¿Los secretos nos dan seguridad?

Desde pequeños hemos tenido una relación con los secretos.
Nos guardábamos para nosotros que habíamos sido nosotros quien había roto los platos y no el gato como habíamos expuesto.
¿Y quién no decía que no habíamos hecho los deberes y que la culpa la tenía el perro del vecino?
Nos decían que mentir era lo peor que podíamos hacer. Que mentir significaba perder la confianza de las personas que nos querían si descubrían que estábamos ocultando algo.
Unos hacían caso y decían todo, vomitaban la verdad porque como buen ser humano, queríamos siempre el reconocimiento de nuestros padres, de nuestros mayores. Otros seguían callados y mantenían su secreto, como lo que debía ser, en secreto.
Pero de mayores seguimos ocultando muchas otras cosas:
.- Una orientación sexual
.- Que hemos dejado nosotros el trabajo y que no nos han echado.
.- Que no aguantamos a la pareja de nuestra hermana o hermano pero pones buena cara porqué es de familia.
.- Que llegaste más tarde de la hora que prometiste llegar…
.- Que tienes un amante que disfrutas mucho más que con tu pareja…
Aún a día de hoy, sigo conociendo gente que se sorprende al darse cuenta de los secretos que mantenía la gente. Y que seguirá manteniendo.
Utilizamos los secretos como nuestros «peluches para dormir«. Con ellos nos sentimos seguros, estamos tranquilos, nos sentimos nosotros mismos.
Y que nadie los descubra, que nadie sepa que no somos felices y si haciendo otra cosa totalmente diferente a lo que los demás esperan de nosotros. Que no sepan que nuestra pasión es otra y no hacer lo mismo que los demás. Que no sepan que tenemos secretos porqué perderemos la confianza de ellos.
¿Y qué c**** te importa lo sepan los demás si luego no te respetas a ti mismo?
Nos pasamos la vida preguntándonos quienes somos, qué queremos en la vida, cómo pensamos… Leemos libros para descubrirnos, vamos a psicólogos a los que les contamos nuestros secretos pero no tenemos los huevos de gritar a los 4 vientos, que somos como somos, que somos felices haciendo lo que hacemos y que no aguantamos a nuestra cuñada.
No me cansaré de repetirlo, la moda es hablar de autenticidad, de originalidad, de querer a tu lado personas transparentes que te dicen lo que nadie se atreve a decir… pero luego somos los primeros que nos guardamos secretos, por qué no queremos que piensen que somos tal o cual… Pero eso sí, ante todo satisfacer nuestras exigencias.
Los secretos son nuestras islas dentro un océano llamado sociedad en el que sentimos que hay que vivir con las caretas que nos han impuesto. Por eso esos secretos son donde nos sentimos nosotros mismos, donde la coherencia hace acto de presencia y donde nuestra conciencia puede descansar un rato de estar mintiendo todo el día.
Muchas veces hablando con personas sale la conversación que no entienden que no sean felices. La conversación prosigue y sin querer ellos mismos empiezan a sacar a la luz secretos, que en el fondo lastran su felicidad.
El título del artículo preguntaba que si los secretos nos dan seguridad y te diré SI y NO.
Si porqué nos sentimos nosotros mismos en ellos.
Pero NO porqué son un lastre para nuestra autenticidad, coherencia y en definitiva, felicidad.
Podemos decir que somos la suma de nuestras acciones y no acciones, de lo que decimos y de lo que no, pero también somos la suma de los secretos que tenemos y que no expresamos.
Los secretos son un caparazón contra la vulnerabilidad. Esa sensación de sentirnos desnudos ante los demás porqué nos pasa tal o cual cosa.
Los secretos los tomamos como nuestro refugio ante la vergüenza que sería que supieran como somos, que queremos de verdad en la vida. en una sociedad que nos desterraría para luego reírse de nosotros mientras marchamos del rebaño.
¿Qué hacer con ellos?
Lo que quieras pero siempre acaban arrastrándote en tu día a día, en las relaciones con los demás y en definitiva, con tu felicidad.
Tú decides.