¿Año Nuevo: Hábitos Nuevos?

«Haz que tu cabeza trabaje a favor tuyo y poco a poco adquirirás la costumbre de no molestarte cuando las cosas vayan mal» decía Wayne Dyer.

Llega la Navidad.

Época de buenas intenciones. De comidas y cenas en las que entras con hambre y sales con la sensación que eres hijo del de Michelin. En el que la gente se da abrazos y el resto del año se da puñaladas. Y en las que los compañeros de trabajo, nos hacen creer que es la 1 vez que se lían en la cena de empresa. En la que todos nos decimos que nos queremos, que vamos a vernos más durante todo el año y nunca llega esa cita.

Épocas de buenos deseos y propósitos.

Época en la que nos creemos que la vida nos pone el cuenta kilómetros a 0 el día 1 de Enero. Y cómo así lo creemos, decimos cada cosa que luego nos acabamos arrepintiendo y avergonzando de ella. en el mes de Febrero.

¿Qué ocurre? QUÉ POR CAUSA DEL CHAMPAGNE O DARLE A LOS MORROS A NUESTRO CUÑADO, NO NOS DAMOS CUENTA QUE NUESTROS HÁBITOS ESTÁN MÁS INCRUSTADOS EN NOSOTROS DE LO QUE NOS IMAGINABAMOS.

Somos seres humanos que actuamos en bucle en función de los habitos que tenemos.

Estamos habituados a relacionarnos con un determinado tipo de personas. Las relaciones que tenemos son siempre con un tipo de personas. Tenemos el habito de ir a tomar el café a la misma cafetería desde hace más de 3 años. Estamos habituados a dormir de una misma manera. Y siempre desayunamos lo mismo, porque si no creemos que el día será una mierda.

Somos personas que creemos que tenemos poder de decisión, pero son nuestros hábitos los que nos acaban dirigiendo la vida.

Por mucho que las empresas hablen de cultura empresarial, de innovación, de reglas. Tú pregúntate que habitos tiene siempre los trabajadores. ¿Siempre piden ayuda al mismo trabajador de siempre? ¿Es un hábito una forma de actuar diferente a la que está estipulada?.

También las empresas están formadas por habitos.

¿No me crees? Bueno responde a esta pregunta: ¿Cuántas veces has intentado dejar de fumar, ir al gimnasio, y tira más un cigarro o una palmera de chocolate que sudar o pasar el síndrome de abstinencia?

Muchos de nuestros hábitos, empezaron como una tontería. Como una broma, pero a día de hoy, no se van de nosotros, ni con agua fría.

Los habitos hay que empezar a transformalos en nuestra cabeza. Nuestro cerebro está diseñado para el menor esfuerzo posible. «Si comiéndome una palmera de chocoolate era feliz antes, ¿Tú te crees que me voy a esforzar por descubrir si soy feliz comiéndome una manzana y así saciar mis nervios?. Lo llevas clarinete. Aguantaré una semana, pero cuando te descuides volverás a comerte esas palmeras que tan feliz te hacían». Son algunos de los pensamientos que dirá tu cerebro cuando oiga que vienen cambios.

El cerebro está diseñado para actuar en piloto automatico. No le gustan los cambios. Y a nosotros nos gusta vivir en la rutina. ¿Qué pasa cuando hay un evento que se sale de lo normal, de lo establecido? Que ya temblamos y lo rechazamos sin darle ni siquiera una oportunidad.

¿Pero cómo se generan los hábitos?

En estos 3 pasos:

  • La Señal.

Momento en el que decide el cerebro recordar o no esa asociación en particular. Es decir, el cerebro asociará que tomar una palmera de chocolate calma tus nervios o que beber produce que tu timidez se marche por un momento, a otro lado.

Patrones, que se introducirán en nuestra conducta a partir de ahora.

Así cuando sienta tu cerebro que estas nervioso, ya sabrá que tienes que hacer, buscar una palmera de chocolate. No pensarás más, irás a por ella.

  • La rutina

Que puede ser fisical, mental o emocional

  • Y la recompensa.

Si el cerebro ve que por comerte esa palmera estás más tranquilo, todo va a mejor. Ahí tienes la recompensa. Tu «felicidad».

Y así todo el rato, una y otra vez. Cada vez entre más en el bucle, más difícil será transformar ese habito en otro que te haga mayor beneficio.

Pero tranquilo, tus habitos no son tu destino. Se pueden cambiar o transformar. Pero es hora que tomes el papel de David, y luches contra Goliat. Contra tu hábito.

Como el cerebro no sabe distinguir, en su holgazanería que es bueno o malo para ti, siempre que tenga esa señal, hará lo mismo. Porqué él está diseñado para que vivas en piloto automatico, con el menor esfuerzo posible.

Los habitos siempre van a estar ahí. ¿O es que no tienes el habito de conducir o saludar cuando ves una cara conocida? Nunca se eliminarán.¿O es que no has oido historias de alcoholicos que aun pasado muchos años siguen teniendo miedo a recaer?

Como vemos, los habitos en algunas ocasiones son una bendición, y en otra una tortura.

¿Cómo modificamos nuestros hábitos?

  • Identifica tus comportamientos

Se objetivo y si no puedes hacerlo, pide ayuda. Pero el principio de un nuevo comienzo, es mirarte al espejo y reconocerte, tanto con lo bueno como con lo malo que realizas.

Yo reconozco que mis aumentos de peso, es por mi nerviosismo. Lo intentaba calmar con él. Cuando me di cuenta que tenía mas michelines en mi tripa que Buda, reconocí que vivía en un estado de tensión constante. Poco a poco, en vez de ir directo a la nevera cuando estoy en «estrés», me salgo de casa y me voy a andar al parque o medito. Me relajo, me canso y además no como.

Descubrí que cuando no recibía una llamada que esperaba, la tensión por una reunión o los nervios producidos porque no me salían unas ideas para un cliente, me iba en búsqueda de algo de chocolate desesperadamente.

  • Experimenta

Puedes descubrir que el deseo de fumar, te lleva a satisfacer el anhelo de sentirte parte del grupo. El deseo de salir y echar a las maquinas tragaperras, te puede llevar a satisfacer el anhelo de acallar tu mente.

Así que cuando tengas ese deseo de hacer algo, haz LO QUE SEA, pero no repitas la misma rutina. Yo tenia ganas de algo de chocolate, y lo cambie por irme a andar por mi ciudad o meditar. Cambie la rutina que me reportaba nuevas recompensas. Descubrir nuevas personas, nuevos paisajes, el escucharme

Tras haber identificado la rutina que te ha llevado a engordar (ir todos los días a la cafetería al lado de casa y comerte 2 donuts para desayunar con Lorena) y la recompensa ( sentirte parte del grupo de amigas de Lorena, es decir parte de un grupo) es hora de aislar la señal.

Pd. Puedes tener falta de azúcar, pero si tras 5 palmeras de chocolate, sigues con ese impulso. No es azúcar lo que te falta. Te falla otra cosa.

  • Aísla la señal.

A lo largo del día recibimos miles de impactos llenos de información. ¿Cómo identificar las señales? Con la herramienta más potente que tenemos y que más miedo nos da, HACERNOS PREGUNTAS.

Seamos como los investigadores y hagamos preguntas. ¿Cuándo hacemos tal cosa qué sucede? ¿Por qué hacemos esto todos los días a la misma hora? ¿Cómo nos sentimos al realizarlo? Son algunas preguntas que deberías hacerte para investigar porqué pasa lo que te pasa.

  • Elabora un plan.

Es la hora de empezar a tomar decisiones. De quitarle el poder a tu cerebro y ser tú quien domine tus pensamientos.

Es hora de tener un plan.

Sabía que la señal era sentir nerviosismo. Que la rutina era busca todo que llevara chocolate a mi alrededor o llevara azúcar. Y que no necesitaba azúcar para calmarme, sino que calmándome veía las cosas de diferente manera y mis expectativas se regulaban.

Así que me puse delante de mi ordenador y mi despacho. una nota que ponía: «Cada vez que te sientas nervioso, vete a caminar con algo de fruta en la mano». Me costó, porque no todos los días lo hacia. Pero poco a poco, lo estoy consiguiendo. Y la tripa se va a ir con otro.

Ya no valen excusas de que nadie va al gimnasio contigo. De que nunca podrás cambiar tu destino o tonterias a mil.

Ya tienes aquí el método para el 31 de diciembre del 2.019 decirle a tu cuñado: » Te dije que lo iba a hacer y mira».

Si queréis descubrir más de vuestros hábitos y como transformarlos, os recomiendo «El poder de los hábitos«. Imprescindible.

 

 

 

 

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