No me encuentro…

«No me encuentro». Y no me avergüenzo de reconocerlo.

Creo que vivimos en una sociedad de etiquetas, en las que eres contable, eres el novio de, el hijo de., el amigo de …Creemos que somos las etiquetas que los demás nos han puesto por lo que hemos hecho, por lo que estamos haciendo o por lo que haremos.

¿Pero qué ocurre cuando muchas de esas cosas se caen?

Que no te encuentras.

Ya no eres el novio de… ya no eres el directivo de la empresa tal… Ya no eres el amigo de.. Y la consecuencia es que no sabes quién eres.

No te encuentras, estás perdido, te sientes indefenso.

Y no es la primera vez que me llegan emails diciéndome la misma frase: «David, no me encuentro». Y yo así lo he sentido también muchas veces.

Y no me avergüenzo en reconocerlo. Porqué al igual que pasa con el miedo, cuando reconoces que no te encuentras, la vergüenza cada vez más rápidamente, se va esfumando.

Todos tenemos momentos en la vida que no sabemos por dónde tirar. Dónde pensábamos que ya estábamos «encaminados» y en muchos casos sin esperarlo y en otros oliendonos algo, el camino se corta para decirnos «por aquí ya no más».

No sabemos qué hacer. No sabemos por dónde tirar. La rutina se ha parado en seco. Lo que pensabamos que iba a ser por mucho tiempo, se ha ido y quizá para no volver. ¿Qué hacer?

En este momento es imprescindible parar y pensar. Pero sobre todo echarse las culpas a uno de todo.

Pensamos que somos los culpables al 100% de la situación. Que la hemos cagado y a veces sin saber qué hemos hecho. Puedes ser la suerte, puede ser cualquier cosa, pero jamás te eches la culpa de todo a uno mismo, porqué sino aún nos iremos más abajo.

Ha podido ser cualquier cosa, si quieres echarle la culpa a algo o alguien. Pero antes de nada, para , piensa, se empático y te darás cuenta que quizá ya iba siendo hora que ocurriese lo que ha ocurrido. Que lo que ha pasado es una oportunidad para descubrir nuevos caminos, para quererte más, en definitiva una oportunidad para crecer. Pero lo siento, si no paras tu cabeza y miras la situación desde todas las vertientes y no solo desde tu ego, no te darás cuenta de la oportunidad que tienes ante ti. Y quizá hasta acabarás agradecido de no seguir el camino que pensabas que tenías que seguir. La vida aunque muchas veces es muy perra, a veces también nos da regalos increíbles. Algo que solo nos damos cuenta con el paso del tiempo.

Pero si, la mente es muy perra y sí no la paras, no dejara de lanzarte preguntas tipo: «¿Por qué ha pasado esto? ¿Qué he hecho mal para merecerme esto? ¿Qué será de mí después de esto?» . Relaja y no seamos tan drama Queen.

La vida es un Hola y un Adiós. Es un Gracias y un Bienvenido, nos guste o no. Y es lo que nos pasa, creemos que somos esa etiqueta a la que estábamos acostumbrados y que tanta paz/estatus/felicidad nos daba. Y si, la incertidumbre jode pero hay que mirarla como una oportunidad para mirarse al espejo y reconocerse o descubrir de lo que estás hecho realmente.

Te lo vuelvo a repetir, es y será jodido pasar el proceso hasta que te puedas reir por lo que estás pasando en estos momentos, pero tienes ante ti una oportunidad increíble.

Una oportunidad para:

.- Ver que has aprendido hasta la fecha y qué más puedes aprender de ahora en adelante.

.- Sentirte agradecido por todo lo que has vivido y vivir con curiosidad todo lo que tienes delante de ti.

.- Decir Adiós y decirte Hola a ti mismo.

.- Soltarte las riendas de la mediocridad y las expectativas que tienen los demás sobre ti y coger tus propias riendas, esas que tenías ocultas y siempre habías querido coger.

.- Descubrir, para potenciar tu curiosidad y abrazar tu creatividad

.- Disfrutar de tu turno en la vida y crear la vida que tú quieres y no basado en etiquetas impuestas por los demás, que seguro que alguna aborrecías.

No es que no te encuentres, eso lo piensas porqué ya no están las etiquetas y expectativas que tenían los demás sobre ti. La incertidumbre da miedo y más cuando no estamos acostumbrados a ella, pero hay que verla como una oportunidad y no como una losa.

Tienes ante ti una oportunidad, así que aprovéchala. Otros desearían tomar otro rumbo en su vida y nunca se les presentará la oportunidad que tú tienes.

Basta ya de decir «No me encuentro», lo que ocurre que te encuentras en medio de la erupción de un volcán y tienes dos opciones, reconocerte y la lava te disparará hacia arriba, o encogerte y la lava te engullirá, DEE TI DEPENDE.

¿Has abierto hoy todas las puertas que podías abrir?

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De vez en cuando Tik Tok tiene cosas interesantes. No es ver siempre los mismos videos de algunas mentes expertas, que no creen ni hacen lo que dicen. Sin embargo el otro día me encontré con un video que Jay Shetty, que lanzaba una pregunta que me hizo recapacitar:

¿Has abierto hoy todas las puertas que la vida te ha ofrecido que abrieras?

En el transcurso de nuestras vidas, nos encontramos con innumerables puertas que la vida nos presenta. Estas puertas representan oportunidades, desafíos y momentos cruciales que, a menudo, determinan el curso de nuestro viaje. La pregunta es: ¿Hoy has abierto todas las puertas que la vida te ha ofrecido?

Siempre me consideraré un novato en esto de la vida y más a la hora de escribir, pero echando la vista atrás quería saber qué he aprendido cuando abrí una puerta que la vida me ofreció:

1. Descubre nuevos horizontes y posibilidades infinitas

Cada puerta que abrimos nos conduce a un nuevo horizonte, lleno de posibilidades infinitas. Posibilidades que soñábamos y posibilidades inimaginables para nosotros. Al aventurarnos a lo desconocido, expandimos nuestros límites y descubrimos aspectos de nosotros mismos que de otra manera permanecerían ocultos. Descubrimos nuestra creatividad, de lo que estamos hechos y de lo que no a pesar de que nuestro ego nos haga creer que si. Descubrimos cosas que nos encantan y creíamos que eran odiosas y personas que amamos y que eran desconocidas hasta la fecha para nosotros. La vida es una serie de oportunidades esperando ser exploradas, y cada puerta abierta es el primer paso hacia un mundo de potencial ilimitado.

2. Aprende lecciones invaluables

Detrás de cada puerta abierta, aguardan lecciones valiosas. Los meses que viví solo en Madrid me enseñaron mucho más que todas las experiencias de años anteriores. Escribir un libro me ha enseñado mucho de mi y estudiar la creatividad me ha enseñado cosas que pensaba que eran imposibles hasta la fecha. La vida es una maestra constante, puñetera en esos momentos ofreciéndonos cosas que no queríamos pero luego le acabamos dando las gracias por lo vivido. Cada experiencia nos ofrece la oportunidad de aprender y crecer. Otra cosa es que tú quieras aprender de ellas, sin embargo, luego no que te quejes de que se repite la misma experiencia una y otra vez. Al abrir todas las puertas que se nos presentan, acumulamos un tesoro de conocimientos que enriquecen nuestra perspectiva y nos fortalecen para los desafíos futuros.

¿Quién sale mejor de una crisis? Quién ha aprendido de otras anteriores.

3. Encuentra conexiones significativas

Las puertas que abrimos también nos conectan con personas y experiencias significativas. En cada encuentro, hay la posibilidad de construir relaciones profundas y significativas que pueden enriquecer nuestras vidas de maneras inesperadas. Cada puerta abierta es una oportunidad para tejer el tapiz de nuestras conexiones humanas y compartir momentos que perdurarán en la memoria.

4. Desarrolla resiliencia y adaptabilidad

La vida está llena de giros y vueltas inesperado, te gusten o no. Al abrir todas las puertas que se nos presentan, desarrollamos resiliencia, confianza y adaptabilidad. Nos enfrentamos a desafíos llenos de incertidumbre , superamos obstáculos, nos encontramos con nuestra creatividad y nos volvemos más fuertes en el proceso, llamado vida. Cada puerta abierta es una oportunidad para demostrar nuestra capacidad de adaptación y resistencia ante las adversidades.

5. Construye tu propio camino hacia la felicidad

Abrir todas las puertas que la vida nos ofrece nos permite construir nuestro propio camino hacia la felicidad. Cada elección, cada experiencia, contribuye a la narrativa única de nuestras vidas. Al ser proactivos y tomar el control de nuestro destino, creamos un camino personalizado que refleja nuestras aspiraciones y valores más profundos.

6. Capacidad de Reinventarse: Las puertas abiertas nos permiten reinventarnos continuamente, adaptándonos a medida que evolucionamos, y abrazando la oportunidad de crecer y cambiar. ¿O es que te quieres quedar atrás ante los cambios que sabes que te gusten o no , se van a producir?

7. Gratitud por las Oportunidades: A medida que acumulamos experiencias, aprendemos a apreciar cada oportunidad que se nos presenta, cultivando un sentido de gratitud por la riqueza de la vida. Si no tienes oportunidades, te quejas. Y cuando las hay, tienes miedo. ¿En qué quedamos?

8. Autoconocimiento Profundo: Cada puerta abierta revela capas más profundas de nuestro ser, ayudándonos a comprender nuestras verdaderas pasiones y propósitos en la vida.

La vida es un viaje emocionante lleno de puertas esperando ser abiertas.

¿Pero qué acaba ocurriendo por mucho que lo sabemos?

QUÉ TENEMOS EXCUSAS PARA NO ABRIR ESAS PUERTAS COMO POR EJEMPLO:

  1. Miedo al Cambio: Abrir una ventana implica enfrentarse a lo desconocido, y a muchas personas les asusta salir de su zona de confort. Se convencen que es mejor lo conocido y malo, que lo bueno por conocer y excelente por vivir, aunque sea los sueños que siempre han buscado.
  2. Presión Social: A menudo, la sociedad impone expectativas y normas que pueden limitar la libertad individual. Abrir una ventana puede ir en contra de esas expectativas. Pero recuerda, es tu vida o ¿la vida de los demás quieren para ti?
  3. Inseguridad: La falta de confianza en uno mismo puede hacer que la gente dude de sus habilidades para aprovechar las oportunidades que se presentan al abrir una ventana. La confianza se crea cada vez que caminas en la incertidumbre, así que ya sabes.
  4. Experiencias Pasadas: Malas experiencias anteriores pueden hacer que las personas se vuelvan cautelosas y renuentes a arriesgarse nuevamente. Pero porqué una vez pasó, no quiere decir que vuelva a pasar, no lo olvides.
  5. Conformismo: A veces, la comodidad de la rutina y el miedo a lo desconocido llevan a las personas a conformarse con la situación actual, aunque no sea ideal. Yo no lo llamo conformidad, yo lo llamo miedo.

¿Hoy has abierto todas las puertas que la vida te ha ofrecido?

La clave está en abrazar cada oportunidad con valentía, aprendiendo, creciendo y construyendo un camino que refleje la autenticidad de tu ser.

Creamos la vida a través de las puertas que abrimos y no queremos abrir, no lo olvides.

Ya no podemos hablar de TODO con TODOS

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En la era de la información y la conectividad digital en la que vivimos, la comunicación ha alcanzado niveles nunca antes vistos. Plataformas de redes sociales, aplicaciones de mensajería instantánea y foros en línea nuestra disposición en la palma de la mano, nos brindan la posibilidad de comunicarnos con personas de diferentes partes del mundo en cuestión de segundos. Sin embargo, esta aparente facilidad para conectarnos con otros también ha traído consigo una nueva realidad: ya no podemos hablar de todo con todos.

Hasta hace relativamente poco tiempo, las conversaciones solían estar limitadas por la distancia física y la disponibilidad de tiempo. Las interacciones se daban en entornos más cercanos, como la familia, los amigos cercanos, los compañeros de trabajo o la comunidad local. Las discusiones solían ser más homogéneas en términos de valores, creencias y experiencias compartidas. Pero con la llegada de las redes sociales y la globalización digital, esta dinámica cambió drásticamente.

En el pasado, solíamos rodearnos de personas con las que teníamos cosas en común. Esto proporcionaba un sentido de cohesión y pertenencia, ya que nuestras conversaciones estaban ancladas en contextos compartidos. Sin embargo, en la actualidad, nuestras conexiones en línea nos exponen a una diversidad de perspectivas y opiniones que pueden ser radicalmente diferentes a las nuestras. Esto puede generar tensiones y desafíos en nuestra capacidad para dialogar de manera efectiva.

Las redes sociales y los espacios en la nube nos permiten interactuar con personas que nunca hubiéramos conocido de otra manera. Aunque esto puede ser enriquecedor y ampliar nuestra comprensión del mundo, también puede resultar abrumador. La polarización se ha vuelto más evidente, ya que los debates en línea a menudo se convierten en campos de batalla ideológicos, solo hace falta abrir una mañana cualquier Twitter y podemos ver que amor nos tenemos los unos a los otros. Pero eso si, siempre creatividad, innovación pensamiento crítico, pero si no piensas como yo, te digo de todo. Los temas que antes eran discutidos en entornos más controlados, ahora se exponen a una audiencia global que puede tener puntos de vista muy diversos.

¿Pero tiene algún beneficio está polarización?

  1. Claridad de identidad: La polarización puede ayudar a las personas y grupos a definir sus propias identidades y valores de manera más clara. Al tomar una posición firme en un lado de una discusión, las personas pueden sentir una mayor cohesión con aquellos que comparten sus puntos de vista, lo que a su vez puede fortalecer su sentido de pertenencia.
  2. Activismo y movilización: La polarización puede movilizar a las personas hacia la acción y el cambio social. Cuando se sienten apasionadas por un tema en particular, las personas pueden unirse para promover la causa en cuestión, lo que puede llevar a una mayor conciencia y acción en asuntos importantes.
  3. Cambio y reforma: A veces, la polarización puede conducir a cambios significativos en la sociedad. Cuando existen opiniones opuestas en cuestiones clave, la presión y el debate público pueden catalizar reformas legales, políticas o sociales que de otro modo podrían haber sido pasadas por alto.
  4. Innovación y creatividad: En algunos casos, la polarización puede fomentar la generación de nuevas ideas y enfoques. Al enfrentar perspectivas divergentes, las personas pueden verse impulsadas a pensar de manera más creativa para encontrar soluciones que satisfagan a ambas partes o que resuelvan los problemas subyacentes.
  5. Participación ciudadana: Aunque puede ser un arma de doble filo, la polarización puede aumentar la participación en la esfera política y cívica. Las personas que sienten una fuerte pasión por un tema pueden sentirse más inclinadas a involucrarse en procesos electorales, debates públicos y actividades de promoción.
  6. Enfoque en asuntos críticos: La polarización puede destacar cuestiones cruciales en la sociedad que merecen atención y acción. A medida que los debates se intensifican en torno a temas importantes, se pueden tomar medidas para abordar problemas que de otro modo podrían haber sido pasados por alto.

Además, la proliferación de información de forma continua y constante nos ha llevado a enfrentar el desafío de distinguir entre hechos y opiniones. Las noticias falsas, la desinformación y las teorías de conspiración ( se le llama así también a muchas cosa que el tiempo nos ha dicho que son verdad, en realidad era miedo a que fueran verdad, cosa que así fueron. Así que antes de proclamar tu miedo, no la llames de conspiración porqué no quieras escuchar algo que no te gustaria oír) se propagan con rapidez, haciendo que la búsqueda de un terreno común para la discusión sea aún más complicada. Esto no solo afecta la calidad de nuestras conversaciones, sino que también socava la confianza en la información que consumimos y compartimos.

Pero ¿Por qué no ponemos en duda lo que vemos en redes sociales y medios de comunicación?

  1. Credibilidad percibida: Muchas personas tienden a atribuir credibilidad a fuentes que parecen profesionales o confiables. Los medios de comunicación tradicionales, las cuentas verificadas en redes sociales y las fuentes que siguen ciertas normas periodísticas a menudo son considerados más creíbles.
  2. Sesgo de confirmación: Las personas tienen una tendencia a buscar y aceptar información que confirma sus creencias preexistentes. Si una noticia o información encaja con lo que ya piensan, es más probable que la crean sin cuestionarla.
  3. Efecto de disponibilidad: La información que está fácilmente disponible tiende a ser percibida como más verdadera. En las redes sociales, la información está a menudo al alcance de un clic, lo que puede aumentar la probabilidad de que las personas la crean.
  4. Influencia social: Las personas tienden a confiar en lo que otros creen o comparten. Si ven que amigos, familiares o figuras públicas comparten cierta información, es más probable que la consideren veraz.
  5. Fatiga de la información: La sobrecarga de información en línea puede llevar a la fatiga y la falta de tiempo para verificar cada detalle. Como resultado, las personas pueden confiar en fuentes superficiales sin profundizar en la veracidad de la información.
  6. Efecto de verdad ilusoria: Las repeticiones constantes de una información pueden hacer que las personas la perciban como verdadera, incluso si no se basa en hechos verificables. Esto se debe a que nuestra mente tiende a asumir que si algo se repite con frecuencia, debe ser cierto.
  7. Sensación de urgencia: Las noticias que se presentan con un tono de urgencia o alarma pueden activar una respuesta emocional que dificulta el pensamiento crítico y la verificación.
  8. Falta de alfabetización mediática: Muchas personas no han sido entrenadas en la evaluación crítica de la información en línea. La alfabetización mediática es esencial para distinguir entre fuentes confiables y contenido engañoso.
  9. Desinformación y noticias falsas: Aunque las plataformas están tomando medidas para combatir la desinformación, todavía hay contenido engañoso que se propaga. Las noticias falsas pueden ser diseñadas para parecer auténticas y engañar a las personas.

En este contexto, se hace evidente que no podemos hablar de todo con todos de la misma manera. La diversidad de opiniones y la vasta cantidad de información disponible requieren un enfoque más reflexivo y empático en nuestras conversaciones.

Aquí hay algunas consideraciones para abordar este desafío:

1. Escucha activa: Antes de responder, tómate el tiempo para realmente entender la perspectiva del otro. Escuchar activamente puede ayudar a evitar malentendidos y crear un espacio más propicio para un diálogo constructivo.

2. Establece límites: Reconoce que no todas las conversaciones en línea son productivas. Si una discusión se vuelve tóxica o improductiva, es válido retirarse y cuidar tu bienestar emocional.

3. Fomenta el respeto: Aunque las opiniones difieran, es fundamental mantener un tono respetuoso. El respeto mutuo es esencial para evitar que las conversaciones se conviertan en confrontaciones.

4. Verifica la información: Antes de compartir información, asegúrate de que provenga de fuentes confiables. Esto puede ayudar a combatir la propagación de noticias falsas.

5. Elije tus batallas: No todas las conversaciones merecen la misma cantidad de tiempo y energía. Prioriza los temas que son importantes para ti y en los que puedes tener un impacto positivo.

En resumen, si bien el mundo digital ha ampliado nuestras posibilidades de comunicación, también nos ha presentado nuevos desafíos en la forma en que interactuamos y dialogamos con otros.

La diversidad de opiniones y la velocidad a la que se comparte la información requieren que abordemos nuestras conversaciones con un enfoque más consciente y reflexivo. Si logramos hacerlo, podremos construir puentes de entendimiento en un mundo cada vez más interconectado, incluso cuando no podemos hablar de todo con todos de la misma manera.

¿Cambiaremos hacia un mundo donde podamos hablar de todo con todos y no pensar antes de hablar de qué tenemos si y no podemos hablar con la persona que tenemos delante no vaya a enfadarse o tengamos la 3 guerra mundial?

Lo salvaje siempre sabe mejor.

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En nuestra sociedad moderna, hemos avanzado hacia una vida cada vez más estructurada y ordenada. Buscamos la comodidad y la seguridad, el no pensar, el no dudar y solo pensar en el fin de semana para hacer lo que realmente deseamos hacer, relegando lo salvaje a rincones remotos de nuestra existencia, que nadie debe conocer. Sin embargo, debemos recordar que lo salvaje tiene una esencia única y poderosa que nos enriquece en todos los aspectos de la vida.

Desde la naturaleza hasta nuestras emociones y creatividad, lo salvaje siempre sabe mejor.

La naturaleza salvaje es un tesoro invaluable que ha existido desde tiempos inmemoriales. Desde la majestuosidad de los bosques hasta la vastedad de los océanos, la tierra nos ofrece un sinfín de maravillas. Conectar con la naturaleza salvaje nos permite escapar de las trampas de la rutina y encontrar una paz y serenidad incomparables.

Cuando nos aventuramos en lo salvaje, nos enfrentamos a desafíos y a una realidad no controlada. A través de estos desafíos, desarrollamos nuestra resiliencia y descubrimos nuestra verdadera esencia. Descubrimos de qué estamos hechos y de que no. De qué somos capaces y dejamos atrás creencias que hasta la fecha solo nos limitaban. La naturaleza nos enseña a fluir con el cambio, a adaptarnos y a valorar cada momento. Nos recuerda nuestra conexión intrínseca con todo lo que nos rodea y nos invita a cuidar y proteger nuestro hogar compartido.

En la sociedad actual, a menudo nos enseñan a reprimir nuestras emociones (Los chicos no lloran, ¿te acuerdas?), especialmente aquellas que consideramos «salvajes» o fuera de control. A día de hoy impulsamos el ser uno mismo y cuando decimos lo que sentimos, es que somos «unos salvajes»… En fin. Sin embargo, negar nuestras emociones naturales es negar parte de nuestra humanidad. Y luego nos preguntamos ¿Qué nos pasa? Que estamos refrenando nuestros deseos, que no nos atrevemos a decir lo que queremos gritar… Eso nos pasa. Enfrentar nuestras emociones con autenticidad y aceptación nos permite crecer emocionalmente y abrazar nuestra naturaleza compleja, es decir eso que tanto buscas, LA FELICIDAD a través de gurús y demás tonterías.

Las emociones salvajes, como el amor apasionado, la tristeza abrumadora y la euforia desenfrenada, pueden ser fuentes de inspiración y comprensión de nosotros mismos y de los demás. Al permitirnos sentir plenamente, aprendemos lecciones profundas y transformadoras que nos ayudan a forjar conexiones significativas y a nutrir relaciones genuinas.

En el mundo del arte y la creatividad, lo salvaje juega un papel fundamental. La creatividad nace de la libertad y la audacia de explorar lo desconocido, de dejar que nuestra imaginación corra desenfrenada, sin miedo, sin límites… Al soltar las ataduras de lo convencional, descubrimos nuevas ideas y formas de expresión únicas, nos estamos descubriendo…

Cuando nos permitimos ser salvajes en nuestra creatividad, abrazamos nuestra originalidad y autenticidad. Y no hace falta vayas a un curso para ser uno mismo, tú sabes quién eres, ¿A QUÉ SI?

Las obras de arte más memorables y las creaciones más innovadoras suelen provenir de la mente de quienes se atreven a ser ellos mismos, sí tú quieres diferentes pero ellos no se consideran así y a desafiar los límites establecidos.

Abrazar la naturaleza salvaje de la vida nos invita a embarcarnos en aventuras emocionantes y a buscar crecimiento personal constante. A no dormirte en los laureles hasta que te vayas a dormir. Las experiencias desafiantes y nuevas nos permiten descubrir nuestra fuerza interior, superar miedos y expandir nuestros horizontes. Cuando queremos una oportunidad y aparece, decimos que NO, no vaya a ser qué vayan a pensar de nosotros. ¿Pero no es lo que querías?

En el camino de la autodescubrimiento, a menudo nos enfrentamos a oportunidades que pueden parecer arriesgadas o inciertas. Sin embargo, al aventurarnos en lo desconocido, aprendemos a confiar en nuestra intuición y a creer en nuestras habilidades. Cada paso audaz en la dirección de nuestros sueños nos acerca más a la realización personal y al empoderamiento. Te aseguro que luego, siempre acabarás dando GRACIAS a eso que pensabas que era una autentica locura, por lo que viviste, aprendiste y nunca olvidarás.

En conclusión, abracemos lo salvaje en todos los aspectos de la vida.

En un mundo que tiende hacia lo estructurado y lo predecible, permitámonos explorar la riqueza de lo salvaje. Desde conectarnos con la naturaleza hasta abrazar nuestras emociones y creatividad, lo salvaje nos enseña a vivir plenamente y a experimentar la vida con autenticidad.

Así que, abramos nuestros corazones y mentes a lo salvaje, porque en esta aventura encontraremos una libertad y una sabiduría que no podríamos hallar en ningún otro lugar.

¿Cuál es el sabor salvaje que quieres probar y no te lo permites?

Sabemos la teoría pero eso ya de la práctica…

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Es una realidad innegable: todos hemos experimentado en algún momento esa brecha entre lo que sabemos teóricamente y lo que somos capaces de llevar a la práctica. Esta discrepancia se hace evidente en diferentes ámbitos de nuestras vidas, ya sea en el trabajo, en la vida cotidiana o incluso en nuestras relaciones de amistad. Aunque tengamos conocimiento de cómo deberíamos actuar, por muchos libros que hayamos leído sobre autoayuda o felicidad, a menudo nos cuesta aplicar ese conocimiento de manera efectiva.

En el ámbito laboral, es común encontrar situaciones en las que las teorías de gestión, liderazgo o resolución de problemas parecen claras y lógicas. Sin embargo, cuando se trata de implementar esas teorías en situaciones reales, nos encontramos con dificultades. Por ejemplo, puede ser que sepamos cómo delegar tareas de manera eficiente, que hayamos hecho el último curso del gurú del momento, pero en la práctica nos cuesta confiar en los demás, desconfiamos de nosotros, lo que hemos aprendido no creemos en ello y solo nos interesa nuestro interés personal y acabamos asumiendo más trabajo del necesario. O tal vez sepamos cómo comunicarnos de manera efectiva, pero en situaciones de conflicto nos dejamos llevar por nuestras emociones, por nuestro ego y no logramos transmitir nuestro mensaje de forma clara y constructiva o no queremos transmitir lo que de los demás esperan.

Lo mismo ocurre en nuestra vida cotidiana. Todos hemos leído sobre la importancia de llevar una vida saludable, con una dieta equilibrada y ejercicio regular. Sabemos que debemos dormir lo suficiente y manejar el estrés de manera adecuada. Sin embargo, en la práctica, muchos de nosotros luchamos por seguir estas recomendaciones. Nos encontramos atrapados en hábitos poco saludables, con «placebos» para olvidarnos de nuestro problema y nos cuesta implementar los cambios necesarios para llevar una vida más equilibrada. ¿Realmente queremos hacer eso que nos habíamos propuestos? O ¿Era por seguir la moda?

Incluso en nuestras relaciones personales y amistades, la brecha entre la teoría y la práctica se hace evidente. Todos sabemos que la comunicación honesta y abierta es fundamental para mantener una amistad sólida. ¿Pero cuántas veces hemos mentido a nuestro «mejor amigo»? ¿Cuántas veces hemos dicho algo para no matar las ilusiones de nuestros amigos? Sin embargo, a menudo nos cuesta expresar nuestros sentimientos, a pesar que los consideramos nuestros mejores amigos y pensamientos de manera clara y directa. Si no lo haces con ellos, ¿Con quién eres de verdad? Podemos entender la importancia de establecer límites saludables en nuestras relaciones y desde luego que los recomiendo, pero nos encontramos luchando por decir «no» cuando es necesario o por expresar nuestras necesidades sin temor a ser rechazados.

Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto poner en práctica lo que sabemos teóricamente? Hay varias razones para esto. En primer lugar, la teoría es más simple y estructurada que la realidad compleja y multifacética que encontramos en nuestra vida diaria. Las situaciones reales a menudo están llenas de matices y desafíos imprevistos que no se pueden anticipar en la teoría. Pero nunca lo utilices como una excusa para no ser tú.

Además, nuestras emociones y nuestra propia naturaleza humana pueden interferir con nuestra capacidad para actuar de acuerdo con lo que sabemos. El miedo al fracaso, la inseguridad, la comodidad de los viejos hábitos y la resistencia al cambio pueden sabotear nuestros intentos de llevar a la práctica lo que conocemos teóricamente. Pero aún así no son excusa, para no dar un paso adelante y mostrarte cómo eres, lo que te pasa.

Sin embargo, aunque nos cueste, es importante recordar que la práctica es fundamental para el crecimiento personal y profesional. La única manera de mejorar es enfrentar esos desafíos y trabajar en superar esa brecha entre el conocimiento teórico y la aplicación práctica.

Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudarnos a cerrar esa brecha:

  1. La práctica deliberada: Enfócate en practicar habilidades específicas de manera intencional. Identifica áreas en las que sientas que hay una mayor discrepancia entre la teoría y la práctica y dedica tiempo y esfuerzo a practicar esas habilidades de manera consciente.
  2. La reflexión: Después de enfrentar una situación en la que te cueste aplicar lo que sabes, tómate un tiempo para reflexionar sobre lo que salió bien y lo que podrías mejorar. La reflexión te ayudará a aprender de la experiencia y a identificar posibles áreas de mejora.
  3. La paciencia y la autocompasión: No te castigues por no ser perfecto de inmediato. Cambiar nuestros comportamientos y hábitos lleva tiempo y esfuerzo. Sé amable contigo mismo y ten paciencia mientras trabajas en cerrar esa brecha.
  4. El apoyo y la retroalimentación: Busca el apoyo de otras personas que estén trabajando en el mismo objetivo. Comparte tus experiencias y busca su retroalimentación constructiva. A menudo, recibir perspectivas externas puede ayudarnos a identificar nuestras áreas ciegas y a encontrar nuevas formas de abordar los desafíos.

En conclusión, la brecha entre la teoría y la práctica es una realidad que muchos enfrentamos en diferentes áreas de nuestras vidas. Sin embargo, no debemos permitir que esta brecha nos desanime. Al final, es a través de la acción que verdaderamente incorporamos el conocimiento y nos convertimos en la versión más efectiva y auténtica de nosotros mismos.

La costumbre ensordece.

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La vida está llena de rutinas y hábitos que nos brindan comodidad, seguridad y una falsa estabilidad. Sin embargo, a menudo nos aferramos tanto a esas costumbres que nos vuelven sordos a las posibilidades y oportunidades que nos rodean. La rutina se convierte en un escudo que nos separa del mundo y nos impide experimentar y crecer como individuos. La rutina nos impide crecer y con ello, coarta nuestra creatividad. Esta inercia constante también puede afectar nuestras relaciones personales y alejarnos de las amistades más cercanas. Y no me vale la excusa: «Es que tengo una agenda apretada, los niños…» son excusas… Si quieres, puedes.

Cuando caemos en la trampa de la rutina, perdemos la capacidad de asombrarnos y de descubrir nuevas facetas de la vida, de descubrir nuevas personas, de nuevos pensamientos y sobre todo, de avanzar… Nuestro día a día se convierte en una serie de tareas automatizadas, en las que hacemos las cosas sin prestar atención real a lo que estamos experimentando, a lo que queremos de verdad o sentimos por nosotros mismos y no por exigencias de los demás. Nos levantamos, vamos al trabajo, cumplimos con nuestras responsabilidades y volvemos a casa sin detenernos a apreciar los detalles que nos rodean. El despertar se convierte en una repetición constante, y la vida pierde su brillo. Y luego nos preguntamos ¿Por qué no somos felices? Porqué no somos conscientes de lo que somos, qué estamos haciendo…

A medida que nos aferramos a nuestras costumbres, también corremos el riesgo de desconectar de nuestras amistades. Las relaciones personales requieren tiempo, atención y esfuerzo. Y no me vale la excusa: «Si es una relación de verdad entenderá que yo soy un dejado o que no tengo tiempo… «Que un simple mensaje, un simple hola estoy bien, a nadie le cuesta y más si luego ves su Instagram, ves que es su cumpleaños y no tienes la decencia ni siquiera de felicitarlo. Cuando nos dejamos llevar por la rutina, es fácil olvidar que nuestras amistades necesitan nutrirse y cultivarse. Nos volvemos distantes, predecibles y poco interesados en lo que nuestros amigos tienen para compartir. La falta de novedad en nuestras interacciones puede llevar al aburrimiento y al alejamiento gradual. Y no es porqué las relaciones crezcan, sino que es por tu dejadez.

Sin embargo, el mayor daño lo sufrimos nosotros mismos. La costumbre nos limita, nos encierra en una zona de confort que nos impide crecer y explorar nuevos horizontes. Nos apegamos a la seguridad de lo conocido y evitamos el riesgo de enfrentarnos a lo desconocido. Sin embargo luego queremos creatividad, innovación y que vean que somos una marca personal diferente. Solo quiere aparentar, pero nunca llegarás a ser. Pero es precisamente en esos momentos de incertidumbre donde podemos descubrir nuestras verdaderas fortalezas y capacidades. Al rechazar las oportunidades que se presentan, nos privamos de un crecimiento personal significativo.

Entonces, ¿cómo podemos romper este ciclo de rutina y redescubrir el valor de la novedad en nuestras vidas y amistades?

En primer lugar, debemos estar dispuestos a salir de nuestra zona de confort y probar cosas nuevas. Esto implica desafiar nuestros propios límites y buscar nuevas experiencias. Puede ser tan simple como tomar una ruta diferente para ir al trabajo, probar una actividad o hobby desconocido, o entablar conversaciones significativas con personas que normalmente no estaríamos dispuestos a conocer. Sin olvidarte de sorprender a los amigos que tienes hasta la fecha, rompe lo establecido, rompe la rutina.

También es esencial mantener una actitud de apertura y curiosidad. En lugar de dar por sentado el mundo que nos rodea, que una persona es así y que nunca cambiará,…debemos estar dispuestos a mirar con ojos frescos y descubrir la belleza y el potencial en cada momento. Esto implica practicar la atención plena y estar presentes en el aquí y ahora, QUÉ ES LO ÚNICO QUE TIENES.

Por último, es crucial recordar que las amistades requieren trabajo y dedicación. No debemos dar por sentado a aquellos que nos rodean, que siempre estarán para nosotros, que ante cualquier novedad nuestra siempre estarán ahí porqué lo valemos. Debemos invertir tiempo y esfuerzo en mantener conexiones significativas, escuchar atentamente, ser humildes y mostrar interés genuino en las vidas de nuestros amigos, no solo porqué tenemos que satisfacer un interés propio.

A continuación, te presento nueve medidas que pueden ayudarte a evitar que la costumbre te ensordezca y a redescubrir el encanto de la vida.

  1. Rompe la rutina Introduce cambios en tu rutina diaria. Puedes comenzar por hacer algo tan simple como tomar una ruta diferente para ir al trabajo, mandar un mensaje a un amigo que hace tiempo que no hablas con él y preguntarle cómo esta o realizar una actividad nueva al finalizar la jornada laboral. Romper con la monotonía despertará tu mente y estimulará tu creatividad en todos los aspectos de tu vida.
  2. Abraza la curiosidad: Cultiva una mentalidad curiosa y mantén tus sentidos alerta. Cuestiona las cosas que das por sentado, lo que dicen los medios de comunicación, lo que te dicen los demás y busca nuevas perspectivas. La curiosidad nos lleva a explorar, aprender y descubrir cosas nuevas, manteniéndonos activos y receptivos a las sorpresas de la vida.
  3. Prueba nuevas experiencias: Sal de tu zona de confort y atrévete a probar cosas nuevas. Como dicen las madres: ¿Cómo sabes que no te gusta algo si no lo has probado?. Ya sea un deporte, una actividad artística, conocer gente diferente o una cocina extraña para tu paladar, cada experiencia nueva ampliará tus horizontes y te brindará un enfoque fresco y emocionante.
  4. Cultiva las amistades: Las relaciones personales son fundamentales para nuestro bienestar emocional. Dedica tiempo y esfuerzo a cultivar tus amistades. ¿Crees que por qué tienes el teléfono de esa persona ya es tu amigo? Las cosas no son así. Organiza encuentros regulares con amigos, mandar videos, manda mensajes, comparte experiencias y escucha atentamente y de forma autentica sus historias y perspectivas. Mantén viva la chispa de la conexión humana. Las amistades como las plantas, hay que regarlas a menudo.
  5. Explora nuevos lugares: Viajar es una excelente manera de escapar de la rutina y explorar nuevos horizontes. Visita lugares que no conoces, seguro que hay lugares de tu ciudad que todavía son desconocidos para ti, sumérgete en diferentes culturas y atrévete a descubrir paisajes desconocidos. Cada viaje es una oportunidad para romper la monotonía y vivir experiencias enriquecedoras.
  6. Estimula tu mente: Mantén tu mente activa y en constante crecimiento. Lee libros de géneros diversos, de libros que hace tiempo pensarías que sería imposible que los leyeras, aprende un nuevo idioma, toma clases de baile o de música. Al ejercitar tu cerebro, mantendrás tu mente ágil y abierta a nuevas ideas y conocimientos.
  7. Practica la atención plena: La atención plena nos ayuda a estar presentes en el momento y a apreciar plenamente nuestras experiencias y no pensando en cómo te recibirá la parienta cuando llegues a casa mientras tu amigo te está diciendo que lo está pasando realmente mal. Dedica tiempo cada día para practicar la atención plena, ya sea a través de la meditación, la respiración consciente o simplemente prestando atención plena a tus acciones cotidianas.
  8. Desconéctate de la tecnología: Si bien la tecnología nos brinda muchas comodidades, también puede mantenernos atrapados en una rutina virtual. Dedica tiempo a desconectarte de las pantallas y conectarte con el mundo que te rodea. Déjate sorprender por la realidad y no por lo virtual. Disfruta de la naturaleza, ten conversaciones cara a cara y sumérgete en experiencias sin distracciones digitales. ¿Te atreves a no mirar el móvil mientras estás tomando café con ese amigo que hace tiempo no ves?
  9. Acepta los cambios: Aprende a abrazar los cambios en tu vida en lugar de resistirlos. Los cambios son inevitables y forman parte del crecimiento personal. Al estar dispuesto a adaptarte y fluir con las transformaciones, te abrirás a nuevas oportunidades y experiencias enriquecedoras.

Que la costumbre nunca te deje sordo. Te perderás sonidos increíbles y experiencias únicas.

¿Sirve de algo lamentarse por algo que querías hacer?

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El arrepentimiento es una emoción humana común. Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido tristes por decisiones pasadas y hemos experimentado el peso de los arrepentimientos. Sin embargo, en mi camino personal, he descubierto que no arrepentirme nunca de nada ha sido una filosofía liberadora y transformadora. En lugar de aferrarme a los lamentos y a los «qué hubiera pasado si...», he aprendido a abrazar cada experiencia y encontrar el aprendizaje en todas ellas. Aquí comparto algunas lecciones valiosas que he aprendido gracias a esta mentalidad.

  1. Las decisiones son oportunidades de crecimiento: Al no arrepentirme de nada, he comprendido que cada elección, incluso las que parecían equivocadas en su momento, me ha brindado una oportunidad invaluable de crecimiento personal. Tomé la decisión de escribir y me ha enseñado muchas cosas. Tomé la decisión de descubrir lo que sentía y que me gustaba y me ha enseñado más, que seguir haciendo lo que estaba haciendo hasta la fecha. Cada experiencia, ya sea buena o mala, ha contribuido a forjar mi carácter y ha ampliado mi perspectiva sobre la vida. Reconocer esto me ha permitido aceptar mis decisiones pasadas y seguir adelante sin cargar con el peso del arrepentimiento.
  2. El pasado no define mi presente: No permitir que el arrepentimiento se apodere de mi vida me ha enseñado que el pasado no tiene el poder de definir quién soy en el presente. Si hubiera seguido creyendo que era un puesto de trabajo, todavía estaría en él, seguramente. Si hubiera seguido creyendo que ciertas personas me querían de verdad, todavía seguiría siendo manipulado por ellas. Aceptar mis elecciones pasadas y aprender de ellas me ha liberado de la carga emocional que conlleva el arrepentimiento. En lugar de vivir en el pasado, he aprendido a centrarme en el aquí y ahora, que es lo único que tenemos, aprovechando las oportunidades que se presentan en mi camino.
  3. La aceptación personal es esencial: No arrepentirme nunca de nada me ha llevado a un nivel más profundo de aceptación personal. He aprendido a abrazar mis errores y fracasos como parte integral de mi viaje. He descubierto quién soy, cuál es el motivo por el cual tomo una u otra decisión y porqué digo NO a lo que antes decía SI. Reconocer que soy humano y que cometer errores es natural me ha permitido perdonarme a mí mismo y cultivar una relación más saludable conmigo mismo. En lugar de lamentarme por las decisiones pasadas, me enfoco en aprender de ellas y avanzar con mayor sabiduría.
  4. La responsabilidad personal es clave: Al no arrepentirme de nada, también he asumido la responsabilidad total de mis acciones y decisiones. No se trata de hacer las cosas y luego si han salido mal, echarle la culpa al alcohol. En lugar de culpar a otros o a las circunstancias por mis errores, reconozco mi papel en cada situación y busco maneras de rectificar, si tengo que pedir perdón o aprender de ellas. Esto me ha empoderado enormemente, ya que me ha dado el control sobre mi propia vida y me ha permitido tomar decisiones más conscientes y responsables en el futuro.
  5. La valentía de vivir sin arrepentimientos: No arrepentirme nunca de nada requiere valentía. A menudo, la sociedad nos presiona para lamentarnos y cuestionar nuestras elecciones pasadas. Toda elección pasada me ha llevado dónde estoy ahora y no puedo volver atrás, por mucho que quisiera. Soy quien soy a día de hoy, gracias a esas decisiones. Pero no soy quién seré mañana, porqué seguiré tomando las decisiones, que yo sienta que tengo que tomar por corazón y no por exigencias. Sin embargo, he descubierto que vivir sin arrepentimientos es una forma de vida audaz y liberadora. Me ha permitido tomar riesgos calculados, explorar nuevas oportunidades y abrazar la incertidumbre con confianza. Al adoptar esta mentalidad, he experimentado una sensación de libertad y plenitud que nunca antes había experimentado.

En última instancia, no arrepentir me ha llevado a uno de los mejores regalos que me ha dado la vida, quitarme de miedos y sesgos que me oprimían y descubrir quién era yo realmente, que quería y que no, que odiaba y no soportaba. No arrepentirme de nada, me ha llevado a descubrirme. ¿Y no es eso lo que queremos todos, saber quiénes somos?

¡Ser buena persona no es ser un imbécil!.

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¿Por qué consideramos que la gente buena es gilipollas?

Siento ser tan duro pero es lo que pienso.

Mi experiencia personal y observando lo que me rodea, así lo reafirma.

La gente buena pensamos que es imbécil, que nos podemos aprovechar de ella, que siempre estará ahí para nosotros, que no va a decir una palabra más alta que otra, que no nos va a llevar la contraria.

Pensamos que la gente buena es buena/tonta y como es buena, no nos llevarán la contraria, siempre que necesitemos algo, van a estar ahí.

Siempre pienso que la realidad me ha enseñado mucho más que la escuela.

Al menos a mí y mi formación católica, me han enseñado que ser buena persona es darte a los demás, es escuchar más de lo que podría habar uno podría hablar y siempre estar ahí, no solo en los buenos momentos sino también en los malos.

Eso es ser un buen amigo, eso es ser una buena persona.

Es decir, ser un «osito» adorable, al que se puede abrazar cuando uno está mal, te escucha cuando por fin te has dignado a expresar lo que te pasa y te puedes reir con él a pesar de haberte pasado días sin ni siquiera haberle preguntado a tu «osito», ¿Y tú cómo estas?

Todos los días a través de medios comunicación o conversaciones con los demás, oímos algunas palabras parecidas a estas: «Es que es una buena persona».

¿Pero qué es ser una buena persona? ¿Una persona a la que le puedes echar todos tus diablos y esperar a que ella se los trague y aquí no ha pasado nada? ¿Aquella persona que quedáis de vez en cuando como algo formal pero no le cuentas las cosas importantes de tu vida? ¿Aquella que te sonríe cuando os veis en el rellano de tu casa y te pregunta por el tiempo?

Creo que tenemos un concepto muy equivocado de persona buena, ya no solo hacia los demás sino también como nosotros.

Pensamos que una persona buena, no pone limites. Y creo que es el mayor error que hay.

¿Por qué no ponemos límites?

Porqué pensamos que perderemos a esa amistad, porqué al final nos quedaremos solos, porqué eso no es de «buena persona» o porqué pueden pensar que somos unos mal educados.

Una persona buena es buena porqué se da a los demás dentro de sus limites. Repite conmigo: DENTRO DE TUS LIMITES. Por superar tus limites no seras más bueno ni tendrás el billete asegurado al cielo. Olvídate de todo eso.

Por superar tus límites, la gente, si es un poco lista, se dará cuenta que puede ir un poco más allá, aprovecharse de la situación porqué tú no has dicho nada, porqué te a ti no te ha sentado mal. Y si no vas ese poco más allá, te lo reprochará, «¿Por qué antes si y ahora no?».

Ser una buena persona no es ser gilipollas. Es darte a los demás desde tus limites. Porqué cuando permites que la gente los pase, el otro no tiene la culpa, la tienes tú. ¡POR HABERLO PERMITIDO!.

Poner límites es respetarte, porqué si no lo haces tú, te aseguro que nadie lo hará.

Porqué luego llega a la noche y te cabreas contigo mismo de cómo has dejado que te trataran así, de que te echasen sus diablos cuando tú no te lo mereces. Piensas que quizá todos tenemos un mal día. Lo dejas pasar, pero cuando se repite una y otra vez, el imbécil eres tú porque lo permites cuando no te lo mereces.

Si, no me mires así, nadie te va a respetar sino te respetas tú mismo. Si sabes que por ahí no pueden pasar, que no te puede gritar la gente, que te tienen que respetar como persona que eres y consientes que se pasen eso por ahí, tú eres el culpable, no la otra persona.

Cuando empezamos a respetarnos, empezamos también a respetar los limites de la otra persona. De darnos cuenta de cómo son, de sus límites, de sus valores, de lo que realmente le pasa.

No te van a querer más por dejar que otras personas te «usen» a su gusto superando tus limites, mandando a la mierda tus valores. No siento decírtelo de esta manera, todos queremos sentirnos queridos pero no es amor si alguien se está aprovechando de ti de alguna manera.

Si, vivimos en una sociedad en la que necesitamos como una droga, sentirnos queridos por los demás. Si además se añade que nos dicen que la soledad es mala, que te etiquetaran como un raro si estás solo, hacemos lo que sea por sentirnos queridos por otros.

Omitir nuestra realidad, poner buenas caras a personas que cuando se van de nuestra presencia, usar mascaras para aparentar algo ante los demás que no somos, no ser honestos con nosotros mismos y ni mucho menos con los demás,…son algunas de las técnicas que se usan a día de hoy para nos sentirnos solos y arropados por los demás. Y si además encontramos a alguien que «podemos dominar», que no nos exige, que no nos pregunta cosas que no queremos exponer o que no nos hace pensar o dudar,…pues ya estamos felices, nos sentimos cómodos. Nos sentimos en casa.

Cuando sabes tus limites ( y aunque siempre hay personas que te dan la sorpresa con el paso del tiempo ya que no los tenías en el radar de aprovechados), a esas personas como mucho les darás una oportunidad pero cuando tu instinto te confirme lo que sentías que eran, dirás BYE BYE a la mayor brevedad posible por mucho que sea una persona que crees que te gusta o te puede

Ser bueno no es ser subnormal ni querer ser Madre Teresa de Calcuta, ni mucho menos.

Ser bueno es darte a los demás, es querer hacer mejor la vida a la gente que te rodea, hacerles la vida más fácil dentro de tus posibilidades.

PERO NO LO OLVIDES, SIEMPRE DENTRO DE TUS LIMITES. SI permites que los superen, el imbécil serás tú, no a quien hayas permitido que los superes.

El arroz nunca se pasa si…

No hay semana que por H o por B siempre oiga la misma frase:

SE TE VA A PASAR EL ARROZ.

Se te va a pasar el arroz porque no tienes pareja

Se te va a pasar el arroz porque no tienes trabajo

Se te va a pasar el arroz porqué no le dices nada a esa chica que te gusta.

Se te va a pasar el arroz si no das un paso adelante.

Se te ha pasado el arroz para ir a eventos así.

Se te ha pasado el arroz para gustarte grupos como esos…

Aunque no soy experto en hacer arroces, ya de tanto oír la frase creo ya soy un autentico gurú de los arroces.

¿PERO QUE NOS HA DADO CON QUE SE NOS PASA EL ARROZ?

Durante mucho tiempo era una frase que pesaba mucho en mi.

Pensaba que si a cierta edad no tenía cierto estatus, no había conseguido ciertas metas…era un raro y otras veces un «paria».

Si seguimos esta filosofía, en vez de beneficiarnos, lo único que hará es perjudicarnos.

Porqué aunque nosotros sepamos quienes somos, lo que queremos, lo que nos hace felices…si en algún momento tenemos algún momento de debilidad, pensamos que no somos «aptos» para este sociedad porqué no hemos alcanzado los estándares que se suponían que teníamos que haber alcanzado por la edad que teníamos.

Muchas personas lo harán con cariño, como nuestras abuelas. Pero otras realmente lo hacen con fines «no muy positivos o cotillas».

Las personas mayores te querrán en pareja, te querrán que todo va bien o que has conseguido «esa seguridad profesional» que ellos tanto les consiguió alcanzar. Y es algo totalmente licito y de agradecer.

Pero ¿Qué le importa a los demás si tienes pareja, con quien te acuestas o de qué trabajas?

Vivimos en una sociedad llena de prejuicios. Una sociedad que piensa que si no has alcanzado ciertos hitos a ciertas edades, seguro que lo primero que pensarán será algo así:

¿Qué esconderá que no lo quiere decir?

Cada día pienso que nos tomamos la vida demasiado en serio.

Tenemos que hacer esto no vayan a pensar que.

Tenemos que callarnos lo otro, no vayan a pensar que.

Tenemos que aparentar no sé que, no vayan a dudar de nosotros.

Tenemos que…cuando en realidad ni tenemos ni queremos. Debemos hacer lo que nosotros sintamos.

Y no todo el mundo tiene esa confianza y fuerza de voluntad de confiar en si mismo a pesar de las circunstancias, de las presiones. Son personas que acaban haciendo cosas de las que luego se lamentan, de las que luego dicen algo así como «Pero si yo no quería, era por la presión de los demás...». Todo por no volver a oír la frase del arroz y sentirse «una más del grupo».

Hablamos de la felicidad con la boca llena pero todavía vivimos en una sociedad que se gestiona en base a prejuicios por mucho que hablemos de originalidad, autenticidad y felicidad. los mismos que hablan de felicidad, luego tienen prejuicios sobre los demás pero.. ése es otro tema.

¿Cuántas veces hemos hecho cosas de forma oculta por qué teníamos miedo / vergüenza a las consecuencias a pesar de hacer lo que sentíamos que queríamos hacer?

MUCHAS. Y todo porqué no queríamos oír lo del arroz.

El único arroz que se nos puede pasar es el que echamos a la paellera o cuando queremos hacer arroz con leche. Y aún así seguro que algún truco o receta habrá para que no se nos pase el arroz.

¿Y lo demás? Nunca se nos pasará el arroz.

Porqué no se nos pasa el arroz porque no tengas hijos ni pareja…puedes adoptar que seguro que muchos niños te lo agradecerán.

Porqué quizá no encuentres trabajo pero lo puedes crear.

Porqué quizá no tengas pareja pero te puedes apuntar a grupos para conocer gente.

Porqué siempre habrá una solución para un problema que los demás te intenten «meter en tu cabeza».

Si estás a gusto contigo mismo, confías en ti, eres coherente en lo que haces, haces la vida que quieres…TE ESTÁS COMIENDO TÚ EL ARROZ y NUNCA DEJÁRAS QUE SE TE PASE, porque siempre que tengas oportunidad, te lo comeras.

Las personas que son fuertes, que no les importa los prejuicios o el qué dirán, hacen eso, SE COMEN EL ARROZ que las personas que piensan que se te está pasando el arroz, les gustaría comerse.

«Tenemos que quedar un día sin falta…»

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¿Cuántas veces hemos oído y dicho alguna vez: «Tenemos que quedar sin falta y ponernos al día«?

Y lo peor de todo, de las veces que lo hemos dicho: ¿Cuántas de ellas se han hecho realidad?

Nos encanta decir una frase así cuando nos encontramos a una persona que hacia tiempo que no nos encontrábamos. Tras abrazarnos y con una desmesurada emoción decimos que nos alegramos de verla Para terminar con la frase «maniatada»: ¡Tenemos que quedar y recordar buenos tiempos!.

Qué bien hemos quedado.

Hemos hecho creer a la otra persona que tras tiempo sin mandarnos ningún mensaje( como si tuviéramos una agenda más llena que la de Barack Obama) y aunque tenemos tiempo a tomarnos algo en ese mismo instante pero es mejor decir: ¡Te llamaré y tranquilamente nos ponemos al día!.

En realidad, ¿Qué estamos diciendo?

.- Para que veas que tengo una agenda llena, te haré un hueco.

.- Ahora me voy porqué voy de un lado para otro y veas que estoy muy ocupado, que me va todo genial.

.- No te he querido llamar durante este tiempo, porqué no me daba la gana, no quería , me aburrías o todas ellas a la vez. Y ahora no esperes que lo haga, porqué las cosas no han cambiado.

En definitiva, estamos poniendo excusas para no decir a gritos una cosa:

NO ME APETECE QUEDAR CONTIGO. Y lo peor de todo, aparentar algo que realmente no sentimos ni deseamos.

Seamos sinceros, al igual que cambian de opinión los políticos de un día para otro, las relaciones cambian.

Unas veces se marchitan, otras veces se engrandecen con el paso del tiempo y otras vez se para y vuelven a retomarse con más «agua». Pues lo mismo pasa con las relaciones, a veces mueren porqué uno de los dos va avanzando y quiere otras cosas en la relación, otras no por no tener una conversación pendiente se ha ido dejando de lado la relación, por no hablar de las mentiras que descubres y por no montar el «pollo» mandas por ahí a la relación…

Pero lo peor de todo, es no decir la verdad, es no ser de verdad.

Recientemente veía como se publicaba un artículo en el que decía que lo que realmente hacía felices a los seres humanos eran la salud de sus relaciones de amistad/pareja.

Nada más publicarse el artículo veías a gente diciendo que había que cuidar más a las relaciones, que no había que descuidarlas…pero luego son personas que para quedar con ellas o te cojan la llamada, antes lo haría el Papa Francisco si lo llamásemos.

Si no vamos a quedar, ¿Para que lo decimos? ¿Para seguir manteniendo un papel ante la otra persona? ¿Para aparentar algo que éramos y que en realidad, ya no queremos ser? ¿Por qué tenemos miedo a ser de verdad?

También te digo, muchas veces quedar con esa persona, es recordar viejos momentos que tenías olvidado. Recuerdas situaciones que por los «debería» has olvidado o te han hecho olvidar. Recuerdas quien eras y lo que te hacía feliz…¿Quizá por eso tienes miedo a volver a quedar con esa persona?

Tenemos una agenda llena de «deberías impuestos», de rutinas y miedos, ¿Qué ocurriría si la llenásemos de verdad, coherencia y corazón?

Empecemos por ser de verdad, no jugaremos con nosotros y mucho menos, con los demás.