Desde el corazón, no desde el interés.

Photo by Thirdman on Pexels.com

Si alguien me preguntase:

¿Podrías darme una clave para que una relación dure?

Una y otra vez, diría la misma respuesta:

EL INTERÉS.

Pero un interés de verdad.

No aquel interés de un «me gusta», de un «like» o de un «a ver si hablamos y de casualidad, me invitas a tu fiesta o evento».

Eso es postureo, es llamar la atención, es petardeo o es lo que llamo «SOLO ME ACUERDO DE TI CUANDO NECESITO ALGO y hasta la proxima vez».

Queremos que se interesen por nosotros, que estén atentos, sentirnos queridos por los demás. ¿Pero tú te interesas por los demás, DE VERDAD?

Cuando tenemos algún «encontronazo» con alguien, NO TENEMOS INTERÉS POR SOLUCIONARLO.

Cuando alguien nos dice algo que sabíamos pero no queríamos oír, NO QUEREMOS SOLUCIONAR LA SITUACIÓN.

Cuando decimos a alguien que tenemos ganas de ver a alguien pero pasan los meses y no hacemos un gesto para quedar, NO TENEMOS NINGÚN INTERÉS EN ESA PERSONA.

Pero eso si, que muestren interés en nosotros porqué sino pensaremos que estamos solos, que tenemos algún problema o vete a saber qué.

Cada día creo que no hablamos con el corazón, sino a través de la «mascara» del interés de ese momento.

Interés para satisfacer nuestra imagen personal o profesional… Interés para satisfacer algún deseo pasional…. Interés para que no nos vean como realmente somos…

Todo está movido por el interés, sin embargo, queremos verdad en nuestras relaciones, amor y felicidad.

Si no empezamos por nosotros mismos y mostramos interés de verdad por lo que queremos, ¿Qué acabaremos recogiendo?

Mentiras

Marchas.

Malas relaciones.

….Porqué si tú no muestras interés genuino por los demás ¿Por qué lo van a mostrar contigo? ¿Por qué te llamas como te llamas?

Luego nos llevamos sorpresas con relaciones que pensábamos que estarían ahí siempre por X motivos y de la noche a la mañana, nos preguntamos ¿por qué ya no están ahí? Porqué la gente no es imbécil y caerán una primera vez, ¿la segunda? ya no.

¿Y es malo no mostrar interés por todas las personas? Desde luego que NO.

No pasa nada por no interesarte por esa persona con tantos seguidores en las redes sociales si realmente sientes que no te interesa lo que ofrece.. No pasa nada por no interesarte por esa persona que te han presentado y que es tan «famosa» entre la gente si realmente no te dice nada..

No pasa nada por interesarte por la gente y las cosas que de verdad te interesan y desechas

Lo que es malo es «aprovecharte» de la persona, no siendo uno de verdad.

No hace falta hacerle la pelota a nadie, a lo mejor podrías conseguir otras cosas mucho mejores, esforzándote y siendo uno mismo.

Quizá dormirías mejor por las noches preocupado como responder a ese mensaje que te pide ayuda y no tienes «ganas» de hacerlo, cuando tú la has recibido de su parte siempre que la has necesitado

Queremos satisfacer nuestro ego, que se interesen por nosotros, ¿Y eso de interesarnos por los demás sin ningún interés de por medio, cómo lo llevamos?

¡MAL!.

Vemos las relaciones como transacciones pero en la que no deben ganar los dos, sino siempre uno, uno mismo.

Cuando mostramos un «interés» no real en las personas, se acaba notando y esa relación, la mayoría de las veces, muriendo.

¿Por qué no somos de verdad?

Si no mostramos interés por esa persona y así lo siento la otra persona, ¿Por qué nos molesta que se vaya? Seguramente no será porqué sea una relación que termine, sino porque se nos habrá acabado el «chollo».

Mostremos interés de verdad por lo que queremos en la vida. Centremos nuestras energías en lo que nos hace feliz, en lo que queremos , en lo que queremos disfrutar.

Y no juguemos con los demás.

Seguro que nos iría mejor a todos.

Siempre desde el corazón, nunca desde el interés.

Las preguntas de Steve Jobs.

Sunset over the southern part of the Atlantic Ocean by NASA Johnson is licensed under CC-BY-NC-ND 2.0

De pequeños hacíamos los test de las revistas para saber si éramos compatibles con la chica que nos gustaba, cómo nos iba ir la vida o si íbamos a ser igual que los protagonistas de nuestra serie de television de esos momentos.

En la «madurez» nos reimos de las fans que hacen cola de horas para entrar las primeras al concierto, de fans que siguen a sus ídolos allá dónde vayan… Pensamos que son adolescentes, que tienen las hormonas revolucionadas y los vemos con compasión.

¿Pero qué seguimos haciendo nosotros? Lo mismo que hacíamos de pequeños y que hacen esos jóvenes pero a nuestra manera.

¿Cómo?

Leyendo y comprando libros que nos dicen «Cómo ser como tal…Cómo hacían las entrevistas en Apple o como tener los mismos comienzos que tuvo Amazon para que tú tambien tengas éxito.

Y nosotros como buenos borregos, vamos corriendo a por ellos.

¿Por qué?

Porqué queremos ser como ellos y no queremos ser como nosotros somos.

Eso de ser como nosotros somos , como nosotros imaginamos y sentimos que somos, como que no…mejor ser como los demás, que al menos no nos señalarán por la calle marcándonos como el «raro» de turno.

Hace unos días encontré un artículo que decía que 3 preguntas se hacia Steve Jobs para ser feliz. (Sería feliz en algún momento, pero también era un desgraciado a la hora de liderar, pero eso no interesa, ¿no?). Así que vamos a responder esas preguntas, a ver que nivel de felicidad tengo en relación al amigo Steve:

.- ¿Estoy viviendo la vida que quiero y haciendo el trabajo que quiero hacer?

La mayoría de la gente dirá que NO.

No hay día que no encuentre a gente sin fuego en la mirada. Andamos en silencio a pesar de estar acompañados de nuestra pareja o amigos. No decimos lo que sentimos no vayan a pensar que estamos locos, podamos ofender a alguien… Y lo peor de todo, pensamos que cuando nos jubilemos ya tendremos tiempo para hacer en cómo hacer realidad esos sueños que tenemos.

La pandemia nos ha dado una bofetada en la cara pero también la muerte repentina de personas «jóvenes» que nos demuestran que la vida es el aqui y el ahora. No hay futuro, no hay mañana, no hay otra oportunidad…Si no estás viviendo la vida que quieres, ¿Por dónde empezamos?

Sé que en este momento estarán viniendo a tu mente excusas sin parar….y yo te digo. Y si mañana te dicen que la vas a palmar, ¿De qué sirven esas excusas?

Si estuviéramos viviendo la vida que queremos y haciendo el trabajo que queremos hacer…( que desde luego que no es fácil, te lo digo por propia experiencia y situaciones que ves en el día a día), no hablaríamos tanto de la felicidad, de depresiones, desmotivación o de la importancia de la frustración en esta sociedad…

.- Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿ querría hacer lo que estoy a punto de hacer hoy ?

Decir y hacer lo que no nos hemos atrevido a decir y hacer hasta la fecha. Pero mientras tanto, ¿Qué hemos estado haciendo? Dejarnos llevar por nuestro orgullo herido o ego y no hacer lo que nos moríamos por hacer o decir. Y por el camino ha quedado frustración, miedos, vergüenzas y lamentos por no haber hecho lo que sentíamos que teníamos que hacer.

Vivamos cada día más en función de nuestro corazón que no de nuestra razón.

.- ¿Estoy haciendo lo que me gusta?

No… porqué tengo miedo al qué dirán.

….porqué tengo miedo a no dominar la situación.

… porqué no se si sabré gestionar el posible éxito, así que mejor me quedo como estoy

Si no estamos haciendo lo que queremos, ¿POR QUÉ ESTAMOS HACIENDO LO QUE HACEMOS? ¿PARA QUIÉN LO ESTAMOS HACIENDO?

Si nosotros también jugamos a ser Steve Jobs o cómo tener las mismas ideas que Elon Musk, juguemos de verdad con todas las cartas encima de la mesa.

El arroz nunca se pasa si…

No hay semana que por H o por B siempre oiga la misma frase:

SE TE VA A PASAR EL ARROZ.

Se te va a pasar el arroz porque no tienes pareja

Se te va a pasar el arroz porque no tienes trabajo

Se te va a pasar el arroz porqué no le dices nada a esa chica que te gusta.

Se te va a pasar el arroz si no das un paso adelante.

Se te ha pasado el arroz para ir a eventos así.

Se te ha pasado el arroz para gustarte grupos como esos…

Aunque no soy experto en hacer arroces, ya de tanto oír la frase creo ya soy un autentico gurú de los arroces.

¿PERO QUE NOS HA DADO CON QUE SE NOS PASA EL ARROZ?

Durante mucho tiempo era una frase que pesaba mucho en mi.

Pensaba que si a cierta edad no tenía cierto estatus, no había conseguido ciertas metas…era un raro y otras veces un «paria».

Si seguimos esta filosofía, en vez de beneficiarnos, lo único que hará es perjudicarnos.

Porqué aunque nosotros sepamos quienes somos, lo que queremos, lo que nos hace felices…si en algún momento tenemos algún momento de debilidad, pensamos que no somos «aptos» para este sociedad porqué no hemos alcanzado los estándares que se suponían que teníamos que haber alcanzado por la edad que teníamos.

Muchas personas lo harán con cariño, como nuestras abuelas. Pero otras realmente lo hacen con fines «no muy positivos o cotillas».

Las personas mayores te querrán en pareja, te querrán que todo va bien o que has conseguido «esa seguridad profesional» que ellos tanto les consiguió alcanzar. Y es algo totalmente licito y de agradecer.

Pero ¿Qué le importa a los demás si tienes pareja, con quien te acuestas o de qué trabajas?

Vivimos en una sociedad llena de prejuicios. Una sociedad que piensa que si no has alcanzado ciertos hitos a ciertas edades, seguro que lo primero que pensarán será algo así:

¿Qué esconderá que no lo quiere decir?

Cada día pienso que nos tomamos la vida demasiado en serio.

Tenemos que hacer esto no vayan a pensar que.

Tenemos que callarnos lo otro, no vayan a pensar que.

Tenemos que aparentar no sé que, no vayan a dudar de nosotros.

Tenemos que…cuando en realidad ni tenemos ni queremos. Debemos hacer lo que nosotros sintamos.

Y no todo el mundo tiene esa confianza y fuerza de voluntad de confiar en si mismo a pesar de las circunstancias, de las presiones. Son personas que acaban haciendo cosas de las que luego se lamentan, de las que luego dicen algo así como «Pero si yo no quería, era por la presión de los demás...». Todo por no volver a oír la frase del arroz y sentirse «una más del grupo».

Hablamos de la felicidad con la boca llena pero todavía vivimos en una sociedad que se gestiona en base a prejuicios por mucho que hablemos de originalidad, autenticidad y felicidad. los mismos que hablan de felicidad, luego tienen prejuicios sobre los demás pero.. ése es otro tema.

¿Cuántas veces hemos hecho cosas de forma oculta por qué teníamos miedo / vergüenza a las consecuencias a pesar de hacer lo que sentíamos que queríamos hacer?

MUCHAS. Y todo porqué no queríamos oír lo del arroz.

El único arroz que se nos puede pasar es el que echamos a la paellera o cuando queremos hacer arroz con leche. Y aún así seguro que algún truco o receta habrá para que no se nos pase el arroz.

¿Y lo demás? Nunca se nos pasará el arroz.

Porqué no se nos pasa el arroz porque no tengas hijos ni pareja…puedes adoptar que seguro que muchos niños te lo agradecerán.

Porqué quizá no encuentres trabajo pero lo puedes crear.

Porqué quizá no tengas pareja pero te puedes apuntar a grupos para conocer gente.

Porqué siempre habrá una solución para un problema que los demás te intenten «meter en tu cabeza».

Si estás a gusto contigo mismo, confías en ti, eres coherente en lo que haces, haces la vida que quieres…TE ESTÁS COMIENDO TÚ EL ARROZ y NUNCA DEJÁRAS QUE SE TE PASE, porque siempre que tengas oportunidad, te lo comeras.

Las personas que son fuertes, que no les importa los prejuicios o el qué dirán, hacen eso, SE COMEN EL ARROZ que las personas que piensan que se te está pasando el arroz, les gustaría comerse.

El mejor «ansiolítico» siempre es la Verdad.

Photo by JESHOOTS.com on Pexels.com

¿Cuándo nos daremos cuenta que la mejor pastilla siempre es la verdad?

Recientemente decían los medios de de comunicación, que España era el país a nivel mundial que más ansiolíticos tomaba sus habitantes.

Y partamos desde aquí , que hay mucha gente que por problemas de salud mental, los necesita. Desde aquí todo mi apoyo y respeto.

Pero, ¿Y los demás? ¿Todas aquellas personas que los usan como placebo ante sus insalvables problemas, como así los llaman ellos?

Problemas surgidos a través de la relación de pareja, relacion con amigos o con el trabajo.

Pero eso si, el día de San Valentín bien ponemos fotos del amor y al dia siguiente, «medicados con placebos» porque no queremos ver la realidad de lo que realmente nos pasa. Pero eso si, viva el amor, viva nuestra pareja pero ¿el amor por nosotros? bien, gracias.

No hay día que alguien de mi alrededor o conversaciones de alrededor, diga que se toma una «pastillita» para levantarse de la cama o seguir el día.

¿Qué estamos haciendo?

«Durmiendonos» para no querer afrontar lo que realmente nos pasa.

Desde luego que la vida no es tan fácil como resumirla en «no tomes ansiolíticos y ya está». Pero tampoco todo se va a solucionar a base de pastillas.

¿Qué las pastillas te pueden ayudar a seguir adelante, a un empujoncito? Desde luego. Pero siempre como una «vitamina», siempre sabiendo el porqué de todo.

Si a eso le añadimos, La «moda» del desarrollo personal así como muchas otras «modas» en el mundo empresarial a parte de querernos sacar el dinero, tienen otro fin, que parezcamos idiotas. Tenemos todo el pack completo para tener una sociedad dormida.

Y cada día creo más, seré un poco naif, que somos más inteligentes de lo que creemos y nos hacen creer.

Si de pequeños nos quejábamos de las normas de nuestros padres, a día de hoy con el desarrollo personal, hacemos lo contrario, las seguimos al pie de la letra. Seguimos los pasos del libro de moda, gritamos cuando vemos al gurú de turno, ponemos en nuestro Linkedin como título de nuestro trabajo cosas en ingles para parecer que somos alguien que realmente no somos y esperamos ansiosos que nos de la «lección del día» para alcanzar nuestra felicidad «eterna».

¿Pero es que realmente no sabemos lo que nos pasa? ¿Realmente no sabemos lo que queremos decir de verdad pero no nos atrevemos a expresar? ¿De verdad?

Se que al instante alguien estará pensando una frase que empieza: «Si , pero es que..»

Ponemos como excusas el trabajo, la familia, el qué dirán, el qué van a pensar… Y mientras tanto, seguimos «metiéndonos» pastillas para olvidar. Y luego pasa lo que pasa, que vienen los sustos u otras acciones que nunca nos hubiéramos imaginado poder hacer.

Nosotros los primeros en saber, sentir si estamos bien o no. ¿Por qué damos la potestad a otros de decidir lo que nos pasa y qué soluciones debemos tomar? ¿Por qué sabiendo lo que nos pasa, nos tomamos «pastillas» para olvidar? Pero luego eso si, somos desdichados, unos fracasados.

Lo que ocurre que tenemos miedo a expresar la verdad, a ser dueños de nuestra vida ( eso que tanto reclamábamos en estos momentos de originalidad, autenticidad y demás…) y preferimos seguir siendo uno más aunque estemos «reventados» por dentro

Cuando decimos LA VERDAD, lo primero que sentimos es un fuerte alivio y luego ganas, ilusión, optimismo por el futuro que tenemos por delante. Se despejan las dudas, los miedos se van a tomar por saco y la sonrisa vuelve a aparecer en nuestra vida. Lo vemos todos los días en medios de comunicación en personas que hablan de lo que sienten, del alivio que viven tras haberlo contado, de las conferencias que vemos con lagrimas en los ojos sobre situaciones así…y nosotros mientras tanto, sabiendo qué nos pasa pero ni por todo el «oro del mundo» lo diremos.

Vemos en medios de comunicación con asombro como una persona ha tenido el valor de decir su verdad, como ha pasado recientemente. Eso demuestra una cosa, ¿CUÁNTAS COSAS OCULTAMOS DE NUESTRA VERDAD POR MIEDO AL QUÉ DIRÁN?

Excepto para algún dolor de cabeza/resaca, con el paso del tiempo he aprendido una cosa:

EL MEJOR ANSIOLITICO SIEMPRE HA SIDO LA VERDAD.

«Tenemos que quedar un día sin falta…»

Photo by Tirachard Kumtanom on Pexels.com

¿Cuántas veces hemos oído y dicho alguna vez: «Tenemos que quedar sin falta y ponernos al día«?

Y lo peor de todo, de las veces que lo hemos dicho: ¿Cuántas de ellas se han hecho realidad?

Nos encanta decir una frase así cuando nos encontramos a una persona que hacia tiempo que no nos encontrábamos. Tras abrazarnos y con una desmesurada emoción decimos que nos alegramos de verla Para terminar con la frase «maniatada»: ¡Tenemos que quedar y recordar buenos tiempos!.

Qué bien hemos quedado.

Hemos hecho creer a la otra persona que tras tiempo sin mandarnos ningún mensaje( como si tuviéramos una agenda más llena que la de Barack Obama) y aunque tenemos tiempo a tomarnos algo en ese mismo instante pero es mejor decir: ¡Te llamaré y tranquilamente nos ponemos al día!.

En realidad, ¿Qué estamos diciendo?

.- Para que veas que tengo una agenda llena, te haré un hueco.

.- Ahora me voy porqué voy de un lado para otro y veas que estoy muy ocupado, que me va todo genial.

.- No te he querido llamar durante este tiempo, porqué no me daba la gana, no quería , me aburrías o todas ellas a la vez. Y ahora no esperes que lo haga, porqué las cosas no han cambiado.

En definitiva, estamos poniendo excusas para no decir a gritos una cosa:

NO ME APETECE QUEDAR CONTIGO. Y lo peor de todo, aparentar algo que realmente no sentimos ni deseamos.

Seamos sinceros, al igual que cambian de opinión los políticos de un día para otro, las relaciones cambian.

Unas veces se marchitan, otras veces se engrandecen con el paso del tiempo y otras vez se para y vuelven a retomarse con más «agua». Pues lo mismo pasa con las relaciones, a veces mueren porqué uno de los dos va avanzando y quiere otras cosas en la relación, otras no por no tener una conversación pendiente se ha ido dejando de lado la relación, por no hablar de las mentiras que descubres y por no montar el «pollo» mandas por ahí a la relación…

Pero lo peor de todo, es no decir la verdad, es no ser de verdad.

Recientemente veía como se publicaba un artículo en el que decía que lo que realmente hacía felices a los seres humanos eran la salud de sus relaciones de amistad/pareja.

Nada más publicarse el artículo veías a gente diciendo que había que cuidar más a las relaciones, que no había que descuidarlas…pero luego son personas que para quedar con ellas o te cojan la llamada, antes lo haría el Papa Francisco si lo llamásemos.

Si no vamos a quedar, ¿Para que lo decimos? ¿Para seguir manteniendo un papel ante la otra persona? ¿Para aparentar algo que éramos y que en realidad, ya no queremos ser? ¿Por qué tenemos miedo a ser de verdad?

También te digo, muchas veces quedar con esa persona, es recordar viejos momentos que tenías olvidado. Recuerdas situaciones que por los «debería» has olvidado o te han hecho olvidar. Recuerdas quien eras y lo que te hacía feliz…¿Quizá por eso tienes miedo a volver a quedar con esa persona?

Tenemos una agenda llena de «deberías impuestos», de rutinas y miedos, ¿Qué ocurriría si la llenásemos de verdad, coherencia y corazón?

Empecemos por ser de verdad, no jugaremos con nosotros y mucho menos, con los demás.

Una conversación con la pereza.

Photo by Pixabay on Pexels.com

Querida Pereza:

Son años ya los que nos hemos ido encontrando.

Encuentros en los que alguna vez me has ganado la partida y he ido dilatando lo que tenía que hacer. Pero otras he sido yo quien he hecho oídos sordos a tus comentarios y he seguido adelante.

Tengo que reconocer, que en algunas ocasiones tenías razón, tenía que haberme quedado en el sofa y haberme olvidado de todo. Pero ¿sabes qué? Que aun no habiendo conseguido lo que yo esperaba, viví mucho más que si no hubiera hecho nada.

Querida pereza, siempre me has enseñado mucho más de lo que te podrías imaginar, aunque parezca en estos momentos, que sino estás siempre ocupado, produciendo ( a pesar de que no des resultados esperados o deseados), es que eres un vago.

Querida pereza, muchas veces me has salvado de muchos cosas que no me imaginaba. De decepciones con el paso del tiempo, de acontecimientos que no hubiera sabido como gestionar y de mentiras que no quería ver y que acabaron saliendo a la luz.

Y todo porqué tenia, no se porqué, de hacer lo que en ese momento tocaba hacer. Pero no tenía ganas , había algo que me decía que no lo hiciera.

Pero también tengo que decirte, que por MIEDO y no por otra cosa, he perdido muchas cosas en la vida.

Oportunidades que quería decir SI, experiencias que sé que hubieran sido únicas o quizá no hubiera pasado nada de eso. .Pero lo que si tengo que reconocer, que no hay que echarte la culpa, sino que era miedo lo que tenía.

Nos parapetamos en ti, cuando algo no queremos hacer. Pero además, no queremos decir que no queremos hacerlo.

Ponemos como excusas que no queremos decir esto, que no queremos hacer lo otro o no queremos aguantar de nuevo a esa persona que solamente nos quieres por interés. Y decimos que tenemos pereza, cuando en realidad no nos queremos enfrentar a la realidad. a lo que queremos hacer pero nos da miedo hacerlo.

Así que lo siento si usamos tu nombre en vano, tú no tienes la culpa.

Pero como también he dicho, de una manera u otra, nos has «avisado» cuando no era el momento o la situación para hacer algo o decir algo. Has entrado en nosotros, cuando teníamos ilusión, ganas de lanzarnos de cabeza a ese proyecto o persona que nos tenía locos. Pero de repente, nos entró la pereza, no queríamos dar un paso más allá. ¿Por qué? Porqué tu entrada quería avisarnos de una manera u otra, que no lo hiciéramos, que las consecuencias serían peor que las acciones. Terminando días después diciendo algo así: » Que bien que no di el paso adelante».

Quería escribirte esta carta y decirte que gracias.

Gracias por tu ayuda en algunos momentos, por salvarme el culo en otros y en definitiva por todo, porqué siempre de una manera u otra, nos estás ayudando.

Si, porqué nos estás diciendo en definitiva que tenemos miedo a hacer y ser nosotros mismos cuando estamos en un precipicio el cual tenemos que tomar una decisión. Y nos ayuda a darnos cuenta que tenemos miedo y que por eso, a veces optamos por no dar un paso adelante. Te ponemos como excusa, pero en definitiva tenemos miedo a ser, a mostrarnos como somos. Y todo ¿Por qué? Porqué preferimos la frustración y la rabia mientras seguimos siendo como los demás, que la paz y la felicidad por ser como somos en realidad.

GRACIAS.

¡Somos protagonistas del mayor proceso creativo: TU VIDA!

Photo by Stefan Stefancik on Pexels.com

Nos alucina la creatividad.

Pensamos que no somos creativos. Que nunca llegaremos a tener una idea que cambie el mundo como las que ha tenido Einstein, Adriá o Elon Musk.

Sin embargo no nos damos que nunca que nosotros mismos somos los protagonistas de nuestro proceso creativo. El más importante de la historia.

A través de las ideas que tenemos, que todos tenemos ideas, decidimos nuestro futuro. Decidimos qué queremos hacer pero también lo que no queremos hacer.

Somos creativos, pero depende de nosotros mismos, ir hacia la excelencia o seguir en la mediocridad.

Cuando tomamos un camino, hasta la fecha desconocido para nosotros, podemos fallar. Recuerda fallar no es lo mismo que fracasar. Podemos fallar porqué las ideas a la primera nunca triunfan. Y de nosotros depende, qué hacer. Si aprender de los errores o tirar la toalla a la primera de cambio. Si tiramos la taolla, la innovación que deseabamos, se esfumara y daremos de nuevo la bienvenida al miedo, a la frustración y a la ira contra la vida. Si nos levantamos y aprendemos de la experiencia, fortaleceremos el compromiso con la idea, siendo agiles tras la experiencia y pensando en nuevas formas de hacerlo, de conseguirlo.

Por el camino nos encontraremos personas que harán que dudemos e nuestras ideas. Ellos no lo saben, pero ayudarán a que creamos más en nosotros mismo o que nos hundan un poco más. Que creamos más en nuestra idea o o que la olvidemos para siempre.

Quizá no consigas tu idea, pero habrás conseguido mucho más que aquellas personas que dijeron no a sus ideas.

Cuando escuchas a tus ideas estás abriendo la compuerta a qué vengan más. Mientras otros cierran la compuerta, esperan a que se jubilen o cuando tengan tiempo, tú sabes que no hay tiempo en el futuro, se trata del ahora. No se espera, se actúa.

La creatividad te enseña a tener una relación con la paciencia. Quieras o no, las ideas no surten efecto a la primera y quien lo haya vivido, ha tenido mucha suerte o te ha mentido. A la primera no conseguirás el resultado que esperabas. No todo en la vida lo conseguimos a la primera, pero si crees en la idea y en ti, la paciencia te dirá que sigas, que confíes, que pruebes de otra manera, que busques más, que preguntes hasta no parar de alcanzar desarrollar tu idea.

Y estoy diciendo desarrollar tu idea porqué la meta en la creatividad nunca se alcanza. Siempre se piensa que se pueden hacer mejor las cosas, que siempre se puede ofrecer mejores proyectos a los demás No hay una meta determinada y ya echarse a dormir. Sino que hay un camino que siempre quiere recorrer.

Pero la vida de un creativo es una vida de dar a los demás y no de amasar.

Un creativo crea para solucionar la vida a los demás, a ese grupo de personas que no encuentra la solución a sus problemas. Un creativo no es aquella persona que reboza una idea en la que no cree, que solo lo hace porqué está de moda. Sino que la moda para él es hacer lo que siente que tiene que hacer para ayudar a los demás.

Tenemos miedo a la creatividad y nosotros somos protagonistas del mayor proceso creativo de la historia, NUESTRA PROPIA VIDA.

¿Gana siempre quién tiene mejores cartas?

Photo by Yanina on Pexels.com

¡Qué confundidos estamos!

Nos pegamos la vida calificándola de pésima o de éxito en función de las cartas que tenemos a nuestra disposición. Y la verdad que estamos muy equivocados.

Pensaba que con las cartas que tenía, una formación increíble, un expediente inigualable y un trabajo bueno, ya mi vida sería de éxito y felicidad.

Pero llego una crisis, una finalización de contrato y las cartas con la que contaba desaparecieron.

No sé que pensaba. Pensaba que ya no sabría que hacer con mi vida, que tenía unas cartas con las que no quería jugar. No era las cartas por las que había luchado. Me las habían cambiado y no estaba de acuerdo con el reparto.

Nos pasamos la vida quejándonos. Nos han cambiado las cartas por diversos motivos y no son las que creemos que nos merecemos, por las que hemos luchado…

¿Y por qué tenemos miedo?

Porqué no son cartas esperadas.

Son cartas que nos dan por un despido, por una partida inesperadas, por un adiós impensable. Y como ya nos habíamos acostumbrado a las cartas que teníamos, ya sabíamos el futuro que nos esperaba…¿Y ahora? No sabemos qué pasará, no vislumbramos ese futuro que tan seguro teníamos en ese momento y eso nos da mucho miedo.

Mientras unos les da miedo, solo hacen más que quejarse, otros se preguntan: ¿Y ahora qué?

Siempre me han hecho creer que el futuro era para quienes sacaban las mejores notas en el colegio. Y sin darme cuenta eso es lo que buscaba, ser el mejor para tener un mejor futuro. Y aunque me ayudó en muchos aspectos de mi vida, una crisis, me quito de un soplo todas esas cartas que había recogido y que me habían dicho que eran imprescindibles para ser un «buen» ciudadano y hombre de provecho.

No se trata de quien tiene las mejores cartas, sino lo que hace con las cartas que tiene en ese momento.

De un día para otro, tenía unas cartas que no sabía qué hacer con ellas. No eran las que yo quería pero con las que tenía, había que hacer algo.

Mientras nos quejamos por lo desgraciados que somos, hay otras personas que ponen en marcha su creatividad y empiezan a jugar con las cartas que en ese momento la vida les ha dado. Pasará el tiempo y unos seguirán quejándose, mientras otros, algo más que los que se quejaban, habrán avanzado en la vida.

No sé que jugada llevo con las cartas que tengo ahora, pero si sé que me siento un ganador.

Un ganador porqué aunque no quería esas cartas, he sacado de ellas una jugada con la que me siento a gusto, feliz, me siento realizado y jamás sin preguntarme: ¿Qué hubiera pasado si lo hubiera intentado? .

No soy ejemplo de nada, ni preténdelo serlo. Pero creía que siempre ganaba el que mejor notas tenía, el más guapo, el más rapido. Algo que empecé a darme cuenta en la carrera por obstáculos que realice. No era el mas cachas, más bien asomaba por mi algún kilo de más para esos momentos, pero mientras corría iba dejando a gente más preparada que yo detrás. Mientras saltaba , otra gente se caía… Y mientras unos se retiraron, yo acabé la carrera.

Esto me hizo pensar una y otra vez, no se trata de quien tiene las mejores cartas, sino quien sabe usar mejor las cartas que tiene. Y no hablo de manipular con ellas, de echarse faroles como he ido conociendo a mucha gente que hacían creer que tenían unas cartas cuando realmente eran peores las que tenían.

Gana quien les sabe sacar el mayor rendimiento a las que tiene en ese momento. Y para ello siempre:

.- Acepta lo que te ha tocado y juega con ellas.

.- Usa tu imaginación.

.- No dejes de experimentar con ellas.

.- Siéntete orgulloso de ti por todo lo que haces e irte a la cama con la conciencia tranquila, ya que sabes que solo tienes el presente.

.- No dejes de crear con las cartas que tienes. Cuánto más creas, más oportunidades estás generando.

No sé a dónde me llevaran estas cartas, pero me siento más ganador que con las que tenía anteriormente.

¿Y tú qué haces con las cartas que tienes ahora?

El mundo avanza gracias a los «DIFERENTES»

Photo by Daniel Reche on Pexels.com

Aunque muchas veces pienso el mundo no avanza, sino más bien va en retroceso, cada día tengo más claro que el mundo es y será de los diferentes.

Y no hablo por diferente a aquellos que repiten como una cacatúa que son diferentes, ni tampoco aquellos que hacen un papel encima de un escenario para que todos digan que es diferente porqué hace algo fuera de lo normal o que otros no se atreverían a hacer.

Esos no son diferentes, son puro humo.

Hablo de las personas que saben que:

.- las cosas se pueden hacer de forma diferente. Y no siguiendo los patrones de siempre.

.- no quieren relaciones como los demás tienen. Las basan en la verdad, transparencia y lealtad.

.- quieren trabajar en algo que les haga feliz, que se sientan que sus ideas son tenidas en cuenta, que lo que hacen tiene un propósito y no se queda en saco roto.

.- quieren sentirse en paz con ellos mismos, yéndose a dormir sabiendo que han hecho lo que querían hacer, dando su talento a los demás.

.- no quieren poder, sino quietud.

.- no quieren fama, sino desarrollar su creatividad.

.- no creen en las fórmulas del éxito, la felicidad o la influencia, sino en la originalidad, el talento y la paciencia.

¿Pero qué ocurre?

Que observan como otros alcanzan la cima más rápido que ellos con manipulación o mentiras.

Que sigue habiendo relaciones basadas en la mentira y el intereses. Que la gente no quiere se le diga la verdad pero eso sí , te llaman amigos cuando les interesa.

Que el bien común no existe y si el beneficio propio.

Que el talento, del que tanto se habla y que tanto se requiere, brilla por su ausencia, siendo el gran poder lo que se anhela.

Que la felicidad se basa en la codicia y no en la actitud.

Que las oportunidades no están para el mejor preparado sino para el que más contactos tiene.

Que el esfuerzo pocas veces se recompensa y el «enchufismo» siempre.

Son personas no negativas, sino que desde su sensibilidad ven la realidad no desde las apariencias, sino desde la realidad cruda y dura.

¿Qué ocurre en esos momentos?

Muchos entran en barrena emocional. Depresión, dudas, ilusiones evaporadas y no depjan de preguntarse:

¿QUÉ HAGO CON MI VIDA? ¿SIGO CON MIS SUEÑOS O TIRO LA TOALLA?

Unos tirarán la tolla, perdiéndonos todos su talento que lo diferenciará de la mediocridad.

Mientras otros, a pesar de lo que digan unos y piensen otros, seguirán adelante aun con más convicción, con más ímpetu hacia lo que creen, por lo que siempre lucharan y han luchado.

Estas personas son las que transforman el mundo, los que creen y crean en lo que sienten a pesar de las normas y de las posibles vergüenzas.

Puedes ponerle el nombre que quieras, no hace falta leerte el libro de alguien para que los relaciones o abras los medios de comunicación, hay gente a tu alrededor, que han roto las normas, las expectativas y han acabado alcanzando en lo que creían con esfuerzo, constancia, CONSISTENCIA y fe.

Ellos son los que cambian el mundo pero mientras tanto ¿Qué hacemos?

DENOSTARLOS.

Son diferentes, raros, especiales, los rechazamos, no siguen las modas, no siguen las tendencias… Cuando pensamos que por seguir modas, nosotros seremos considerados como diferentes al igual que los 40.000 de personas que también hacen lo mismo que nosotros.

El mundo avanzará siempre gracias a los diferentes. A los que hacen oídos sordos a la rutina, a los que ven entre la mediocridad una rendija para sacar su talento y ofrecerlo al bien común, a los que se van a dormir con la conciencia tranquila porqué han dado lo que sabían que podían dar y más.

Ellos no quieren oportunidades, por ellos mismos se bastan.

Solo piden una cosa, no entorpecer su trabajo, su creatividad. ¿Tanto cuesta?

¿Qué haces con tus fantasías?

Seamos sinceros, todos fantaseamos.

Fantaseamos con tener una noche loca con esa amiga que nos tiene locos..

Fantaseamos con tener un trabajo mejor o trabajar en la empresa de nuestros sueños.

Fantaseamos con poder hacer locuras con nuestra pareja en la cama y no el aburrimiento de todos los sábados por la noche.

Todos los días fantaseamos en algún aspecto de nuestra vida que lo único que hacemos en él es aburrirnos.

¿Pero qué hacemos con nuestras fantasías?

Por un lado tenemos aquellas personas que las rechazan sin ni siquiera haberles dado una oportunidad, sin haberse preguntado: ¿Por qué tengo yo esta fantasía? ¿Qué ocurre en ese aspecto de mi vida? ¿Qué me quiere decir esa fantasía sobre mí?…Antes de eso, salen corriendo. No quieren saber la respuesta, no quieren descubrir qué hay detrás de ellas,… En definitiva, les da miedo descubrir quiénes son.

Desde pequeños, tratamos a la fantasía como una locura.

Nos reímos de los niños que fantasean. Cuando nosotros fuimos los primeros en hacerlo.

Fantaseábamos que estábamos en la luna explorándola con nuestros amigos del pueblo cuando en realidad estábamos en la plaza y de fondo se oía a nuestra madre diciéndonos que ya era hora de comer.

Fantaseábamos que un perro era el mayor de los dragones que jamás nos podríamos encontrar pero nosotros éramos los únicos que podríamos salvar al mundo con nuestra fuerza.

Desde pequeños hemos fantaseado pero por nuestra ignorancia, creer que los demás saben más de la vida o yo que me sé , cuando oíamos: «Deja de fantasear, que es un sueño irreal...» empezábamos a matar nuestra fantasía poco a poco.

Y paso a paso, cuando llegábamos al a «madurez» pensábamos que fantasear es algo de niños, de ilusos, de incrédulos de la realidad cuando lo mejor que podemos hacer es seguir las normas, adaptarnos a la realidad y esperar a la jubilación (si llegamos a ella).

Luego están las personas que dicen SI a esa fantasía, a ese sueño. Pero que pensar que muchos de ellos o lo mantienen en silencio o son muy pocas personas quienes lo saben. ¿Por qué? Porqué son personas en las que confían, en las que se sienten ellos mismos y por otro lado, porqué tienen miedo a lo que puedan decir los demás.

Hablamos de creatividad, de innovación de felicidad, de desarrollo, de avanzar…de verbos que implican soñar, fantasear, preguntarnos ¿y por qué no?, pero sin embargo seguimos que fantasear es algo prohibido, dedicado exclusivamente a los niños y a los locos. Nos han hecho creer que fantasear es algo prohibido, cuando es la muestra mayor de coherencia del ser humano.

¿Por qué hay que decir SI a tus fantasías?

PORQUÉ SON UNA MUESTRA DE QUIÉN ERES REALMENTE, DE TI.

No necesitas cursos de 24 horas para ser original ni cosas parecidas, escucha a tus fantasías y ahí estará tu autenticidad.

¿Qué aprenden aquellos que dan un paso adelante en sus fantasías?

.- No están locos, son los más coherentes del mundo. Solo hacen lo que sienten, no lo que deberían sentir según las enseñanzas o miedos de los demás.

.- Viven. Mientras unos se frustran pensando qué pasaría si lo hicieran, otros aprenden, crean, innovan, disfrutan.

.- Desarrollan su creatividad. Preguntan qué tienen que hacer para desarrollarlo, son curiosos, luchan, imaginan…

.- Creen que el único tabo que hay en la vida, es no hacer lo que sientes que tienes que hacer. Lo demás son prejuicios.

.- Saben que toda oportunidad tiene algo que enseñarte. Así que no la desaprovechan.

.- No son locos ni cosas parecidas. Solo quieren ser mejores siempre. ¿Y qué hay de malo en ello?

¿Y tú que haces con tus fantasías? ¿Cómo sería el mundo si hiciéramos más caso a nuestras fantasía? ¿Quizá viviríamos más tranquilos todos?