Apunten, Disparen y No Acierten…

Photo by Vicky Tran on Pexels.com

Nos pegamos la vida queriendo acertar el tiro..

Como bien dice Paulo Coelho en su libro «El camino del arquero» nos pasamos la vida queriendo apuntar bien, pero sobre todo que acertemos el tiro, ya que sabemos que no lo volveremos a intentar de nuevo.

Queremos el éxito, la felicidad, el amor, al primer tiro…Sino ya tiraremos la toalla para no volverlo a intentar más.

Pero luego cuando vemos que alguien ha dado en el blanco que nosotros queríamos dar, en vez de preguntar cómo lo ha hecho, querer que nos enseñe, en definitiva, preguntar cómo lo ha conseguido.. lo echaremos por tierra, lo criticaremos y hasta en alguna ocasión inventaremos algún «bulo» para desprestigiarlo.

¿Pero por qué erramos?

Porqué nuestros intentos no son fuertes, no están enfocados y son débiles. Suelen ser tiros basados en modas, en el de la marca personal, en el del copy, en el del coach… Modas que pensamos que nos harán ser una persona de reputación intachable, con muchos seguidores en Redes y que nos lloverán las ofertas de trabajo…al igual que nos ha dicho nuestro profesor que le pasa a él.

Pero cuando nos damos cuenta que aun habiendo hecho lo que nos decían que teníamos que hacer, no conseguimos resultados, acabamos echando la culpa a los demás, cuando en realidad la has tenido tú mismo.

Pensamos que no habremos cumplido alguna norma , que nos habremos saltado algún paso, que no teníamos la misma actitud que nuestro «mentor», pensamos chorradas…cuando en realmente estábamos haciendo algo en lo que no creíamos de corazón y solamente lo hacíamos por desesperación.

¿Por qué?

Porqué cuando tú lanzas un tiro fuerte, recto, bien equilibrado, transparente y a mayor velocidad es cuando es un tiro basado en tu pasión, en lo que sientes, en lo que quieres y no en lo que los demás dicen que es cool.

Cuando tú lanzas un disparo así, no tienes miedo errar, solo tienes ganas de disfrutar. De disfrutar a dónde te lleva el tiro. Cuando tienes haces lo que no sientes, tienes miedo a dónde te llevará o las consecuencias que tendrá.

Cuando tu lanzas un disparo en el que crees lo haces con el alma, sabiendo que puedes errar, que no puede llegar hasta donde tú querías, pero sería peor no hacerlo sabiendo qué es lo que realmente quieres hacer.

Hablamos de motivación, que la gente va la gente sin pasión. Y desde luego que es así, a pesar de ser verano, las calles de las ciudades están en silencio, la gente no habla, las miradas parecen perdidas y faltan risas.

¿No será que su día a día está falto de motivación y pasión? ¿No será que realmente querrían lanzar el disparo a lo que quieren pero por X o Z no lo hacen?

Cuando haces las cosas desde el alma, sientes que AHORA es el momento para ese disparo. Te podrá llevar al éxito o no, pero siempre te llevará a un lugar diferente al que te encuentras en ese momento. Y no esperaras a jubilarte para dar un tiro que quizá ya no esté esperándote jamás.

Siempre había sido una persona que si no alcanzaba el blanco sentía que era un fracasado. Y estaba muy confundido. Queda muy «coach» pero fue cuando uno cambia la perspectiva de meta por el de camino, el desarrollo es mucho mayor.

Si pensaba en la meta y ni la rozaba en el primer intento, sentía que era un fracasado. Cuando seguía probando diferente métodos para llegar a ella tras las experiencias obtenidas, he conseguido en mi vida metas que jamás pensaría que llegaría a ellas.

La meta es el mayor enemigo del ser humano.

No me considero escritor, no me considero gestor de eventos, no me considero una persona realizada…por qué no he llegado a ninguna meta y echarme a dormir. La vida es un camino que debes recorrer y cada meta que solo una parada para disfrutar y seguir adelante subiendo la cuesta llamada vida.

Cada meta es una parada para reponer fuerzas y seguir. Nunca para dormirte hasta que te llegue el día que te digan que tienes que subir para arriba.

Cuando caminas hacia la meta, jamás olvides lo que hay a tu alrededor. No por tener una meta tienes que estar obsesionado con ella. Yo tenía la obsesión de trabajar en Madrid en el mundo de las finanzas pero fue el darme cuenta por el camino que había otras cosas y disfrutarlas, me llevo a cambiar el rumbo de la meta.

No se trata de enfocarse en una meta como una obsesión sino de disfrutar del camino y dejarte llevar. Lo digo por experiencia propia.

La verdad que no soy futurólogo ni pretendo serlo. ¿Por qué lo digo? Dicen que después del verano, vendrá el invierno como dicen en «Juego de Tronos«. Momentos en los que la incertidumbre será mucho más palpable y que la creatividad será más que nunca necesaria.

Lo sabemos y lo peor de todo es que no haremos caso. Nos centraremos en lo superfluo, en el qué dirán, en el esperar a que «pase todo y sin hacer nada»…

Nos encanta enfocarnos en el «postureo», en lo superfluo, en el tamaño de nuestras redes sociales… cuando realmente lo que queremos expresar a los demás y nos da miedo pedir:

.- Gente de verdad, serenas de corazón. Coherentes.

.- Que aproveche los malo momentos como una oportunidad y no como una decepción.

.- Que sean curiosas y no se dejen de preguntar a pesar de su éxito o del qué dirán.

.- Con pensamiento crítico y no piensen como los demás.

.- Que se arriesguen, se caigan y se levanten mucho más sabios por la experiencia vivida.

.- Que enfoquen su energía en lo que creen y quieren, no en lo que destestan.

En definitiva, todas estas personas tendrán una cosa en común, apuntarán siempre a su blanco con creatividad , originalidad y pasión.

¿Y eso no producirá desarrollo a las personas y con ello a la sociedad?

Con los años, (tengo 43) se van yendo gente de nuestro lado que no quieres, no esperas o esperas. Y cada vez tengo una idea en mente respecto a esa situación:

La vida es el arco que tenemos para enfocar el blanco.

Depende lo que hagas con tu vida, así será el resultado de tus intentos.

Embellece tu arco con tus pasiones y los blancos aparecerán.

Quizá no aciertes a la primera, pero si sabes que es tu blanco, seguirás intentándolo durante disfrutas del camino.

Tú decides.

.

¿Qué solemos hacer cuando nos quejamos de algo?

Photo by Lukas on Pexels.com

Hoy es trending topic en redes sociales un alegato de un presentador en el que comenta que los politicos nos han tratado por tontos.

Nos han tratado por tontos por su forma de gestión, por sus idas y venidas y por su falta de decisiones.

Nos han tratado por tontos y ahora nos quejamos.

Ahora gritamos que nos han tratado por tontos.

Gritamos a los 4 vientos que no estamos de acuerdo con lo que han hecho con nosotros. Que nos merecemos un respeto porque somos ciudadanos. Queremos nuestros derechos, queremos nuestra salud mental, el poder salir por ahí y llegar a casa a las 5 de la mañana como cubas…

Gritamos muchas cosas…. ¿Pero qué suele hacer normalmente el ser humano al respecto cuando se siente maltratado?

¡NADA!.

Mañana la noticia será que han llegado los Reyes Magos o que tu «gurú» le ha tocado la lotería.

Mañana ya nos hemos olvidado de todo. Mañana lo que exigíamos ya será historia.

Y todo, ¿Por qué?

Porqué no tenemos el ademán de luchar, de salirnos de lo establecido, de esforzarnos realmente por lo que queremos, por lo que sentimos. A cambio preferimos quedarnos como estamos, que «creemos que no estamos tan mal».

Y no solo estoy hablando de esta situación que estamos viviendo con el bicho llamado Covid-19. Hablo en general, nos quejamos mucho, pero hacemos poco para cambiar la situación.

Sabemos que nuestra pareja nos trata como tontos y nosotros aún seguimos ahí.

Sabemos que nuestro «jefe» es un déspota, por llamarlo finamente. Pero no nos vamos del trabajo a pesar de nuestros enfados y lloros porqué…

Sabemos que tenemos que cambiar, que las cosas no son como pensamos… Pero eso de cambiar si eso, lo dejamos para otro día.

Sabemos que nos están tratando por tontos. Quizá porqué estamos siendo demasiados buenos, quizá porqué nos interesa o vete a saber, quizá queríamos creer, quizá no queríamos sentirnos solos o creíamos que estaba realmente enamorada de nosotros.. …. En resumen, por querer creer, creer que sabrían más que nosotros, por confianza en la otra persona o por necesidad, hemos llegado a la situación que se «nos han hinchado los eggs».

Tranquilo, está genial que haya abierto los ojos y te hayas dado cuenta que no quieres dicha situación. Te aseguro que otros, aún sabiendo lo que están viviendo, se lo callan y siguen aguantando , porque creen que les interesa más «que se aprovechen de ellos» que no dar un paso adelante y dejar a un lado esa situación.

Felicidades, has reconocido que no te gusta como te están tratando. Pero también tienes que reconocer que parte de la culpa es tuya, ¿eh?. Claro que si, no eches la mierda al resto, que también tienes culpa. Quizá por confiar más de la cuenta, por no hacer esa pregunta que hubiera cambiado la situación,… has llegado hasta donde estás a día de hoy.

¿Seguimos?

En estos momentos te encuentras en una texitura:

.– No hacer nada, no decir una palabra más alta que otra y seguir con la cabeza baja aguantando el chaparrón.

¿Cómo suele acabar estas situaciones? Seguramente tú peor de cómo estás ahora y la otra persona con una sonrisa de oreja a oreja sin esa sensación de haber hecho las cosas mal.

Pero si optas por esta opción, lo respeto.

Pero eso si, NO TE QUEJES SI NO QUIERES HACER NADA AL RESPECTO.

Es respetable que no quieras hacer nada porque satisface algún interés, porqué quieres llevar tu vida de siempre o lo que sea….pero a partir de ese momento, no te quejes. Has tomado una decisión y tienes que consecuente con ello. Si sigues aceptando la situación, ¿No te irá tan mal, no?

.– Parar. Pensar qué quieres realmente y quizá salirte de esa relación.

También puede pasar que esa persona no se daba cuenta. Puede pasar. Si Messi se fue del Barca, a día de hoy puede pasar cualquier cosa. Pero ante todo para y piensa qué es lo que quieres realmente en tu vida. Sabes que NO quieres. Pues qué quieres es más fácil expresarlo. Y si sientes que tienes que «abandonar esa relación» es lo primero que tienes hacer.

Pero si sabes que NO quieres en tu vida y sigues «aguantando» esa situación, el problema es tuyo, seamos claros. No lo olvides.

Pero ¿Sabéis una cosa? Que por mucho que hablemos de felicidad, de responsabilidad ( he oído la palabra más en estos dos años que en todos mis 42 años ), de resiliencia, del despertar espiritual, de madurar, de muchos términos que inundan las redes sociales… ¿Qué acabamos haciendo?

QUEJÁNDONOS Y ESPERAR A QUE SEA OTRO A QUIEN DE EL PASO ADELANTE QUE SOLUCIONE NUESTROS PROBLEMAS.

¿Hacemos algo cuando algo no nos gusta?

VOMITAR EN REDES SOCIALES NUESTRA RABIA Y FRUSTRACIÓN, CAGARNOS EN LA CENA DE NAVIDAD POR NUESTRA VIDA DE MIERDA Y SI SALE EL POLITICO DE TURNO, DESEARLE EL MAYOR DE LOS MALES.

Y mañana volver a hacer lo mismo.

Seamos sinceros, SOBREVIVIMOS DORMIDOS EN ESTE TRAYECTO LLAMADO VIDA.

Pero cada opción es muy respetable… Sin embargo hablamos mucho de resiliencia, pensamiento en grande y leyes de atracción… Y mientras tanto, el problema está sin solucionar.

¡Menos quejas y más hechos! Quizá así conseguiríamos todos juntos esa «idea» de sociedad que tenemos…

¿Y tú qué haces cuando te quejas de algo?

Acéptalo: El mundo es de los mediocres.

Photo by Mikhail Nilov on Pexels.com

Si esperabas que este 1 de Septiembre escribiera un artículo de:

  • Cómo superar la vuelta al curro después de las vacaciones
  • Cómo reinventarte en la profesión de moda.
  • Cómo ser feliz a pesar de haber perdido tu amor de verano
  • Cómo tener una marca que impacte antes que acabe
  • Cómo ser exitosos según la frase del Gurú que más te convenga
  • Cómo brillar en medio de tus seguidores de Instagram
  • Cómo ser una marca personal más influyente que la de Mick Jagger..
  • Cómo hacer que te llamen para que des conferencias sin saber quién

Lo siento, este no es tu blog ni mucho menos es tu artículo de primeros de septiembre que tiene la misión de reconfortarte ante la vuelta a la realidad.

Lo siento, pero no.

Pero si quieres una frase para subirla a Instagram, Twitter y Only Fans, aquí la tienes:

ACÉPTALO: EL MUNDO ES DE LOS MEDIOCRES.

Lo siento, así lo pienso.

Y hablo en todos los ámbitos de esta sociedad.

Quienes nos lideran, quienes elevamos a los altares de gurús, quienes dicen que son nuestros jefes….

Nos lidera la mediocridad. Y lo peor de todo, nosotros lo permitimos. ¡Si, NOSOTROS!

¿Por qué?

  • Aplaudimos como buenos borregos a los candidatos a liderarnos los próximos 4 años con lemas que pretenden que les creamos, ya que ellos serán los únicos que nos llevarán a la verdadera prosperidad. Pero durante esos 4 años les pillamos en renuncios, mentiras y atajos… Y no decimos nada, no exigimos nada.
  • Vivimos en una sociedad en la que el éxito, el tener una marca personal más influyente que Jesucristo ( perdón, no es marca personal, es gestión personal) y tener más seguidores en Instagram que la competencia son los valores que hay tatuarse a fuego lento. Porqué si no los sigues, prepárate para que te llamen raro o seas considerado como un paria
  • Y como hay que ser feliz y hacer creer que hay que seguir los últimos métodos que nos aseguran que alcanzaremos las metas antes que nadie. No importa el método, no importa el dinero, hay que hacerlo, hay que ser mejor que el vecino, aunque esté haciendo el mismo curso que nosotros. Lo importante es que hay que parecer feliz, que somos de éxito y que producimos más que cualquier robot de la Seat, ¿Lo demás? No importa
  • Y como hay que aparentar ser el mejor, el más «iluminado» y el más exitoso del barrio, nos dejamos llevar por personas que dicen que han conseguido lo mismo que nosotros queremos. Y allá vamos, con los ojos cerrados. ¿Por qué? Porqué lo dicen el número de seguidores que tienen en redes sociales ( Recuerda que los seguidores se compran, no lo olvides ) o quizá porqué dice que ha vendido tantos libros, que ¿Por qué dudar que no es bueno? Ya nos pueden decir que tan solo bebiendo batidos lo conseguiremos o que gastándonos el dinero que no tenemos, nos llevarán al éxito antes que Morata vuelva a meter otro gol. Lo que sea por parecer una persona de éxito. Y si hay que decir palabros que ni siquiera entendemos su verdadero significado, allá que vamos. Todo por ser cool. Pero te advierto una cosa, no dudes de las técnicas de tu «gurú» que ya estás viendo que lo ha conseguido ( o eso parece ), porqué si dudas, el problema de no haberlo conseguido será tuyo, no de él. Así que olvídate del reembolso de dinero que te decía al firmar el contrato si no lo conseguías en ese periodo de tiempo.
  • Queremos creer. Y en vez de creer en nosotros, creemos en los demás. Aquellos que nos llevarán a la orilla del éxito, de la felicidad y de la abundancia. Pero lo peor de todo, que creemos con los ojos tapados, ellos son los mesías, los que tienen la verdad absoluta. Y no estés al lado de una persona así diciendo algo que le lleve la contraria o ponga en duda la filosofía del gurú, que como mínimo te dejará de hablar. ¿Y cuándo empezamos a pensar por nosotros mismos? Mucho hablamos del pensamiento crítico pero poco lo ponemos en marcha. Con los demás, lo que sea, ¿Pero con nosotros? Para otro rato.
  • Pero no nos olvidemos que a parte de la envidia que sintamos por esa persona que lo ha conseguido y a la que nos queremos parecer al 100% (¿No te dice tu gurú que tienes que distinguirte de los demás? ¿Entonces por qué te quieres parecer a él/ella, copiando sus gestos, pelo o zapatos? ), nos encanta reírnos de los valientes. De aquellas personas que tiene una idea, por ellos mismos y se lanzan a ver qué hay detrás de ella. Nos reimos porqué pensamos que no lo conseguirán, que están locos. Y mientras nosotros, seguimos haciendo lo mismo que los demás pensando que por fin seremos diferente a los demás.
  • Permitimos la mediocridad en las relaciones. Sé que muchas personas pensarán : » Yo estoy muy contento con mis relaciones, somos muy felices y nos llevamos genial». Perfecto si es así, me alegro por ti. Pero ahora yo te hago una pregunta: ¿Permites que tus amigos puedan llevarte la contraria? Si ahora mismo te «está picando el culo» no hace falta que digas nada, ya sé la respuesta. La excelencia en las relaciones es cuando hay posibilidad de poner en común diferentes opiniones y seguir siendo amigos. Algo que cada vez es más escaso.

Estamos viviendo unos tiempos en los que siempre suenan palabras como excelencias, autenticidad, éxito, legado, disrupción o felicidad.

Como metas que hay alcanzar si quieres ser alguien en la vida. Más bien diría parecer ser alguien en la vida, que no es lo mismo.

Y como no queremos ser los que se queden «fuera del grupo», acabamos haciendo lo mismo que hacen los demás, pensando que es la excelencia, que estamos y estaremos en el grupo de los top.

Piensa lo que quieras y respetaré tu opinión, para mí lo único que nos ha llevado toda esta locura, moda o tontería es a una sociedad homogénea, donde lo diferente a nosotros está mal visto y señalado, a que todos seamos como críos aplaudiendo a lo mismo creyendo que nos lo dice solamente a nosotros. Y lo peor de todo, aún así creer que somos diferente a los demás.

¿Y si dejáramos de vender la innovación, la excelencia, la felicidad o el éxito inmediato cuando realmente es la misma mediocridad de la que estamos cansados?

¿Cómo resumiría este artículo?

Apostar por uno, digan lo que digan los demás, caiga quien caiga de tu Instagram o contactos del móvil, es de lo mejor que podrás hacer en tu vida. Y de lo que nunca te arrepentirás.

Pero tú decides.

¡Nunca llegarás a nada!

Photo by Chris Smith on Pexels.com

«Nunca llegarás a tu destino si te detienes a arrojar piedras a cada perro que te ladre» decía Wiston Churchill

He estado viendo la conferencia de Fernando Beltrán en el Branding Day de Mallorca. Y durante la misma, no paraba de repetir una frase que le decía su familia:

¡¡NUNCA LLEGARÁS A NADA!!:

Mientras la veía no paraban de caerse las lagrimas desde mis ojos. Me sentía muy identificado.

A día de hoy todavía sigo oyendo con la edad que tengo, la misma frase:

¡Nunca llegarás a nada!.

Pero no solamente me pasa a mí. Todos los días recibo varios emails en los que gracias al artículo que publiqué: ¡No eres un inútil!, la gente se siente identificada con él ya que en su casa, sus parejas todavía siguen diciéndoselo.

¿Qué nos pasa?

Que seguimos pensando que ser alguien en la vida, es tener una carrera con futuro, una casa ya a una edad determinada y sobre todo pareja, no vayan a pensar que eres de la «otra acera».

Sé que muchos padres lo hacen por el amor que tienen hacia sus hijos, por recordarles una y otra vez que tienen miedo de que será de él el día de mañana cuando sus padres no estén y siga teniendo la vida que tiene ( la de un trabajo de no 8 horas o si morirá en la máxima soledad). Y todo porque no quieren que sus hijos vivan lo que han podido vivir ellos, una guerra, una dictadura o el sudor de tener 5 trabajos para sacar a su familia adelante.

Lo entiendo y lo respeto. Pero están haciendo mucho daño a sus hijos. Y lo veo cada día en los emails que me llegan. Además si le añadimos que han tenido varios hijos y los demás si han conseguido «ser algo» en la vida, ya puedes cerrar el chiringuito que te van a dar la murga hasta sus últimos días.

No soy padre, que yo sepa, pero siempre he aprendido que cada persona es diferente, que cada situación es totalmente distinta a la anterior y lo que te servía para una persona no te puede servir para otra.

Y todo porque piensan que la felicidad de su hijo haciendo lo que le hace feliz, es no llegar a nada.

La seguridad nunca ha existido ni existirá. Seguridad que nos inculcan las generaciones anteriores y por las que luchamos. Lucha que es infructuosa y no porque haya venido la pandemia o la transformación digital, sino que nada es seguro. Relaciones de pareja que pensabas que durarían para siempre y cortan; empresas de éxito que de un día para otro cierran o partidos que el Real Madrid tenía ganados y acaba empatando en el último segundo.

Nada es seguro pero ni ahora ni nunca.

Y mientras nosotros luchando por alcanzar una meta que nunca alcanzaremos , la seguridad. De un día para otro, pasamos de estar con los amigos en la calle a pasarnos más de 3 meses encerrados en casa, asi que seguridad no existe.

¿Pero qué significa que nunca llegarás a nada?

QUE NO CUMPLES LAS EXPECTATIVAS QUE TENIAN LOS DEMÁS SOBRE TI O LA SOCIEDAD.

No tienes trabajo, no tienes pareja, no tienes con quien salir, no tienes de nada lo que esperaban los demás que a cierta edad deberías haber conseguido….

¡Eres una pena!.

Si a esta situación le añadimos que tenemos poca confianza en nosotros, los sueños que teníamos, los mandamos a la mierda optando por las «recomendaciones» de los demás. Pero eso si, luego por las noches a llorar pensando qué hubiera sido de nosotros si nos hubiéramos hecho caso a nosotros mismos.

Lo único que produce creer que NUNCA LLEGARÁS A NADA, es gente frustrada, amargada y deprimida.

Yo no te aseguro que llegues algo en la vida, a tener miles de seguidores o que puedas estar en el mismo cartel que Victor Kuppers o Tony Robbins, pero siempre las personas que no han creído como una verdad absoluta la frase que le repetían como un martillo pilón, son las personas que más en paz se sienten consigo mismo, más felices son.

Esas personas no quieren llegar a ser alguien reconocido como una meta indiscutible. No anhelan el éxito como si no hubiera un mañana, solo buscan una cosa:

SER FELICES SIENDO ELLOS MISMOS, HACIENDO LO QUE SIENTEN QUE TIENEN QUE HACER.

Y te aseguro por las más de cuatrocientas entrevistas que he realizado, que son personas que les va muy bien en todos los sentidos.

Solo quieren ser ellos mismos y vivir, no estar amargados con el que pudo ser y no fue.

Queda muy espiritual , pero es que la verdad:

QUIEREN SER, NO PARECER.

Son personas empoderadas que luchan por su pasión.

Son personas creativas que idean las soluciones para alcanzar su meta.

Son personas alegres que hablan con pasión de lo que sienten y quieren.

Son personas que les gusta andar por la incertidumbre, porque todo para ellos es nuevo porque su curiosidad asi les llama.

Son personas que inspiran a los demás a ver que otro mundo es posible y que la felicidad solo está a un click, el que des tu con tu decisiones.

Quizá no lleguen a ser Obama, Daviz Muñoz o trabajar en Silicon Valley, pero que progresarán mucho más que las personas que aceptan las «recomendaciones» de los demás, tenlo claro.

Haz oídos sordos a aquellas personas que te dicen que no llegarás a nada, perdónalos. Es su miedo, son sus deseos. Pero no son los tuyos.

Se trata de tu felicidad, de tu vida, no la de ellos. No lo olvides.

Así que tú decides.

¿Lo más transgresor?…UNA BUENA CONVERSACIÓN!!

Photo by Katerina Holmes on Pexels.com

«Si el contenido es el rey, la conversación es la reina» dice John Munsell.

¿Quieres saber lo que te hará más feliz? ¿Quieres saber qué te llevaría al éxito inmediato? ¿Quieres saber qué te haría más «cool» delante de los amigos?

SABER MANTENER UNA CONVERSACIÓN.

Mira si me vienes diciendo que ahora no mantenemos conversaciones por la mascarilla, ES UNA EXCUSA BARATA. Una conversación es el método más rapido e infalible contra la incertidumbre, término tan manido en estos momentos.

Pensamos que ya habrá tiempo de tener esa conversación con esa persona, de decirle lo que sentimos, de lo que la queremos o que no somos quién para meternos en su vida a pesar de que la veamos mal. Y luego, de un día a para otro, ya no se podrá celebrar.

¿Y ahora qué hacemos? Lamentarnos y fustigarnos, pensando que somos tontos por no haber tenido el valor de provocar esa conversación. Porqué podrás decir que no tenías tiempo, que te venía mal y luego ya te olvidaste o vete a saber las excusas que te pondrás,… en definitiva, no tenías valor para esa conversación. Y ahora ya nunca podrás realizarla.

Cada día creo que hemos perdido el noble arte de la conversación como bien dice Santiago Álvarez de Mon, en su libro «Las conversaciones que no tenemos. Filosofía del Encuentro». (Libro que recomiendo y esencial par estos momentos).

Una conversación es un lugar de encuentro con los demás, donde nos cambia y les cambia a los demás para siempre. ¿Qué bonito, verdad? Pero a día de hoy es algo casi imposible.

Tienes miedo a mantener una conversación con alguien que no conoces, no vaya a ser que el tema que vayas a sacar le pueda molestar o responda de forma «airada» peor que un hooligan cuando pierde su equipo de fútbol. No es al primera vez, ni tampoco será la última que oigo frases como: «Yo ya no hablo de todos los temas, no sé cómo me va a responder la otra persona. Sé que si hablo con esta persona de este tema, la tendré varios días enfadada conmigo..»

¿O no conoces a alguien así?

Vivimos unos momentos en los que no podemos hablar de todo con todos, porque estamos muy «susceptibles». Y lo único que provoca, que una conversación en vez de ser un centro de creatividad, de ideas, de generación de pensamiento crítico, de flexibilidad y de curiosidad, se acabe convirtiendo en algo «muy peligroso». Provocando que solamente hablemos con personas que tienen nuestras mismas «ideas» o que no se van a enfadar si mostramos una idea diferente a la suya.

Dícese de gente normal, como así también «gurús» que cuando rebates sus ideas con ideas, a pesar de hablar de felicidad, el amor, el buen rollo y demás, dejan de hablarte. Principalmente no vaya a ser que se den cuenta los demás, que lo que promulgan no se lo aplican a ellos mismos.

Si ya no puedo hablar con personas a las que se considera «expertas» o sabías, de las que aprender, ¿De quién aprendo?

Porque pensamos que una conversación es hablar de nosotros sin parar, no dañando nuestro ego y deseando que nos aplaudan. Cuando una verdadera conversación, no trata de eso.

Una verdadera conversación es siempre honesta, libre, sincera.. Pero a día de hoy cuando encontramos a una persona sincera, lo primero que le decimos es: «No seas tan sincero, que te puede salir más caro que beneficioso»: Y si hacemos caso, ¿Cuándo habrá una conversación sincera si nos callamos lo que pensamos o sentimos? Nunca o cuando la «mochila» de las emociones sea ya imposible de arrastrar.

En marzo se nos llenaba la boca hablando de muchas cosas, que a día de hoy, un año después, volvemos a repetir y a olvidarnos de esos buenos deseos que teníamos.

A día de hoy, somos quienes somos, gracias a la suma de muchas conversaciones que hemos tenido a lo largo de nuestra vida. Unas surgieron por azar, otras las provocamos nosotros y otras muchas, aunque al principio no quisiéramos tenerlas, transformaron nuestra vida.

Pero antes de todas ellas, las conversaciones más importantes, son las que tienes contigo mismo. Algo que también nos da miedo afrontar pero que siempre son necesarias para nuestro devenir personal o profesional.

Una conversación conmigo mismo determinó apostar por mí y mi felicidad, dejando de lado años de creencias y miedos. O decir adiós a relaciones de años que realmente solo me aportaban mentiras y no tranquilidad.

Pero esas conversaciones contigo, al igual que tienes que con los demás, tienen que ser con preguntas que solo acepten respuestas honestas, sinceras y claras. Sino no existe una conversación, un plan de futuro a implementar. Pero a día de hoy, preguntarle a la otra persona «¿Qué tal estas?», ya lo consideramos que hemos conversado con él, perdiendo muchos matices y cosas por no preguntar de una forma más atinada.

Hemos perdido el arte de conversar porque tenemos miedo a que descubran que no somos lo que promulgábamos ser. Me da igual las redes sociales, el éxito o lo que quieras, pero no nos relacionamos entre personas, nos relacionamos entre mascaras. Y es muy fácil, luego te enteras pasado el tiempo que una persona se ha suicidado, que lo está pasando mal, que le ha pasado cualquier cosa y no ha tenido el valor de contártelo a ti, a pesar de la confianza que teníais. Te preguntas, ¿Y por qué no me lo dijo?. La respuesta es fácil, quería mantener las apariencias. Y así somos.

Las redes sociales se llenaron tras el documental de Pau Dones. Todos hablando del amor, de la felicidad, del vivir. Pero me gustaría saber cuántas de esas personas, dieron un primer paso tras su visualización. Porqué para empezar a vivir no es compartir imágenes de una entrevista, para empezar a vivir, hay que tener una conversación sincera con uno mismo. Quizá las respuestas que recibas, son que estás viviendo la vida que deseas, Pero si no te gustan las respuestas que obtienes, quiere decir todo lo contrario.

Solo empezaremos a vivir cuando el timbre de nuestra voz, se oiga mucho más fuerte que el ruido del exterior. Mientras tanto, lo único que estaremos haciendo, son tonterías. Pero pasa una cosa, para mantener una conversación con nosotros mismos y luego con los demás, tenemos que hacernos amigos del silencio. Y en una sociedad llena de ruidos, de exigencias, de alarmas de móviles, el silencio es la antítesis de un estilo de vida frenético.

El silencio es el antídoto del ego, ego que domina toda conversación actualmente. Silencio que deja salir a la luz palabras que teníamos escondidas por miedo, realidades que teníamos escondidas en las cortinas «del qué dirán» o miedos que teníamos endulzados con promesas futuras.

El silencio es el catalizador de una buena conversación contigo, así como de la escucha y empatía que tanto se necesita a la hora de conversar con otra persona.

Posponemos nuestra felicidad, nuestras oportunidad para cuando vengan tiempo mejores, cuando te hayas jubilado o cuando pase todo. Esta situación nos ha dicho algo muy claramente: SOLO EXISTE EL AQUI Y EL AHORA.

Así que ten esa conversación que te da miedo tener AQUI y AHORA, si puedes realizarla. O prográmala con una cita. Pero no dejes que pase el tiempo y luego te arrepientas por no haberla tenido.

Así que ten esa conversación contigo mismo. Creo que es un ejercicio sano, saludable y gratis, que te dará las claves de lo que te pasa, de lo que no te pasa y de lo que tienes que hacer de verdad con tu vida o tus proyectos.

Así que la próxima vez que surja tener una conversación con alguien, que sea una conversación de verdad. Que sienta tu presencia en el aquí y el ahora, con preguntas atinadas, se empático.

La conversación es el motor de transformación personal y grupal. Algo que estamos perdiendo y olvidando en muchos casos.

¿Y así queremos avanzar sin poder ni siquiera conversar?

¡¡MAL VAMOS!!.

¿Qué sería de un mundo en el que todos no tuviéramos en nuestra mochila ninguna conversación pendiente?

¿Cuándo volveremos a la normalidad?

«La normalidad es un camino pavimentado: Es cómo para caminar , pero no crecen flores en él» decía Vicent Van Gogh

Ahora la frase de moda que oyes en todos los informativos, entre tus amigos o en los memes que recibes por WhatsApp, es:

¿Cuándo volveremos a la normalidad?

Parecemos como críos preguntándoles a nuestros padres: «¿Cuándo llegamos?».

Estamos como locos por volver a la rutina.

Para algunos, cuando les preguntas: ¿Qué es la normalidad? , sus respuestas suelen algo así como. 

«Volver a abrazar a la gente, irnos de cañas con los amigos, ver a mi familia, ver a mi amante..

En definitiva, cosas que realmente no nos hacen pensar y solamente disfrutar del momento, obviando quiénes somos, qué queremos de verdad y que no estamos haciendo para ser nosotros mismos. 

¿Pero qué ocurre cuando les preguntas, QUÉ ES LO NORMAL PARA TI?

Me encantaba oír respuestas del tipo: «Pues lo normal..( y ya no sabían cómo seguir)…Pues lo que hace todo el mundo… ( y ahí terminaba la respuesta)..» Siendo la respuesta más repetida: «Lo normal, joder. No hagas estas preguntas en estos momentos..»

¿Pero qué es lo normal?

En definitiva, lo que normal es como dice la R.A.E. « lo habitual u ordinario. Que sirve de norma o regla..

Por lo tanto queremos volver a ser ordinarios, a seguir las normas, en definitiva a seguir las reglas establecidas. 

Y por eso nos pica tanto estar en casa. Porque en casa no hay reglas. En algunos casos estamos solos con nosotros mismos, no tenemos a nadie a quien echarle la culpa de nuestros problemas, ni nadie a quien darle la chapa sobre nuestra paranoias. 

ESTAMOS SOLOS CON NOSOTROS MISMOS. Y ESO ESCUECE MUCHO. 

¿Por qué escuece estar encerrado en casa?

Porqué pensar cansa, además es algo que no hemos hecho hasta la fecha. Bueno hemos pensado que sería mejor la opción de seguir lo establecido que no lo sentido. En eso es lo único que hemos pensado.. Además tenemos muchas horas por delante para pensar, para que nuestra cabeza empiece a girar como el tambor de una lavadora , algo que acaba ocurriendo , dándonos pensamientos, ideas, a las que no estamos acostumbrados, teniendo miedo a los posibles resultados y visiones que nos ofrece.

Por eso nos pica estar confinados, porque damos oportunidad a nuestro subconsciente que hemos estado ocultando a través de drogas, rutinas y pensamientos tipo , «estas loco», de que por fin hable sin tapujos y sin excusas en las que poder salvaguardarte.

¿Pero qué debería ser la normalidad?

Sería estar a gusto con uno mismo. Simple y llanamente. ¡¡SER UNO MISMO!!

Pero no son así las cosas.  Creemos que la normalidad, es hacer cosas de dentro para fuera, cuando en realidad, la normalidad siempre nace de dentro. 

Es decir, ser normal es estar casado, tener un trabajo fijo, una cosa con una hipoteca para 50 años y los domingos ir a comer a casa de tu suegra que no aguantas ni borracho. 

Hacemos cosas que no queremos hacer, que no soportamos hacer, pero como es «normal» hacerlas, las acabamos haciendo, por miedo a ser considerado diferente, raro o «especialito».

¿Realmente te gusta hacer todo lo que haces en tu «normalidad»? SI te has respondido de forma coherente y sincera, que SI, puedes dejar de leer este artículo y hasta el próximo artículo. 

Si la respuesta es NO y aún así quieres volver a la normalidad… háztelo mirar´. Lo respeto pero háztelo mirar. Eso si, luego no te quejes a nadie de la vida que llevas, de la gente que te rodea y cosas parecidas…A NADIE.

Queremos ser felices, alcanzar el éxito, evitando a la misma vida. Y así no son las cosas.

Y por normalidad no estoy hablando de volver al trabajo, estoy hablando de retomar cosas que no quieres hacer, de ver gente que no aguantas realmente, de dejar de hacer cosas que ahora mismo te están haciendo feliz y vas a dejar de hacerlas, porqué tienes miedo al qué dirán a posteriori. 

La verdadera normalidad es ser uno mismo . Pero a ella no preguntamos cuando volveremos, al revés, nunca queremos ir hacia ella. 

¿Por qué? 

Porqué creemos que ella nunca nos dará la felicidad, nunca nos dará el éxito, la paz que buscamos, el que los demás nos acepten y nosotros aceptarnos, algo de lo que estamos muy equivocados. 

Quizá no te querrá todo el mundo por tu «normalidad», pero te aseguro que quien te quiera, te querrá por quien eres y no por quien aparentas ser; además de irte a dormir con la paz de siempre ser uno mismo, haciendo lo que sientes que tienes que hacer y no lo que los demás te dicen que es tu deber hacer. 

¿Qué es volver a la normalidad? VOLVER A SER UNO MISMO. 

¿Y tú estás deseando volver a esa normalidad?

 

 

 

 

¿A qué eres adicto?

La adicción nunca debería ser tratada como un delito. Debe ser abordada como un problema de salud” dice R.Nader.

AdicciónAntes de empezar, me gustaría decir una cosa, y quiero que se tome con toda la seriedad, con la que siempre escribo todo.

Reconozco que soy adicto a las «chuches».

Si, a todos nos gustan. Pero me he dado cuenta, que cuando las he “engullido” y no disfrutado, es cuando, me sentía “desconectado” de mí, de la sociedad en la que me encuentro.

Y si, me reconozco un adicto, si se puede decir así,  porque cuando me encontraba en una situación parecida, en vez de preguntarme: ¿Qué te pasa? ¿Cómo solucionarlo?… Me iba a comprar las chuches, para olvidar y no pensar en la situación.

Sé que algunos se estará riendo, “adicto a las chuches”. Reconozco que están muy buena. Pero antes las engullía, no las disfrutaba, por mi ansiedad, por mi ansia de querer olvidarme de la vida, de mis problemas… Entre otras cosas, ahora me dí cuenta porque volví de Madrid con 20 kilos de más.

Quería olvidar mi vida, quería desconectar de mi vida, a través de las chuches. A otros les da por otras cosas para «desconectar»..

Pero vivimos en un mundo, el actual, que no solamente, utilizamos el dulce para irnos de esta vida. Otros utilizan el sexo, los teléfono móviles,  adicto al apego hacia las personas, las drogas o las compras compulsivas entre otros…

Lo utilizamos para olvidar lo que nos está pasando, para olvidar el presente.

Todos conocemos o hemos tenido amigos, que se han drogado alguna vez o han salido de un proceso de desintoxicación, de cualquier sustancia o situación.

Fijándome en muchos de ellos, me he dado cuenta de que las adicciones se producen en ambientes en los que escasean la felicidad, el amor o unas buenas relaciones.

Un ambiente en el que se promueve el amor entre los participantes, en el que se aprecia el papel de la persona dentro del grupo, se aprecia sus esfuerzos, logros y personalidad, no creo que mucha gente necesite, “sustancias” para desconectarse de un mundo en el que no se siente a gusto.

Muchos no se sienten a gusto porque no les aceptan por su condición sexual… otros porque no se encuentran a sí mismos, otros porque no se sienten escuchados, por su baja autoestima…

Todos tienen un porqué para desconectarse de la realidad y crearse un nuevo mundo aparte.

Son personas que les da miedo vivir el presente.

Me daba mucho miedo darme cuenta de mi presente. Estaba solo en Madrid, era la 1 vez que tenía que sacarme las castañas del fuego yo solito, sin nadie a mi lado, tenía miedo a todo… Y al no conseguir mis sueños, con la “comida”, quería evadirme de tomar soluciones, de mis responsabilidades… De lo que me estaba pasando.

En esta sociedad, apartamos a todo el mundo que no nos gusta. Apartamos a los enfermos, apartamos a los feos de las revistas de moda, apartamos de nuestra vida quienes no opinan como nosotros, y apartamos a los adictos de la sociedad…

¿Tienes algo que se sale de lo normal? ¡¡Fuera, no te queremos!!.

Hace unos días, le pregunté a una de estas personas, que hubiera pasado, en los momentos en los que se encontraba así, le hubieran dado un abrazo, le hubieran dicho un te quiero o te hubieran preguntado: «¿Qué sientes?, si hubiera cambiado algo».

Empezó a llorar, me dijo que su adicción, era una llamada de socorro, ante unos cambios en su vida que no había sabido asimilar y que no quería ver.

¿Cuántas personas “adictas”, en vez de creer que necesitan perder peso para “sentirse” dentro del grupo, o drogas que le “dan el poder” sobre sus vidas, lo que necesitan es un “ te quiero”, “eres genial” o un simple “GRACIAS”?

¿Qué pasaría si en vez de apartar a esas personas “ no gratas “ de nuestras sociedad, hiciéramos lo posible, por ayudarles a descubrirse y a engancharse de nuevo a la vida?

No quiero decir, que todas enfermedades, se solucionen dando amor, con un te quiero o un gracias. Ni estoy en contra de proyectos que ayudan a la desintoxicación..  Pero SI, que habría que decirlo más, Si habría que abrirnos a los demás, y SI crear más vínculos con los demás. Todos necesitamos palabras así y quien menos lo esperamos , lo necesita mucho más aún.

AdicciónVivimos en una sociedad, en la que nos hacen sentirnos vulnerable a las adicciones. Si no estás en el peso adecuado… no estarás dentro del grupo… Si no eres guapo… no saldrás con nosotros… Si no tienes un Ipad… no entraras a trabajar con nosotros… Si no has ligado todas las noches, ya eres de otro bando…. Si no hacemos lo que “dicta” la sociedad, nos apartan. Ya no somos considerados uno más del grupo, y el ser humano, es un ser de grupo, de rebaño. Se tiene que sentir “protegido” por la manada, porque sino eso de ser el “excluido” no mola.

Sino que se lo digan a personas que sufren bullyng y utilizan el alcohol, las drogas para evadirse u otras cosas peores, para evadirse del presente que están viviendo.

Todos nos hemos hecho alguna vez esta pregunta: ¿Para qué hemos venido aquí? ¿Por qué estoy aquí?

Cuando no sabemos responderla, nos sentimos perdimos, nos dejamos llevar por la “corriente”, por los miedos, por el qué dirán. Pero otros utilizan otros “métodos” para evadirse de esa realidad, de esas dudas de no saber para qué han venido, sus talentos o en qué son buenos…

Por eso nos da miedo preguntarnos, porque no nos gusta saber la respuesta y las consecuencias que puede haber tras su descubrimiento.

No nos gusta vivir el presente, no nos gusta ser nosotros mismos tener el poder de crear nuestro futuro, no nos gusta ser nosotros quien resuelva nuestras dificultades, no nos gusta el miedo, la incertidumbre, el cambio, no nos gusta vivir en el presente, que es lo único que tenemos. No nos gusta las enfermedades… no nos gusta nuestra vida, y por eso, buscamos “placebos” que se acaban convirtiendo en adicciones.

Tenemos muchos avances tecnológicos, ordenador, whatsapp, Line, facebook, viajamos en trenes de alta velocidad, es la ostia, la verdad… pero cada vez nos encontramos más solos. Por mucho que tengas 5.000 amigos en Facebook, ellos no van a solucionar tus problemas, ellos no van a echarte una mano y SI esos amigos, esa familia que tienes a tu alrededor, serán quienes lo hagan, si necesitas de su ayuda.

El mayor regalo que nos han dado, es y será el presente. Vivir la vida, con sus lluvias, soles, miedos, alegrías,.. es un camino con más aventura que Indiana Jones. Y cuando menos te lo esperas, descubres para qué has venido aquí, tú POR QUÉ, tu motivación… Has descubierto el gran regalo de la vida, ahora tienes que darlo, tienes que ofrecerlo a los demás.

Engánchate a la vida, es dura, es perra, pero es preciosa, porque todos días aprendes algo de ella que te hace mejorar, progresar, te hace ser un poco mejor, te hace conocerte más. Siempre  te da regalos.

Engánchate a la vida y no cortes la conexión con ella.

¿A qué eres adicto? ¿Qué te da miedo y utilizas eso para evadirte? ¿Por qué? ¿Te gustaría pedir ayuda?

 

 

¡¡Despierta!!

Cada dolor te hace más fuerte, cada traición más inteligente, cada desilusión más hábil y cada experiencia más sabio

DespiertaNos estamos mintiendo. Nos levantamos y nos intentamos convencer, que lo que vamos a hace a lo largo del día, es lo que tenemos que hacer. Dichosos de nosotros si dijéramos que no lo queremos a hacer. ¿Cómo nos miraría la sociedad? ¿Y nuestra familia? Nos dirían de todo, hasta sabemos que nos alentarían que fuéramos a algún especialista.

“¡¡No, no, hay que quitarse de la cabeza estos pensamientos que me invaden!!. ¿A dónde voy yo con estas cosas en la cabeza? ¡¡ Son sueños inalcanzables!!. … Levantémonos de la cama,  y a seguir la rutina de siempre.. Déjate de tonterías…”

Nos intentamos AUTOENGAÑAR.

Tenemos miedo hasta pensar que una vida nueva podría ser posible. Y claro que es posible, pero entre el miedo que te atenaza, el pensar en que quizá podemos fracasar o en lo que pensaran los demás, cuando digamos que queremos un cambio en nuestra vida, mejor pensar en otra cosa… Y ante eso, preferimos seguir llevando la venda que llevábamos en los ojos y seguir el “rebaño” que se llama sociedad. No queremos salirnos de él, por miedo a las consecuencias.

Pero unos siguen con la venda en los ojos, hasta que en cierto momento, ya pasada la oportunidad, se arrepientan de aquella situación que no aprovecharon. Sin embargo, hay otros que escogen otro camino.

ROMPEN LAS CADENAS.

Sienten que durante muchos años de su vida, han estado atados de pies y manos. Su vida era dirigida por otras personas. “Hijo tienes que estudiar lo mismo que hizo tu padre, Amigo, no te recomiendo esa persona, no te hará bien, Esa carrera no tiene salidas, búscate otra pareja, con esa no te veo feliz, Tú sueño nunca se hará realidad, olvídate, Sigue con ese trabajo, nunca encontrarás otro mejor…” Con el paso de los años, se habían dejado llevar por las opiniones, reflexiones de los demás, y mientras sus sueños, sus retos, se habían ido hundiendo más y más en el fondo de su subconsciente.

Pero esa situación, ya se ha terminado. Han roto las cadenas que les unían a esa “tiranía” de los deseos de los demás, y ahora solo tienen un lema: “YO SOY EL DUEÑO DE MI DESTINO, NADIE MÁS”.

Esas cadenas las usan para coger las riendas de su vida. Saben que esos sueños  son posibles,  aunque otras personas hayan dicho que no. Si ellos no los han conseguido, ellos piensan que SI que lo harán.

Y empiezan a dar el paso adelante que sabían que hace tiempo tenían que haberlo dado. Empiezan a caminar por el camino más trillado que se podrían haber imaginado, pero es el camino que les hace felices. El camino les decía que fueran por él y por fin se han adentrado en él.

Empiezan a ver la vida, con OJOS NUEVOS.

Empiezan a ver oportunidades dónde antes solamente veían cadenas que les oprimían. Empiezan a disfrutar de su pasión, de su sueño. A conocer gente que tienen los mismos intereses que ellos, a ilusionarse, a sentirse motivados, a tener fe, en que la vida puede ser maravillosa por fin.

APRENDEN, FRACASAN Y SE PREPARAN.

Devoran todo lo que tenga que ver con sus sueños. Devoran la vida, sorbo a sorbo, algo inimaginable para ellos hace tiempo.

Como en todo comienzo, también se fracasa, más bien se aprenden de las experiencias. Intentan cosas que nunca habían hecho, pues no siempre salen a la primera los resultados deseados. Pero para ellos, no fracasan, aprenden  de la experiencia. Sienten que se están preparando para ese sueño que siempre han anhelado. Solo es una experiencia más a añadir a su escaso bagaje hasta ese día.

Durante el camino, estas personas que han decidido despertar, se dan cuentan que se están VACIANDO y a la vez, LLENANDOSE DE NUEVOS PENSAMIENTOS.

Se vacían, ya se están deshaciendo del pasado que habían vivido. Ya no va con ellos pensamientos negativos, esa desconfianza  que impregnaba su vida, es historia. Ya no dejan que los demás guíen su vida, él es el capitán del barco llamado vida.

Y a la vez, se llenan de nuevos pensamientos. “Yo si puedo, voy a ser feliz, lo voy a conseguir, voy a disfrutar con mi pasión y la voy a convertir en mi trabajo.. Lo voy a conseguir.. Soy feliz..” Son algunos de los pensamientos que recorren su cuerpo. Pensamientos que les alientan a seguir adelante.

PRUEBAN Y FINALMENTE CONFIRMAN.

Prueban y prueban. Saben que lo van a conseguir. No saben el “cómo”, pero a ellos solamente les importan una cosa, el “qué”. Saben qué quieren ser a partir de ahora, y si para ello tienen que ser flexibles, lo van a ser. Si por una opción, no ha surgido, prueban con otra. Así hasta que por fin, confirman sus expectativas.

Confirman que por fin lo han conseguido. Han conseguido romper las cadenas que les ataban a su familia o a su pareja, confirman que ese sueño que parecía imposible, lo han hecho realidad, porque sabían que así iba a ser.

Confirman que una nueva vida es posible.

Ya han llegado a su cima. Sonríen, lo han conseguido, ven desde lo más alto, sus esfuerzos, lo que han superado, las opiniones que no han dejado que se echara atrás.

¿ Y ahora qué?

Es una nueva vida, para aquellos que por fin han conseguido quitarse la venda de los ojos. Es una vida SIN MIEDO.

Ya no tienen miedo a todo lo que la vida les ponga por delante. Saben que pueden conseguir lo que quieran, porque lo han hecho. Saben que todo es posible, con esfuerzo, valor y entusiasmo.

El miedo los había atenazado durante años, pero eso ya no iba a ocurrir.

CONFIAN EN ELLOS MISMOS, JAMÁS SE MENTIRAN EN RELACIÓN A LO QUE SIENTAN Y QUIERAN. NO MÁS MIEDO EN SUS VIDA. HAN DESPERTADO SU VERDADERO YO.

¿Te da miedo quitarte la venda de los ojos? ¿Qué no quieres  ver? ¿Estás disfrutando de tu verdadero YO? ¿Qué quieres probar de verdad?  ¿Por qué no lo intentas? ¿ De qué pensamientos quieres llenarte? ¿En qué fase de tu despertar estás?