Ya no importa el esfuerzo…

Cada día tengo la sensación que el esforzarse se va acabar.
Ya no nos esforzarnos por dar valor a nuestros clientes. Compramos seguidores en Instagram y por el tamaño que crean que sabemos de lo que estamos hablando.
Ya no tenemos paciencia. Queremos todo para antes de ayer. Y exigimos que así sea porqué así creemos que nos lo merecemos.
Ya no nos esforzamos por crear vínculos DE VERDAD con nadie. Mentimos, manipulamos y lo que haga falta para aparentar algo ante los demás y ganarnos su confianza satisfaciendo nuestros deseos más ocultos.
No queremos disciplina en nuestra vida, queremos éxito. Ser consideramos referencias en nuestro campo profesional, lo antes posible no vaya a ser que el vecino de al lado se lleve toda la tortilla.
No queremos ningún esfuerzo alguno para alcanzar la felicidad, el éxito, el reconocimiento, el aplauso o lo que tú quieras alcanzar. Y si para ello tenemos que tomar «atajos», lo hacemos.
Y no estoy hablando que hay que sudar sangre para alcanzar cualquier meta (meta que por el método rápido nadie te asegura que la vayas alcanzar como el gurú de turno te comenta).
Te digo que no tenemos paciencia para caernos y levantarnos si estamos luchando por un sueño..
Te digo que queremos la felicidad ya. Pero eso de preguntarnos quiénes somos, qué queremos o dejar marchar a personas que solamente nos arrastran y no nos alientan, como que no.
Te digo que estamos apegados a una imagen de la realidad que cuando luego nos damos cuenta que no era tal cual pensábamos, aunque lloremos, aunque nos lamentemos de muchas cosas, lo único que hacemos es optar por el papel de víctima y no hacer nada más al respecto.
Te digo que confundimos a la pereza con el miedo. Tenemos pereza a nuestros sueños cuando lo hemos intentado una vez y no lo hemos conseguido. Que yo sepa nadie ha conseguido algo en la vida tirando la toalla al suelo al primer intento.
A pesar del tiempo escribiendo, haciendo cosas, innovando, todavía no he alcanzado muchas cosas que me he propuesto. Muchos como así me dijeron, tenía el deber de reclamar esos hitos. ¿Pero a quién se los reclamas? ¿Al de «arriba»? Creo que últimamente está ocupado con otras cosas más importantes.
Nosotros somos los únicos responsables de nuestros hitos en la vida persona o profesional. Si alguien nos pone la pierna encima para que no levantemos la cabeza, es su problema, no el nuestro. Nosotros tenemos que seguir enfocados en lo que queremos conseguir, en quién queremos convertirnos. Y solo lo haremos con disciplina.
Desde pequeños hemos creído que la disciplina es algo malo. Algo que nos hace sudar, que nos prohíbe de placeres, que no nos dejará respirar ni ser felices. Cuando con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta que la única manera de conseguir cosas a veces imposibles, es a través de la disciplina, de ser constantes, del esfuerzo por un objetivo llevado hasta su consecución. Y no quiere decir que con la disciplina lo vayas a conseguir al 100%, sino que conseguirás siempre algo más importante, desarrollarte, conocerte, caerte y aprender de los errores enfocándolos hacia tu meta.
Muchas veces eres constante con una meta, con un procedimiento y te das cuenta que con el paso del tiempo, que has conseguido otras cosas mejores solo por tener disciplina que la meta que tenías en mente en un principio.
Te guste o no, vamos a tener durante toda la vida inconvenientes que no esperábamos y que nos molestarán la tranquilidad que teníamos hasta la fecha. No tienes que quejarte, no tienes que echar la culpa a los demás, ni al Gobierno ni a Facebook. O eres de los que apuestas en esos momentos por la disciplina, por el esfuerzo para dar lo mejor de ti o serás de los que tendrá un futuro cierto, lleno de quejas, lamentos y sin poder desarrollar su talento ni descubrir quién es en ningún momento.
Pero en estos momentos, cuando más necesitamos el esfuerzo, el salirnos de lo establecido, el no repetir patrones,…una y otra vez hacemos lo mismo. Y lo peor de todo, dejando a un lado la disciplina y el esfuerzo.
Que se esfuercen otros y nosotros ya seguiremos el camino de baldosas amarillas que ha dejado.
El camino de baldosas amarillas que tienes que seguir es el que TÚ CREAS con tu esfuerzo y disciplina. Porqué es el camino que está hecho para ti, el que te demostrará de que éstas hecho y lo grande que eres por dentro. ¿El éxito exterior? Quizá lo consigas y sea consecuencia del esfuerzo. Pero el mayor éxito siempre será que veas de lo que eres capaz.
Si queremos salir de esta, si queremos creatividad e innovación, NECESITAMOS ESFUERZO DE VERDAD.
No del que se habla, sino del que se actúa hasta las últimas consecuencias.