Y sí en vez de sentarnos a la mesa para quejarnos, ¿Lo hiciéramos para crear?

Durante una semana me he fijado en mi familia y cuando he salido a tomar algo en lo que hacía la gente. ¿Qué ocurría cuando se sentaban con otras personas a tomar algo? ¿Hablaban de sus quejas, lamentos y lloros? o ¿Hablaban de crear soluciones a lo que les estaba ocurriendo?

Resultado: La gran mayoría de las personas se sienta para quejarse y no para crear.

¿Y así vamos a avanzar?

Vivimos en una época donde la queja parece ser una moneda corriente. Nos quejamos del tiempo, del tráfico, del trabajo, de las relaciones, del sistema, de la política, y la lista continúa. Las redes sociales se han convertido en plataformas para la expresión de nuestras quejas, donde cada publicación se convierte en un eco de descontento. Pero, ¿y si en lugar de eso, nos detuviéramos un momento y canalizáramos esa energía hacia la creación?

¿Qué pasaría si en vez de sentarnos a quejarnos nos sentásemos a crear?

Antes de sumergirnos en la creatividad como alternativa a la queja, es crucial comprender por qué nos quejamos tanto. La queja es, en muchos sentidos, una expresión de insatisfacción. Surge de la frustración, el miedo, la impotencia o la falta de control sobre una situación. Cuando nos quejamos, buscamos desahogarnos, sentirnos escuchados, sacar de dentro de nosotros eso que nos «come», buscar simpatía o incluso justificar nuestra inacción para ver si hay alguien que nos ayuda a salir del «pozo». Sin embargo, la queja rara vez resuelve los problemas subyacentes. (Por mucho que te quejes del Gobierno de turno, ya sabes que no harán lo que tú esperas) Más bien, tiende a perpetuar un ciclo de negatividad y victimización. Y lo único que ganas es que la gente se vaya de tu lado porqué siempre estás quejándote.

La promesa de la creatividad

La creatividad, por otro lado, ofrece una vía alternativa. Es un acto de empoderamiento, de tomar las riendas de nuestra propia narrativa sin esperar a que venga una subvención para que nos salve de la situación o venga una persona y nos tire para sacarnos del pozo. La solución siempre comienza por uno mismo. La creatividad nos invita a mirar más allá de las limitaciones percibidas y a encontrar soluciones diferentes hasta la fecha. En lugar de centrarnos en lo que está mal, nos enfocamos en lo que podría ser. Y ahí nos damos cuenta que siempre hay un hueco por dónde podemos «meternos» y crear la solución que queremos. Nos da la libertad de experimentar, de caernos y volvernos a levantar mucho más fuertes y de aprender durante el camino. En esencia, la creatividad nos conecta con nuestra capacidad innata para transformar el mundo que nos rodea.

Sí, no me mires así, TÚ TAMBIÉN ERES CREATIVO.

¿Y por dónde empezamos?

Adoptar una mentalidad creativa implica un cambio de perspectiva. Significa dejar de ver los problemas como obstáculos insuperables y comenzar a verlos como oportunidades de crecimiento. Dejar de quejarnos y empezar a responsabilizarnos de nuestra vida. No esperar la solución sino crear tu la solución. En lugar de preguntarnos «¿por qué esto me está pasando a mí?», podríamos preguntarnos «¿cómo puedo utilizar esto como un punto de partida para algo nuevo?».

La creatividad es la clave.

Sé que soy un pesado o un obsesionado pero cada día estoy más convencido que la creatividad es una de las claves para salir de esta ola de mediocridad en la que vivimos. Cuando nos sentamos a crear, nos convertimos en agentes de cambio en nuestras propias vidas y no en meros borregos esperando que sea otro quien domine nuestra vida. En lugar de esperar pasivamente a que las cosas mejoren, a meterte debajo de la cama esperando que no te haya visto la crisis, tomamos medidas concretas para hacer que eso suceda. Ya sea escribiendo, pintando, bailando, programando o cocinando, cada acto creativo es una afirmación de nuestra capacidad para dar forma a nuestro entorno.

La creatividad produce bienestar.

Numerosos estudios han demostrado los beneficios para la salud mental y emocional de la expresión creativa. La creatividad nos permite procesar nuestras emociones, encontrar sentido en nuestras experiencias y fortalecer nuestra resiliencia ante la adversidad. Además, nos brinda una sensación de logro y satisfacción que aumenta nuestra autoestima y nuestra sensación de bienestar general.

Desafiando el status quo a través de la creatividad

La historia está llena de ejemplos de cómo la creatividad ha desafiado y transformado lo establecido. Desde movimientos artísticos que han sacudido las normas establecidas hasta innovaciones tecnológicas, pasando por nuestra vida en algunos momentos, que han revolucionado la forma en que vivimos, la creatividad tiene el poder de cambiar el mundo. Al abrirnos a nuevas ideas y perspectivas, podemos inspirar el cambio tanto a nivel personal como a nivel societal.

La creatividad no tiene por qué ser reservada para artistas o genios. Te lo vuelvo a repetir y como así expresaba en «Creatividad. Contra el caos y la incertidumbre«, TODOS SOMOS CREATIVOS. Me importa seas barrendero, trabajes en la noche o sea un CEO de la leche, todos somos creativos. Todos tenemos la capacidad de ser creativos en nuestra vida diaria. Puede ser tan simple como probar una nueva receta, reorganizar una habitación o encontrar una solución ingeniosa a un problema cotidiano. Al integrar la creatividad en nuestras rutinas, cultivamos una mentalidad de curiosidad y exploración que enriquece cada aspecto de nuestras vidas. Además que nos volveremos unos inconformistas que siempre querrá un poco más. ¿Qué hay de malo tener una ambición sana por querer siempre mejor?

Señores, sentémonos a crear y basta ya de quejarnos.

La elección entre quejarnos y crear reside en cada uno de nosotros. Si te va bien la vida quejándote ya que eres tertuliano de política en un programa de televisión, perfecto, sigue así . Podemos seguir siendo prisioneros de nuestras circunstancias, o podemos convertirnos en arquitectos de nuestro propio destino. La creatividad nos ofrece una vía de escape, una forma de trascender las limitaciones autoimpuestas y descubrir nuestro potencial ilimitado.

Entonces, la próxima vez que nos encontremos tentados a quejarnos, tal vez sea el momento de preguntarnos: ¿Qué pasaría si en vez de sentarnos a quejarnos nos sentásemos a crear?

A medida que exploramos nuevas formas de expresión y descubrimos nuestras pasiones, abrimos la puerta a un mundo de posibilidades infinitas, dejando a un lado las quejas de la mediocridad. Así que adelante, atrévete a soñar, a experimentar, a crear. El mundo está esperando tu próxima obra maestra. ¡PORQUÉ ESTÁ MUY CANSADO DE OÍRTE SIEMPRE QUEJARTE Y QUE NO HAGAS NADA AL RESPECTO!.

¿Te imaginas cómo sería un país que no se quejase tanto y crease soluciones? ¿Te imaginas una comida o cena con amigos, con tu familia en el que no se oyera una queja y solo ideas para crear y avanzar?

¡Sería LA LECHE!.

Porqué yo cada día estoy cansado de oír a todo el mundo quejarse y no hacer nada.

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