¿Qué haces con tus fantasías?

Seamos sinceros, todos fantaseamos.

Fantaseamos con tener una noche loca con esa amiga que nos tiene locos..

Fantaseamos con tener un trabajo mejor o trabajar en la empresa de nuestros sueños.

Fantaseamos con poder hacer locuras con nuestra pareja en la cama y no el aburrimiento de todos los sábados por la noche.

Todos los días fantaseamos en algún aspecto de nuestra vida que lo único que hacemos en él es aburrirnos.

¿Pero qué hacemos con nuestras fantasías?

Por un lado tenemos aquellas personas que las rechazan sin ni siquiera haberles dado una oportunidad, sin haberse preguntado: ¿Por qué tengo yo esta fantasía? ¿Qué ocurre en ese aspecto de mi vida? ¿Qué me quiere decir esa fantasía sobre mí?…Antes de eso, salen corriendo. No quieren saber la respuesta, no quieren descubrir qué hay detrás de ellas,… En definitiva, les da miedo descubrir quiénes son.

Desde pequeños, tratamos a la fantasía como una locura.

Nos reímos de los niños que fantasean. Cuando nosotros fuimos los primeros en hacerlo.

Fantaseábamos que estábamos en la luna explorándola con nuestros amigos del pueblo cuando en realidad estábamos en la plaza y de fondo se oía a nuestra madre diciéndonos que ya era hora de comer.

Fantaseábamos que un perro era el mayor de los dragones que jamás nos podríamos encontrar pero nosotros éramos los únicos que podríamos salvar al mundo con nuestra fuerza.

Desde pequeños hemos fantaseado pero por nuestra ignorancia, creer que los demás saben más de la vida o yo que me sé , cuando oíamos: «Deja de fantasear, que es un sueño irreal...» empezábamos a matar nuestra fantasía poco a poco.

Y paso a paso, cuando llegábamos al a «madurez» pensábamos que fantasear es algo de niños, de ilusos, de incrédulos de la realidad cuando lo mejor que podemos hacer es seguir las normas, adaptarnos a la realidad y esperar a la jubilación (si llegamos a ella).

Luego están las personas que dicen SI a esa fantasía, a ese sueño. Pero que pensar que muchos de ellos o lo mantienen en silencio o son muy pocas personas quienes lo saben. ¿Por qué? Porqué son personas en las que confían, en las que se sienten ellos mismos y por otro lado, porqué tienen miedo a lo que puedan decir los demás.

Hablamos de creatividad, de innovación de felicidad, de desarrollo, de avanzar…de verbos que implican soñar, fantasear, preguntarnos ¿y por qué no?, pero sin embargo seguimos que fantasear es algo prohibido, dedicado exclusivamente a los niños y a los locos. Nos han hecho creer que fantasear es algo prohibido, cuando es la muestra mayor de coherencia del ser humano.

¿Por qué hay que decir SI a tus fantasías?

PORQUÉ SON UNA MUESTRA DE QUIÉN ERES REALMENTE, DE TI.

No necesitas cursos de 24 horas para ser original ni cosas parecidas, escucha a tus fantasías y ahí estará tu autenticidad.

¿Qué aprenden aquellos que dan un paso adelante en sus fantasías?

.- No están locos, son los más coherentes del mundo. Solo hacen lo que sienten, no lo que deberían sentir según las enseñanzas o miedos de los demás.

.- Viven. Mientras unos se frustran pensando qué pasaría si lo hicieran, otros aprenden, crean, innovan, disfrutan.

.- Desarrollan su creatividad. Preguntan qué tienen que hacer para desarrollarlo, son curiosos, luchan, imaginan…

.- Creen que el único tabo que hay en la vida, es no hacer lo que sientes que tienes que hacer. Lo demás son prejuicios.

.- Saben que toda oportunidad tiene algo que enseñarte. Así que no la desaprovechan.

.- No son locos ni cosas parecidas. Solo quieren ser mejores siempre. ¿Y qué hay de malo en ello?

¿Y tú que haces con tus fantasías? ¿Cómo sería el mundo si hiciéramos más caso a nuestras fantasía? ¿Quizá viviríamos más tranquilos todos?

¿La he cagado?

Photo by Andrea Piacquadio on Pexels.com

El ser humano siempre ha tenido una máxima:

NO CONFUNDIRSE.

No quiere confundirse a la hora de escoger una pareja, encontrar trabajo, escoger las mejores entradas de cine para ir con tu pareja o a la hora de dar un giro radical a su vida.

En ese momento, a pesar de que realmente es lo que quieres hacer y sabes que es lo que tienes que hacer, la duda entra en juego.

Unos dirán que es nuestro ego, otros las presiones de la sociedad y otros que realmente no confías en ti mismo. Ponle el nombre que quieras, será correcto y respetable, pero que la duda siempre va a estar a pesar de que hagas lo que quieres, ni los más «Iluminados» se libran de ella.

¿Pero por qué pasa?

Porqué pensamos que no alcanzaremos la ilusión que tenemos.

Porqué paramos y vemos hacia dónde nos queremos encaminar y nos da respeto, algo que no habíamos pensando.

Porqué abrimos los oídos y escuchamos de más a las personas que nos rodean y dicen que nos quieren.

Porqué nos damos cuenta que dejamos atrás el pasado, al cual estamos apegados por un futuro que no sabemos si llegaremos. Preguntándonos por el camino ¿Y si me quedo en medio sin conseguir una cosa y perdiendo otra?

Hablamos mucho del cambio, que en momentos de oscuridad hay que cambiar, llenamos los blogs de artículos de cómo cambiar y todo es tan bonito…Pero es uno de los procesos más duros que el ser humano siente a pesar de que apueste por él.

¿Y qué pasa cuando escuchas más a la realidad, haces más caso a las presiones y abres los oídos a la normalidad que no a lo extraordinario?

QUE EMPIEZAS A PREGUNTARTE : ¿Dónde leches me he metido?

La ansiedad empieza a transformarse en negativa. Esa ansiedad que antes te habia servido para cambiar, como palanca para un nuevo futuro, ahora es la palanca a tu ansiedad, nerviosismo y dudas.

¡PARA y ECHA LA VISTA ATRÁS!.

¿Por qué diste el cambio que diste? Puede ser por qué no aguantabas más una relación toxica, porqué haciendo lo que haces ahora te sientes más feliz que estando en un trabajo 8 horas aguantando mierdas, gritos e insultos…Puede ser por cientos de motivos que ahora mismo has olvidado. Así que vuelve los a recordar, a recordar porqué diste ese paso adelante que ni tú mismo a veces te crees que hayas podido dar.

¿CÚAL FUE EL MOTIVO DE TU CAMBIO? NUNCA LO OLVIDES.

Pregúntate también otra cosa:

¿QUÉ HAS GANADO DURANTE EL CAMINO EMPRENDIDO?

Me da igual que hayas dado un paso pequeño como 2 grandes, me importa poco, porqué todos de alguna manera han ganado algo, han aprendido algo desde el momento en el que diste el paso.

Has podido crear cosas que ni tú mismo te imaginabas, hacer cosas que para ti eran imposibles , vivir momentos únicos e inolvidables que en tu anterior vida eran imposibles,…Lo que sea, pero seguro que has aprendido y experimentado algo, que hasta la fecha jamás olvidarás.

¿POR QUÉ NO LOS RECUERDAS Y LOS APUNTAS PARA QUE NO SE TE OLVIDEN?

También me gustaría preguntarte otra cosa:

¿ES MÁS IMPORTANTE EL CAMINO O LA META?

Pensamos que cuando cambiamos vamos a ser felices y comeremos perdices, que todas las empresas se van a pelear por nosotros y que vamos a conseguir el éxito que nos merecemos.

La vida no es la suma de metas alcanzadas, sino de pasos dados cuando los demás están parados.

Y cuando no lo alcanzamos a la primera, ¿Qué es lo que pasa? Que nos venimos abajo. Cuando vemos que quizá nuestras habilidades no son las todavía adecuadas , cuando no tenemos los contactos necesarios o la repercusión para que nos llamen a ciertos eventos, nos venimos abajo.

Pensamos que ya que hemos dado el cambio nos merecemos el éxito al primer intento, porqué sino ¿para qué hacerlo? ¿para que esforzarse?

No te aseguro que alcanzarás la meta con la que has soñado, con la que te imaginabas nada más empezar que llegarías. Quizá alcances otras que ni te imaginarias, otras mucho mejor a las establecidas… Pero te aseguro una cosa, que cuando eches la vuelta atrás seguro que siempre pensarás una cosa:

NI LOCO VUELVO A DÓNDE ESTABA ANTES.

Queremos tener el destino a nuestra merced, algo que es imposible. Pero si sabes hacerlo, ya me dirás cómo lo haces, porqué yo no lo sé.

Lo que sí sé, que siempre dudaremos si hacemos caso a las normas establecidas, a lo que dicen los demás, a lo que dicen las personas que intentaron algo en su día y no lo consiguieron, a los que quieren dominarte, a los que no quieren verte feliz, a los que temen perderte,…. en definitiva a los que no quieren lo mejor para ti, si así es lo que tú crees.

¿Por qué dudas si sabes que estás haciendo lo mejor para ti?

Date tantas oportunidades como puedas, porqué si te vas a dormir con la conciencia tranquila, en paz, desarrollando tu creatividad, sintiéndote mejor persona…

¿POR QUÉ DUDAS?

¡Dar tu opinión en este mundo, es estar al nivel de Batman!

De pequeños soñabamos con ser mayores.

¿Para?

Para hacer lo que nos diera la gana, para llegar a casa cuando quisiéramos y decir tacos sin que nuestra madre nos echara la bronca.

¿Pero qué ocurre a día de hoy?

.- Que nos callamos lo que sentimos

.- Que medimos las palabras dependiendo de quien estemos delante.

.- Que hablamos que queremos personas autenticas y luego nosotros no lo somos delante de los demás.

.- Que tenemos miedo a dar nuestras opiniones, perdiendo oportunidades.

Pero eso si, nos cansamos de repetir que hay que ser auténticos, que la vida es una y que pase lo que pase, tenemos que ser nosotros mismos.

¿Pero realmente lo hacemos?

¡NO!.

Nos callamos nuestra opinión porqué no sabemos qué opinión tiene la otra persona y quizá podamos perder una amistad, un amor o una oportunidad profesional.

Nos callamos lo que realmente opinamos y luego llegamos a casa pensamos que «imbéciles» hemos sido porqué no hemos hecho ni dicho lo que realmente sentíamos.

Nos callamos lo que nos hubiera gustado decir a esa persona porqué había que tener «la fiesta en paz».

Y mientras nos seguimos callando, nuestra felicidad desaparece y nuestra rabia aumenta.

¿Por qué nos callamos lo que realmente opinamos o queremos decir?

PORQUÉ NOS SIGUE IMPORTANDO MÁS LA OPINIÓN DE LOS DEMÁS QUE LA NUESTRA PROPIA.

Seamos sinceros, hablamos mucho de transparencia , de dar nuestra «luz» a los demás, de gritar que somos felices digan lo que digan a los demás… cuando en realidad lo que tenemos es miedo a que nos señalen como «raros» porqué nos sentimos felices, por nuestras ideas pueden causar «molestias» a nuestro grupo de siempre o que el «grupo familiar» no será tan ideal cuando expongamos lo que sentimos.

Diremos que lo diremos pero nos siguen importando más lo que dirán que lo que realmente nosotros queremos decir o expresar. Pero eso si, hay que ser felices. ¿Pero cómo vas a conseguirlo si estás haciendo de primeras algo contrario a tu propia felicidad?

Nos quejamos de que no hemos dicho lo que esa persona necesitaba que alguien le dijera, no decimos lo que nos pasa no vayan a pensar que estamos «mal» de la cabeza por ver la realidad como los demás no la ven… Y todo ello porqué pensamos que nos podremos quedar solos, sin amigos, infelices….

Ser felices no es tener 168.000 amigos en Instagram comprados creyendo que todos son «amigos» nuestros y que aceptan y comprenden nuestras necesidades e ideas.

Vivimos en una sociedad en la que creemos que cuánta más gente conocemos (que no es lo mismo que amigos), más felices somos, más éxito tenemos y más nos reconocerán por la calle.

Como bien dice una persona importante para mí, «Conocidos muchos, ¿amigos? con los dedos de una mano y sobran dedos».

Son personas con las que podemos hablar, escuchar, recibir mensajes que seguro no nos gustarán, pero ellos lo hacen por nuestro bien, porqué quieren lo mejor para nosotros. Al igual que nosotros podemos ser nosotros mismos con ellos y siempre abunda el respeto, la confianza y el agradecimiento.

Pero a día de hoy «pseudo-amigos» hay muchos, pero cuando sientes la necesidad por cariño que tú crees, de decirle algo y no lo «acepta» bien ( siempre con respeto ), la mayoría de ellos, se marchan. Te critican diciendo quién eres tú para decir lo que has dicho…Solo una persona que pensaba que era tu amigo, que sentía que podía ser ella misma contigo y ya hemos visto que no ha sido así.

¿A quién no le ha pasado alguna vez?

Vivimos en un mundo en el que dar tu opinión sincera, es tener más valor que Batman. Ya que no sabes por dónde te puede salir el tiro. Pero cada día creo más que estas personas no son Batman, llevan por bandera uno de los valores que tanto se habla hoy en día, COHERENCIA.

La coherencia es difícil en este mundo de presiones pero te da una gran recompensa, que la gente que te rodea, será poca, pero siempre será de verdad.

Y si quieres un consejo:

Dónde te sientas Batman a la hora de dar tu opinión, ahí no está tu lugar.

¡Primero la Moda, luego la Moral!

Photo by Brett Jordan on Pexels.com

Ahora todo se mide en función a la moral.

Si crees una cosa no tienes moral… Si no crees en otra cosa, no tienes moral… Si no tienes valores… no tienes moral…

Todo se basa en función de la moral.

Pero yo iría un paso atrás.

Primero nos preocupamos por la moda de turno a la que nos tenemos que subir y luego por la moral.

Eso si, antes hay que saber qué dice la R.A.E. sobre la moral «Conforme con las normas que una persona tiene del bien y del mal

Genial, ¿No? Pero antes de nada, la moda.

La moda, que creemos que nos hará diferente a los demás, cuando en realidad nos hará uno más.

Ya son muchos años entrevistando, conociendo e incluso trabajando con personas » de cierto prestigio». Pero también han sido muchos los que han pasado y que ya no están. Que conste que están vivos pero ya no están en el «candelero».

Por diversos motivos, la moda ya pasó o se han dedicado a otra cosa, ya no están. Pero muchos de ellos, la clave de su desaparición, fue ante poner la moral a la moda.

Querían ser «famosos» y tener repercusión lo más rapido posible.

Era todo por y para su moda. Más bien por y para su ego.

No importaba lo que hubiera que hacer, como si había que comprar seguidores en Instagram, hacer la «pelota» a una persona para conseguir un objetivo aunque la criticase nada más conseguirlo… No importaba. Solo importaba la moda en cuestión.

El aparentar ser, NO EL SER DE VERDAD.

A día de hoy » ser referente» en algo, el hablar de algo que está de moda, es considerado lo «más».

Hablamos de cosas que no sabemos ni siquiera su significado y todo porqué lo «hemos oido por ahi» o lo que nos ha dicho las noticias de Google que se actualizan en nuestro móvil.

Debemos y queremos aparentar que sabemos de todo, que somos «guías» para los demás… Porqué eso del «no sé, lo investigaré, pues no tenía ni idea…» no es beneficioso para nuestra marca.

Ya sea lo que sea el tema, debemos saber y hablar de lo que está de moda. Porqué sino nos han dicho que nadie se acordará de nosotros.

Pero no solamente pasa en el mundo profesional, en el mundo personal, TAMBIÉN.

Hablamos de politica, de religión, de temas que salen en los medios de comunicación con una pasión desbordada. Pasión que supera los límites del respeto a los demás. ¿Y todo por qué?

Porqué ¿Cómo voy a desconfiar lo que ha dicho mi líder político, mi grupo de comunicación favorito sobre este tema?

Antes de dar nuestra opinión, no pensamos qué hemos oido, no dudamos lo que hemos creído oido,… Nada, lo único que hacemos es replicarlo. ¿Por qué íbamos a dudar?

Si replicamos algo que no sabemos si realmente nos hará daño o no a nuestro concepto de moral, ¿Qué tipo de personas nos estamos convirtiendo? ¿En personas que solo quieren la fama, el aparentar y ganar número de seguidores sea como sea, por las buenas o por las malas?

Pero eso si, luego no critiques a esas personas por sus valores, que se ofenden.

¿Qué pasaría si antes de apostar por una moda, nos preguntáramos si va o no acorde con nuestra moral?

Quizá muchas de ellas ni nacerían, quizá muchos «influencers» verían reducidos sus seguidores drásticamente y quizá hasta seriamos una sociedad mucho más coherente.

¿A QUÉ ESO SI SERÍA FELICIDAD PURA?

Se buscan D.G.I. (Directores Generales de Inspiración)

Photo by Dhyamis Kleber on Pexels.com

Nos pegamos la vida buscando Directores Generales de Inspiración.

Son aquellas personas que seguimos sin pensar.

Ya pueden hacer lo que sea, ya pueden vendernos «humos», lo que sea… que nuestra necesidad de creer, de ver que otro mundo es posible y no el «pobre» mundo que nos rodea, hace que creamos en ellos.

Y no solamente estoy hablando en el mundo profesional, haciendo que nos gastemos dinero en personas o proyectos que con el paso del tiempo, nos damos cuenta que no eran lo que deseábamos creer, sino también en la vida personal.

Seguimos como corderos a personas que creemos que nos llevarán a la felicidad, a ese mundo de felicidad, pasión y alegría que creemos que nos merecemos.

En algunas situaciones, se cumple lo que nos prometen. Pero en la mayoría, no. Era todo humo.

Y además de frustrarnos lo único que sabemos decir que no encontramos la motivación , la inspiración para seguir adelante.

Buscar a ese Director General de Inspiración de nuestra vida, de nuestro proyecto profesional, es buscar en los demás lo que realmente debemos buscar en nosotros mismos.

Buscamos en ellos, sentirnos diferentes, encontrar el camino rápido a esa felicidad que creemos que nos merecemos, a ese éxito que queremos y que la sociedad nos dice que si no alcanzamos, seremos catalogados de frustrados e ineptos.

No buscamos la inspiración en los demás, queremos encontrar el método más rapido para la felicidad.

Y así lo único que encontraremos es frustración, rabia e impotencia.

La inspiración la tenemos que encontrar en nosotros mismos.

Desde luego que puedes aprender de los demás. Puedes ver qué se está haciendo, cómo vive la sociedad y preguntar lo qué no hacen y les gustaría hacer.

Desde luego que podemos y debemos hacerlo. Somos las relaciones que tenemos, lo que leemos, lo que observamos. Pero eso no quiere decir que te tiene que mimetizar con ello. Es decir, que lo hagan los demás, que lo piensen los demás, no es sinónimo de inspiración, de felicidad o éxito…sino su antónimo.

Si lo hacen los demás, si todos piensan por igual, no te inspira a nada. No hay un desarrollo, no hay un porqué para romper las normas, para apostar por lo que siente uno… Solo hay un mismo pensamiento.

Y nosotros lo que estamos es buscando héroes. Héroes que nos salven de la monotonía, de la tristeza y la pobreza, que nos lleven al éxito y que nos den una felicidad continua.

Y ese Heroe, solo puedes ser TÚ.

Puedes inspirarte en lo que se está haciendo pero siempre tienes que darle tu toque.

¿Y dónde está tu inspiración? ¿Cuándo comienzas a encontrarla?

Cuando te permites ser y no aparentar ser.

Cuando te dices SI a ti mismo y empiezas a estudiar todo aquello que te apasiona.

Cuando no haces caso a esos que te dicen que eso no esta de «moda» y haces lo que sientes que tienes que hacer.

Cuando lees todo lo que te apasiona aunque los demás te miren raro.

Cuando vas a eventos aunque vayas tu solo, porque lo que quieres es aprender, INSPIRARTE.

Cuando hagas todo eso que los demás dicen que no hagas y tú sientes que SI DEBES y QUIERES HACER, empezarás las oposiciones de a Director General de Inspiración.

Pero tengo que darte una advertencia: LA INSPIRACIÓN, como la FELICIDAD no es continua.

Creemos que la vida tiene que ser un chute continuo de felicidad, creatividad, inspiración, alegría…Como si estuviéramos viviendo una noche increíble en Ibiza pero todos los días del años, las 24 horas del día.

Y las cosas no son así.

No todos los días estás en «pleno flow», no todos los días tu cuerpo te pide crear lo que has soñado todas las horas del día o ir a esa conferencia que querías ir.

No todos los días debes ir «enpastillado» de inspiración, porque no hace nada, descansar, te hace recargar pilas y que te des cuenta de cosas, que habías pasado por alto.

Asi que no te preocupes, los días menos inspirados también te inspirarán.

Nos pasamos la vida buscando la inspiración en los demás, en lo que nos rodea.. cuando realmente la mayor fuente de inspiración, ha estado y estará, dentro de nosotros mismos.

Cuando la encontramos y disfrutamos de ella, empezaremos a ser esos héroes que buscamos en los demás. Cuando en realidad somos nosotros mismos.

Pd: Os recomiendo un libro para convertiros en esos Héroes que veis en los demás cuando en realidad, lo encontraréis mirándoos al espejo «Manifiesto para los héroes de cada día: Activa tu positivismo, maximiza tu productividad, sirve al mundo».

¡No hay quién entienda a este mundo!

Photo by Pixabay on Pexels.com

«La estadística es una ciencia según la cual todas las mentiras se tornan cuadros» decía Pitigrilli

Alaska cantaba que «me paso el día bailando..». A día de hoy podemos cantar todos a la vez, «Me paso el día viendo estadísticas..»

Ahora ya no nos hablamos según las experiencias que hemos tenido, lo que hemos vivido o lo que hemos visto. Para nada, ahora para defender nuestra opinión hablamos que una estadística ha dicho que tal o cual cosa; o hemos visto en internet una estadística que decía exactamente lo que estábamos diciendo en ese momento.

A día de hoy todo es una estadística. Y con lo de la pandemia aún mucho más. Estadísticas para todo hemos visto desde marzo del año pasado.

Basamos nuestras elecciones en estadísticas, ¿O no elegimos la carrera que puede determinar nuestra vida porqué dicen que tiene más salidas que las demás según una estadística? ¿O no queremos trabajar en una empresa porqué dicen que es el mejor sitio donde trabajar durante varios años seguidos?

Todo lo basamos en una estadística. Y si reafirma lo que pensamos, mejor que mejor. ¿O no has visto discusiones entre amigos que solo se reprochaban estadísticas de jugadores de futbol?

¡Cuando alguien te hable en función a una estadística, sal corriendo!.

Reaccionamos emocionalmente ante una afirmación que diga una estadística. Ya puede ser de forma positiva o negativa, pero reaccionamos. Nos echábamos las manos a la cabeza cuando según las estadísticas nos iban diciendo que iban aumentando los muertos a causa de la pandemia. ¿O no tienes miedo cuando ves que tu partido político va a perder las elecciones según una estadística?

Las estadísticas las tenemos como la verdad absoluta. Si lo dice este medio de comunicación que está pasando eso, ¿por qué vamos a desconfiar de él? Antes de dudar, de pensar, de tener un poco de pensamiento crítico, ya estamos llorando, saltando de alegría porque las estadísticas están a favor nuestro o en contra.

No reaccionemos de forma tan emocional ante una estadística ya que son opiniones de los demás en un momento determinado. Nuestra vida no depende de una estadística, ¿o no hemos visto milagros que unos datos decían una cosa y luego ocurría otra?

Por eso tenemos que combinar la perspectiva estadística con la experiencia profesional. Parece que creemos más en una estadística que en nuestras vivencia. Tampoco digo que nosotros sepamos más que un estudio que ha durado años o ha entrevistado a miles de personas. Sino que ni una cosa ni otra. Como dice mi madre, en el punto medio está la virtud.

Ya vemos colorines, vemos datos y vemos que el 5 es más pequeño que el 15 que nos enseñan y ya pensamos que están mintiendo o les damos la razón. Saltamos emocionalmente pensando que el futuro que nos presentan es más negro que para qué o más bonito que si lo dijera Mr. Wonderfull. Por favor fijémonos en las etiquetas de los datos y cuestionémoslos. Investiguemos antes de reaccionar.

Cuando eres curioso y quieres saber si es verdad lo que están diciendo con esos cuadros, lo que haces es buscar comparaciones, otras estadísticas, libros, situaciones, ver en otros paises para sostener o no la afirmación que estás viendo. Como decían en el anuncio de hace años, » busque y compare..» Pero no, le damos la autoridad moral a quien sea para que determine nuestro futuro en función de unos gráficos. Antes de nada, piensa, compara, se curioso para ver si es verdad o no lo que están diciendo esas personas.

Porqué lo vuelvo a repetir, no verificamos de dónde vienen los datos, de dónde ha salido la estadística. No dudamos, más bien queremos creer al 100%. Vamos como toro al capote. Directos. Pensemos, investiguemos, dudemos… antes de reaccionar.

¿O es qué los datos que nos han presentado son todos los que deberían estar? ¿No son las estadísticas a veces partidistas y se dejan algún dato que rebatiría las conclusiones que han sacado? ¿O no comparan a Ronaldo con Messi y dices, «pero si se han comido algún que otro dato»? Todos hemos dicho alguna que otra vez que las estadísticas ocultaban cosas, pues eso.

Pregúntate qué datos faltas y si con ellos nuestras conclusiones serían distintas.

No investigamos, no dudamos, solo queremos creer que lo que nos ponen delante en la televisión o mientras nos tomamos un café y el periódico al lado, es la absoluta realidad. No nos preguntamos de donde han sacado esa base de datos, a quién han preguntado y si realmente son dignas de estudio.

Así que investiguemos en profundidad los algoritmo y las bases de datos que se han utilizado para las estadísticas.

Debemos mirar siempre debajo de la superficie de cualquier gráfico o diagrama que nos haya cautivado por sus colores. Porqué estamos determinando nuestra opinión, acciones y hasta nuestros amigos en función de lo que digan otros y no lo que realmente pensemos nosotros tras formarnos una opinión consistente.

Vivimos en un mundo que nadie lo entiende.

Queremos ser creativos pero si vemos una estadística que no va con nosotros, que pone en duda nuestras creencias, la echamos abajo.

Tengamos una mente abierta y preguntémonos siempre en qué podemos estar equivocados. Porqué siento decírtelo, la verdad absoluta no la tiene ni esa estadística ni mucho menos tú.

El mundo no es como lo dicen las estadísticas. Pongámosles un punto critico, por favor. Que para muestra un ejemplo, que dicen que España va a conseguir 15 medallas y a este ritmo, si ya tenemos 3 ya vamos bien.

Si queréis conocer más el mundo que estamos viviendo os recomiendo el libro de Tim Harfod, «10 reglas para comprender el mundo: Cómo los números pueden explicar (y mejorar) lo que sucede.»

¡Saber la verdad, ver la verdad y decir la verdad,…No es lo mismo!

Photo by Pixabay on Pexels.com

«La verdad es lo que es. Y sigue siendo verdad aunque se piense al revés» decía Antonio Machado.

El titulo de este artículo lo leí recientemente en el libro autobiográfico de Matthew McConaughey «GreenLigths» que os recomiendo.

Frase que me ha hecho pensar y que se repite constantemente por mi cabeza desde que la leí.

¿Por qué?

Estamos es una sociedad que reclama la verdad sin parar. Y no vamos más allá, nosotros mismos también.

No es la primera vez que hablo que nosotros queremos para nuestras relaciones ante todo que sean personas de verdad. Pero luego cuando les preguntas a esas personas si ellos mismos son de verdad, si se muestran tal cual son o se han callado algún secreto a la otra parte, te cambian de tema o comienzan a reírse de forma nerviosa.

Queremos la verdad en los demás, ¿Pero en nosotros mismos? Eso ya es otra historia.

Esa sonrisa nerviosa es muestra que esos famosos «no sé» que siempre decimos cuando no queremos ser francos, mostrar nuestros verdaderos sentimientos, suelen ser una tapadera para no decir que sabemos la verdad de lo que nos están preguntando.

No hace falta leer muchos libros de desarrollo personal, ir a conferencias de mentes consideradas expertas o gastarse el dinero para convertirse en una persona feliz, el ser humano sabe más de lo que nos hacen creer.

Sabemos que estamos siendo desleales con nuestra pareja, que no somos realmente felices con nuestra vida , que no somos nosotros mismos… Lo que sea lo sabemos, lo que nos pasa o lo que nos gustaría que nos pasase.. Lo sabemos.

Sabemos la verdad de quien somos, de quién estamos siendo o de quién nos gustaría ser.

Lo que pasa, que la ahogamos en penas, con nuestras rutinas o en excusas pensando que así se pasará, que es una locura y podremos seguir haciendo nuestra vida de siempre.

En el fondo , siempre sabemos la verdad.

Pero no queremos verla. Porqué verla es enfrentarnos a ella, es reconocer que está ahi y que tenemos algo que hacer con ella.

No queremos ver que esa persona en la que confiábamos y que nuestras intuiciones nos decían que no era de fiar, así era. No queremos ver que nuestro amor se ha terminado y nos da miedo el qué dirán o si nos quedaremos solos. No queremos ver que no somos felices haciendo lo que hacemos y si tenemos que dar un cambio a nuestra vida, nos va a costar porque perderemos principalmente comodidades en vez de ver el futuro que podríamos creer.

En una sociedad tan visual llena de pantallas, creemos que si no lo vemos no lo creemos, que no está en nuestra vida. Y mientras sigamos pensando así, la situación sigue haciéndose más grandes y nosotros sin hacer nada.

Parece por lo tanto, que se hace más persistente el refrán «ojos que no ven, corazón que no siente». Y yo añadiría y cuando quieras ver, te pasará por encima el problema.

Sabemos la verdad y hasta la hemos visto. ¿Pero somos capaces de decir la verdad?

Llegamos a la «inmadurez» golpeándonos el pecho diciendo a todo el mundo que nos quiera oír que nosotros somos de verdad. Que lo que decimos es autentico, que lo que vendemos es genuino, que nunca daremos gato por liebre a nadie.. Que con nosotros encontrarán la autentica verdad.

Como mercaderes queremos que los demás vean en nosotros a la autentica verdad, la que les dará la paz y la felicidad que están buscando.

Si te encuentras a alguien así, sal corriendo. Porqué lo último que estará diciendo es la verdad.

Decir la verdad es mostrarnos sin paños ni máscaras. No se trata de decir nuestra verdad con un «megáfono» y publicarlo en redes sociales que somos de verdad, sino que serán los demás con las experiencias que vivan contigo quienes los digan. Que vean tu coherencia y tu verdad con cada acción.

Decir la verdad muchas veces no es transmitirla con la palabra, sino con los ojos o los abrazos que necesitas. Es escuchar a todas las personas que no piensen como tú y respetarlas, con el propósito de crear un futuro común, no discusiones sin fin. Te comprometes con tu verdad, pero sabes que tu verdad no es la única. Que la suma de muchas verdades, puedes hacer una verdad mucho mayor y mejor.

Decir la verdad es no poner por delante tus cargos, tus publicaciones y demás medallas para reconocer que estás pasando malos momentos . No se trata de mostrarse vulnerable, es mostrarse lo que somos, seres de emociones, de debilidades y fortalezas, de talentos y miedos.

Decir la verdad es una de las mayores muestras de responsabilidad y liderazgo que puede realizar el ser humano

Así que recuerda:

.- Puedes saber la verdad, no querer verla ni tampoco te apetezca decirla.

.- Que no puedas o quieras decir la verdad, aunque la sepas y la veas.

Pero sobre todo no olvides que saber la verdad, ver la verdad y decir la verdad, no es lo mismo.

Pueden pasar muchas cosas pero hagas lo que hagas, nunca te mientas.

Siempre se coherente con la verdad.

La verdadera innovación eres TÚ

Photo by Claire Morgan on Pexels.com

«La mejor manera de predecir el futuro, es crearlo» decía Peter Drucker

No hay día que no hayas visto en los medios de comunicación o alguien te haya dicho algo en que la palabra innovación haya estado presente.

Ahora todo es innovación.

Hay que ser innovadores, hay que tener productores innovadores, hay que tener ideas innovadoras, si no somos innovadores, se nos comerán el «turrón» quien menos lo imaginemos.. Frases y situaciones que oímos cada día y más con motivo de la pandemia que estamos viviendo.

Pero preguntándole a personas durante esta semana, ¿Qué te viene a la cabeza cuando se habla de innovación?, las respuestas han sido casi siempre las mismas:

» Tecnología, creatividad, es algo imposible, yo no soy creativo…Eso sólo para ingenieros, informáticos Eso va sobre robots que nos van a quitar el trabajo..»

Son algunas de las contestaciones que he ido recibiendo, que demuestran que la innovación se relaciona con:

.- Robots

.- Miedo a no ser algo que nos pide las circunstancias que deberíamos ser si queremos que nuestro futuro no sea tan bonito como deseamos.

La innovación no es solo aplicable al mundo de la tecnología, sino a todos los aspectos de la sociedad que puedas imaginar. Desde la empresa, a la escuela como a nuestra vida privada. Todo puedes ser foco de innovación.

Se relacion la innovación con tener grandes ideas, con realizar grandes cambios en nuestra vida, en la empresa. Y estamos muy confundidos. ¿O es que un pequeño cambio en tu vida no supuso un gran cambio a posteriori?

¡Ya has innovado y no te habías dado ni cuenta!.

Pero antes de todo vamos a definir que es innovar.

Cuando tu creas algo y alguien te lo compra a ti y no a la competencia. Ya estás innovando.

Tranquilo, no te estoy llamando producto. Pero es algo que hacemos sin darnos cuenta, muchas veces a lo largo de nuestra vida.

Cuando la chica que te gusta te dice SI a una cita respecto a los demás pretendientes, has innovado. Le pareces diferente respecto a los demás.

Cuando tu empresa te contrata a ti respecto a los demás candidatos, ellos te consideran innovador, diferente. Y por eso te contratan.

Si nos damos cuenta, en muchos momentos de nuestra vida, hemos sido innovadores. Y no hacía falta crear un robot para que nos limpiara los dientes sin ningún esfuerzo.

¿Qué hemos hecho?

SIMPLEMENTE SER NOSOTROS MISMOS.

No ha hecho falta la ayuda de Google o aprender a ser creativo, simplemente hemos sido nosotros mismos.

¿A qué ya no nos da tanto miedo eso de la innovación?

Vivimos en el que hay expertos de todo, de marcas personal, de felicidad, de talento, de cómo hacer el mejor pan, en definitiva, de cualquier cosa… Hasta a los Gobiernos les damos esa etiqueta de expertos y las ultimas noticias mundiales demuestran que no es así.

Y como nos han enseñado que quien tenga el cartel de «experto» tiene que saber más que nosotros, no dudamos, creemos en ellos digan lo que digan.

Al darles ese poder , nos estamos rebajando nosotros. Creemos que no llegaremos a su nivel, a sus ideas o éxito.

Si tuviéramos un poco de pensamiento crítico, que bien nos iría a todos.

Innovar no es tener un Master en una universidad de nombré impronunciable. Quizá te pueda ayudar para algo pero la innovación es mucho más que eso, es una ACTITUD, como bien dice Ferrán Adrià.

Cuando sabias que te tenías que transformar, dejar atrás personas o hábitos y dabas un paso adelante, estabas innovando. Estabas teniendo la actitud de mejorar, de ir más allá.

En definitiva, estabas siendo tú.

Porqué cuando haces lo mismo que los demás, piensas igual que los demás y dejas a un lado lo que realmente piensas, igual que los demás, ¿Qué innovación va a haber en tu vida?

¡NINGUNA!.

Eso es la innovación, SER UNO MISMO.

Cuando eres tú mismo:

.- No quieres la mediocridad. Siempre quieres avanzar.

.- Sabes que quieres y no te fijas en lo que no quieres.

.- Sabes que las cosas se pueden hacer mejor y luchas por ellos.

.- Demuestras a los demás que se pueden hacer las cosas mejor. Eres inspiración y liderazgo para ellos.

.- Te mejoras continuamente.

Ser uno mismo en un mundo de fotocopias y en el que te relacionas con caretas según la moda que toque o el interés que necesiten, es pura innovación.

¿Y tú eres innovador o uno más?

¡Nunca nos enseñaron a empujar hacia arriba!

Photo by Ketut Subiyanto on Pexels.com

«A veces tienes que esperar a que alguien te empuje hacia el abismo, para descubrir que tienes la capacidad de volar»

Creo que se dejaron de enseñaros alguna que otra cosa en la escuela.

Entre ellas las diferencias entre empujar y empujar hacia arriba.

Empujar a un compañero era algo malo, empujar hacia abajo un coche en una cuesta era una chiquillada… En definitiva, empujar a alguien o algo, era algo absolutamente prohibido. Bueno si realmente querias comenzar una pelea en el patio del colegio, era el principio del comienzo un buen empujón.

Por eso, empujar, se ve como algo malo para el ser humano.

El empujar es no querer saber, es apartar los problemas de nuestro lado porque no queremos verlos, no queremos hacernos cargo de él. Empujar es evadirnos del amor porque no queremos que nos hagan daño, porque no queremos volver a sufrir.

Por lo tanto empujar es el sinónimo de apartar, de no querer ver y olvidar.

Lo que hace es que no seamos persistentes, perseverantes y con foco hacia una meta. Porque nos han dicho que alcanzar algo lleva su tiempo, su esfuerzo y sus posibles caídas. Así que mejor empujar de nuestra vida, nuestra posible felicidad, nuestros sueños y el amor que sentimos por esa persona, porque no queremos sufrir.

Lo único que hace todo esto es que nos convirtamos es personas frustradas, en melancólicos que apartamos el amor, la felicidad, nuestros sueños de nuestro lado pero en el fondo los añoramos, pensando qué hubiera pasado si lo hubiéramos intentando.

¿Qué pasaría si empujáramos hacia arriba?

Ya sé que estás sudando solamente de pensarlo. Pero es la única manera en la que aceptaré que empujes algo en tu vida, HACIA ARRIBA.

Hacia arriba empujamos lo que nos importa porque queremos llevarlo a cotas jamás imaginadas por nosotros.

Hacia arriba empujamos nuestras habilidades, porque es en el esfuerzo donde la estamos desarrollando. No cuando tiramos nuestros retos cuesta abajo.

Hacia arriba nos estamos empujando a nosotros. Porque hacia abajo va todo de forma fácil y sencilla. Hacia arriba nos descubrimos de lo que somos capaces, de los miedos que teníamos y eran una tontería, de quienes somos realmente.

Hacia arriba te das cuenta que eres capaz muchas más cosas de las que en tus sueños te podrías haber imaginado. Porque es la persistencia, la curiosidad, la pasión que se insuflan te llevan a darte cuenta con el paso del tiempo, de lo que eres capaz realmente.

Hacia arriba tu creatividad crece más rapido que tu tripa con una sesión de terraceo con los amigos. Cuando te enfrentas a retos la creatividad se engrandece. Cuando la empujas hacia abajo con tus retos, acaba muriendo como con tus sueños.

Empujar hacia arriba siempre te va a llevar a descubrir de lo que eres capaz, de qué pasta estás hecho y de que el miedo solamente nos está alejando de quienes somos realmente, de nuestra felicidad y en algunos casos de nuestro amor.

Pero no, preferimos empujar el amor de nuestra vida, no vaya a ser que seamos felices.

Preferimos empujar nuestros sueños de nuestro radar , no vaya a ser que los vayamos a conseguir.

Preferimos empujar la imagen de quien queremos ser, no vaya a ser que los demás se enfaden.

Tú lo único que tienes que hacer siempre, es empujar todos los días hacia arriba.

No conformarte con quien eres o has conseguido. Sino centrarte en ser un poco mejor todos los días.

Y para ello, siempre tienes que empujar la piedra, hacia arriba. Nunca dejarla rodar hacia abajo ni apartarla de ti.

¿Y tú hacia dónde la empujas?

¡Hay mucho miedo para tan poco peligro!

Photo by fotografierende on Pexels.com

Era un niño que le tenía miedo a todo.

A los perros, a qué no estuvieran mis padres orgulloso de mí, a no tener amigos, a la soledad…

Tenía miedo a todo.

Algo que me hizo cogerle miedo a todo.

Miedo a hablar con personas diferentes a mí, a hacer lo contrario que se esperase de mí , a no alcanzar los cánones de establecidos a ciertas edades o a no decir lo que sentía de verdad, no fuera a quedarme sin amigos.

¿Qué provocaba?

Que no viviera. Más bien sobreviviera. Y todavía me pregunto cómo he llegado hasta aquí con ese miedo que tenía a todo.

Ahora tampoco soy un descerebrado e impulsivo que dice si a todo lo que tiene enfrente o se tira por una tirolina sin pensar qué medidas de seguridad hay detrás. Tampoco es eso.

Pero si echo la vista atrás, me he enfrentado a muchas cosas de las que tenía un miedo pavoroso.

A decir NO a mis familiares, a exponer mis ideas contarías a mis amigos o a decir Hasta aquí hemos llegado en alguna situación que en otro momento hubiera dejado seguir adelante sin problemas, son alguna de las situaciones que no se nos ha enseñado a enfrentarnos y todo porque nos han dicho que si lo hacemos, es de ser de egoístas y eso es malo para nuestro futuro en la sociedad.

Para nada, se trata de responder a la pregunta:

¿Quiero vivir así el resto de mi vida, acojonado pensando que eso es la vida?

Ya sabes la respuesta que me di.

Lo que pasa es que vemos como miedo lo que realmente nos motiva, lo que nos apetece hacer o lo que sentimos. Pero hemos sido criados en la cultura del «no hagas esto, no hagas lo otro..» Y por eso hemos llegado a creer que hasta nuestros sueños, son un peligro.

Vivimos acojonados con todo, con nuestros sueños, con nuestras ideas, con lo que sentimos que tenemos que hacer pero no hacemos no vayan a enfadarse a los demás. Pero eso si, hay que leer muchos libros de la felicidad, creer con los ojos cerrados pero no dar un paso adelante con nuestros sueños y motivaciones, porque creemos que son un peligro para nuestro bienestar.

Cuando me subí la primera vez al escenario, creía que me iba a comer el mayor de los miedos. A día de hoy acabo de dar una conferencia en mi ciudad sobre creatividad para 200 personas.

Tenía miedo conocer por fin a muchas personas con las que tenía relación a ver si la relación en el 1.0 sería diferente. A día de hoy es mejor.

Todos hemos tenido muchos miedos que cuando les hemos hecho frente nos hemos reído por los idiotas que éramos al pensar cuanto tiempo habíamos perdido y las satisfacciones que nos estábamos perdiendo.

Y todo porque pensábamos que había más miedo del que realmente había.

Pero mientras tanto era un «quiero y no puedo» y todo por el miedo.

Tu felicidad, tú estás detrás de ese miedo.

El único peligro que hay detrás de tanto miedo es que te puedas caer, pero siempre te digo, más vale una caida yendo hacia tus sueños, que no ningún rasguño sin saber dónde ir.

¿A qué esperas?