS COSAS OCULTAMOS DE NUESTRA VERDAD POR MIEDO AL QUÉ DIRÁN?

Excepto para algún dolor de cabeza/resaca, con el paso del tiempo he aprendido una cosa:

EL MEJOR ANSIOLITICO SIEMPRE HA SIDO LA VERDAD.

«Tenemos que quedar un día sin falta…»

Photo by Tirachard Kumtanom on Pexels.com

¿Cuántas veces hemos oído y dicho alguna vez: «Tenemos que quedar sin falta y ponernos al día«?

Y lo peor de todo, de las veces que lo hemos dicho: ¿Cuántas de ellas se han hecho realidad?

Nos encanta decir una frase así cuando nos encontramos a una persona que hacia tiempo que no nos encontrábamos. Tras abrazarnos y con una desmesurada emoción decimos que nos alegramos de verla Para terminar con la frase «maniatada»: ¡Tenemos que quedar y recordar buenos tiempos!.

Qué bien hemos quedado.

Hemos hecho creer a la otra persona que tras tiempo sin mandarnos ningún mensaje( como si tuviéramos una agenda más llena que la de Barack Obama) y aunque tenemos tiempo a tomarnos algo en ese mismo instante pero es mejor decir: ¡Te llamaré y tranquilamente nos ponemos al día!.

En realidad, ¿Qué estamos diciendo?

.- Para que veas que tengo una agenda llena, te haré un hueco.

.- Ahora me voy porqué voy de un lado para otro y veas que estoy muy ocupado, que me va todo genial.

.- No te he querido llamar durante este tiempo, porqué no me daba la gana, no quería , me aburrías o todas ellas a la vez. Y ahora no esperes que lo haga, porqué las cosas no han cambiado.

En definitiva, estamos poniendo excusas para no decir a gritos una cosa:

NO ME APETECE QUEDAR CONTIGO. Y lo peor de todo, aparentar algo que realmente no sentimos ni deseamos.

Seamos sinceros, al igual que cambian de opinión los políticos de un día para otro, las relaciones cambian.

Unas veces se marchitan, otras veces se engrandecen con el paso del tiempo y otras vez se para y vuelven a retomarse con más «agua». Pues lo mismo pasa con las relaciones, a veces mueren porqué uno de los dos va avanzando y quiere otras cosas en la relación, otras no por no tener una conversación pendiente se ha ido dejando de lado la relación, por no hablar de las mentiras que descubres y por no montar el «pollo» mandas por ahí a la relación…

Pero lo peor de todo, es no decir la verdad, es no ser de verdad.

Recientemente veía como se publicaba un artículo en el que decía que lo que realmente hacía felices a los seres humanos eran la salud de sus relaciones de amistad/pareja.

Nada más publicarse el artículo veías a gente diciendo que había que cuidar más a las relaciones, que no había que descuidarlas…pero luego son personas que para quedar con ellas o te cojan la llamada, antes lo haría el Papa Francisco si lo llamásemos.

Si no vamos a quedar, ¿Para que lo decimos? ¿Para seguir manteniendo un papel ante la otra persona? ¿Para aparentar algo que éramos y que en realidad, ya no queremos ser? ¿Por qué tenemos miedo a ser de verdad?

También te digo, muchas veces quedar con esa persona, es recordar viejos momentos que tenías olvidado. Recuerdas situaciones que por los «debería» has olvidado o te han hecho olvidar. Recuerdas quien eras y lo que te hacía feliz…¿Quizá por eso tienes miedo a volver a quedar con esa persona?

Tenemos una agenda llena de «deberías impuestos», de rutinas y miedos, ¿Qué ocurriría si la llenásemos de verdad, coherencia y corazón?

Empecemos por ser de verdad, no jugaremos con nosotros y mucho menos, con los demás.

La prudencia no vacuna contra el fracaso

Photo by cottonbro studio on Pexels.com

Otra vez volvemos a la producencia.

A ser prudentes no vayamos a lastimar emocionalmente a una persona si decimos lo que pensamos..

A ser prudentes no diciendo nuestras emociones no vayamos a perder la oportunidad de estar con la chica que nos gusta.

A ser prudentes no diciendo lo que pensamos dentro de la empresa no vayan a despedirnos…

A ser prudentes con nosotros mismos… no vayamos a ser felices.

Oir la palabra prudencia, se nos apreta el culo.

Pensamos que algo nos va a pasar, por lo tanto tenemos que ser prudentes, no vayamos a cagarla, no vayamos a liarla.

Y por no liarla o eso creemos o nos han hecho creer, nos hacemos lo que realmente sentimos que querríamos y deberíamos hacer.

Nos pasamos la vida en modo «prudencia» y luego vienen los lamentos.

Lamentos porqué nos dimos cuenta que si hubiéramos quitado el «freno de mano» en nuestra vida personal o profesional, otras cosas hubieran ocurrido o vivido que realmente deseamos.

Cohibimos nuestros deseos.

Nos han hecho creer que desear es de mal cristiano.

Que el deseo es de egoístas, de personas que solo piensan por si mismo dejando de lado a los demás. Pero la experiencia me dice, que cuando más prudente eres, más oportunidades pierdes.

La oportunidad de conocerte, de saber qué puedes hacer, de tu felicidad, de descubrir tus talentos….. La prudencia no es la vacuna contra el fracaso. Es la vacuna contra la originalidad, la excelencia y la creatividad.

La prudencia es el peor virus que uno mismo se puede inocular. ¿Y entonces por qué lo haces?

Porqué tenemos miedo de nosotros mismos. Por prudencia no queremos saber de qué estamos hechos, de qué somos capaces, de nuestra paz o felicidad…

Pero eso si, buscamos la felicidad pero con el «freno de mano» puesto, con prudencia.

El mundo avanza gracias a los «DIFERENTES»

Photo by Daniel Reche on Pexels.com

Aunque muchas veces pienso el mundo no avanza, sino más bien va en retroceso, cada día tengo más claro que el mundo es y será de los diferentes.

Y no hablo por diferente a aquellos que repiten como una cacatúa que son diferentes, ni tampoco aquellos que hacen un papel encima de un escenario para que todos digan que es diferente porqué hace algo fuera de lo normal o que otros no se atreverían a hacer.

Esos no son diferentes, son puro humo.

Hablo de las personas que saben que:

.- las cosas se pueden hacer de forma diferente. Y no siguiendo los patrones de siempre.

.- no quieren relaciones como los demás tienen. Las basan en la verdad, transparencia y lealtad.

.- quieren trabajar en algo que les haga feliz, que se sientan que sus ideas son tenidas en cuenta, que lo que hacen tiene un propósito y no se queda en saco roto.

.- quieren sentirse en paz con ellos mismos, yéndose a dormir sabiendo que han hecho lo que querían hacer, dando su talento a los demás.

.- no quieren poder, sino quietud.

.- no quieren fama, sino desarrollar su creatividad.

.- no creen en las fórmulas del éxito, la felicidad o la influencia, sino en la originalidad, el talento y la paciencia.

¿Pero qué ocurre?

Que observan como otros alcanzan la cima más rápido que ellos con manipulación o mentiras.

Que sigue habiendo relaciones basadas en la mentira y el intereses. Que la gente no quiere se le diga la verdad pero eso sí , te llaman amigos cuando les interesa.

Que el bien común no existe y si el beneficio propio.

Que el talento, del que tanto se habla y que tanto se requiere, brilla por su ausencia, siendo el gran poder lo que se anhela.

Que la felicidad se basa en la codicia y no en la actitud.

Que las oportunidades no están para el mejor preparado sino para el que más contactos tiene.

Que el esfuerzo pocas veces se recompensa y el «enchufismo» siempre.

Son personas no negativas, sino que desde su sensibilidad ven la realidad no desde las apariencias, sino desde la realidad cruda y dura.

¿Qué ocurre en esos momentos?

Muchos entran en barrena emocional. Depresión, dudas, ilusiones evaporadas y no depjan de preguntarse:

¿QUÉ HAGO CON MI VIDA? ¿SIGO CON MIS SUEÑOS O TIRO LA TOALLA?

Unos tirarán la tolla, perdiéndonos todos su talento que lo diferenciará de la mediocridad.

Mientras otros, a pesar de lo que digan unos y piensen otros, seguirán adelante aun con más convicción, con más ímpetu hacia lo que creen, por lo que siempre lucharan y han luchado.

Estas personas son las que transforman el mundo, los que creen y crean en lo que sienten a pesar de las normas y de las posibles vergüenzas.

Puedes ponerle el nombre que quieras, no hace falta leerte el libro de alguien para que los relaciones o abras los medios de comunicación, hay gente a tu alrededor, que han roto las normas, las expectativas y han acabado alcanzando en lo que creían con esfuerzo, constancia, CONSISTENCIA y fe.

Ellos son los que cambian el mundo pero mientras tanto ¿Qué hacemos?

DENOSTARLOS.

Son diferentes, raros, especiales, los rechazamos, no siguen las modas, no siguen las tendencias… Cuando pensamos que por seguir modas, nosotros seremos considerados como diferentes al igual que los 40.000 de personas que también hacen lo mismo que nosotros.

El mundo avanzará siempre gracias a los diferentes. A los que hacen oídos sordos a la rutina, a los que ven entre la mediocridad una rendija para sacar su talento y ofrecerlo al bien común, a los que se van a dormir con la conciencia tranquila porqué han dado lo que sabían que podían dar y más.

Ellos no quieren oportunidades, por ellos mismos se bastan.

Solo piden una cosa, no entorpecer su trabajo, su creatividad. ¿Tanto cuesta?

¿Por qué tener miedo?…sí nos vamos a morir TODOS

Photo by Pixabay on Pexels.com

Cada día me recuerdo que me voy a morir.

Tranquilos haters, de momento aún no tengo la fecha concreta, pero sé que así va a ser.

Pero tú también que estás leyendo este artículo, todos nos vamos a morir.

Y ¿Por qué me lo recuerdo todos los días?

Porqué sino lo hiciera acabaría posponiendo las decisiones que debo tomar, las cosas que debo decir o los NOES que debo exponer.

Nos pasamos la vida posponiendo la vida. Pensando que ya tendremos la oportunidad de hacer lo que realmente queremos. De que habrá más trenes que pasen por nuestra vida y a los que nos podremos subir, porqué ahora , en este momento, CREEMOS QUE NO PODEMOS.

Son puras excusas creadas por el miedo.

El mayor problema del ser humano es que nos tenemos miedo a nosotros mismos.

Queremos ilusionarnos con nuevos proyectos, queremos motivarnos con nuevas ideas, queremos descubrir de lo que somos capaces y de lo que estamos hechos…. Queremos muchas cosas, sin embargo a la hora de la verdad, tenemos miedo.

Tenemos miedo a cagarla. a no saber por dónde empezar, a que se rían de nosotros, a no demostrar todo lo que sabemos que llevamos dentro,…

Miedos que se pueden resumir en una sola palabra:

NOS TENEMOS MIEDO A NOSOTROS MISMOS.

¿Y qué hacemos cuando tenemos miedo?

Imaginarnos qué ocurriría, en plan negativo, si lo consiguiéramos aquello que nos está haciendo tanta ilusión.

En vez de imaginar, fantasear qué ocurriría si todo fuera bien y consiguiéramos lo que nos hemos propuesto, nos centramos en lo negativo.

Y no estoy diciendo que hay que ser un «Happy Flower», sino lo que estoy diciendo que somos NOSOTROS MISMOS, quienes somos los primeros en «pisotearnos» a nosotros mismos. Y luego claro está , si le sumas que le pides opinión a todos a ver qué harían, con el único objetivo de recabar ideas que refuercen que «es imposible» conseguir lo que te habías propuesto…Pues tienes todas las papeletas para que en menos de 5 minutos después de creer que será imposible hacer lo que sueñas hacer, para creer que será imposible.

Posponemos la vida porqué tenemos miedo a la vida.

Tenemos miedo a lo que no podemos controlar, a lo que no sabemos qué ocurrirá, nos imaginamos lo que pueden decir los demás cuando nos salimos de lo esperado, de lo establecido… Tenemos miedo al miedo. Y lo único que estamos haciendo es jodernos a nosotros los primeros y luego a los demás porqué serán los que nos aguantarán nuestra envidia y frustración.

Desde luego que me puedo confundir pero NO EXISTE OTRO TREN ESPERÁNDOTE.

Mi experiencia me ha dicho que cuando una oportunidad se te presenta, tienes que decirle SI o NO en ese momento. Jamás te piense que si es para ti, vendrá para ti cuando estés preparado, PORQUÉ NUNCA LO ESTAMOS Nunca estamos preparados para el amor, nunca estamos preparados para el trabajo de nuestros sueños, nunca estamos preparados para nada porqué creemos que no lo estamos por muchos master que tengamos, muchas experiencias que hayamos tenido o muchos de los que tú quieras.

NUNCA ESTAMOS PREPARADOS PARA SER NOSOTROS MISMOS y cuando menos te lo esperes, te habrás muerto.

En otras épocas a quién se arriesgaba, como mucho le podrían cortar la cabeza como hereje. ¿A día de hoy? Hay hasta una ley que se llama de Segundas Oportunidades. Por lo tanto, ¿Qué excusas hay?

Como mucho puedes recibir un NO, un CASI QUE NO, que pospongan tu propuesta para dentro de unos menos y no cuando tú quieras o que tu idea se desvanezca al darte cuenta que había en realidad detrás de ella. ¿Lo demás? Pajas mentales que te has montado tú. Pero además ganarás otra cosa más, EXPERIENCIA.

Te darás cuenta que hay detrás del miedo, sabrás que el miedo muchas veces es más pequeño de lo que tú te imaginas y en definitiva que tú eres más grande que el que eras ayer.

Nos vamos a morir todos así que¿ por qué tenernos miedo a nosotros mismos?

¡Qué jodido es insistir y no desistir!

Photo by Humphrey Muleba on Pexels.com

¡Qué jodido es insistir y nunca desistir!.

Leemos libros de desarrollo personal en el que nos cuentan historias de superación increíbles. Vemos conferencias en las que el conferenciante nos dice que ha conseguido cosas increíbles a pesar de sus circunstancias. Y nos llenamos los ojos de lágrimas con las películas del sábado por la tarde en la que nos enseñan que el poder del esfuerzo nos lleva incluso a tener pareja cuando tú no has querido tenerla.

¿Qué bonito todo, verdad?

Estas cosas nos hacen lanzarnos a nuestros sueños. Por fin vamos a alcanzar el sueño de tener nuestro primer libro (aunque sea una copia de los libros que en ese momento está haciendo todo el mundo), por fin vamos a abrir nuestro pequeño restaurante pero con sueños de grandeza de alcanzar las 3 estrellas Michelin ( no se trata de ser como los demás, sino como tú sueñas ser…), por fin vamos a ir a Madrid, a tener la vida de actor que hemos soñado ( no se trata de las consecuencias, se trata del camino )…. Por fin vamos a dar un paso adelante para encontrarnos con lo que siempre hemos soñado. Y todo porqué hemos leído, escuchado y visto historias que resumidas en una hora o 45 minutos nos han dicho como ha sido el proceso hasta conseguirlo.

¿Empezamos?

Empezamos ese mismo día que el «chute» ha entrado por fin en nuestras vidas. Solo pensamos en la meta, solo pensamos en cómo vamos a disfrutar del éxito y no en la meta.

¿Qué ocurre?

Que cuando nos caemos al primer inconveniente, lo mandamos todo a tomar por culo. Nos quejamos de todo y todos pero eso si, nunca tendremos nosotros ninguna parte de responsabilidad. Siempre son los demás los responsables de nuestra desdicha.

Volverán a la rutina, volverán a los hábitos que conocían, a hacer lo que hacian antes y a cagarse en la vida de mierda que tendrán el resto de su vida. Pero ellos nunca tendrán parte de responsabilidad.

En fin….

Lo que pasa es que no es bonito para redes sociales insistir y no desistir.

¿Cómo son estas personas?

CREEN EN LO QUE ESTÁN HACIENDO.

Si no crees en lo que quieres conseguir, a la primera de cambio, lo mandarás todo a la mierda. Y no siento si te duele lo que te digo, pero es la verdad. Todos lo que tiran la toalla a la primera, se les ha ido por la boca su fuerza y lo peor de todo, creían más en la meta que en el camino. Quien cree en el camino y no solo en la meta, luchará por lo que siente y quiere, SIEMPRE. Y lo mejor de todo, lo hará porqué así lo siente, PORQUÉ ES EN LO QUE CREE Y CREERÁ SIEMPRE, NO PORQUÉ SEA UNA MODA DE ESE MOMENTO.

CUANDO CREES EN LO QUE HACES, LA CREATIVIDAD Y LA CURIOSIDAD VIENE A TU ENCUENTRO.

Cuando no crees en lo que estás haciendo porqué es la moda de ese momento, no hay creatividad en tu vida. Estás siguiendo un método, un proceso, unos tips y esperas conseguir los mismos resultados que el «mentor» de turno que te ha dicho como lo hizo él. Simple y llanamente eso, nada más. Solo estás repitiendo, no estás poniendo una idea de tu parte, no te estás preguntado si las cosas se podrían hacer de otra manera, no estás dudando si es el camino que tú necesitas,…. NO ESTÁS HACIENDO NADA, pero aun así crees que serás una persona diferente cuando en realidad estás siendo uno más.

EL ESFUERO, LA CONFIANZA Y LA FE SON TUS COMPAÑEROS.

Cuando luchas por avanzar a través de lo que sientes, el esfuerzo te acompañara. Algo que en estos momentos no está bien visto. Esfuerzo por lo que quieres, esfuerzo por descubrir qué es lo que importa y que no durante el proceso, esfuerzo por investigar, por ir más allá de lo que han ido los demás…

Confiar en la confianza es lo más duro. Porqué nuestro ego también entra en acción. Quiere conseguir lo antes posible esa recompensa y echarse a dormir, a vivir de las rentas. Y los verdaderas cambios no se consiguen de la noche a la mañana, se consiguen con tiempo y a veces, nunca llegaremos a conseguir lo que nos habíamos propuesto al 100% pero siempre habremos aprendido más que si no lo hubiéramos intentado.

Confiar es lo más duro porque durante el camino habrá muchos impedimentos que te harán dudar. Verás gente a tu alrededor que te superarán por la izquierda riéndose de ti porqué estás tardando más, verás injusticias y te preguntarás ¿QUÉ COÑO ESTOY HACIENDO CON MI VIDA QUE ESTE SUBRNOMAL ESTÁ MEJOR QUE YO? Te harás muchas preguntas porque sobre todo te dirá tu EGO: «Coge el atajo y déjate de tonterías, sigue lo que hacen los demás que parece que no les va mal». Te aseguro que lo pensarás pero la experiencia me dice que esas personas con el tiempo, los irás viendo tú pasar por tu derecha por tu avance.

Las modas pasan pero la autenticidad siempre perdura.

A insistir y no desistir nunca nos han enseñado. Solo a seguir las normas, a amar los procedimientos que nos llevarán a un resultado previsto y a otra cosa. ¿Pero a seguir tu intuición, a luchar por lo que quieres a pesar de las circunstancias, confiar en ti y saber que será un camino largo, duro y en muchos momentos, de soledad? Eso no, preferimos seguir a la mayoría pero en la soledad de la noche preguntarnos qué hubiera pasado si lo hubiéramos intentado.

Hablamos de felicidad, hablamos de creatividad, de innovación y la necesidad de desarrollo…. Perfecto, sabemos que tenemos que avanzar si no nos queremos enquistar y repetir errores. Pero ¿Qué ocurriría si insistiéramos y no desistiéramos en lo que cada uno tiene por felicidad o por lo que sueña y dejáramos de restar el valor añadido que cada uno de nosotros? ¿Y si les diéramos todas las condiciones posibles para insistir en sus sueños y no, a la primera de cambio, querérselos robar?

Seguramente:

.- Seriamos más empáticos con los demás

.- Respetaríamos más a las personas e impulsaríamos la diversidad.

.- Sería una sociedad más rica y con una inteligencia emocional mucho más fuerte ante los imprevistos.

.- Recompensaríamos el esfuerzo, la originalidad, la creatividad.

Pero sobre todo seriamos una sociedad formada por personas que luchan por lo que creen de verdad hasta las últimas consecuencias, porqué saben que hemos venido a ser y desarrollar nuestro ser, no aparentar algo que solo produce frustración e infelicidad.

¡QUÉ JODIDO ES INSISTIR Y NO DESISTIR PERO CUANDO QUIERES ALGO Y CREES EN ELLO… ESO ES TU FELICIDAD!