Soledad

Cada día encuentro más miradas vacías.

Miradas que no dicen nada, ni tristeza ni alegría y ni mucho menos ilusión.

Miradas que solo buscan una cosa, respuestas.

Respuestas a preguntas que hasta la fecha no se habían realizado.

Preguntas para que sirven, si realmente quieren vivir la vida que están viviendo o porqué seguimos los consejos de los demás cuando realmente nosotros queríamos haber hecho otras cosas.

Cada día recorro las calles de mi ciudad y me gusta fijarme en la mirada de los demás. Y lo que encuentro son miradas que tienen miedo mirar al frente, de encontrarse con los demás, de encontrarse con su verdad. Otras están tapadas por gafas de sol. Miradas escondidas que no quieren que se las encuentre. Que veamos que desde hace tiempo dejaron de llorar preguntadose dónde están las respuestas que buscaban y que tanto necesitaban, dejándose llevar en la actualidad sin querer ya pensar por si mismos

Cada día siento que se aprende más observando a la gente que a través de estadísticas o modas. Y cada día creo que esa soledad que tanto sentimos es porqué no nos llevamos bien con nosotros mismos.

Personas que encadenan una relación tras otra pensando que son «alguien» si están en pareja… Trabajadores que no entienden porqué están somatizando enfermedades si expresasen que realmente lo que les haría felices es hacer otro trabajo totalmente diferente. Personas que están enguachadas a libros de «felicidad», cursos y congresos pero cuando llega la noche se preguntan porqué a pesar de todo siguen estando cómo están, gente que mantiene en secreto su sexualidad por miedo al qué dirán, personas que luchan a escondidas por sus sueños, no vayan a pensar que están locos o algo así…

Podemos echar la culpa a la sociedad, a los estereotipos o a las presiones familiares por sentir que nuestros padres nos quieren o somos aceptados por los demás. Y no te faltará razón en muchas ocasiones. Somos una sociedad que quiere la paz, la felicidad y el desarrollo, la igualdad y un mundo ideal pero en realidad y en el día a día, somos unos grandes cabrones con el prójimo.

Taponamos el avance del vecino, mentimos para que no avance a pesar de que sabemos que lo podría conseguir, ponemos normas para tener a todo el mundo controlado y no le damos libertad alguna para crear, para que descubra y desarrolle su talento, su deseo…Hablamos de avance y mientras tanto ponemos piedras en el camino para que no lo hagan.

¿Y qué hacemos? ¿Quejarnos de que la culpa de todo la tienen los demás? ¿De tirar la toalla por nuestra soledad y acostumbrarnos a lo que nos dan?.

Muchos años me quejaba que no avanzaba por culpa de los demás. Cuando aprendí que «el principio del comienzo» empieza por uno mismo, las cosas cambiaron. Mi mundo cambió cuando empecé a cambiar yo.

Los demás que hagan lo que quieran, los demás que se tiren los pelos o lo que sea…si yo estoy mal, ¿POR QUÉ LO ESTOY?

Y tú lo sabes mejor que cualquier otro. O al menos lo intuyes. Pero lo que ocurre que nos da miedo hablar, nos da miedo expresarnos. Y no es que no sepas expresar lo que te pasa, sino que te da vergüenza decirlo no vayan a tildarte de loco o vete a saber qué . Cuando sabes qué te pasa, una palabra puede describirlo todo perfectamente. No hace falta la expreses, puedes escribirla, pintarla o hacer un grafiti.. El medio es el que mejor te sientas tú pero EXPRESA

Durante el día cotorreamos, no hablamos.

Invertimos el día hablamos de mierdas, de cosas sin importancia. ¿Y lo importante? Nos lo callamos, por miedo. ¿Miedo a qué? Es lo que sientes, es lo que quieres decir, es la ayuda que sabes que necesitas. ¿A qué tienes miedo? ¿Al que puedan decir que eres vulnerable y se rían porqué llora? Esa gente no te ha merecido ahora y nunca.

Cuando expresamos lo que sentimos, nos damos cuenta que no estamos solos como nos imaginábamos., sino más acompañados de lo que nos creíamos. Lo que pasa es que el miedo, nos hace creer cosas que no son así.

Podemos echar la culpa a la sociedad, que no nos enseñan a gestionar nuestras emociones, que ciertas generaciones no saben expresar sus emociones y así han criado a sus hijos, que en casa no se habla de debilidades… Te lo vuelvo a repetir… busca

A pesar de estar cada día más «rodeados» de gente, cada día estamos más solos. Es una frase que se oye habitualmente. Y estoy de acuerdo con ella, cada día tenemos más oportunidades de relacionarnos con gente pero cada día nos sentimos más solos. ¿Y todo por qué? PORQUÉ TENEMOS MIEDO A HABLAR CON EL CORAZÓN.

Nos han enseñado a hablar con la razón, a hablar en función de las expectativas que tienen sobre nosotros en el presente o en el futuro, dejando al corazón de lado. Y por eso nos encerramos más y más en nosotros mismos, porqué la razón no sabe gestionar lo que nos pasa. Ahí es cuando debes poner en marcha tu corazón, es el que rompe las barreras de tu aislamiento

Desde luego que no estoy diciendo que con eso ya está todo hecho. Yo fui dos años a un psicólogo y lo recomiendo a todo el mundo. Lo que te estoy diciendo es que:

¿Qué ocurriría si escucháramos antes a nuestro corazón y no nos dejáramos guiar tanto por la razón?

¿Qué ocurriría si hablásemos desde el corazón y no con una mascara llamada razón?

Quizá la razón no sabe gestionar cosas en las que el corazón es experto.

¿Por qué la soledad? Porqué llevamos tiempo sin escucharnos a nosotros y escuchando más a los demás.

El arroz nunca se pasa si…

No hay semana que por H o por B siempre oiga la misma frase:

SE TE VA A PASAR EL ARROZ.

Se te va a pasar el arroz porque no tienes pareja

Se te va a pasar el arroz porque no tienes trabajo

Se te va a pasar el arroz porqué no le dices nada a esa chica que te gusta.

Se te va a pasar el arroz si no das un paso adelante.

Se te ha pasado el arroz para ir a eventos así.

Se te ha pasado el arroz para gustarte grupos como esos…

Aunque no soy experto en hacer arroces, ya de tanto oír la frase creo ya soy un autentico gurú de los arroces.

¿PERO QUE NOS HA DADO CON QUE SE NOS PASA EL ARROZ?

Durante mucho tiempo era una frase que pesaba mucho en mi.

Pensaba que si a cierta edad no tenía cierto estatus, no había conseguido ciertas metas…era un raro y otras veces un «paria».

Si seguimos esta filosofía, en vez de beneficiarnos, lo único que hará es perjudicarnos.

Porqué aunque nosotros sepamos quienes somos, lo que queremos, lo que nos hace felices…si en algún momento tenemos algún momento de debilidad, pensamos que no somos «aptos» para este sociedad porqué no hemos alcanzado los estándares que se suponían que teníamos que haber alcanzado por la edad que teníamos.

Muchas personas lo harán con cariño, como nuestras abuelas. Pero otras realmente lo hacen con fines «no muy positivos o cotillas».

Las personas mayores te querrán en pareja, te querrán que todo va bien o que has conseguido «esa seguridad profesional» que ellos tanto les consiguió alcanzar. Y es algo totalmente licito y de agradecer.

Pero ¿Qué le importa a los demás si tienes pareja, con quien te acuestas o de qué trabajas?

Vivimos en una sociedad llena de prejuicios. Una sociedad que piensa que si no has alcanzado ciertos hitos a ciertas edades, seguro que lo primero que pensarán será algo así:

¿Qué esconderá que no lo quiere decir?

Cada día pienso que nos tomamos la vida demasiado en serio.

Tenemos que hacer esto no vayan a pensar que.

Tenemos que callarnos lo otro, no vayan a pensar que.

Tenemos que aparentar no sé que, no vayan a dudar de nosotros.

Tenemos que…cuando en realidad ni tenemos ni queremos. Debemos hacer lo que nosotros sintamos.

Y no todo el mundo tiene esa confianza y fuerza de voluntad de confiar en si mismo a pesar de las circunstancias, de las presiones. Son personas que acaban haciendo cosas de las que luego se lamentan, de las que luego dicen algo así como «Pero si yo no quería, era por la presión de los demás...». Todo por no volver a oír la frase del arroz y sentirse «una más del grupo».

Hablamos de la felicidad con la boca llena pero todavía vivimos en una sociedad que se gestiona en base a prejuicios por mucho que hablemos de originalidad, autenticidad y felicidad. los mismos que hablan de felicidad, luego tienen prejuicios sobre los demás pero.. ése es otro tema.

¿Cuántas veces hemos hecho cosas de forma oculta por qué teníamos miedo / vergüenza a las consecuencias a pesar de hacer lo que sentíamos que queríamos hacer?

MUCHAS. Y todo porqué no queríamos oír lo del arroz.

El único arroz que se nos puede pasar es el que echamos a la paellera o cuando queremos hacer arroz con leche. Y aún así seguro que algún truco o receta habrá para que no se nos pase el arroz.

¿Y lo demás? Nunca se nos pasará el arroz.

Porqué no se nos pasa el arroz porque no tengas hijos ni pareja…puedes adoptar que seguro que muchos niños te lo agradecerán.

Porqué quizá no encuentres trabajo pero lo puedes crear.

Porqué quizá no tengas pareja pero te puedes apuntar a grupos para conocer gente.

Porqué siempre habrá una solución para un problema que los demás te intenten «meter en tu cabeza».

Si estás a gusto contigo mismo, confías en ti, eres coherente en lo que haces, haces la vida que quieres…TE ESTÁS COMIENDO TÚ EL ARROZ y NUNCA DEJÁRAS QUE SE TE PASE, porque siempre que tengas oportunidad, te lo comeras.

Las personas que son fuertes, que no les importa los prejuicios o el qué dirán, hacen eso, SE COMEN EL ARROZ que las personas que piensan que se te está pasando el arroz, les gustaría comerse.

El mejor «ansiolítico» siempre es la Verdad.

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¿Cuándo nos daremos cuenta que la mejor pastilla siempre es la verdad?

Recientemente decían los medios de de comunicación, que España era el país a nivel mundial que más ansiolíticos tomaba sus habitantes.

Y partamos desde aquí , que hay mucha gente que por problemas de salud mental, los necesita. Desde aquí todo mi apoyo y respeto.

Pero, ¿Y los demás? ¿Todas aquellas personas que los usan como placebo ante sus insalvables problemas, como así los llaman ellos?

Problemas surgidos a través de la relación de pareja, relacion con amigos o con el trabajo.

Pero eso si, el día de San Valentín bien ponemos fotos del amor y al dia siguiente, «medicados con placebos» porque no queremos ver la realidad de lo que realmente nos pasa. Pero eso si, viva el amor, viva nuestra pareja pero ¿el amor por nosotros? bien, gracias.

No hay día que alguien de mi alrededor o conversaciones de alrededor, diga que se toma una «pastillita» para levantarse de la cama o seguir el día.

¿Qué estamos haciendo?

«Durmiendonos» para no querer afrontar lo que realmente nos pasa.

Desde luego que la vida no es tan fácil como resumirla en «no tomes ansiolíticos y ya está». Pero tampoco todo se va a solucionar a base de pastillas.

¿Qué las pastillas te pueden ayudar a seguir adelante, a un empujoncito? Desde luego. Pero siempre como una «vitamina», siempre sabiendo el porqué de todo.

Si a eso le añadimos, La «moda» del desarrollo personal así como muchas otras «modas» en el mundo empresarial a parte de querernos sacar el dinero, tienen otro fin, que parezcamos idiotas. Tenemos todo el pack completo para tener una sociedad dormida.

Y cada día creo más, seré un poco naif, que somos más inteligentes de lo que creemos y nos hacen creer.

Si de pequeños nos quejábamos de las normas de nuestros padres, a día de hoy con el desarrollo personal, hacemos lo contrario, las seguimos al pie de la letra. Seguimos los pasos del libro de moda, gritamos cuando vemos al gurú de turno, ponemos en nuestro Linkedin como título de nuestro trabajo cosas en ingles para parecer que somos alguien que realmente no somos y esperamos ansiosos que nos de la «lección del día» para alcanzar nuestra felicidad «eterna».

¿Pero es que realmente no sabemos lo que nos pasa? ¿Realmente no sabemos lo que queremos decir de verdad pero no nos atrevemos a expresar? ¿De verdad?

Se que al instante alguien estará pensando una frase que empieza: «Si , pero es que..»

Ponemos como excusas el trabajo, la familia, el qué dirán, el qué van a pensar… Y mientras tanto, seguimos «metiéndonos» pastillas para olvidar. Y luego pasa lo que pasa, que vienen los sustos u otras acciones que nunca nos hubiéramos imaginado poder hacer.

Nosotros los primeros en saber, sentir si estamos bien o no. ¿Por qué damos la potestad a otros de decidir lo que nos pasa y qué soluciones debemos tomar? ¿Por qué sabiendo lo que nos pasa, nos tomamos «pastillas» para olvidar? Pero luego eso si, somos desdichados, unos fracasados.

Lo que ocurre que tenemos miedo a expresar la verdad, a ser dueños de nuestra vida ( eso que tanto reclamábamos en estos momentos de originalidad, autenticidad y demás…) y preferimos seguir siendo uno más aunque estemos «reventados» por dentro

Cuando decimos LA VERDAD, lo primero que sentimos es un fuerte alivio y luego ganas, ilusión, optimismo por el futuro que tenemos por delante. Se despejan las dudas, los miedos se van a tomar por saco y la sonrisa vuelve a aparecer en nuestra vida. Lo vemos todos los días en medios de comunicación en personas que hablan de lo que sienten, del alivio que viven tras haberlo contado, de las conferencias que vemos con lagrimas en los ojos sobre situaciones así…y nosotros mientras tanto, sabiendo qué nos pasa pero ni por todo el «oro del mundo» lo diremos.

Vemos en medios de comunicación con asombro como una persona ha tenido el valor de decir su verdad, como ha pasado recientemente. Eso demuestra una cosa, ¿CUÁNTAS COSAS OCULTAMOS DE NUESTRA VERDAD POR MIEDO AL QUÉ DIRÁN?

Excepto para algún dolor de cabeza/resaca, con el paso del tiempo he aprendido una cosa:

EL MEJOR ANSIOLITICO SIEMPRE HA SIDO LA VERDAD.

Todas las personas nos enseñan algo

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Hasta de las personas que me han dejado un mal recuerdo o una mala experiencia, he aprendido algo.

Que costumbre tenemos que olvidar de forma radical a todas aquellas personas que nos han hecho daño. No queremos saber nada de ellos, no queremos rememorarlas ni tampoco saber que les pasa.

Pensamos que reprochando la situación, el problema que surgió o las expectativas nos cumplidas, ya estará todo resuelto.

Y estamos muy confundidos.

Yo creo que las personas que nos han dejado un «mal sabor de boca» son las que más nos enseñan en al vida.

Si, también las que nos los deja bueno. Las que nos han hecho pasar buenos momentos, las que nos han hecho olvidarnos de los malos momentos y demostrarnos de lo que somos capaces, de nuestras emociones.

¡Guay!. ¿Pero es que solo aprendemos de los buenos momentos, de las buenas experiencias?

Lo siento, pero no es así, aunque sea lo que queramos.

Con el paso del tiempo he aprendido muchas más cosas de mi a través de los «malos sabores de boca» que de los buenos.

Primero que:

..- No existen «malos sabor de boca», sino más bien expectativas no alcanzadas, demasiada confianza de primeras a personas desconocidas o poca razón donde hubo demasiada pasión.

.- Que las personas van y vienen. Que algunas se quedarán mas tiempo que otras. Pero que todas ten enseñan cosas de ti que hasta la echa no querías darte cuenta o no sabías.

.- Que cuando aprendes lo que te ha enseñado esa persona, la ves como una experiencia vivida que incluyes en tu vida, no le echas los problemas surgidos solo a esa persona. Tú también has tenido parte de culpa en algún momento y te haces responsable de tu parte.

.- Todo «mal sabor de boca» si aprendes de lo vivido, la acabas recordando hasta con cariño, dando gracias por todo lo aprendido que te ha servido para avanzar en la vida.

.- Te enfrenta a nuevos retos en tu vida, que seguro hasta la fecha no te habias enfrentado. Nos da miedo, no sabemos si lo sabremos superar. Por eso echas la culpa a la otra persona, cuando en realidad tendrías que darle gracias, ya que te está haciendo más «fuerte» con el paso de los tiempos.

Todas personas que han pasado por nuestra vida y están en nuestra vida, lo han hecho o hacen para que aprendamos algo. Pero siempre aprendemos más, con el paso del tiempo de las que nos dejan «un mal sabor de boca» que las del bueno, pero tú decides.

«Tenemos que quedar un día sin falta…»

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¿Cuántas veces hemos oído y dicho alguna vez: «Tenemos que quedar sin falta y ponernos al día«?

Y lo peor de todo, de las veces que lo hemos dicho: ¿Cuántas de ellas se han hecho realidad?

Nos encanta decir una frase así cuando nos encontramos a una persona que hacia tiempo que no nos encontrábamos. Tras abrazarnos y con una desmesurada emoción decimos que nos alegramos de verla Para terminar con la frase «maniatada»: ¡Tenemos que quedar y recordar buenos tiempos!.

Qué bien hemos quedado.

Hemos hecho creer a la otra persona que tras tiempo sin mandarnos ningún mensaje( como si tuviéramos una agenda más llena que la de Barack Obama) y aunque tenemos tiempo a tomarnos algo en ese mismo instante pero es mejor decir: ¡Te llamaré y tranquilamente nos ponemos al día!.

En realidad, ¿Qué estamos diciendo?

.- Para que veas que tengo una agenda llena, te haré un hueco.

.- Ahora me voy porqué voy de un lado para otro y veas que estoy muy ocupado, que me va todo genial.

.- No te he querido llamar durante este tiempo, porqué no me daba la gana, no quería , me aburrías o todas ellas a la vez. Y ahora no esperes que lo haga, porqué las cosas no han cambiado.

En definitiva, estamos poniendo excusas para no decir a gritos una cosa:

NO ME APETECE QUEDAR CONTIGO. Y lo peor de todo, aparentar algo que realmente no sentimos ni deseamos.

Seamos sinceros, al igual que cambian de opinión los políticos de un día para otro, las relaciones cambian.

Unas veces se marchitan, otras veces se engrandecen con el paso del tiempo y otras vez se para y vuelven a retomarse con más «agua». Pues lo mismo pasa con las relaciones, a veces mueren porqué uno de los dos va avanzando y quiere otras cosas en la relación, otras no por no tener una conversación pendiente se ha ido dejando de lado la relación, por no hablar de las mentiras que descubres y por no montar el «pollo» mandas por ahí a la relación…

Pero lo peor de todo, es no decir la verdad, es no ser de verdad.

Recientemente veía como se publicaba un artículo en el que decía que lo que realmente hacía felices a los seres humanos eran la salud de sus relaciones de amistad/pareja.

Nada más publicarse el artículo veías a gente diciendo que había que cuidar más a las relaciones, que no había que descuidarlas…pero luego son personas que para quedar con ellas o te cojan la llamada, antes lo haría el Papa Francisco si lo llamásemos.

Si no vamos a quedar, ¿Para que lo decimos? ¿Para seguir manteniendo un papel ante la otra persona? ¿Para aparentar algo que éramos y que en realidad, ya no queremos ser? ¿Por qué tenemos miedo a ser de verdad?

También te digo, muchas veces quedar con esa persona, es recordar viejos momentos que tenías olvidado. Recuerdas situaciones que por los «debería» has olvidado o te han hecho olvidar. Recuerdas quien eras y lo que te hacía feliz…¿Quizá por eso tienes miedo a volver a quedar con esa persona?

Tenemos una agenda llena de «deberías impuestos», de rutinas y miedos, ¿Qué ocurriría si la llenásemos de verdad, coherencia y corazón?

Empecemos por ser de verdad, no jugaremos con nosotros y mucho menos, con los demás.

Una conversación con la pereza.

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Querida Pereza:

Son años ya los que nos hemos ido encontrando.

Encuentros en los que alguna vez me has ganado la partida y he ido dilatando lo que tenía que hacer. Pero otras he sido yo quien he hecho oídos sordos a tus comentarios y he seguido adelante.

Tengo que reconocer, que en algunas ocasiones tenías razón, tenía que haberme quedado en el sofa y haberme olvidado de todo. Pero ¿sabes qué? Que aun no habiendo conseguido lo que yo esperaba, viví mucho más que si no hubiera hecho nada.

Querida pereza, siempre me has enseñado mucho más de lo que te podrías imaginar, aunque parezca en estos momentos, que sino estás siempre ocupado, produciendo ( a pesar de que no des resultados esperados o deseados), es que eres un vago.

Querida pereza, muchas veces me has salvado de muchos cosas que no me imaginaba. De decepciones con el paso del tiempo, de acontecimientos que no hubiera sabido como gestionar y de mentiras que no quería ver y que acabaron saliendo a la luz.

Y todo porqué tenia, no se porqué, de hacer lo que en ese momento tocaba hacer. Pero no tenía ganas , había algo que me decía que no lo hiciera.

Pero también tengo que decirte, que por MIEDO y no por otra cosa, he perdido muchas cosas en la vida.

Oportunidades que quería decir SI, experiencias que sé que hubieran sido únicas o quizá no hubiera pasado nada de eso. .Pero lo que si tengo que reconocer, que no hay que echarte la culpa, sino que era miedo lo que tenía.

Nos parapetamos en ti, cuando algo no queremos hacer. Pero además, no queremos decir que no queremos hacerlo.

Ponemos como excusas que no queremos decir esto, que no queremos hacer lo otro o no queremos aguantar de nuevo a esa persona que solamente nos quieres por interés. Y decimos que tenemos pereza, cuando en realidad no nos queremos enfrentar a la realidad. a lo que queremos hacer pero nos da miedo hacerlo.

Así que lo siento si usamos tu nombre en vano, tú no tienes la culpa.

Pero como también he dicho, de una manera u otra, nos has «avisado» cuando no era el momento o la situación para hacer algo o decir algo. Has entrado en nosotros, cuando teníamos ilusión, ganas de lanzarnos de cabeza a ese proyecto o persona que nos tenía locos. Pero de repente, nos entró la pereza, no queríamos dar un paso más allá. ¿Por qué? Porqué tu entrada quería avisarnos de una manera u otra, que no lo hiciéramos, que las consecuencias serían peor que las acciones. Terminando días después diciendo algo así: » Que bien que no di el paso adelante».

Quería escribirte esta carta y decirte que gracias.

Gracias por tu ayuda en algunos momentos, por salvarme el culo en otros y en definitiva por todo, porqué siempre de una manera u otra, nos estás ayudando.

Si, porqué nos estás diciendo en definitiva que tenemos miedo a hacer y ser nosotros mismos cuando estamos en un precipicio el cual tenemos que tomar una decisión. Y nos ayuda a darnos cuenta que tenemos miedo y que por eso, a veces optamos por no dar un paso adelante. Te ponemos como excusa, pero en definitiva tenemos miedo a ser, a mostrarnos como somos. Y todo ¿Por qué? Porqué preferimos la frustración y la rabia mientras seguimos siendo como los demás, que la paz y la felicidad por ser como somos en realidad.

GRACIAS.

¿Cómo tener siempre la razón?

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¡Dejemos de ser cinicos!.

Vivimos en un mundo de blancos y negros , de real Madrid y FC. Barcelona, de salado o dulce.

O eres de los míos o del bando contrario.

No existe el color gris, solo el negro o el blanco.

Pero eso si, hablamos de amor, de paz, de felicidad, de autenticidad y de pensamiento positivo.

Pensamiento positivo que en realidad quiere decir: «Yo siempre tengo la razón y exijo lo que me merezco».

Queremos avanzar, queremos innovar, queremos crear pero con una condición….SIEMPRE LLEVANDO LA RAZÓN.

Queremos cambiar pero que no «modifiquen» mucho nuestras circunstancias conocidas.

Queremos ser creativos pero siempre pensando y haciendo lo mismo, creyendo que aún así obtendremos resultados diferentes.

Queremos ser una empresa diferente pero haciendo lo mismo de siempre

Queremos ser felices pero que nadie nos haga dudar de las creencias que tenemos.

QUEREMOS LO MEJOR PERO SIEMPRE LLEVANDO LA RAZÓN.

Pero eso si, no digas a esa persona que es egoísta, que ese no es el camino a seguir o que para avanzar hay que cambiar.

Cada día hablo con menos gente. Y no es porqué sea un huraño, sino porqué creo que cada día es más imposible hablar con los demás.

Se tiene miedo a dar tu opinión , no vayas a encontrarte con reacciones inesperadas.

Y aún siendo personas «amigas» lo sigues teniendo, porqué la gente pide tu opinión pero cuando escuchando algo que no les gusta o que no era lo que querían oír de tu boca.

No queremos conversar, solo queremos tener razón.

¿Y cómo tenerla?

.- Gritando más que la otra persona.

.- Dandole «golpes bajos» a tu contricante sabiendo que le doleran mientras dice cosas que no quieres oir.

.- Mintiendo y diciendo que gracias al acabar la conversación, para nunca volver.

.- No escuchando lo que quiere oír la otra persona e intentando cambiar la conversación.

A lo largo del día a día podrás observar muchas actitudes en la gente que solo tienen un propósito, SENTIR NADIE MAS QUE ELLOS, TIENEN LA RAZÓN.

Queremos y creemos tener la razón porqué nos da miedo pensar y darnos cuenta que nos hemos confundido.

Seguimos creyendo que estar confundidos es el mayor error que un ser humano puede vivir.

Estar confundido y ACEPTARLO sin embargo, es el mayor acto de humildad y de vulnerabilidad que un ser humano puede vivir en su vida.

Porqué aceptar que no tienes la razón te:

.- Da una bofetada a tu ego. Eso que te dice que siempre tienes razón, que sigas haciendo lo mismo de siempre y respondiendo…no siempre tiene razón.

.- Te muestra caminos que te pueden dar más que los que hasta la fecha estabas recorriendo.

.- Desarrollas tu creatividad. Ya que te adentras en la incertidumbre y es tu creatividad la que te guiara y enseñará de que estás hecho. Te enseña a ver el mundo desde diferentes perspectivas.

.- Aumenta tu empatia. Aunque nunca podrás ponerte al 100% en los zapatos de otra persona, si lo entenderás más que cuando solo veías el mundo desde tu visión.

Hablamos de un mundo mejor pero seguimos apostando más por tener razón que por avanzar.

Y así mal nos irá.

PD: Si sigues esperando el método para tener siempre la razón, es fácil, sigue haciendo lo que estabas haciendo hasta ahora, creer que los demás son imbéciles. Pero luego no te quejes.

¡Somos protagonistas del mayor proceso creativo: TU VIDA!

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Nos alucina la creatividad.

Pensamos que no somos creativos. Que nunca llegaremos a tener una idea que cambie el mundo como las que ha tenido Einstein, Adriá o Elon Musk.

Sin embargo no nos damos que nunca que nosotros mismos somos los protagonistas de nuestro proceso creativo. El más importante de la historia.

A través de las ideas que tenemos, que todos tenemos ideas, decidimos nuestro futuro. Decidimos qué queremos hacer pero también lo que no queremos hacer.

Somos creativos, pero depende de nosotros mismos, ir hacia la excelencia o seguir en la mediocridad.

Cuando tomamos un camino, hasta la fecha desconocido para nosotros, podemos fallar. Recuerda fallar no es lo mismo que fracasar. Podemos fallar porqué las ideas a la primera nunca triunfan. Y de nosotros depende, qué hacer. Si aprender de los errores o tirar la toalla a la primera de cambio. Si tiramos la taolla, la innovación que deseabamos, se esfumara y daremos de nuevo la bienvenida al miedo, a la frustración y a la ira contra la vida. Si nos levantamos y aprendemos de la experiencia, fortaleceremos el compromiso con la idea, siendo agiles tras la experiencia y pensando en nuevas formas de hacerlo, de conseguirlo.

Por el camino nos encontraremos personas que harán que dudemos e nuestras ideas. Ellos no lo saben, pero ayudarán a que creamos más en nosotros mismo o que nos hundan un poco más. Que creamos más en nuestra idea o o que la olvidemos para siempre.

Quizá no consigas tu idea, pero habrás conseguido mucho más que aquellas personas que dijeron no a sus ideas.

Cuando escuchas a tus ideas estás abriendo la compuerta a qué vengan más. Mientras otros cierran la compuerta, esperan a que se jubilen o cuando tengan tiempo, tú sabes que no hay tiempo en el futuro, se trata del ahora. No se espera, se actúa.

La creatividad te enseña a tener una relación con la paciencia. Quieras o no, las ideas no surten efecto a la primera y quien lo haya vivido, ha tenido mucha suerte o te ha mentido. A la primera no conseguirás el resultado que esperabas. No todo en la vida lo conseguimos a la primera, pero si crees en la idea y en ti, la paciencia te dirá que sigas, que confíes, que pruebes de otra manera, que busques más, que preguntes hasta no parar de alcanzar desarrollar tu idea.

Y estoy diciendo desarrollar tu idea porqué la meta en la creatividad nunca se alcanza. Siempre se piensa que se pueden hacer mejor las cosas, que siempre se puede ofrecer mejores proyectos a los demás No hay una meta determinada y ya echarse a dormir. Sino que hay un camino que siempre quiere recorrer.

Pero la vida de un creativo es una vida de dar a los demás y no de amasar.

Un creativo crea para solucionar la vida a los demás, a ese grupo de personas que no encuentra la solución a sus problemas. Un creativo no es aquella persona que reboza una idea en la que no cree, que solo lo hace porqué está de moda. Sino que la moda para él es hacer lo que siente que tiene que hacer para ayudar a los demás.

Tenemos miedo a la creatividad y nosotros somos protagonistas del mayor proceso creativo de la historia, NUESTRA PROPIA VIDA.

¿Gana siempre quién tiene mejores cartas?

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¡Qué confundidos estamos!

Nos pegamos la vida calificándola de pésima o de éxito en función de las cartas que tenemos a nuestra disposición. Y la verdad que estamos muy equivocados.

Pensaba que con las cartas que tenía, una formación increíble, un expediente inigualable y un trabajo bueno, ya mi vida sería de éxito y felicidad.

Pero llego una crisis, una finalización de contrato y las cartas con la que contaba desaparecieron.

No sé que pensaba. Pensaba que ya no sabría que hacer con mi vida, que tenía unas cartas con las que no quería jugar. No era las cartas por las que había luchado. Me las habían cambiado y no estaba de acuerdo con el reparto.

Nos pasamos la vida quejándonos. Nos han cambiado las cartas por diversos motivos y no son las que creemos que nos merecemos, por las que hemos luchado…

¿Y por qué tenemos miedo?

Porqué no son cartas esperadas.

Son cartas que nos dan por un despido, por una partida inesperadas, por un adiós impensable. Y como ya nos habíamos acostumbrado a las cartas que teníamos, ya sabíamos el futuro que nos esperaba…¿Y ahora? No sabemos qué pasará, no vislumbramos ese futuro que tan seguro teníamos en ese momento y eso nos da mucho miedo.

Mientras unos les da miedo, solo hacen más que quejarse, otros se preguntan: ¿Y ahora qué?

Siempre me han hecho creer que el futuro era para quienes sacaban las mejores notas en el colegio. Y sin darme cuenta eso es lo que buscaba, ser el mejor para tener un mejor futuro. Y aunque me ayudó en muchos aspectos de mi vida, una crisis, me quito de un soplo todas esas cartas que había recogido y que me habían dicho que eran imprescindibles para ser un «buen» ciudadano y hombre de provecho.

No se trata de quien tiene las mejores cartas, sino lo que hace con las cartas que tiene en ese momento.

De un día para otro, tenía unas cartas que no sabía qué hacer con ellas. No eran las que yo quería pero con las que tenía, había que hacer algo.

Mientras nos quejamos por lo desgraciados que somos, hay otras personas que ponen en marcha su creatividad y empiezan a jugar con las cartas que en ese momento la vida les ha dado. Pasará el tiempo y unos seguirán quejándose, mientras otros, algo más que los que se quejaban, habrán avanzado en la vida.

No sé que jugada llevo con las cartas que tengo ahora, pero si sé que me siento un ganador.

Un ganador porqué aunque no quería esas cartas, he sacado de ellas una jugada con la que me siento a gusto, feliz, me siento realizado y jamás sin preguntarme: ¿Qué hubiera pasado si lo hubiera intentado? .

No soy ejemplo de nada, ni preténdelo serlo. Pero creía que siempre ganaba el que mejor notas tenía, el más guapo, el más rapido. Algo que empecé a darme cuenta en la carrera por obstáculos que realice. No era el mas cachas, más bien asomaba por mi algún kilo de más para esos momentos, pero mientras corría iba dejando a gente más preparada que yo detrás. Mientras saltaba , otra gente se caía… Y mientras unos se retiraron, yo acabé la carrera.

Esto me hizo pensar una y otra vez, no se trata de quien tiene las mejores cartas, sino quien sabe usar mejor las cartas que tiene. Y no hablo de manipular con ellas, de echarse faroles como he ido conociendo a mucha gente que hacían creer que tenían unas cartas cuando realmente eran peores las que tenían.

Gana quien les sabe sacar el mayor rendimiento a las que tiene en ese momento. Y para ello siempre:

.- Acepta lo que te ha tocado y juega con ellas.

.- Usa tu imaginación.

.- No dejes de experimentar con ellas.

.- Siéntete orgulloso de ti por todo lo que haces e irte a la cama con la conciencia tranquila, ya que sabes que solo tienes el presente.

.- No dejes de crear con las cartas que tienes. Cuánto más creas, más oportunidades estás generando.

No sé a dónde me llevaran estas cartas, pero me siento más ganador que con las que tenía anteriormente.

¿Y tú qué haces con las cartas que tienes ahora?

El mundo avanza gracias a los «DIFERENTES»

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Aunque muchas veces pienso el mundo no avanza, sino más bien va en retroceso, cada día tengo más claro que el mundo es y será de los diferentes.

Y no hablo por diferente a aquellos que repiten como una cacatúa que son diferentes, ni tampoco aquellos que hacen un papel encima de un escenario para que todos digan que es diferente porqué hace algo fuera de lo normal o que otros no se atreverían a hacer.

Esos no son diferentes, son puro humo.

Hablo de las personas que saben que:

.- las cosas se pueden hacer de forma diferente. Y no siguiendo los patrones de siempre.

.- no quieren relaciones como los demás tienen. Las basan en la verdad, transparencia y lealtad.

.- quieren trabajar en algo que les haga feliz, que se sientan que sus ideas son tenidas en cuenta, que lo que hacen tiene un propósito y no se queda en saco roto.

.- quieren sentirse en paz con ellos mismos, yéndose a dormir sabiendo que han hecho lo que querían hacer, dando su talento a los demás.

.- no quieren poder, sino quietud.

.- no quieren fama, sino desarrollar su creatividad.

.- no creen en las fórmulas del éxito, la felicidad o la influencia, sino en la originalidad, el talento y la paciencia.

¿Pero qué ocurre?

Que observan como otros alcanzan la cima más rápido que ellos con manipulación o mentiras.

Que sigue habiendo relaciones basadas en la mentira y el intereses. Que la gente no quiere se le diga la verdad pero eso sí , te llaman amigos cuando les interesa.

Que el bien común no existe y si el beneficio propio.

Que el talento, del que tanto se habla y que tanto se requiere, brilla por su ausencia, siendo el gran poder lo que se anhela.

Que la felicidad se basa en la codicia y no en la actitud.

Que las oportunidades no están para el mejor preparado sino para el que más contactos tiene.

Que el esfuerzo pocas veces se recompensa y el «enchufismo» siempre.

Son personas no negativas, sino que desde su sensibilidad ven la realidad no desde las apariencias, sino desde la realidad cruda y dura.

¿Qué ocurre en esos momentos?

Muchos entran en barrena emocional. Depresión, dudas, ilusiones evaporadas y no depjan de preguntarse:

¿QUÉ HAGO CON MI VIDA? ¿SIGO CON MIS SUEÑOS O TIRO LA TOALLA?

Unos tirarán la tolla, perdiéndonos todos su talento que lo diferenciará de la mediocridad.

Mientras otros, a pesar de lo que digan unos y piensen otros, seguirán adelante aun con más convicción, con más ímpetu hacia lo que creen, por lo que siempre lucharan y han luchado.

Estas personas son las que transforman el mundo, los que creen y crean en lo que sienten a pesar de las normas y de las posibles vergüenzas.

Puedes ponerle el nombre que quieras, no hace falta leerte el libro de alguien para que los relaciones o abras los medios de comunicación, hay gente a tu alrededor, que han roto las normas, las expectativas y han acabado alcanzando en lo que creían con esfuerzo, constancia, CONSISTENCIA y fe.

Ellos son los que cambian el mundo pero mientras tanto ¿Qué hacemos?

DENOSTARLOS.

Son diferentes, raros, especiales, los rechazamos, no siguen las modas, no siguen las tendencias… Cuando pensamos que por seguir modas, nosotros seremos considerados como diferentes al igual que los 40.000 de personas que también hacen lo mismo que nosotros.

El mundo avanzará siempre gracias a los diferentes. A los que hacen oídos sordos a la rutina, a los que ven entre la mediocridad una rendija para sacar su talento y ofrecerlo al bien común, a los que se van a dormir con la conciencia tranquila porqué han dado lo que sabían que podían dar y más.

Ellos no quieren oportunidades, por ellos mismos se bastan.

Solo piden una cosa, no entorpecer su trabajo, su creatividad. ¿Tanto cuesta?