Menos palabras y más hechos.

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¡Cada día creo menos en las palabras y más en los hechos!

Cada día me cuesta más confiar en los demás. Antes era un ingenuo, creía en todo el mundo. Y así me pasaron cosas que me sorprendieron. Ahora solo confío ciegamente en 3 personas. ¿Y por qué este cambio?

Vivimos en un mundo saturado de palabras. Las encontramos en todas partes: en los medios de comunicación, en las redes sociales, en las conversaciones cotidianas. Las palabras son poderosas; tienen el poder de informar, persuadir, inspirar y consolar. Sin embargo, a medida que avanzamos en este mundo lleno de discursos vacíos, de mascaras, de amistades fingidas e interesadas y promesas incumplidas, es natural que nos cuestionemos la veracidad detrás de las palabras y pongamos más énfasis en los hechos.

La confianza es un pilar fundamental en nuestras interacciones humanas. Sin confianza, seguramente hubiéramos sido devorados por los dinosaurios. Confiar en las palabras de los demás es una forma de establecer vínculos y construir relaciones que con el tiempo, pueden llegar a ser significativas. Osea no te creas que ya es amigo o amiga alguien que te llama crack, o el gran… cuando de por medio puede haber intereses económicos o de algún tipo. Sin embargo, el abuso de las palabras y la manipulación han erosionado la confianza que depositamos en ellas. Cada día desconfiamos más de todo el mundo, no creemos a nadie aun pasado el tiempo y nos haya ido demostrando todo lo que decía. Han sido las «lecciones emocionales» las que nos están haciendo desconfiar de todo el mundo. Y luego están los que dicen que confían en el ser humano ciegamente y les llamamos «Happy Flower» y pensamos que son unos ingenuos. Pero más que nunca, nos encontramos rodeados de líderes políticos que pronuncian discursos grandilocuentes, que tras una derrota estrepitosa en las elecciones no reconocen sus errores pero si que la culpa la tienen los demás. Y lo peor de todo, que carecen de acciones tangibles para respaldar sus palabras. Empresas que prometen un cambio positivo, con un storytelling que nunca visto, pero que continúan operando de manera irresponsable, mintiendo a sus clientes y también a ellos mismos. Incluso en nuestras relaciones personales, nos hemos vuelto más escépticos y cautelosos, intentando aprender a leer entre líneas y buscar evidencia real de compromiso y sinceridad. Y aún así siempre ganará la opción que nos están mintiendo que realmente nos están diciendo la verdad no solo con las palabras, sino también con sus hechos.

Es en este contexto que los hechos cobran mayor relevancia. Los hechos son tangibles, objetivos y difíciles de negar. La gente ya no es gilipollas. Lo será una vez, quizá dos pero cuando se den cuenta que la has intentado engañar por tercera vez, el juego se te habrá acabado. La gente quiere hechos, quiere ver que lo que dices es verdad. No quiere esperar, ya no hay paciencia, quiere hechos. Mientras que las palabras pueden ser manipuladas ( y más con la inteligencia artificial en determinados ámbitos), tergiversadas (donde dije Diego, dije Antonio) o utilizadas como herramientas de engaño, los hechos son la evidencia irrefutable de lo que realmente ha ocurrido. Los hechos no necesitan explicación ni justificación, simplemente son. Y ante eso, solo hay una opción: ACEPTACIÓN. Es a través de los hechos que se construye la confianza genuina, sin «trampa ni cartón», ya que nos demuestran que las palabras no son solo meras promesas vacías.

La gente ya está cansada, en todos los ámbitos de la vida de la mentira, quiere verdad y gente de verdad. Gracias a las caídas, han ido aprendiendo y a día de hoy, mucha de ella, se encuentra empoderada y si ve una persona que no hace lo que dice, muy rara vez, le da una segunda oportunidad. Siempre hay excepciones, desde luego, pero Shrek 3 no es mucho mejor que la 1.

La desilusión ante las palabras vacías nos ha llevado a ser más exigentes y críticos. Nos hemos vuelto más inclinados a juzgar a las personas y organizaciones por sus acciones y logros, en lugar de dejarnos llevar únicamente por sus palabras. Antes nos dejábamos llevar por el físico, ahora ya nos preguntamos: «¿Qué habrá detrás de esa carta bonita?». Queremos ver resultados tangibles, impactos positivos y coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Los hechos nos muestran quiénes son las personas y organizaciones en realidad, más allá de sus discursos y promesas. Pero para ello, tenemos que desarrollar nuestro pensamiento crítico. No hace falta que nos hayan mentido una , dos o cien veces….Hace falta solo tener el coraje de pensar por uno mismo sin dejarse llevar por modas, lo que digan los demás o las apariencias.

Sin embargo, esto no significa que debamos descartar completamente el poder de las palabras. Las palabras bien utilizadas pueden ser una herramienta poderosa para inspirar, motivar y generar cambios positivos. ¿Quién no ha cambiado su actitud con un GRACIAS de un amigo o un TE QUIERO de un familiar? Pero es importante que las palabras estén respaldadas por acciones significativas y coherentes. Las palabras se las lleva el viento, son las acciones las que las atan al suelo. La autenticidad y la congruencia entre las palabras y los hechos son fundamentales para aumentar o reconstruir la confianza y fomentar una sociedad más honesta y transparente. Sé que soy un idealista pero también me pregunto: ¿El ser humano quiere honestidad y transparencia? ¿Está entrenado para la verdad? ¿O prefiere le mienten aún sabiéndolo ya que sus intereses siguen intactos?

En última instancia, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de discernir entre las palabras vacías y los hechos genuinos. Debemos ser críticos y escépticos ante las promesas exageradas y las declaraciones grandilocuentes. Salir corriendo de esos cursos que te dicen que te harán de oro nada más que lo hayas terminado o de esas personas que te dicen que son tus amigas y cuando les llevas la contraria, te mandan a la mierda… Por no hablar de todos los políticos o jefes que nada más entrar en la empresa te aseguran que en menos de 3 años, ya serás tú el jefe… CORREEEE…..Busquemos evidencias tangibles, resultados verificables y consistencia en las acciones de las personas y organizaciones. No se trata de olvidarnos para siempre del corazón y volvernos fríos, sino un equilibrio, razón y corazón. Y sobre todo, no ser un ingenuo las 24 horas del día, que como bien decían nuestros padres, nadie nada «duros a cuatro pesetas». Valorar los hechos por encima de las palabras nos permite tomar decisiones más informadas y establecer relaciones más sólidas. Te podrás equivocar o no, no es un método infalible pero lo que si te asegura, es que si te las dan con «queso» ya vas prevenido de antemano.

En un mundo donde las palabras pueden ser efímeras o creadas por un Inteligencia Artificial, creemos más en los hechos y nos ahorraremos muchos disgustos.

¿Sirve de algo lamentarse por algo que querías hacer?

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El arrepentimiento es una emoción humana común. Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido tristes por decisiones pasadas y hemos experimentado el peso de los arrepentimientos. Sin embargo, en mi camino personal, he descubierto que no arrepentirme nunca de nada ha sido una filosofía liberadora y transformadora. En lugar de aferrarme a los lamentos y a los «qué hubiera pasado si...», he aprendido a abrazar cada experiencia y encontrar el aprendizaje en todas ellas. Aquí comparto algunas lecciones valiosas que he aprendido gracias a esta mentalidad.

  1. Las decisiones son oportunidades de crecimiento: Al no arrepentirme de nada, he comprendido que cada elección, incluso las que parecían equivocadas en su momento, me ha brindado una oportunidad invaluable de crecimiento personal. Tomé la decisión de escribir y me ha enseñado muchas cosas. Tomé la decisión de descubrir lo que sentía y que me gustaba y me ha enseñado más, que seguir haciendo lo que estaba haciendo hasta la fecha. Cada experiencia, ya sea buena o mala, ha contribuido a forjar mi carácter y ha ampliado mi perspectiva sobre la vida. Reconocer esto me ha permitido aceptar mis decisiones pasadas y seguir adelante sin cargar con el peso del arrepentimiento.
  2. El pasado no define mi presente: No permitir que el arrepentimiento se apodere de mi vida me ha enseñado que el pasado no tiene el poder de definir quién soy en el presente. Si hubiera seguido creyendo que era un puesto de trabajo, todavía estaría en él, seguramente. Si hubiera seguido creyendo que ciertas personas me querían de verdad, todavía seguiría siendo manipulado por ellas. Aceptar mis elecciones pasadas y aprender de ellas me ha liberado de la carga emocional que conlleva el arrepentimiento. En lugar de vivir en el pasado, he aprendido a centrarme en el aquí y ahora, que es lo único que tenemos, aprovechando las oportunidades que se presentan en mi camino.
  3. La aceptación personal es esencial: No arrepentirme nunca de nada me ha llevado a un nivel más profundo de aceptación personal. He aprendido a abrazar mis errores y fracasos como parte integral de mi viaje. He descubierto quién soy, cuál es el motivo por el cual tomo una u otra decisión y porqué digo NO a lo que antes decía SI. Reconocer que soy humano y que cometer errores es natural me ha permitido perdonarme a mí mismo y cultivar una relación más saludable conmigo mismo. En lugar de lamentarme por las decisiones pasadas, me enfoco en aprender de ellas y avanzar con mayor sabiduría.
  4. La responsabilidad personal es clave: Al no arrepentirme de nada, también he asumido la responsabilidad total de mis acciones y decisiones. No se trata de hacer las cosas y luego si han salido mal, echarle la culpa al alcohol. En lugar de culpar a otros o a las circunstancias por mis errores, reconozco mi papel en cada situación y busco maneras de rectificar, si tengo que pedir perdón o aprender de ellas. Esto me ha empoderado enormemente, ya que me ha dado el control sobre mi propia vida y me ha permitido tomar decisiones más conscientes y responsables en el futuro.
  5. La valentía de vivir sin arrepentimientos: No arrepentirme nunca de nada requiere valentía. A menudo, la sociedad nos presiona para lamentarnos y cuestionar nuestras elecciones pasadas. Toda elección pasada me ha llevado dónde estoy ahora y no puedo volver atrás, por mucho que quisiera. Soy quien soy a día de hoy, gracias a esas decisiones. Pero no soy quién seré mañana, porqué seguiré tomando las decisiones, que yo sienta que tengo que tomar por corazón y no por exigencias. Sin embargo, he descubierto que vivir sin arrepentimientos es una forma de vida audaz y liberadora. Me ha permitido tomar riesgos calculados, explorar nuevas oportunidades y abrazar la incertidumbre con confianza. Al adoptar esta mentalidad, he experimentado una sensación de libertad y plenitud que nunca antes había experimentado.

En última instancia, no arrepentir me ha llevado a uno de los mejores regalos que me ha dado la vida, quitarme de miedos y sesgos que me oprimían y descubrir quién era yo realmente, que quería y que no, que odiaba y no soportaba. No arrepentirme de nada, me ha llevado a descubrirme. ¿Y no es eso lo que queremos todos, saber quiénes somos?

Las madres: Las personas más creativas del mundo.

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Las madres son una de las primeras personas que conocemos en la vida, y a menudo son la primera persona creativa que experimentamos en el mundo. Desde que somos bebés, nuestras madres están constantemente buscando nuevas formas de estimular nuestros sentidos, desarrollar nuestra imaginación y fomentar nuestra creatividad.

La creatividad es la capacidad de generar nuevas ideas, soluciones y perspectivas, y nuestras madres son expertas en ello. Desde la elección de la ropa que vestimos hasta la decoración de nuestras habitaciones, las madres son responsables de crear un ambiente estimulante y creativo que nos permita desarrollarnos y crecer. Esas tartas temáticas de sobre las cosas que nos tienen locos, esos primeros libros que nos cuentan antes de ir a dormir y que nos hacen llevarnos a mundo insospechados hasta la fecha para nosotros. Ellas son las responsables que descubramos nuestra imaginación y fantasía para convertirla en creatividad el resto de nuestros días.

La creatividad es una habilidad invaluable en la vida, y nuestras madres son las primeras personas que nos enseñan a ser creativos. Al leer historias, jugar con nosotros, cocinar como si fuéramos los encargados de hacer un banquete para los Reyes Magos en Navidad y hacer manualidades juntos, nuestras madres nos enseñan a pensar fuera de lo común, a experimentar con nuevas ideas a imaginar, a desarrollar nuestra fantasía y a encontrar soluciones creativas a los problemas cómo creer que un simple palo es la arma perfecta que nos hará salir victoriosos contras las hormigas de nuestro jardín que vienen a atacarnos.

Además, nuestras madres son maestras en la improvisación. Cuando se trata de resolver problemas cotidianos, las madres tienen una capacidad innata para encontrar soluciones creativas utilizando los recursos que tienen a su disposición. «Calla, que con un poco de esto y con eso de allá, ya tienes el disfraz hecho…¿Cómo que no has merendado? Espera que te hago un bocadillo con lo que haya en el frigorífico» Desde reparar juguetes rotos hasta encontrar formas ingeniosas de ahorrar dinero para que el día de nuestro cumpleaños tengamos nuestro regalo soñado, nuestras madres son expertas en encontrar soluciones creativas y eficientes. Y todo porqué quieren lo mejor para nosotros.

También es importante destacar que nuestras madres nos enseñan la importancia de la creatividad en la vida. Nos muestran que la creatividad es una forma de expresión de nuestra autenticidad y originalidad, una forma de comunicarse con el mundo y una herramienta para superar los desafíos y las adversidades. Al fomentar nuestra creatividad, nuestras madres nos dan las herramientas necesarias para navegar por el mundo de incertidumbre y caos, con confianza y seguridad.

En conclusión, nuestras madres son la primera persona creativa que conocemos en el mundo porque están siempre presentes en nuestras vidas, fomentando nuestra imaginación, estimulando nuestros sentidos y enseñándonos a pensar por nosotros mismos a través de frases tipo: «¿Si se tiran tus amigos, tú también lo harás por el puente?. Es una muestra de pensamiento crítico que en algún momento de la vida, nos olvidamos. Quieren lo mejor para nosotros y sienten que no somos como los demás y para demostrarlo, tenemos que impulsar nuestra creatividad. Desde la elección de la ropa que vestimos hasta la decoración de nuestras habitaciones, nuestras madres son las maestras de la creatividad, y su influencia perdura en nuestras vidas mucho después de que hayamos crecido y dejado el nido.

¿El mejor regalo que podemos hacerle siempre a nuestras madres? Honrarlas todos los días mostrando y desarrollando la creatividad que ellas sabían que teníamos dentro de nosotros en aquél primer día que nos vieron.

Todos tenemos un trabajo: Crear.

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En la sociedad actual, se tiende a pensar que solo aquellos que tienen un trabajo remunerado están contribuyendo de manera significativa a la sociedad. ¿Los demás? Unos vagos.

Sin embargo, esto está muy lejos de ser cierto. Todos tenemos un trabajo importante y valioso que hacer, y ese trabajo es CREAR.

La creatividad es algo que TODOS tenemos en mayor o menor medida. Desde los niños que dibujan en sus libretas, hasta los adultos que cocinan nuevas recetas o escriben historias, todos tenemos la capacidad de crear algo único y valioso. ¡TODOS! La creación es una actividad que nos permite expresar nuestros sentimientos, lo que sentimos y no nos atrevemos a expresar con palabras, nuestras ideas y nuestras visiones del mundo, y eso es algo que no puede ser subestimado y ni mucho menos te tienes que sentir «avergonzado» por ello. Es la máxima expresión de quién eres y de ello siempre te tienes que sentir orgulloso.

Pero la creación no solo es importante para nosotros como individuos, también es importante para la sociedad en su conjunto. Los creadores son aquellos que llevan el mundo hacia adelante, que imaginan nuevas soluciones a los problemas, que crean obras de arte que nos hacen pensar y sentir, que crean de la nada una situación para sacar adelante a su amigo, que hacen una receta que no habían hecho nunca para sorprender a su pareja…La creatividad no se trata de arte o aparatos para cortar el metal, sino de muchas cosas más. Sin los creadores, estaríamos estancados en el pasado, incapaces de avanzar hacia un futuro mejor.

Además, la creación no tiene límites. No importa tu edad, tu género, tu origen social o tu nivel educativo, siempre puedes crear algo nuevo y valioso. Ahora mismo. No hay que esperar a que se enfade tu pareja para crear una sorpresa, crea la sorpresa ya y hoy no dormirás en el sofá. La creación es una actividad que nos iguala a todos, que nos permite conectarnos con nuestra humanidad compartida y descubrir nuevas formas de entender el mundo, de entender a los demás.

Crear puede ser una actividad solitaria o colaborativa, puede ser algo que hagamos por diversión o algo que nos dediquemos a tiempo completo. Pero lo importante es que todos tenemos algo que ofrecer, algo que podemos crear que hará una diferencia en el mundo.

Así que la próxima vez que te pregunten qué es lo que haces, no te sientas mal si no tienes un trabajo remunerado que puedas mencionar. Todos tenemos un trabajo importante que hacer, y ese trabajo es crear. Así que sigue adelante y crea algo nuevo, algo que solo tú puedes crear, algo que hará del mundo un lugar mejor.

¡¡Los genios nacen en casa!!

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Desde tiempos inmemoriales se ha hablado de la creatividad como una cualidad innata de ciertas personas. Sin embargo, cada vez son más los estudios que demuestran que la creatividad no es un don divino que se otorga a algunos individuos, sino una habilidad que se puede desarrollar y fomentar en cualquier persona. No solamente la tiene Messi con sus pases, Dali con sus cuadros o los platos de David Muñoz, sino que todos somos creativos en nuestra medida.

Pero si bien es cierto que la creatividad puede ser entrenada y potenciada en cualquier momento de la vida ( huye de los cursos de 8 horas que te dicen que puedes ser más creativo que cualquier otra persona. En tiempo récord, a través de un curso o un video, uno no es creativo. La creatividad se desarrolla durante TODA la vida) , también lo es que el entorno en el que se desarrolla una persona desde su nacimiento juega un papel fundamental en su capacidad para ser creativa.

En este sentido, la casa en la que crece una persona puede ser el germen de su creatividad. ¿Por qué? Porque es en el hogar donde se establecen los primeros vínculos emocionales, se adquieren los primeros hábitos y se forman los primeros valores. Si en dicha casa, desde un principio se le dice al niño, «no imagines tanto y solo trabaja…Esas ideas son de persona loca y solo tienes que acatar mis ordenes...» ¿Qué pensamiento creativo va a tener en su madurez? Ninguno, solo el de replicar lo que le manden y no pensar más allá si lo que está haciendo o no, está bien.

Desde el punto de vista psicológico, es bien sabido que los vínculos emocionales que se establecen en la infancia tienen un impacto duradero en la personalidad de una persona. Un hogar en el que se fomenta la expresión emocional, la sensibilidad, la comunicación y la tolerancia hacia las diferencias, el pensamiento crítico, puede ser el caldo de cultivo perfecto para que una persona desarrolle su creatividad.

Además, la casa es el lugar en el que se adquieren los primeros hábitos y rutinas. Si queremos que un niño lea , ¿sus padres leen o se pasan el día con el móvil para no aguantar al niño? Un hogar en el que se fomenta la curiosidad, la exploración y la experimentación puede ser el lugar perfecto para que una persona descubra nuevas formas de ver el mundo y de resolver problemas. Y se consolide en el tiempo. Si el niño, es bueno en eso que ha descubierto, potenciarlo. No olvidarnos de ellos y pensar que es mejor que «apruebe» lenguaje que tiene más salida que «eso» tan creativo.

Por otro lado, los valores que se inculcan en el hogar también tienen un impacto en la forma en que una persona se relaciona con el mundo. Un hogar en el que se fomenta la independencia, la autodeterminación y la creatividad puede ser el lugar perfecto para que una persona desarrolle su capacidad para pensar fuera de lo convencional y buscar soluciones innovadoras a los problemas.

En definitiva, la casa en la que crece una persona puede ser el germen de su creatividad (DEJEMOS DE ECHARLE LA CULPA AL COLEGIO, TODO EMPIEZA EN UNA CASA ), pero esto no significa que sea un destino inevitable. La creatividad es una habilidad que se puede fomentar en cualquier momento de la vida (NI LA ESCUELA ES RESPONSABLE NI EL GOBIERNO DE TURNO, TÚ ERES EL RESPONSABLE DE DESARROLLAR TU CREATIVIDAD EN TODO MOMENTO, DIGAN LO QUE DIGAN LOS DEMÁS), y es responsabilidad de cada persona trabajar en ella de forma activa y constante. Sin embargo, tener un hogar que fomente la expresión emocional, la curiosidad y la creatividad puede ser un gran impulso para desarrollar todo nuestro potencial creativo.

AH, Genios son pocos, creativos somos todos. No se trata de ser un genio del balón, se trata de crear con balón o con lo que sea.

«Tengo que..», la respuesta del miedo.

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La lista de los libros más vendidos copados por psicólogos y psiquiatras.

Linkedin lleno de publicaciones que nos hablan de la felicidad y del bienestar.

Organizaciones que buscan que en cada ciudad haya un congreso suyo de la felicidad.

Instagram lleno de publicaciones en las que a todo el mundo le va de «puta madre» y nadie está sufriendo ningún tipo de crisis. Pero luego vienen los lamentos y sorpresas.

En un mundo Happy, el que lidera el «cotarro» siempre es el miedo.

Hace unos días, una persona me repetía una y otra vez que tenía que estar (debía estar) en una organización en la que estar, a pesar de no recibir un duro, gastar horas sin límite, los «beneficios» se los llevaba la organización, no tú.

Le preguntaba una y otra vez ¿Por qué sientes que tienes que estar ahí si no vas a recibir ningún tipo de beneficio?

Solo sabía responderme: «Tengo que estar». Pero al volverle preguntar: «¿Debes estar?. Siempre me respondía lo mismo, «Tengo que estar».

Escuchando durante esta semana a la gente, he detectado que si respondemos «Tengo que…» es el comienzo de una excusa que si después del «tengo que..» pusiéramos la palabra miedo, lo entenderíamos todo mucho mejor.

Esta persona tenía miedo a no aparentar delante de los demás si no se apuntaba a esa organización. Aunque lo «puteasen» él tenía que estar, porqué sus redes tenían que saber que estaba ahí.

Y como dirían las madres, ¿Y si tu amigo se tira por la ventana, tú también lo harías?

Cada día estoy más convencido que muchos, aunque dijeran que no, que son mayores, maduros, acabarían haciéndolo, todo por aparentar algo ante los demás , aunque no haya ningún tipo de beneficio de ninguna clase.

El «Tengo que…» es la máxima expresión del miedo que sufrimos.

Miedo a no ser considerado alguien dentro de nuestra comunidad social o profesional.

Miedo a que piensen que no estamos en la «onda», que no leemos los libros que están de moda o acudimos a los eventos «cool» del momento.

Miedo a que piensen que no somos como ellos.

Y todo porqué pensamos que si no lo hacemos, seremos «desterrados» a la isla de los desconocidos, los mediocres y los que no están a la «última».

El «Tengo que..» es la máxima expresión que nos preocupa más lo que digan o hagan los demás, la consideración que tengan sobre nuestra persona, que lo que a nosotros nos importe de verdad, lo que nosotros queremos de verdad.

Un «Tengo que..» es satisfacer las expectativas de los demás puesta en nosotros.

Es decir SI a otros cuando en el fondo sabemos que deberíamos decir NO.

Es hacer algo que no querríamos hacer para no hacer algo,, que si desearíamos hacer.

Y todo porqué tenemos miedo.

Miedo a ser nosotros mismos, a crear lo que imaginamos, a decir te quiero cuando lo sentimos y vete a la mierda cuando lo deseamos.

Vivimos en un mundo que está dominado por el «tengo que..» es decir por el miedo, por aparentar y no ser, por mostrar y no sentir, por mentir y no decir la verdad .

Y en realidad, el único miedo que nos tenemos, es a nosotros mismos. Y no fuera así, muchas tonterías se acabarían de repente en esta vida.

¿Y tú también has dicho hoy «Tengo que..»?

Si satisface mis intereses, defiendo lo que haga falta…

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No me he caído de un guindo y ya casi nada me sorprende en esta vida.

Sin embargo, cada día más palmo más una realidad:

DIME QUÉ HAY QUE DEFENDER, SI DE POR MEDIO ESTÁN MIS INTERESES.

No hace falta que conozcamos el tema en cuestión, hasta quizá antes lo hayamos criticado. Pero no importa, si luego esa defensa va a suponer una «inyección» de algún tipo para mi cuenta, allá que vamos.

Y así, una y otra vez.

Podemos hablar de un tema que al mes siguiente, si tenemos que hablar del contrario, lo haremos porqué satisface nuestros intereses.

¿Qué estamos haciendo?

Hablamos de la coherencia, de golpes en el pecho diciendo que nosotros somos auténticos, que nos importa poco lo que digan los demás, que somos genuinos. Pero cuando se trata de nuestros intereses, principalmente económicos, nos olvidamos y decimos lo que haya que decir, porqué hay que llenar la «billetera profesional y económica».

¿Dónde quedan los valores?

¿Podremos confiar en esa persona a partir de ese momento? o ¿Creeremos que ante la mera oportunidad de satisfacer su ego, nos podrá «clavar el puñal por la espada»?

¿Todo vale en esta vida por seguir una moda «eventual» o por un puñados de Likes?

Muchos pensarán que todo vale, que todo tiene una explicación, que todo vale si queremos ser alguien en este mundo de Likes y compartir, hay que hacer lo que sea y más. Pero eso si, que no se nos tilde como «veletas» , que «no tenemos un juicio», ni cosas parecidas porqué nosotros no somos así.

Confiamos «ciegamente» en los «cantos de sirena» y en los «rayos laser» de tendencias, personas que nos pueden llevar al «estrellato». Los defendemos delante de quien sea, hacemos lo que haya que hacer, todo para demostrar a los demás y a la persona en cuestión, que creemos en ella, que somos de fiar. Pero desconfiamos de lo autentico, lo original y lo de verdad. Y todo ¿POR QUÉ? por una fama efímera.

Todos nos podemos confundir, todos pensar una cosa y luego ver que es otra ( eso nos pasa con amigos o con parejas que las idealizamos y luego nos llevamos el chasco grande) pero lo peor sería no reconocer que nos hemos confundido o aún sabiendo qué estábamos haciendo y las consecuencias, no reconocerlo.

Seamos responsables de nuestros actos. Si somos valientes para unas cosas, también para las consecuencias.

Somos lo que defendemos, porqué creemos que es la verdad, nuestra verdad.

Pero que esa defensa sea de verdad, en la que no «ganas nada» por hacerlo y solo porqué así lo sientes.

¿Te atreves?

¡Cada día hay más gente quemada!

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Cada día estoy más convencido que hay un virus «silencioso» recorriendo nuestra sociedad.

¿Cómo se llama el virus?

ESTAMOS HASTA LOS HUEVOS DE TODO.

Elecciones generales, elecciones regionales, nuestra opinión sobre la felicidad de los demás como si tuviéramos potestad sobre ella, los partidos políticos se pelean entre ellos como si estuviéramos en el patio del recreo. ¿Y los problemas de los votantes? Unas subvenciones que llegará a pocas personas y listo. A esperar otros 4 años más…

Pero no solamente nos encontramos con la mediocridad que exponen los medios de comunicación. También tenemos la búsqueda de trabajo.

Si no nos echan para atrás por la edad, por el algoritmo que use una web de empleo sin ni siquiera la empresa haya tenido la oportunidad de ver si somos o no aptos para dicho puesto de trabajo. Por no hablar del jefe que tenemos que nos trata como peor que a un perro apaleado, diciéndonos de todo y recordándonos que hay gente esperando a entrar a trabajar si seguimos haciendo lo mismo de siempre…

Pero aún hay más, la gente está hasta el infinito y más allá de sus relaciones.

Más bien de las altas expectativas que tienen con su pareja. Ya parten que exigen como mínimo con una serie de requisitos que si no creen que los cumplen no dan ni una oportunidad. Pero eso si, la otra persona, se siente el rey o la reina del mundo, siente que es un gran regalo para la humanidad. Si a eso le añadimos relaciones de amistad que durante años han sido una mentira porqué se han dado cuenta quién era realmente la otra persona…

Acabamos el día diciendo.. ESTOY HASTA LOS HUEVOS DE TODO.

Limitaciones económicas, sustos bancarios internacionales, juicios sumarísimos basados en la moral, un algoritmo que determina si somos aptos o no para un puesto de trabajo, mentiras nos damos cuenta que hemos invertido años de nuestra vida en una relación que era fake.

Sin embargo los viajes para Semana Santa están llenos, las ocupaciones hosteleras casi rozando el lleno y el paro bajando (o eso dicen sin embargo cada día hay más gente intentado pedir ayudas al Estado), Vamos a las librerías y todos los libros de desarrollo personal en las primeras posiciones de ventas. ¿Y los congresos de la felicidad? Más llenos que un cotillón de Nochevieja.

Todo como «válvula de escape» a nuestra realidad. Sino ya verás las fotos de Instagram, todo felicidad y amor y luego te enterarás de lo mal que lo está pasando esa persona o lo oirás no para de quejarse de la situación que está viviendo.

¿Pero qué pasa en realidad? Que cuando apagamos la luz de la noche y la cama se encuentra vacia, tenemos miedo. Miedo porqué nos sentimos vacíos, porqué la noche nos está dando lo que no queríamos ver por el día, nuestra situación, nuestra soledad, nuestra frustración, nuestros anhelos borrados…

¿Qué está pasando?

Que no nos atrevemos a verbalizar que estamos quemados de todo y todos.

Que estamos cansados de la hipocresía de la sociedad que quiere la felicidad y solo quiere satisfacer su propio egoísmo.

Que ya no podemos más en la búsqueda de trabajo, que tenemos que mandar 50 Cv para que solamente uno nos llame y nos eche porqué se han dado cuenta de la edad que teníamos.

Que sino es la inteligencia artificial, es la automatización, pero los trabajos van a desaparecer…Pero no hay nadie que nos ofrezca una solución a dicha situación. Mucho miedo pero poca acción.

Que solo queremos ser felices con alguien ,reírnos , escuchar, hacer cosas y que no nos manipulen a través de intereses que desconocemos.

Que queremos avanzar pero no hay oportunidades para hacerlo.

Que nos dicen que hay que ser originales, auténticos y si te sales un poco del guion establecido, te señalan como el «raro» o el «loco» que jamás conseguirá lo que sueña.

La gente no solamente se está dando cuenta sino que creo que está verbalizando, que el mundo en el que estamos viviendo, no gusta o no merece la pena vivir en él. Es duro, pero ya son unas cuantas personas que durante este año me lo han llegado a decir.

¿Qué estamos creando con dicha situación?

Por un lado tendremos gente que estará cansada de su resiliencia. De levantarse y caerse, de volverse a caerse y levantarse y no ver resultados en su vida. Hasta que llegue un momento que tome una decisión drástica: Ya vale de ser uno mismo, sigamos siendo uno más, que parece que nos irá mejor. Personas «dormidas» que luego por la noche se seguirán preguntando: ¿Qué hubiera pasado si lo hubiera intentando un poco más?

Por no tener oportunidades, por no creer, por esperar un poco más…tendremos una persona más en el rebaño, que a escondidas hará lo que quiera o «matará» su curiosidad con alcohol o vete a saber la situación.

Sin embargo habrá gente que siga luchando a pesar de todo. Que entre y salga de la sociedad, en función de lo que le interese para sus sueños. Que dejará de ver las noticias o seguir los mismos medios que los demás, que querrá seguir yendo un paso más allá de lo que los demás le «recomiendan».

Son ellos los que nos harán avanzar, los «cabezones» , los que no paran a pesar del qué dirán, LOS QUE NOS DESPERTARÁN Y NOS HARÁN VER QUE OTRA REALIDAD ES POSIBLE.

¿Y qué propongo?

No hablo de crear un mundo ideal , bonito, fácil y sencillo.

Sino lo que hablo es que estamos perdiendo gente con su talento, ilusión y ganas por un lado. Y por otro lado, personas que se están «desenganchado» de la sociedad porqué no creen en ella , haciendo las cosas a su manera, que no quieren que les jodan, sino que les dejen hacer su vida tranquilamente.

¿Qué hacer?

Por mucho que diga, vas a hacer lo que quieras, pero:

HABLEMOS MÁS DE LO QUE NOS PASA...

ESCUCHEMOS A LOS QUE ESTÁN HACIENDO ALGO Y NO SE DEJAN LLEVAR POR «EL QUÉ DIRÁN».

Y ESCUCHA, QUE SEGURO QUE APRENDES ALGO QUE NO HACIENDO Y DICIENDO LO MISMO QUE LOS DEMÁS.

¿DÓNDE QUEDA ESA SOCIEDAD QUE QUERÍA IDILICA CUANDO ESTABAMOS EN EL CONFINAMIENTO? YA NADIE SE ACUERDA, AHORA TODOS POR NUESTRO EGOISMO Y LUEGO YA VEREMOS.

¿Y SI DEJARAMOS A LA GENTE SER ELLOS MISMOS? QUIZÁ HABRÍA MÁS FELICIDAD AUTENTICA, INNOVACIÓN, GANAS DE HACER LAS COSAS…

Si queremos avanzar, debemos transformar esta malestar que cada vez se está haciendo más presente en la gente.

¿Y tú también estás quemado?

La Cultura Woke y que cada uno haga lo que quiera con su vida.

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¿Pero en qué tipo de sociedad nos estamos convirtiendo?

Hoy todo el mundo habla de la foto de portada de Ana Obregón y su nueva hija.

«La ha comprado, podía haber adoptado, con dinero… cuando tenga 80 años, la niña tendrá., la niña ha venido con una exclusiva debajo del brazo… lo ha hecho para ocultar su dolor por su hijo y sus padres «

Una noticia que ha salido hasta en los medios de comunicación. Algo como si fuera algo único en este mundo, mientras otras personas también famosas, lo han hecho y no se ha montado este pollo.

Y yo me pregunto:

¿Quién coño somos nosotros para opinar lo que ha hecho o dejado de hacer esa persona?

Nos encanta hablar de felicidad, de empatía, de resiliencia….Nos encantaría tener relaciones en las que hubiera comunicación transparente, hablamos de innovación y de felicidad…Pero eso si, todo eso se va a la mierda cuando hay un tema que nos pone de los «nervios».

Aunque no tengas ni idea de cómo se hace esos procedimientos en los Usa, aunque no hayas sido madre en tu vida y mucho menos se haya muerto tu hijo o lo que sea, hablamos como si fuéramos y nos sintiéramos con derecho a hablar y decidir sobre la vida de otra persona. Nos volvemos unos auténticos «HOOLIGAN», pero eso si, luego el fin de semana a un retiro de «mindfulness» y a abrazar 8 veces como nos obliga el gurú de turno para nuestra felicidad.

¡MENOS CINISMO, POR FAVOR!

¿Quién coño somos nosotros?

NADIE.

Pero si entras en redes sociales o abres la televisión, TODO el mundo habla del mismo tema y TODOS tienen una opinión formada en la Universidad que tienen «abajo» colgado.

Si a algun@ le dieran el poder supremo de tomar decisión sobre el tema en cuestión, no me gustaría saber lo que sería capaz de hacer.

El fin de semana leía una noticia que habían despedido a una directora de un colegio, porqué había enseñado el David de Miguel Ángel y eso era pornografía. En el país de la pornografía, además. Si a eso le añadimos que están rehaciendo los libros de Agatha Christie adecuados a un lenguaje «menos dañino».

¿Qué coño estamos?

.- Que muchos aplaudan la situación en la que nos están enseñando historia según les vaya bien. Que nos hablen con palabras que la RAE se tirará de los pelos siempre que las oiga.

.- Otros creerán que no va con ellos y más pronto que tarde, se preguntarán: ¿Pero estamos locos o que? Pero no harán nada al respecto , porqué no les «toca» sus interesés.

.- Sin embargo otros, serán considerados los locos, los revolucionarios, los que están «chapados» a la antigua…Pero señores, es que ya estamos pasando todo por la «moral» y lo que no esté dentro de esos cánones, lo bloqueamos, lo cancelamos o lo intentamos cancelar como sea.

Pero eso si, libertad de expresión, creatividad, autenticidad y todo lo que tú quieras, pero cómo «toques» algo por lo que «mato», me olvido de la espiritualidad, la felicidad y todo lo que vaya detrás.

Hablamos de progreso, de avanzar como sociedad y en mi opinión, estamos yendo hacia atrás.

No pensamos lo que vamos a decir, vomitamos.

No dudamos de lo que vamos a decir. Bueno, más bien repetimos lo que nos han dicho que debemos decir o qué hemos leído en un medio que no nos hace pensar y solo nos provoca que sintamos que estamos en el camino adecuado.

No respetamos al otro, ladramos.

Desechamos amistades de años, sino piensan como nosotros, aunque hayamos pasado experiencias únicas con ellos.

¿Y dónde está aquí la escucha activa, la empatía, el feedback que tanto reclamábamos, el trabajo en equipo o el pensamiento crítico?

Nos lo pasamos por el «forro de allá abajo» sino piensan como nosotros, pasamos de trabajar con esas personas.

¿Hay que ser una sociedad diversa? Si , pero también hay que aceptar personas que no piensen como tú.

¿Hay que ser creativos? Desde luego, pero ser creativo es no solamente tus ideas, sino las ideas de todos hacia un mismo objetivo.

¿Hay que respetar las ideas de todo el mundo? Por supuesto, pero los que no piensan como tú, a lo mejor te dicen cosas que te haría avanzar mucho más rápido de cómo lo estás haciendo.

Estamos basándonos en prejuicios.

Si escribe un artículo sobre alguien, es que seguro es su amigo, le ha pagado o se lo está «beneficiando» de alguna manera.

Se puede escribir sobre alguien y no hace falta adularlo pero tampoco ponerlo en el paredón con ganas de fusilarlo. ¿O es que quizás te hubiera gustado escribirlo a ti?

¿Quiénes somos nosotros para determinar si hay amor o no entre una pareja simplemente por su diferencia de edad? Cuando luego nosotros, nos estaremos callando porqué estaremos haciendo alguna otra cosa que no te gustaría los demás se enterasen.

Si no nos gusta que los demás se metan en su vida, ¿Por qué nos metemos nosotros en la vida de los demás, bloqueando su desarrollo o su éxito? Porqué en el fondo, si solucionásemos nuestros problemas primero, la vida de gente que no conocemos no nos importaría NADA.

Cuando estás intentando «cancelar» la vida de los demás, te estás «cancelando» a ti mismo.

Este mundo basado en una cierta moral, no me gusta nada.

¿Por qué no te perdonas?

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Creo que muchas de las dificultades que pasamos, se esfumarían si nos preguntásemos:

¿Te lo has perdonado?

¿Te has perdonado no haber actuado de otra manera?

¿Te has perdonado no haber dicho SI a algo que querías hacerlo?

¿Te has perdonado haber desdichado esa oportunidad de trabajo por algo que te apetecía mas y salió mal?

Y yo tengo que decir que hasta no hace mucho no me había perdonado muchas cosas en mi vida.

¿Pero por qué no nos perdonamos no haber hecho lo que sentíamos que teníamos que hacer? ¿Por qué no nos perdonamos hacer lo que queríamos hacer?

Porqué no salió como esperabas,

Porqué realmente fuiste contrario a tus valores.

Porqué la impulsividad te ganó la partida.

Porqué luchabas por algo que sentías a pesar de lo que te decían los demás.

Y como no dijiste lo que sentías, como no fue cómo esperábamos nos pasamos la vida flagelándonos y sin perdonarnos.

¿Por qué no te perdonas?

A día de hoy no eres la misma persona que eras en ese momento.

A día de hoy, espero que hayas aprendido la lección y no la hayas vuelto a repetir.

A día de hoy, sabes que no lo volverías a repetir…

¿Y entonces?

Hemos construido una personalidad bajo esa situación.

Nuestra vida será una mierda, no tengo suerte, mis padres no me quieren ( cuando seguramente lo han hecho lo mejor que sabían), no encuentro trabajo… Y todo por la decisión que tuvimos hace años

Nos hemos convertido en «victimas del resultado» porqué es mejor echar la culpa a otros de nuestra mala suerte que ser responsables de nuestra vida.

Ser responsables de nuestra vida es ser responsable de las acciones que tomamos, de las creencias que adquirimos sin preguntarnos si eran verdad o no y de todo lo ocurrido después de esa situación.

Pero eso no, es mucho mejor el lamento , el lloro y el no reconocer que en toda crisis, nosotros también tenemos parte de culpa.

Muchos de los problemas que tienes a dia de hoy son causa de que hayas arrastrado ese problema.

De que tu ego sea desmedido y no sepas reconocer que no siempre tienes la razón.

Que quien te lleva la contraria al instante lo borras de tu vida porqué no aplaude lo que estás diciendo.

Y muchas más cosas así.

Si rascáramos un poco, muchos de nuestros problemas del día a día , son por culpa de no habernos perdonado por alguna situación de tiempo atrás.

Y claro está que siempre tendremos el pensamiento de: «¿Cómo voy a perdonarme si la culpa la tuvo otra persona?».

A lo mejor la otra persona ni se acordó de lo que hizo o quizá no lo vio cómo tú lo viste o ya no está entre nosotros, te lo aseguro…suele pasar. Y además estamos hablando de ti, no de la otra persona.

Es hora de hacerte responsable de la situación y perdonarse.

Como diria la canción: «Lo que pasó, pasó».

Suelta lastre, pide perdón a ti mismo y a quien hayas hecho daño si todavía no te has atrevido a hacerlo.. Y sigue adelante.

Es hora de seguir adelante y con menos «equipaje» por el camino que lastra el trayecto.

Deja de quejarte , perdónate y empezaras a ver la vida desde otra perspectiva.

¿Por qué no te perdonas?